Allan Cheyne es un investigador que ha marcado el antes y el después en la investigación de la parálisis del sueño. Esta patología del sueño está marcada por procesos alucinatorios que, hasta hace poco, eran confusos y rodeados de incertidumbre. Sin embargo, el avance de la tecnología ha permitido a investigadores como Cheyne descubrir las variables fisiológicas y psicológicas que intervienen en este fenómeno. En el campo de la psicología, Allan Cheyne se preocupó especialmente por las experiencias de parálisis del sueño. Este profesor emérito de la Universidad de Waterloo (Canadá), se enfocó en describir y categorizar de forma precisa cada tipo de experiencia. Así también, ha intentado definir las variables de conducta relacionadas.
¿Qué es la parálisis del sueño?
Imagina despertar un día sin poder realizar movimientos, gritar o pedir ayuda. Ya de por sí es aterrador, pero lo es todavía más si le sumamos una percepción alterada.
Recuperar la conciencia antes que la capacidad de reaccionar, es el resultado de un desajuste en los mecanismos que regulan el ciclo sueño REM-vigilia. El fenómeno suele estar acompañado de alucinaciones hipnagógicas e hipnopómpicas, en conjunto de un estado de hipervigilancia y alerta.
Las experiencias alucinatorias según Allan Cheyne
Los primeros experimentos de Cheyne se centraron en realizar categorías sobre las experiencias alucinatorias de la parálisis del sueño. Estas categorías, basadas en estudios con población, sentaron las bases teóricas para estudios futuros (Cheyne et al., 1999).
Entre las experiencias más comunes podemos encontrar:
- Intruso o sensación de presencia: Esta experiencia se basa en la sensación de que otro ser se encuentra dentro del espacio próximo. Además, suele ser un sentimiento siniestro, ya que no se tiene una clara evidencia sensorial.
- Incubo: Experiencia relacionada con una ser u objeto pesado que se posa sobre el pecho. En los relatos se encuentra una correlación con la característica dificultad para respirar.
- Alucinaciones vestíbulo-motoras: Experiencias fuera del cuerpo o sensaciones de flote. Las mismas son muy comunes pero están más asociadas a sensaciones neutras.
La alteración de los sentidos según Allan Cheyne
En el estudio de Cheyne y Girard (2007) los participantes describen al fenómeno como un asalto. Los autores lo relacionan a las condiciones en que se produce el evento.
Así entonces, el sujeto suele encontrarse de sorpresa y consciente en un estado de inmovilidad involuntaria. Este es potenciado por factores externos como:
- Oscuridad
- Soledad
- Incapacidad de pedir ayuda (cuerdas vocales atónicas)
- Posición supina
Los factores externos en combinación con una mayor activación de la amígdala (propia del sueño REM), producen un estado de vigilancia. El sistema nervioso se prepara para detectar una amenaza, creando sesgos sensoriales que derivan en la aceptación de falsos positivos. Un mueble, ropa tirada o simplemente una silla, pueden ser percibidos como un intruso, adjudicándole rasgos humanos.
El estudio de Allan Cheyne
Los resultados del autor se basan en el análisis cualitativo de 2.715 entrevistas realizadas a estudiantes iniciales de psicología. En resumen, 771 (28,4%) de lo participantes reportaron casos de parálisis del sueño.
Además de las experiencias relatadas anteriormente, los investigadores recogen nuevas formas de expresión del fenómeno:
- Presencia amenazante: Más del 60% de los sujetos percibieron la presencia como amenazante, con intenciones de hacer algún daño. El sentimiento de peligro y la incapacidad de reaccionar influyeron en que la mayoría describieran a la experiencia como el terror más intenso experimentado.
- Alucinaciones visuales: Son bastante inconsistentes y su forma varía desde una detallada imaginación hasta una alucinación, caracterizada por la carencia de evidencia sensorial. Un tercio de los participantes reportaron imágenes vagas e indefinidas. Finalmente, otros vieron figuras menos aterradoras como personas allegadas.
- Alucinaciones auditivas: Los sonidos parecen ser externos, siendo muchos de ellos elementales (zumbidos, ruidos, rumores, campanadas, rugidos y chillidos). Otros parecen ser sonidos producidos por artefactos como teléfonos, sirenas, aspiradoras o herramientas. En consecuencia, son muy difíciles de identificar por su intensidad. Muchos participantes lo describen como el sonido de una radio mal sintonizada. También es posible distinguir sonidos de la naturaleza como el viento o las olas.
- Alucinaciones táctiles: Asociadas con la experiencia del intruso, en el 34% de los casos se describe como un agente externo, vinculado a la inmovilidad (sensación de ser agarrado por las extremidades).
La sensación de presencia
En el estudio, los resultados determinaron que la sensación de presencia influye directamente en las alucinaciones visuales, auditivas y táctiles.
Por su parte, las dificultades respiratorias se producen por la incapacidad de controlar la respiración. Dicha incapacidad que provoca una sensación de presión en el pecho, se relaciona con la experiencia de íncubo o ser sobre el pecho.
Es importante destacar el valor académico de la investigación, ya que permite asociar cada experiencia alucinatoria con un correlato fisiológico.
Las experiencia vestíbulo-motoras según Allan Cheyne
En otro estudio dirigido por Cheyne, las experiencias vestíbulo-motoras se asociaron con experiencias fuera del cuerpo.
Este fenómeno estaría marcado por una distorsión de la propia imagen corporal, dado el solapamiento de los estados fisiológicos.
Finalmente, los investigadores encontraron que tales experiencias eran más frecuentes en habituales soñadores lúcidos (Cheyne y Girard, 2009).
Conclusión
Allan Cheyne ha destacado por atender un tema que por mucho tiempo estuvo ligado a la pseudociencia. Aunque sus investigaciones no consisten en experimentos directos en situaciones de parálisis del sueño, sus hallazgos son de un inmenso valor cualitativo.
Finalmente, el autor deja claro que las alteraciones de la percepción durante la parálisis no tienen por qué ser un indicador de psicosis. Las experiencias disociadas se producen en estados parciales de conciencia, donde se solapa la actividad cerebral característica del sueño REM y la vigilia.
Referencias bibliográficas
- Cheyne, J. A., Newby-Clark, I. R. y Rueffer, S. D. (1999). Relations among hypnagogic and hypnopompic experiences associated with sleep paralysis. Journal of Sleep Research, 8(4), 313-317. Doi: 10.1046/j.1365-2869.1999.00165.x
- Cheyne, J. A. y Girard, T. A. (2007). Paranoid delusions and threatening hallucinations: A prospective study of sleep paralysis experiences. Consciousness and Cognition, 16(4), 959-974. https://doi.org/10.1016/j.concog.2007.01.002
- Cheyne, J. A. y Girard, T. A. (2009). The body unbound: Vestibular–motor hallucinations and out-of-body experiences. Cortex, 45(2), 201-215. https://doi.org/10.1016/j.cortex.2007.05.002
- Terzaghi, M., Ratti, P. L., Manni, F. y Manni, R. (2012). Sleep paralysis in narcolepsy: more than just a motor dissociative phenomenon? Neurological Sciences, 33(1), 169-172. https://doi.org/10.1007/s10072-011-0644-y