Uno de los ideales que toma protagonismo en las sociedades actuales es el del cuerpo perfecto, idea que puede llegar a condicionar los hábitos de vida de más de uno. Justamente, es en dicha búsqueda del cuerpo ideal en la que muchas personas comienzan a realizar ejercicio físico. Lo que comienza como rutina se transforma en hábito y posteriormente puede llevar a la compulsión por el ejercicio si la persona experimenta conductas obsesivas con la idea de obtener ese tipo de cuerpo. Cabe destacar que, en este punto, nos alejamos del concepto de salud en la medida en que la realización de ejercicio excesivo puede traer consigo consecuencias negativas a nivel físico y mental. A continuación, veamos por qué en el ejercicio todo en exceso es perjudicial.

¿Qué es la adicción al ejercicio?

Un tipo de adicción no clasificada

La adicción al ejercicio no aparece contemplada en las clasificaciones internacionales de trastornos mentales. No obstante, en la quinta edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) se consideran algunos trastornos de adicción no vinculados con sustancias, en los que destaca la adicción al juego, y donde se puede equiparar tal adicción. Concretamente, la adicción al ejercicio o exceso refiere una adicción de tipo conductual, en la que la persona pierde el control de su conducta y desemboca en ejercicio excesivo (Scharmer et al., 2020).

Adicción al ejercicio: ¿Beneficio o perjuicio?

Por tanto, el individuo no es capaz de controlar sus hábitos de ejercicio, haciéndose dependiente de dicha actividad, pudiendo generar incluso un sobreentrenamiento deportivo. Un aspecto que tiene impacto en su salud, relaciones interpersonales y profesionales.

¿Cómo se manifiesta?

Puede manifestarse de forma primaria y secundaria. La primaria plantea una adicción al ejercicio en sí mismo, mientras que la secundaria depende de otro trastorno de base. Vale aclarar que la primaria resulta ser más patológica que la secundaria y esto se debe a que la adicción es innegable y no depende de otros trastornos. Asimismo, es posible que la presencia de la primaria aumente en casos donde la realización de ejercicio se encuentra orientada a la disminución de sentimientos desagradables o a transformar la apariencia física para eliminar las preocupaciones que experimenta la persona.

De esto se deduce que si la realización de ejercicio se vincula con el afrontamiento de un malestar psicológico es más probable que aparezca la adicción y dependencia. Dentro de los malestares psicológicos pueden contemplarse problemas en la autoestima, en la autoconfianza, en el autoconcepto, así como una insatisfacción con la imagen corporal, el narcisismo, ansiedad y depresión (Simón-Grima et al., 2021).

Sintomatología de la adicción al ejercicio y fases

Dado que este tipo de adicción se contempla dentro del umbral de las adicciones, deben ser tenidos en cuenta para definirla tres o más síntomas de los siguientes:

  • Abstinencia
  • Tolerancia
  • Importancia concedida al ejercicio
  • Experiencia subjetiva posterior a la ejecución de la actividad
  • Conflictos
  • Tiempo que se le dedica
  • Posibles recaídas

Se plantean distintas fases de desarrollo que permiten distinguir cuándo se habla de ejercicio recreativo y cuándo de ejercicio en exceso como mera adicción.

Las fases abarcan el ejercicio recreativo, en riesgo, problemático y adictivo. Cada fase cuenta con tres componentes, entre los que pueden encontrarse la motivación, las consecuencias y la frecuencia. En el presente cuadro, uno de los componentes a los que se alude constantemente es la frecuencia y la duración.

¿Qué es la dismorfia muscular?

La dismorfia muscular refiere a la creencia personal de que no se cuenta con músculos bastantemente grandes. Este cuadro también se conoce como vigorexia o anorexia invertida, dado que se presentan síntomas semejantes a los de la anorexia pero opuestos.

