En la sociedad moderna, el consumo excesivo de azúcar se ha convertido en un tema de preocupación creciente debido a sus efectos negativos en la salud física y mental. La prevalencia de esta forma de consumo exacerbada se ve potenciada por factores como la alta disponibilidad de productos azucarados, la publicidad dirigida a consumidores jóvenes y la falta de conciencia sobre los riesgos asociados. El azúcar, presente en una amplia gama de alimentos y bebidas, es una sustancia que puede desencadenar respuestas adictivas en el cerebro. Esto no solo provoca un ciclo de consumo compulsivo difícil de romper que afecta el bienestar individual, sino que también contribuye a la creciente incidencia de enfermedades crónicas. En esta nota exploraremos los mecanismos detrás de la adicción al azúcar, además de sus efectos en el cuerpo y la mente.
Azúcar: Mucho más que un alimento
Es un carbohidrato que puede denominarse como sacarosa, pudiendo extraerse de la caña de azúcar y de la remolacha azucarera. Además, es un monosacárido que contribuye a la salud, por ser considerado fundamental para una dieta moderada. Puede encontrarse en fuentes dietéticas como la frutas, algunos vegetales, leche, lácteos y alimentos con sacarosa.
Proporciona energía para la regeneración de neuronas, que tienen impacto en el metabolismo para una mejor realización de actividades en la vida cotidiana. En este sentido, la clave resulta ser un consumo equilibrado. Sin embargo, puede encontrarse también en alimentos procesados y de preparación rápida, causando problemas en la salud ligados a una ausencia de hábitos de consumo saludables (Muñoz-Viquillón et al., 2022).
Su consumo, ¿se vincula con el contexto?
Es posible afirmar que el consumo de alimentos ha variado a lo largo de las épocas, pero sobre todo la connotación de qué alimentos pueden ser considerados saludables o no. Y es que, las personas van forjando su propia identidad en relación con la comida. De ahí que la base del equilibrio parece estar vinculada con la oferta de alimentos y la reflexividad individual sobre ese consumo.
Así, el consumo de azúcar aparece como una solución para que los trabajadores puedan reducir el costo de los alimentos con gran cantidad de calorías. Al mismo tiempo, también permite cierta adaptación a sus horarios y condiciones de vida (Blancha y Torterola, 2021).
La adicción al azúcar empieza en el cerebro
Frente a su consumo, la insulina bloquea la hormona denominada como leptina, la cual, se encarga de regular el peso del cuerpo. Al mismo tiempo que regula el apetito y el proceso de quema de grasa. Por esta razón, de alguna forma se secuestra el sistema de recompensa cerebal de dopamina, lo que genera mayor deseo de consumo (Muñoz-Viquillón et al., 2022). Por ende, la mayor repercusión de esto es que las personas pasan a consumir alimentos que generan placer, como lo es el azúcar o alimentos que la contienen.
Así pues, es posible afirmar que la comida en sí misma, engloba significados tanto sociales como psicológicos condicionadas por las distintas épocas. De esta forma, lo que pudo resultar saludable en una época, en otra no lo es (Blancha y Torterola, 2021).
¿Cuáles son sus repercusiones en la salud?
Existen alimentos considerados como hiperapetitosos por contener grandes cantidades de azúcar, así como grasa y sal. Pues genera mayor placer y sensación de excitación, originándose así un círculo vicioso del cual es difícil salir.
Podría decirse que su consumo funciona como un hiperestimulante para el cerebro. Y es que, esas sensaciones originan pensamientos y deseos de seguir consumiéndolos, mayor gratificación, más alimentos de este tipo, más tiempo para sentirse satisfecho, mayor pérdida de control y, por lo tanto, un aumento progresivo en el peso (Muñoz-Viquillón et al., 2022).
En este sentido, son variados los estudios que plantean que el abuso de azúcar puede incidir en enfermedades como la diabetes mellitus tipo II, obesidad, la salud bucal y en enfermedades cardiovasculares. Esta incidencia se encuentra en correspondencia con el estilo de vida de las personas. Aunque la predisposición genética también puede contribuir con su desarrollo (Marín et al., 2019).
