Desde hace años han acontecido transformaciones en los paradigmas en salud mental, conllevando nuevos enfoques, abordajes y maneras de entender las problemáticas en torno a los trastornos mentales severos y persistentes. Dentro de este grupo se encuentran principalmente la esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión y trastornos paranoides, entre otros. En este contexto, una de dichas transformaciones fue el surgimiento del apoyo entre pares. Enfoque que implica la utilización de apoyos entre personas que conviven con algún tipo de afección mental desde una relación terapéutica. De este modo, se trata de un enfoque donde cobra importancia la participación de los usuarios, su papel activo en la recuperación y la valorización de sus capacidades. En esta nota, indagaremos en los fundamentos del apoyo entre pares, sus antecedentes y algunos de sus efectos.
¿Apoyo entre pares?
El apoyo entre pares (peer support work, PSW, en inglés), en el ámbito de la salud mental, consiste en la formalización de redes de apoyo en procesos de recuperación entre personas que han atravesado experiencias similares de malestar psíquico, tránsito por instituciones asistenciales, tratamientos, problemáticas vinculadas al estigma, etc. Y es que, uno de los aspectos centrales del apoyo entre pares implica la valorización de la experiencia de la persona.
Por ende, se ponen en juego saberes únicos cultivados desde los procesos singulares de recuperación. Así pues, no se trata solo de una rivalidad entre saberes técnicos y saberes del usuario, sino que implica la sinergia entre ambos en pro de mejores posibilidades para quien recibe los apoyos. De esta forma, el apoyo entre pares podría describirse como el sistema de dar y recibir apoyos basado en los principios clave de respeto, responsabilidad compartida y acuerdo mutuo sobre lo que es útil (Mead et al., 2001).
¿Qué es un par y en qué consisten los apoyos?
En el ámbito de la salud mental, se define a los pares como personas que han convivido con trastornos mentales y/o discapacidades psicosociales y pueden compartir experiencias similares. Tal es así, que tienen la opción de ayudar a otros que también han afrontado retos con su salud mental, para que puedan desarrollar un cambio persona (Person et al., 2021).
Por otro lado, los apoyos cumplen el rol de facilitadores para el acceso a derechos humanos en condiciones de igualdad. Teniendo relación con los siguientes aspectos:
- En lo relativo a lo social, se vincula a invertir tiempo con otras personas y el compañerismo.
- Lo emocional en los apoyos se relaciona con la empatía y el compartir sentimientos muchas veces anexados a experiencias de alta carga emocional.
- Por último, en el campo práctico, se da el aprendizaje en torno a lidiar con la afección y/o discapacidades psicosociales, mientras se tiene acceso a través de sistemas de salud, empleo o educación, entre otros.
Antecedentes e inicios del apoyo entre pares
La pregunta en torno a los inicios siempre suele admitir más de una respuesta. Esta ocasión no es la excepción. Y es que, desde etapas muy tempranas de la atención a la salud mental se presupone la existencia de redes de ayuda mutua entre las personas. Yendo a un registro más formal, pueden destacarse como antecedentes los siguientes episodios:
- Jean-Baptiste Pussin, quien era por entonces el superintendente del Hospital Bicêtre de París, sugirió a Philippe Pinel en 1793 la contratación de personas con la experiencia de internación bajo la idea de que serían más amables, honestas y humanas.
- El psiquiatra y psicoanalista Harry Stack Sullivan, que se supone que también estuvo internado por causas psiquiátricas, llegó a contratar a personas que atendió en el pasado para labores terapéuticas. Pues consideró que brindarían ayuda más humanitaria y con mayor sensibilidad para la comprensión del sufrimiento que los profesionales.
- Enrique Pichon Riviére, alrededor de 1950, tuvo la idea de capacitar a personas internadas en el Hospital José T. Borda, ya que los alumnos originales del curso de enfermería estaban en huelga y no tenía personal para asistir a los sujetos internados.
- Las comunidades terapéuticas, cuyo auge abarcó entre 1950 y 1970, ponían como eje central las relaciones entre los miembros y los mutuos apoyos entre los mismos (Agrest y Stastny, 2013).
Entonces… ¿Dónde está la novedad?
