En la infancia temprana se produce un fenómeno llamado apego, un lazo afectivo que se genera a raíz de la interacción entre el cuidador y el bebé. Es interesante saber que este vínculo se desarrolla de diversas formas, en base a conductas, percepciones y maneras de vincularse. Además, según diferentes teorías, el apego no solo tiene un impacto en la infancia, sino también en la vida adulta. Asimismo, existen diferentes tipos, uno de ellos es el apego desorganizado. Pero, ¿cuál es el impacto que tiene el apego desorganizado en la infancia?

¿Qué es el apego?

Dentro de la psicología infantil, el concepto de apego ha sido fundamental para comprender cómo los lazos emocionales tempranos moldean el desarrollo humano. John Bowlby,  psicoanalista inglés, definió el apego como un vínculo emocional profundo que se forma entre el cuidador principal y el niño.

apego desorganizado

Este vínculo, según Bowlby, actúa como una base segura desde la cual los niños exploran el mundo y conforma su sentido de seguridad y autoestima. No obstante, no siempre se desarrolla un vínculo seguro y estable para que el niño crezca y explore el mundo, sino que existen diferentes tipos de apego.

¿Cuáles son los tipos de apego?

Por un lado, el estilo seguro es aquel en el que los niños buscan y reciben proximidad emocional y física cuando enfrentan situaciones incómodas o amenazantes. Por su parte, ante un estilo evitativo tienden a evitar o ignorar a sus cuidadores cuando se sienten angustiados. Y, finalmente, en el apego desorganizado muestran comportamientos ambiguos y contradictorios en relación con sus figuras de apego. Con esto, experimentan dificultades para lidiar con la ansiedad y buscar consuelo de manera consistente.

Es relevante destacar que los estilos de apego mencionados se desarrollan en función de las respuestas de cuidadores. De este modo, una respuesta adecuada fomenta el apego seguro, mientras que la insensibilidad puede conducir al apego evitativo, y la inconsistencia en la atención dar lugar al apego desorganizado (Oliva Delgado, 2004).

Apego desorganizado: Una atención deficiente

En este caso, el niño experimenta ansiedad por la separación, pero no se calma al reunirse con su cuidador. Tanto, que suele intentar exagerar el afecto para garantizar atención. Esto se da ya que el cuidador parece estar disponible física y emocionalmente de forma inconsistente, lo que aumenta la propensión a la ansiedad por la separación y miedo a explorar el mundo.

Como dato, el apego desorganizado afecta entre el 5 y 15% de niños sin eventos clínicos previos y se caracteriza por la insensibilidad, intrusividad e inconsistencia del cuidado materno. En consiguiente, la indisponibilidad o disponibilidad intermitente caracteriza a tal estilo de figura de apego o cuidador (Dávila, 2015).

¿Cuáles son las posibles causas?

Lo cierto es que hay ciertos factores que hacen que aumente la probabilidad de desarrollar un apego desorganizado. Por ejemplo, la negligencia y el maltrato, experimentados por niños en familias con factores de riesgo socioemocionales, como bajos ingresos o abuso de sustancias puede contribuir.

infancia

A su vez, algunos padres pueden experimentar disociación durante la interacción con el niño, causando confusión en el infante. Y es que, los estados mentales pueden diferenciar a cuidadores que dañen de manera significativa, o no, y se asocian con el apego desorganizado en los pequeños.Asimismo, la falta de predicción de los estados mentales lleva al desarrollo de un sistema de codificación basado en conductas maternas aterradas/aterradoras que también puede contribuir.

Otro factor posible es la falta de respuesta sensible a las necesidades del menor, como la ausencia de presencia emocional o errores en la comunicación afectiva. Aspectos que pueden ser igualmente aterradores y cooperar en el desarrollo del apego desorganizado (Álvarez y Lacasa, 2022).

Formas de identificar el apego desorganizado

En primer lugar, la denominada situación extraña (1969), diseñada por la psicóloga Mary Ainsworth, es reconocida por evaluar los patrones de apego en niños de 1-3 años. Así, permite la observación directa de niños enfrentando la ansiedad de separación del cuidador.

