Es frecuente que el embarazo en las mujeres suela asociarse a una vida sedentaria e inactiva por el tipo de actividades que son realizadas durante este período, vinculadas a la recomendación médica tradicional de hacer reposo. Por lo que, parecería ser que la vida de la mujer embarazada queda relegada de toda actividad física. Sin embargo, en los últimos años se ha ido demostrando que esta situación no es más que un mito, dado que, la actividad física y el deporte durante el embarazo han pasado a ser paulatinamente una realidad. A continuación, veamos más sobre esta temática.

¿Qué sucede en el embarazo?

Los cambios en el embarazo requieren adaptaciones a nuevos escenarios. En esta etapa, se dan variaciones en dimensiones fisiológicas, anatómicas y psicológicas. Tales aspectos son necesarios y fundamentales para el desarrollo del feto en la vida intrauterina, el parto y su posterior nutrición. A modo de ejemplo, resulta interesante remarcar que, en este período, se producen modificaciones hormonales significativas que con frecuencia afectan el patrón de sueño en el embarazo. Uno de estos cambios es el aumento de la hormona llamada progesterona, que tiene como consecuencia la somnolencia diurna y el aumento de la frecuencia urinaria durante la noche.

Actividad física y embarazo: ¿Mito o realidad?

Sedentarismo e inactividad

Al respecto, una investigación realizada a población de Norteamérica y de Europa, demostró que las mujeres embarazadas pasan el 50% de su tiempo realizando actividades sedentarias.

Esta cifra anterior, se relaciona con que las mujeres que atraviesan una etapa de embarazo desconocen generalmente la práctica de actividad física recomendada en su situación y sus beneficios.

Así como el hecho de tener que lidiar con otras dificultades. Véase la falta de tiempo, de confianza y motivación, así como de apoyo a nivel familiar.

Siempre hay tiempo para el cambio

Asimismo, la literatura general evidenció que cuanto menor es el nivel educativo de las mujeres embarazadas, aumenta el riesgo de ser inactivas. Sin embargo, el sedentarismo y la inactividad responden a conductas modificables. Frente a las cuales, el embarazo resulta ser un momento propicio para recibir recomendaciones de profesionales de la salud y generar los cambios deseados a nivel conductual (Rial-Vázquez, 2023).

Y es que, la futura madre comienza a involucrarse más en su propia salud, adquiriendo conciencia de que lleva una vida en su interior, por lo que busca el mayor beneficio para ambos. En contraposición, a menudo, los profesionales que supervisan el embarazo no están capacitados en prescripción del ejercicio, por lo que pueden brindar indicaciones aproximadas y con salvedades, lo que puede resultar perjudicial para estos casos.

¿Qué lugar ocupa la actividad física en el embarazo?

Aunque la realización de la actividad física o el deporte durante el embarazo tiene un impacto positivo en la salud materno-infantil, solo el 40% de las mujeres embarazadas realizan algún tipo de actividad (Montes-Tejeda et al., 2020).

Al respecto, se ha comprobado que cuanto mayor es el nivel educativo de las mujeres embarazadas, mayor es la prevalencia de actividad física. Y que el incremento de actividad física durante el embarazo está dado por las caminatas como principal actividad (Rial-Vázquez, 2023).

¿Qué actividades se sugieren?

El tipo de actividades a realizar debería favorecer la resistencia aeróbica, la fuerza muscular de forma leve, el equilibrio y la coordinación motriz, la flexibilidad y el entrenamiento de los músculos del suelo pélvico (Barakat et al., 2019). Como se puede apreciar, el espectro de actividades a realizar es mucho más amplio que las caminatas. En este sentido, pueden incluirse actividades como montar en bicicleta, subir escaleras, realizar yoga y pilates.

Recomendaciones fundamentales

Las guías del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos (American College of Obstetricians and Gynecologists, ACOG, en inglés) fueron precursoras en plantear sugerencias durante el embarazo, proponiendo al menos 30 minutos de actividad física moderada durante tres a cuatro días a la semana.

Mientras, la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyó recomendaciones específicas para mujeres embarazadas. Entre las cuales, podrían mencionarse la realización de 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, combinada con actividades de fortalecimiento muscular y estiramientos. También pueden ser activas aumentando la intensidad de las actividades diarias (Montes-Tejeda et al., 2020).