¿Puede considerarse una adicción?
Existen diversas investigaciones al respecto, pero lo cierto es que no se ha planteado un acuerdo sobre este tema. Y es que, hay investigaciones que plantean que ser adicto a sustancias significa que no se puede vivir sin ellas. Por lo que, en ese sentido, generan cierta dependencia, afectando negativamente la salud de las personas y no siendo este el caso del azúcar.
Sin embargo, otros estudios plantean que el azúcar sí cuenta con propiedades adictivas. Al punto de igualarse al consumo de drogas, como la cocaína y el opio, específicamente.
En este sentido, han podido identificarse conductas similares entre quienes consumen drogas y quienes consumen azúcar de manera excesiva. Por lo que, podríamos realizar una comparación entre el consumo de azúcar y cocaína.
Asi, se puede afirmar que la primera genera mayor adicción que la segunda, siendo la más consumida a nivel mundial. Siguiendo esta misma línea, la ingesta compulsiva de azúcar se ha contemplado dentro de la adicción a la comida.
No es tan sencillo
Podría afirmarse que el azúcar puede resultar adictivo en algunas personas que son más vulnerables a su consumo, tal como también sucede en la adicción a las drogas. Al mismo tiempo que el atracón vinculado con antojos alimenticios, puede llegar a equipararse con el síndrome de abstinencia vinculado al consumo de sustancias (García-Junco, 2017).
Vale destacar, que existe cierta responsabilidad individual frente al consumo, dejándose entrever, que muchas personas no comprenden las etiquetas de los alimentos ni los porcentajes de azúcar. Al mismo tiempo que desconocen su propia predisposición genética para este tipo de consumo, lo cual, genera cierta ignorancia y refuerza el mismo.
La influencia del estado de ánimo
Ha sido estudiado el impacto que el consumo de azúcar tiene en los comportamientos de estudiantes universitarios y se ha destacado que el consumo se encuentra condicionado por estados emocionales. En la medida en que hombres consumen mayormente alimentos con azúcar al sentir estrés, ansiedad, en momentos de exámenes o sobrecarga de trabajo, en relación con las mujeres (Muñoz-Viquillón et al., 2022).
Conclusión
En definitiva, si bien son conocidas las repercusiones que el consumo de azúcar puede tener en el cerebro, parece ser que la concepción de adicción está ligada a cuestiones genéticas y a la reflexividad individual. Lo anterior, en interjuego con las condiciones del contexto sociohistórico y cultural para interpretar la noción de consumo de alimentos, frente a la cual, el consumo de alimentos saludables puede resultar aburrido frente a la oferta de alimentos ultraprocesados que provocan deseo y placer.
De esta forma, el problema no estaría situado en su mero consumo sino en su consumo permanente, lo que puede interferir de forma negativa en la salud. Todo indicaría que con un consumo equilibrado esto estaría resuelto. Si te interesa la temática, te sugerimos acceder a nuestro curso de estrategias de prevención en adicciones.
Referencias bibliográficas
- Blancha, L. E. y Torterola, E. (2021). Dieta y Azúcar. Reflexividad y límites en la alimentación del SXXI. Aposta Revista de Ciencias Sociales, 90, 48-66. http://hdl.handle.net/11336/164530
- García-Junco, M. I. (2017). Evidencia conductual y neurobiológica del potencial adictivo del azúcar. [Trabajo de Fin de Grado, Universitat Jaume I]. Repositorio Institucional – Universitat Jaume I.
- Marín Murillo, F., Armentia Vizuete, J. I., Rodríguez González, M. del M. y Marauri Castillo, I. (2019). La batalla contra el azúcar en los diarios digitales españoles: estrategias y respuestas. Revista Española de Comunicación en Salud, 10(2), 130-146. https://doi.org/10.20318/recs.2019.4760
- Muñoz-Viquillón, P., Mohamed-Amar, H. y Mohamed-Amar, R. (2022). El comportamiento de los estudiantes universitarios ante el consumo de azúcares. Revista Espacios, 43(05), 1-18. https://revistaespacios.com/a22v43n05/a22v43n05p01.html