A raíz de dicha observación, el comportamiento controlador se subdividió en dos grupos. Uno de ellos, es el control-punitivo, donde el pequeño actúa de tal forma que rechaza a su cuidador. Y, en segundo lugar, el control-cuidaste, que refiere a la muestra de preocupación y cuidado por parte del niño, de manera que actúa como si su cuidador dependiera de él.

Por otro lado, a la hora de detectar estilos de apego desorganizado en la infancia, se requiere observar conductas complejas, como mecanismos de comportamiento controladores, cambios de roles o agresiones. Estos surgen como respuestas a la frustración y desconfianza hacia un cuidador ambivalente. Además, la baja capacidad social y cognitiva puede manifestarse en problemas escolares debido a una percepción negativa de sí mismos (Álvarez y Lacasa, 2022).

Impacto en la infancia

Como se ha mencionado, las causas del apego desorganizado pueden estar relacionadas con el maltrato infantil, la negligencia y los factores socioemocionales de riesgo en la familia. Además, la falta de respuesta sensible a las necesidades del niño y la disociación de los padres también pueden contribuir.

Por lo tanto, el apego desorganizado en la infancia se origina en respuestas inconsistentes del cuidador. Lo anterior, lleva a comportamientos contradictorios en el menor y puede tener consecuencias significativas en su desarrollo emocional y social.

Signos visibles y alternativas

Los niños que desarrollan apego desorganizado, son más propensos a experimentar mayor ansiedad frente a situaciones amenazantes y generan en sus comportamientos un vínculo inconsistente y dependiente con su cuidador que también puede repercutir en otros vínculos afectivos. Ahora, si bien el estilo de apego puede continuar hasta la edad adulta, dependiendo de la personalidad del sujeto y con el trabajo terapéutico este puede variar, pudiendo construirse vínculos seguros.

Por esto, es esencial reconocer las diversas formas en que el apego desorganizado puede afectar negativamente a los niños, adolescentes y adultos. Esto subraya la importancia de evaluar el apego y el maltrato de manera independiente, ya que ambos factores se combinan y amplifican sus efectos en el desarrollo infantil.

Además, es fundamental comprender que las conductas y representaciones propias del apego desorganizado pueden pasar desapercibidas. Esto resalta la necesidad de implementar una formación sólida en la evaluación y tratamiento de la interacción entre padres e hijos en el ámbito de la psicología.

Conclusión

En resumen, el apego desorganizado en la infancia puede tener un impacto profundo en el desarrollo emocional y social de un niño. Sin embargo, la importancia de identificarlo radica en que puede pasar desapercibido.

Asimismo, la formación sólida en la evaluación y tratamiento de la interacción paterno-filial en el campo de la psicología se vuelve imprescindible para abordar el apego desorganizado de manera eficaz. Esto no solo beneficia a los niños, sino que también brinda una oportunidad de acceso al tratamiento para padres y madres. El apego desorganizado es un desafío, pero con el enfoque correcto, se pueden construir relaciones más saludables y sólidas en el camino hacia un desarrollo emocional y social positivo. Para profundizar en aspectos claves del desarrollo emocional en la niñez, te invitamos a nuestro curso en inteligencia emocional.

Referencias bibliográficas

  • Álvarez-Segura, M. y Lacasa, F. (2022). Vías de desarrollo del apego desorganizado: maltrato y cuidados tempranos alterados. Revista de psiquiatría infanto-juvenil39(2), 29-40. https://doi.org/10.31766/revpsij.v39n2a4
  • Dávila, Y. (2015). La influencia de la familia en el desarrollo del apego. Revista académica Anales, 57, 121-130.
  • Moneta, M. (2014). Apego y Pérdida: Redescubriendo a John Bowlby. Revista Chilena de Psiqiatría, 85(3), 265-268. https://repositorio.uchile.cl/handle/2250/129430
  • Oliva Delgado, A. (2014). Estado actual de la Teoría del Apego. Revista de Psiquiatría y Psicología del Niño y del Adolescente, 4(1), 65-81.