¿Qué hacer frente a contraindicaciones médicas?

Estas sugerencias aplican siempre y cuando no se presenten posibles contraindicaciones médicas durante esta etapa, las cuales, deberán ser atendidas por profesionales de la salud que valoren el riesgo y adapten las distintas formas de ejercicio según corresponda, en cuanto frecuencia, intensidad, tipo y duración del mismo.

Por otra parte, existen varios criterios para interrumpir la realización de actividades físicas o deporte durante el embarazo. Entre ellos, el dolor abdominal, pérdida de líquido amniótico, mareos, disnea o sangrado vaginal (Cuesta-Vargas, 2019).

Factores a tener en cuenta durante el ejercicio

En primer lugar, el ejercicio debe realizarse regularmente y no de forma esporádica. A su vez, es importante evitar actividades de impacto, así como aquellas que impliquen riesgo de caídas y traumatismos. Asimismo, se deben prescindir de movimientos bruscos y posiciones que generen tensión muscular extrema, así como también ejercicios hipopresivos que reducen la presión intraabdominal deben descartarse, al igual que cualquier actividad que incluya la maniobra de Valsalva. Cualquiera de estos ejercicios, pueden resultar perjudiciales tanto para la madre como para el feto.

Por otro lado, mantener una adecuada ingesta de líquidos antes y después de la actividad física es fundamental. En esta misma línea, es pertinente tener una adecuada precaución ante temperaturas ambientales elevadas y ambientes húmedos con el objetivo de evitar cuadros de hipertermia, es decir, temperaturas corporales superiores a 38°C (Barakat et al., 2019).

Beneficios para la salud de la actividad física

La realización de actividad física regular y deporte durante el embarazo, actúa como un factor protector de la salud general de la mujer. Y es que, son múltiples los beneficios en este proceso en el binomio materno-fetal. Por ejemplo, la reducción del riesgo de hipertensión y diabetes mellitus gestacional, así como la disminución de la lumbalgia e incontinencia urinaria y los partos por cesárea, aumentando las probabilidades de un parto normal y sin inconvenientes.

A su vez, posibilita la mejora de la condición física, por reducir la enorme ganancia de peso. Mejorando, de este modo, la percepción subjetiva en cuanto al estado de salud. De igual forma, posterior al parto se presentan otros beneficios, tales como mejoras en el estado de ánimo, reduciéndose síntomas de depresión, ansiedad y fatiga. Además de la pérdida de peso.

Conclusión

Resulta fundamental que los equipos de salud se capaciten y proporcionen mayor información sobre las ventajas que posee la realización de actividad física y deporte durante el embarazo. ¿El fin? Que todas las madres tomen mayor conciencia sobre cómo proteger su salud y la de su bebé actuando en consecuencia. Esto resulta clave para que los embarazos se tornen más activos como una realidad cotidiana y una cuestión de hábitos.

Referencias bibliográficas

  • Barakat, R.,  Díaz-Blanco, A., Franco, E., Rollán-Malmierca, A., Brik, M.,  Vargas, M., Silva, C., Sánchez-Polan, M., Gil, J., Perales, M., Mottola, M., de Roia, G. y Pérez-Medina, T. (2019). Guías clínicas para el ejercicio físico durante el embarazo. Progresos de Obstetricia y Ginecología, 62(5), 464-471. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7357988
  • Cuesta-Vargas, A. (2019). Ejercicio físico durante el embarazo, ganancia ponderal y retención de peso posparto. Nutrición Hospitalaria, 36(4), 751-752. https://dx.doi.org/10.20960/nh.02787
  • Montes-Tejada, A., Sánchez-García, J. C., Merino-García, E., Molina-Martínez, E. y Rodríguez-Blanque, R. (2020). El ejercicio físico en el embarazo y/o el posparto frente a la fatiga percibida. Journal, 5(3), 329-346. https://dx.doi.org/10.19230/jonnpr.2916
  • Rial-Vázquez, J., Vila-Farinas, A., Varela-Lema, L., Santiago-Pérez, M., Rey-Brandariz, J.,  Candal-Pedreira, C. y Pérez-Ríos, M. (2023). Actividad física en el embarazo y puerperio: prevalencia y recomendaciones de los profesionales sanitarios. Atención Primaria, 55(5), 1-8. https://doi.org/10.1016/j.aprim.2023.102607 0212-6567