La afasia de Broca, un trastorno del lenguaje vinculado a daños cerebrales, nos adentra en un fascinante territorio donde el cerebro y el habla convergen. Desde su descubrimiento por Paul Broca hasta las investigaciones contemporáneas, esta afasia ha sido investigada por varios estudiosos, aún así gracias a las nuevas tecnologías se han descubierto interesantes implicancias a nivel cerebral. Entonces… ¿Qué sabemos sobre esta condición y su conexión con el cerebro humano? ¿Qué revela acerca de la relación entre el cerebro y el habla?

Pero primero… ¿Qué es una afasia?

La afasia es un trastorno adquirido del lenguaje que resulta de daños cerebrales, afectando una o varias facultades lingüísticas. Dependiendo de la zona cerebral afectada, se pueden perjudicar niveles lingüísticos como el fonético, fonológico, semántico, léxico o pragmático. La afasia de Broca, por su parte, se caracteriza por lesiones en la región inferior del lóbulo frontal izquierdo, concretamente (Palacios Sánchez, 2021).

Evolución a lo largo de la historia

Históricamente, el estudio de las afasias se remonta al siglo XIX, cuando se realizaron investigaciones sobre las alteraciones del lenguaje. En 1861, Paul Broca identificó la llamada afasia de Broca, relacionándola con daños en el lóbulo frontal izquierdo. Por su parte, Karl Wernicke, en 1874, identificó una afasia distinta relacionada con daños en el lóbulo temporal izquierdo y propuso un modelo de procesamiento del lenguaje. Pues, según este, el lenguaje involucraba un centro de recepción (área de Wernicke), un centro emisor (área de Broca) y una zona de conexión (fascículo arqueado).

Blanco, M. (2012). Paul Broca, una de las figuras más prominentes de la medicina y la antropología del siglo pasado. [Fotografía]. Recuperado de www.loff.it

¿Quién fue Paul Broca?

Paul Broca (1824-1880) fue un destacado médico, cirujano y patólogo que contribuyó significativamente a campos como la anatomía, la fisiología cerebral y la antropología. Obtuvo su doctorado en medicina a los 20 años y se convirtió en profesor de cirugía a los 29.

Su legado se centra en el área motora del lenguaje, conocida como el área de Broca. Un descubrimiento que revolucionó nuestra comprensión del procesamiento del lenguaje en el cerebro. Por otra parte, además de su trabajo en neurología, Broca también se interesó en la patología ósea y se le considera un precursor de la oncología. Como no puede ser de otra forma, sus contribuciones continúan influyendo en diversas disciplinas médicas y científicas hasta el día de hoy.

El descubrimiento del área de Broca

Convencido del localizacionismo cerebral en un contexto donde la teoría holista predominaba, Broca hizo un descubrimiento decisivo en 1861. Al atender a un paciente llamado M. Leborgne, que sufría una epilepsia y una severa pérdida de lenguaje, Broca descubrió una lesión tumoral en el lóbulo frontal izquierdo, específicamente cerca de la tercera circunvolución frontal.

Continuó sus investigaciones y, en 1865, identificó que en 19 de 20 pacientes con afasia, la lesión se encontraba en el hemisferio izquierdo. Esto marcó el nacimiento de la afasiología, y, en su honor, esta área del cerebro fue bautizada como el área de Broca, consolidando su lugar como el pionero en la correlación de lesiones cerebrales con manifestaciones clínicas específicas (Palacios Sánchez, 2021).

Lenguaje y afasia: ¿Cómo fue su origen?

El lenguaje articulado, exclusivo de los humanos, genera un debate entre dos corrientes. Por un lado, la escuela formalista de Chomsky, que defiende la existencia de una gramática innata universal. Y, por otro, la escuela funcionalista, que argumenta la necesidad de redes neuronales complejas para desarrollar el lenguaje.

Así pues, algunos sostenían que se requería una plantilla interna para la producción del lenguaje, pero que los hablantes también debían adaptarse a la información del entorno. Más adelante, la exploración de las bases cerebrales del lenguaje identificó regiones clave, como el área de Broca para la producción del habla y el área de Wernicke para la comprensión (Fernández González, 2020).

El enigma de los hemisferios cerebrales en el lenguaje

Afasia de Broca, Lenguaje

El cerebro humano, dividido en dos hemisferios, muestra una notable especialización en sus funciones. En este contexto, el hemisferio izquierdo es comúnmente reconocido como dominante en tareas relacionadas con el habla, la lectura y la escritura. En consecuencia, se asume que lesiones en tal región conllevan la pérdida de tales funciones. Sin embargo, la neurociencia ha revelado que la plasticidad cerebral, capacidad del cerebro para reorganizarse y adaptarse, desempeña un papel crucial.

Plasticidad cerebral y recuperación

Tal es así, que estudios han demostrado que, especialmente en edades tempranas, el cerebro puede compensar las lesiones en el hemisferio izquierdo y recuperar algunas funciones relacionadas con el lenguaje. Y es que, no hay que olvidar que la plasticidad disminuye con la edad, lo que sugiere que el momento en que se produce la lesión desempeña un papel esencial en la recuperación de estas habilidades lingüísticas. La comprensión de la lateralización del lenguaje y su relación con la plasticidad cerebral es un área de investigación en constante evolución que arroja luz sobre la capacidad del cerebro humano para adaptarse y recuperar funciones cruciales en situaciones adversas (Bishop et al., 2015).

