Atravesar experiencias de adversidad temprana. como la activación crónica de alerta fisiológica debido a vivencias amenazantes, deprivación de alimentos, negligencia y estrés durante largos períodos de tiempo, tiene efectos en el desarrollo. Asimismo, esto se agudiza mediante la acumulación de factores de riesgo, que interactúan entre sí generando mayores consecuencias a corto y largo plazo. Las mismas incluyen deficiencias cognitivas, sociales, emocionales y psicológicas, donde una de ellas la dificultad de regulación emocional. Siendo esta la base de diversas afecciones mentales, la regulación emocional constituye un mecanismo central de bienestar psicológico y relacionamiento interpersonal. ¿Cómo se relacionan la adversidad temprana y la regulación emocional? ¿Qué mecanismos subyacen a esta problemática?
Adversidad temprana: ¿De qué estamos hablando?
Privación
Cuando hablamos de adversidad temprana nos referimos a aquellas experiencias, de privación y amenaza, a las cuales las personas estuvieron expuestas desde las fases iniciales del desarrollo. En cuanto a la primera, privación se define como la ausencia de estimulación social o cognitiva esperada.
Niveles reducidos de tal estimulación están relacionados con una disminución de la arborización dendrítica y una reducción de la densidad sináptica en las espinas dendríticas, presumiblemente preparando el cerebro para una menor complejidad en el entorno. Se cree que esta adaptación afecta el desarrollo de habilidades cognitivas de orden superior, como el control cognitivo y las funciones ejecutivas.
Amenaza
Por otro lado, se entiende la amenaza como la exposición a experiencias o estímulos amenazantes o perjudiciales. La misma influiría más en el desarrollo del hipocampo, amígdala y corteza prefrontal ventromedial.
Las áreas mencionada se encuentran asociadas con el procesamiento de emociones, el aprendizaje del miedo y la toma de decisiones. Por ejemplo, múltiples investigadores coinciden en que las vivencias amenazantes conducen a una sobreactivación de la amígdala.
El cerebro reactivo: Un mecanismo de supervivencia
La hipervigilancia es una cualidad de las personas reactivas, especialmente aquellas que han atravesado experiencias de adversidad temprana. La misma tiene un correlato ampliamente adaptativo, siendo esencial para la supervivencia inicial del niño que atravesó entornos en los cuales no fue protegido. Y es que, en dichos contextos peligrosos, tener un cerebro reactivo puede ayudar a detectar y responder rápidamente a amenazas potenciales, lo que aumenta sus posibilidades de sobrevivir.
Sin embargo, esta adaptación también puede tener consecuencias negativas a largo plazo, especialmente cuando ya no es adaptativa, dado que ya no se encuentra en peligro. Así, un cerebro crónicamente reactivo puede llevar a una mayor susceptibilidad al estrés, dificultades para regular las emociones y problemas de salud mental, como trastornos de ansiedad y trastorno por estrés postraumático (TEPT) (Ellis et al., 2022).
¿Cómo interactúa la reactividad excesiva con las habilidades de regulación emocional?
La regulación emocional se refiere a la capacidad de una persona para reconocer, comprender y gestionar sus emociones de manera saludable y adaptativa. Esta habilidad es fundamental para el bienestar emocional a lo largo de la vida.
Sin embargo, los menores que han experimentado adversidad temprana a menudo enfrentan desafíos significativos en el desarrollo de tales habilidades. Esto se debe a diversos factores, siendo uno de ellos el desajuste provocado por los mecanismos defensivos cerebrales de hipervigilancia y reactividad crónica.
Y es que, a partir de vivencias que pueden dar lugar a una amplia gama de respuestas emocionales, como el miedo, la ansiedad, ira o tristeza, se necesita de entornos contenedores que ayuden a gestionar los estados emocionales. De lo contrario, esto puede manifestarse en comportamientos disfuncionales, como problemas de ira, aislamiento social o dificultades en la toma de decisiones (McLaughlin et al., 2019).
¿Un predictor de psicopatología?
La evidencia científica indica que los niños expuestos a vivencias estresantes crónicas tienen más probabilidades de desarrollar trastornos de ansiedad, depresión, abuso de sustancias y psicosis que quienes nunca han experimentado adversidad. Y, además, este riesgo aumenta a medida que se profundiza el grado de la misma.