Los autores destacan que, a pesar de la existencia de diversas experiencias a lo largo del tiempo, los apoyos entre pares han tomado fuerza y notoriedad recientemente. De hecho, en países europeos, principalmente en Inglaterra, ha surgido con fuerza la participación de usuarios (advocacy, en inglés) bajo la óptica del cliente/usuario.
Así, la expansión del trabajo entre pares ocurre a partir de su vinculación con la perspectiva de derechos, el fortalecimiento de las organizaciones dedicadas a la formación y soporte de usuarios. A su vez, tuvieron impacto en el crecimiento del movimiento de pares los logros obtenidos en procesos de inclusión social por fuera de la asistencia tradicional en los servicios formales. Además de la incorporación del apoyo entre pares a las agendas de movimientos internacionales para el cuidado de la salud mental.
Efectos del apoyo entre pares
En los procesos de recuperación
Shalaby y Agyapong (2020) en su investigación indagan los efectos del apoyo entre pares en contextos diversos llegando a resultados diferentes. Sin embargo, algo que destacan transversalmente es el efecto producido por la transformación del rol de pacientes al de proveedores de apoyo. De este modo, las personas que comienzan a emplear su experiencia al servicio de otros usuarios, ven restaurados sus derechos fundamentales. Como, por ejemplo, la autonomía, autodeterminación y toma de decisiones.
Esto conlleva el abandono de una posición pasiva anclada en el malestar, posibilitando crecimiento personal, confianza en sí mismo y el autoestima. Además, lo anterior tiene relación con la modificación de la percepción de la persona asociada al convivir con una afección mental, como también con la revisión singular de su propia historia vivida. Por otro lado, en cuanto a los resultados del estudio, la incorporación del trabajo entre pares proporcionó una mejor calidad de vida, mayor satisfacción, reducción del estigma y menor utilización de los servicios de salud en la población receptora de los apoyos.
En los servicios de salud
Los autores también resaltan el efecto positivo de la incorporación del apoyo entre pares a los servicios de salud. Y es que, no hay que olvidar que implican una contención de los costos. Esto se debe a que se producen reducciones en las tasas de reingreso, visitas de emergencia y estancias hospitalarias. De igual modo, remarcan la necesidad de un fuerte soporte institucional para el correcto desarrollo de los programas de apoyo.
Por otra parte, se incide en que la incorporación de los principios y valores del trabajo entre pares, junto al diálogo entre usuarios, cuidadores y profesionales, puede mejorar la calidad de los servicios de salud mental. Asimismo, es necesario el acompañamiento y formación para el adecuado funcionamiento de programas de trabajo entre pares. Lo que implica esclarecimiento de roles, tareas, vías comunicacionales y soporte a los usuarios durante los procesos de apoyo (Mahlke et al., 2014).
Conclusión
El apoyo entre pares ha cultivado el interés de múltiples organizaciones, instituciones y servicios a lo largo de todo el mundo. Así, se ha realizado un gran volumen de investigaciones en torno al impacto de su incorporación en los servicios de salud y procesos de recuperación. Llegando a una valoración positiva en la mejora de la atención.
Por consiguiente, tales prácticas alejan la visión de la afección mental como algo completamente incapacitante al proponer un enfoque activo con eje en la participación de los usuarios. De esta manera, se trata de un aporte sumamente valioso al campo de la salud mental, de la mano de quienes son protagonistas de esta historia: las personas que conviven con afecciones mentales.
Referencias bibliográficas
- Agrest, M. y Stastny, P. (2013). Apoyo de pares: experiencias y perspectivas internacionales. Vertex, 24(112), 411.
- Mahlke, C. I., Krämer, U. M., Becker, T. y Bock, T. (2014). Peer support in mental health services. Current opinion in psychiatry, 27(4), 276-281. Doi: 10.1097/YCO.0000000000000074
- Mead, S., Hilton, D. y Curtis, L. (2001). Peer support: a theoretical perspective. Psychiatric rehabilitation journal, 25(2), 134. https://doi.org/10.1037/h0095032
- Pearson, H., Adams, B. y Eaton, J. (2021). Community mental health good practice guide. Peer Support: CBM Global Disability Inclusion. https://cbm-global.org/resource/community-mental-health-good-practice-guide-peer-support
- Shalaby, R. A. H. y Agyapong, V. I. (2020). Peer support in mental health: literature review. JMIR mental health, 7(6), e15572. Doi: 10.2196/15572