Afasia de Broca: ¿Pérdida del habla?

El área de Broca, famosa por su papel en la planificación de la secuencia de palabras, desempeña un papel complejo en el procesamiento del lenguaje y la cognición. Entre sus múltiples funciones destaca la planificación fonética, el procesamiento fonológico (organización de fonemas), cohesión de elementos para formar mensajes coherentes, la memoria de trabajo verbal y el control cognitivo.

Asimismo, aunque anteriormente se consideraba que su función se limitaba a la producción del lenguaje, investigaciones actuales han revelado que también participa en la comprensión. De modo que se activa al procesar oraciones complejas y previo a la emisión de un mensaje.

¿Cuáles son sus regiones?

Esta zona cerebral conforma un conjunto de componentes con diversas tareas. Así, se han identificado dos zonas funcionales distintas, una especializada en procesamiento fonológico y otra en el procesamiento sintáctico y semántico. Las áreas posteriores se centran en fonología y fonemas, mientras que las anteriores se asocian con sintaxis y semántica. Una heterogeneidad estructural y funcional que destaca la complejidad del área de Broca en el procesamiento del lenguaje y la cognición (Fernández González, 2020).

Síntomas de la afasia de Broca: El rompecabezas del habla

Afasia de Broca, Lenguaje

La afasia de Broca se caracteriza por una marcada dificultad en la producción y comprensión del lenguaje. De hecho, la característica distintiva de esta afasia es la falta de fluidez en el habla, lo que dificulta la conversación y la producción de discursos coherentes. Las personas afectadas luchan por señalar o nombrar objetos y conceptos, así como por repetir mensajes completos. Pues al intentar repetir, suelen omitir elementos gramaticales como preposiciones o determinantes.

Por consiguiente, este tipo de afasia afecta tanto la lectura como la escritura, especialmente la lectura en voz alta. Ahora, a pesar de tales dificultades, las personas con esta afasia a menudo comprenden el mensaje, aunque les cuesta expresarlo oralmente. Y es que, dos características distintivas son la presencia de un componente motor deteriorado y el agramatismo, donde las palabras funcionales se utilizan de manera inapropiada y la prosodia se vuelve lenta y laboriosa.

Agramatismo: ¿Un problema a la hora de procesar el lenguaje?

El agramatismo, un síntoma central, se manifiesta de manera gradual y ha llevado a debates entre los especialistas sobre su naturaleza. Algunos argumentan que es el resultado de un conjunto de síntomas específicos, y otros lo relacionan con problemas de selección de palabras y déficit fonológico. Sin embargo, investigaciones más recientes sugieren que el agramatismo es un problema de procesamiento, no una deficiencia estructural. Síntomas, al fin y al cabo, que hacen que la comunicación sea un desafío significativo para aquellos con afasia de Broca (Roca, 2019).

Conclusión

Este trastorno ha sido objeto de estudio durante más de un siglo y sigue siendo relevante en el campo de la psicología, ya que proporciona información valiosa sobre la localización de las funciones del lenguaje en el cerebro y sus implicaciones en la comunicación y la interacción social. En última instancia, nos recuerda la interesante complejidad de nuestro cerebro y su capacidad de adaptación en situaciones adversas.

Este conocimiento no solo contribuye al desarrollo de terapias y estrategias de rehabilitación más efectivas, sino que también amplía nuestra comprensión de cómo las experiencias y lesiones pueden alterar las habilidades cognitivas. Con cada estudio, se nos ofrece una oportunidad para apreciar aún más la resiliencia del cerebro humano y la importancia de un enfoque multidisciplinario en el tratamiento de trastornos neurológicos.

Referencias bibliográficas

  • Assous, A., Borghini, A., Levi-Rueff, M., Rittori, G., Rousselot-Pailley, B., Gosme, C., Zigante, F., Golse, B., Falissard, B. y Robel, L. (2018). Children with mixed developmental language disorder have more insecure patterns of attachment. BMC Psychology, 6(1). https://doi.org/10.1186/s40359-018-0268-6
  • Bishop, D. V. M. y Hsu, H. J. (2015). The Declarative System in Children with Specific Language Impairment: A comparison of meaningful and meaningless auditory-visual paired associate learning. BMC Psychology, 3(1). https://doi.org/10.1186/s40359-015-0062-7
  • Fernández González, A. (2020). Neurolinguística: Revisión de la afasia de Broca y su rehabilitación. Filología Hispánica. Universidad de Sevilla.
  • Palacios Sánchez, L. (2021). Paul Broca y sus aportes a la neurociencia. Historia de la Medicina, 43(3) 445-449.
  • Roca, A. (2019). Conducta verbal y descripción de un tratamiento para un adulto con afasia de Broca. Revista Mexicana de Análisis de la Conducta, 2(45), 274-318. https://doi.org/10.5514/rmac.v45.i2.75567