Almudena Cid, una de las mejores gimnastas del mundo que participó en cuatro finales olímpicas y obtuvo dos premios. Contó en la promoción de su libro Caminar sin punteras (2023) cómo afrontó momentos delicados de su vida en relación a su salud mental, la gestión emocional. Y, sobre todo, las lecciones aprendidas en su vida personal y deportiva.
Un libro con muchas experiencias
Tuve paranoias mentales y pensaba que se me acababa la vida, aseguró frente a las cámaras durante la presentación de su obra, refiriéndose a los episodios más complejos en el comienzo de su vida teatral.
Además, se expresó sin problemas de mostrar su intimidad: No me importa compartir algo así, ya que es muy íntimo, pero es que es necesario pedir ayuda en esos momentos.
Y dolor
Es normal que cuando estás atravesando un proceso traumático pienses que girando el volante se acaba el dolor.
En su libro cuenta todo: Escribir fue un ejercicio de sanación, si no lo hubiera escrito me hubiera quedado enredada en ese nudo, porque al final los por qués de una ruptura no sirven para nada si no sabes qué hacer con ellos.
El deporte como salvavidas en salud mental
Su trayectoria deportiva como gimnasta tuvo mucho que ver en su manera de afrontar la crisis. Todo lo que me sirvió para superar los peores momentos de mi carrera deportiva es lo que me ha salvado de esta situación.
La soledad del deportista provoca que seas tu mejor compañía y peor enemigo porque aprendes a observarte, escucharte y mimar lo que tienes en esencia y naturaleza. Algo a lo que suma la capacidad creativa y la originalidad en estos dos deportes y que hacen que tu estela continúe con el paso del tiempo, explicó.
Almudena Cid reconoció que muchos de los problemas por los que atravesó su matrimonio venían dados por actitudes heredadas de esa época. He sido una persona que siempre ha antepuesto las necesidades de los demás a las propias, con el estado de ansiedad que eso me generaba. Tenía un impulso de no decepcionar, la necesidad de mostrar que era muy buena en el deporte, con las amigas, con las parejas, reveló.
Deportistas de élite y psicología: Un reto
Durante varios años, un grupo de exdeportistas hemos llevado a cabo encuentros mensuales conducidos por una psicóloga deportiva para hablar, debatir y compartir las etapas del deportista de élite. Siempre en la intimidad.
En esos encuentros salían reflexiones muy interesantes, opiniones contrarias e ideas que podrían arrojar algo de luz a situaciones incomprensibles. También mucha frustración, porque siempre se repite la misma historia.
En un hilo publicado en su cuenta de Twitter en el que reflexiona sobre su propia experiencia personal Cid explica: Hay algo muy doloroso para el deportista. Después de haberte sentido tremendamente competente y bueno en lo que haces, sientes que no eres nadie sin ser ya el que fuiste, y es que una ya no es la que fue.
No somos imbatibles, asegura Almudena
Almudena Cid cuenta cómo su creencia de deportista imbatible dejó de constar en el momento en que colgó sus punteras.
Uno puede creérselo un tiempo, unos años, pero no para siempre. Mucho menos cuando dejas el deporte y te das cuenta de todas las situaciones que has superado y que muchas de ellas no debieron ocurrir.
La historia, el morbo y los medios
En cuanto a la historia que narra su obra asegura que los que busquen el morbo de lo que ocurrió entre una pareja conocida quedarán desencantados.
Una crisis personal que siempre tuvo repercusión pública, donde los medios de comunicación no dudaron en transmitir lo que sucedía, o lo que pensaban que sucedía.
Muchos medios exhibían esta situación como un mero entretenimiento y una termina aceptándolo porque también lo ha visto en otros personajes famosos, sin darnos cuenta que estamos hablando de personas.
Su ruptura de pareja fue un proceso en el que tuvo que aprender a pedir ayuda, valorar todos los sentimientos de la soledad y donde no todos los amigos estuvieron allí. Y otros, sin esperarlo, ocuparon un lugar importante. Los sentimientos más viscerales siempre estuvieron de puertas para dentro y la ira no fue una sensación que prevaleció durante la ruptura, solo hubo una inmensa tristeza, cuenta Cid.
El proceso de la ruptura y el duelo de Almudena
No sufrí tanto por la pérdida del amor, sino por cómo ocurrió. Fue una ruptura sorpresiva, fue como que cayera una bomba, un quiebre tras quince años de vida conjunta.
No sabes si te han amputado un brazo, si estás viva o muerta, oyes incluso un pitido. Cuando el polvo empieza a reposar es cuando tomas conciencia de lo que ha sucedido.
Empiezas el proceso traumático y a poder colocar, antes no sabes qué ha pasado, ni por dónde empezar, cuenta sobre su proceso de duelo.
La terapia como ayuda
Tuvo que recurrir a la terapia para tratar de salir adelante. Yo soy de terapia a muerte. Durante mi carrera deportiva, iba para entender mi mente y sostenerme en la presión de tener que jugármelo todo en 90 segundos.
Cuando me retiré, seguí para superar el duelo, la crisis de identidad. Cuando ocurrió mi ruptura necesité ir semanalmente porque estaba destruida, y ya ni siquiera tenía el asidero de la gimnasia. He abandonado y me han abandonado novios y amigos. Pero esa ruptura, así, no entraba en mi cabeza, no la contemplaba mi mente. No la entendía, relata.
La historia llena de aprendizaje de Cid
La gimnasta hoy reflexiona y afirma que se presionó mucho para no decepcionar a los demás, anteponiendo siempre a los demás sobre ella, generándose un estado de desgaste y ansiedad. Afirma que se encuentra bien, estable y contenta porque muchas personas después de leer su libro le han transmitido que su lectura les ha dado paz y tranquilidad.