Esto es, la persona en lugar de percibirse con más peso del que le gustaría, se percibe con un cuerpo poco musculoso y con estructura pequeña. Por ende, no solo existe obsesión por una imagen corporal musculosa y sin grasa, sino que la alimentación implica la ingesta de alta cantidad de proteínas y anabolizantes. En tal caso, el cometido final es conseguir un cuerpo estéticamente perfecto, alejándose así de la realización de ejercicio físico para obtener mayor salud (Olave et al., 2021).

¿Qué tiene que ver la adicción al ejercicio con la dismorfia muscular?

Algunos autores plantean distintas asociaciones entre ambos cuadros. La dismorfia muscular debería ser contemplada como un tipo de adicción al ejercicio. Y es que, la persona realiza ejercicio físico de modo compulsivo y a ello se añaden hábitos alimenticios estrictos con el objetivo de conservar el cuerpo ideal, más allá de las afectaciones psicofísicas negativas. Alineado con esta postulación, también se ha reportado que en las personas con dismorfia muscular se visualiza mayor insatisfacción muscular, verificación de la apariencia y una mayor dependencia del culturismo.

Al mismo tiempo, se ha confirmado que las personas con dismorfia tienen niveles más altos de adicción al ejercicio, realizando ejercicio durante más tiempo y de modo más frecuente si se los compara con las personas sin dismorfia. Por tanto, con el aumento de la dismorfia muscular aumenta el riesgo de adicción al ejercicio, lo que contribuye a una insatisfacción muscular. Y, por ende, a una pronunciada dismorfia muscular (Olave et al., 2019).

Autoestima, adicción al ejercicio y dismorfia muscular

El ser humano cuenta con esquemas cognitivos que le permiten conocer el mundo y relacionarse con otros en distintos contextos. Si las vivencias se vinculan a experiencias negativas, es posible que dichos esquemas se tornen desadaptativos en el futuro.

Con esto, uno de los esquemas cognitivos que puede surgir es el de imperfección ligado a la idea de baja autoestima. Así, personas con baja autoestima son más propensas a experimentar riesgo o sintomatología de adicción al ejercicio con la dismorfia muscular.

Conclusión

La adicción al ejercicio responde a factores multicausales, entre los que pueden mencionarse la edad, el tipo de ejercicio o volumen de entrenamiento, entre otros. Por tanto, el riesgo de padecer dicha adicción es variable en las distintas poblaciones que realizan ejercicio físico.

Ahora, clínicamente no debe alarmar la realización de ejercicio con frecuencia, siempre y cuando se hable de un compromiso por la realización. En cambio, si se encuentran casos de dependencia, estos deberían ser atendidos lo antes posible.

Referencias bibliográficas

  • Olave, L., Estévez, A., Momeñe, J., Muñoz-Navarro, R., Gómez-Romero, M. J., Boticario, M. J. y Iruarrizaga, I. (2021). Exercise Addiction and Muscle Dysmorphia: The Role of Emotional Dependence and Attachment. Frontiers in psychology12, 681808. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.681808
  • Olave, L., Momeñe, J., Rodríguez Pérez, J., Estévez, A. y Iruarrizaga, I. (2019). ¿Existen diferencias en los esquemas cognitivos y en la autoestima entre las personas con adicción al ejercicio físico o con dismorfia muscular? Revista Española de Drogodependencias, 44(2), 43-61. https://www.aesed.com/upload/files/v44n2_art2-dismorfia.pdf
  • Restrepo, J. y Castañeda Quirama, T. (2020). El efecto de la satisfacción con la apariencia muscular sobre la relación entre la frecuencia y la dependencia al ejercicio en usuarios de gimnasios. Revista Katharsis, (29). https://bibliotecadigital.iue.edu.co/jspui/handle/20.500.12717/2126
  • Simón-Grima, J., San Martín-Salvador, A., Estrada-Marcén, N. y Casterad-Seral, J. (2021). Relación entre la adicción al ejercicio, el uso de dispositivos fitness y la ansiedad rasgo. Retos, 39, 525-531. https://doi.org/10.47197/retos.v0i39.80078