Ahora, el mayor riesgo de psicopatología no solo ocurre en la infancia y la adolescencia, sino que persiste en la edad adulta. Por otro lado, la adversidad en la infancia también se asocia con una mayor persistencia y gravedad de los trastornos mentales una vez que aparecen y una mayor resistencia al tratamiento. En este sentido, se cree que aproximadamente un tercio de todos los inicios de trastornos mentales en la población son atribuibles a dicha problemática (McLaughlin et al., 2019).
Las habilidades de regulación emocional se pueden aprender
Resulta importante destacar que las estrategias de regulación emocional se puede aprender y mejorar con el tiempo y el apoyo adecuado. La intervención terapéutica, como la terapia cognitivo-conductual clásica o la terapia de regulación emocional mediada por mindfulness, puede ser eficaz en el desarrollo de estas habilidades. Para profundizar tu formación en esta área, te sugerimos acceder a nuestro curso en educación emocional.
El mindfulness en cabeza
Esta herramienta ayuda a aumentar la conciencia emocional, lo que significa que somos más capaces de reconocer y etiquetar emociones en el momento presente. Dicho reconocimiento es el primer paso para la regulación emocional, ya que no podemos gestionar lo que no somos conscientes.
Otra forma en que el mindfulness promueve la regulación emocional es a través de la atención plena a la respiración y al cuerpo. Al centrarse en la respiración y sensaciones corporales, se puede reducir la reactividad emocional y calmarse en momentos de estrés o agitación.
Esto proporciona una herramienta efectiva para gestionar las emociones intensas y reenfocar la mente en el presente. De esta forma, la práctica regular de mindfulness ha demostrado reducir la ansiedad, depresión y estrés (Josefsson et al., 2019).
Conclusión
Las experiencias estresoras y amenazantes pueden tener consecuencias devastadoras en el desarrollo de las personas. Aspecto que se refleja especialmente en las habilidades de regulación emocional, debido a los cambios fisiológicos que induce dicha problemática. De todas formas, resulta crucial recordar que la capacidad de regular las emociones puede entrenarse, especialmente mediante técnicas de conciencia plena que devuelven la capacidad reflexiva frente a la reactividad.
Referencias bibliográficas
- Ellis, B. J., Sheridan, M. A., Belsky, J. y McLaughlin, K. A. (2022). Why and how does early adversity influence development? toward an integrated model of dimensions of environmental experience. Development and Psychopathology, 34(2), 447-471. https://doi.org/10.1017/s0954579421001838
- Josefsson, T., Ivarsson, A., Gustafsson, H., Stenling, A., Lindwall, M., Tornberg, R. y Böröy, J. (2019). Effects of Mindfulness-Acceptance-Commitment (MAC) on Sport-Specific dispositional mindfulness, emotion regulation, and Self-Rated Athletic Performance in a Multiple-Sport Population: an RCT study. Mindfulness, 10(8), 1518-1529. https://doi.org/10.1007/s12671-019-01098-7
- McLaughlin, K. A., DeCross, S. N., Jovanovic, T. y Tottenham, N. (2019). Mechanisms linking Childhood adversity with Psychopathology: Learning as an intervention target. Behaviour Research and Therapy, 118, 101-109. https://doi.org/10.1016/j.brat.2019.04.008
- Vogel, S. C., Perry, R. E., Brandes-Aitken, A., Braren, S. H. y Blair, C. (2021). Deprivation and threat as developmental mediators in the relation between early life socioeconomic status and executive functioning outcomes in early childhood. Developmental Cognitive Neuroscience, 47, 100907. https://doi.org/10.1016/j.dcn.2020.100907
La exposición a experiencias adversas en etapas tempranas del desarrollo tiende a desencadenar consecuencias desfavorables en el desarrollo integral del sujeto, repercutiendo en su autoestima, seguridad, habilidades cognitivas, regulación emocional, adaptación social, entre otras. Condiciones que predisponen el desarrollo de disfuncionalidades en la salud mental, mismas que no solo se presentan en las primeras etapas, sino que pueden persistir hasta la edad adulta.
Por tal razón es indispensable que los progenitores o cuidadores ofrezcan ambientes seguros que le permitan al infante adquirir habilidades adaptativas para enfrentarse a los múltiples desafíos del entorno.
En el post se recalca la importancia de acceder a herramientas que favorezcan la regulación emocional como terapias tradicionales o conciencia plena, todo esto encaminado a favorecer el bienestar individual y social.
Excelente información.