El periodo de transición a la adultez emergente, a menudo, conlleva estrés significativo debido a múltiples cambios en la vida y presiones sociales. Las habilidades para regular emociones y desarrollar resiliencia son cruciales para enfrentar estos retos. Un estudio reciente explora cómo la regulación emocional, incluyendo estrategias como la reinterpretación cognitiva y la supresión expresiva, y la autoestima influyen en la resiliencia de los adultos jóvenes. Veámoslo.
Autoestima y regulación emocional: Aspectos claves
La autoestima y la regulación emocional son componentes vitales en la vida de todas las personas. Son aspectos que influyen profundamente en la confianza en uno mismo y la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea.
Además, ambos juegan un papel crucial en la forma en que gestionamos las emociones y se enfrentan los retos diarios. Asimismo, juntos tienen un impacto significativo en el bienestar general, afectando la manera en que se experimenta la vida y cómo el ser humano se adapta a diferentes situaciones.
Autoestima: La forma en que nos percibimos
La autoestima actúa como un espejo personal. En este proceso se evalúa cuán valioso y capaz se percibe uno mismo. De esta manera, se determina si la visión general es positiva o negativa.
La autoestima se asemeja a una combinación de dos elementos clave: cómo se percibe uno en términos de habilidades y el grado en que se valora a sí mismo. Tal dualidad incluye no solo las propias acciones sino también los pensamientos y creencias sobre quién se es. Además, la autoestima puede influir en la forma en que uno interactúa con los demás y enfrenta los desafíos de la vida.
Con esto, la autoestima influye en la forma en que uno enfrenta adversidades y se relaciona con los demás. En consecuencia, una autoestima sólida puede impulsar la motivación y la perseverancia ante las dificultades, mientras que una autoestima baja puede llevar a la evitación de situaciones desafiantes y a la dependencia de la validación externa.
¿Autoestima alta?
Por otro lado, aquellas personas que gozan de una alta autoestima generalmente poseen una percepción más clara y definida de sí mismas. Lo anterior se traduce en un conocimiento más profundo de sus cualidades y rasgos de personalidad, más allá de simplemente reconocer sus habilidades.
La autoestima, entonces, no es meramente un sentimiento superficial sobre uno mismo, sino que juega un rol integral en el bienestar general. De algún modo, influye en cómo uno se siente y la manera en que aborda la vida. Por lo tanto, una autoestima saludable se convierte en el fundamento para la salud mental y emocional, proporcionando las herramientas necesarias para una adaptación más efectiva a diversas situaciones y desafíos.
Sobre la regulación emocional
La regulación emocional es una habilidad para manejar y ajustar nuestras reacciones emocionales. En esencia, se trata de cómo cada uno supervisa, evalúa y cambia la forma en que responde emocionalmente a diferentes situaciones.
Dicho proceso implica varias etapas, desde el momento previo a experimentar una emoción hasta la manera en que se reacciona una vez que la emoción ya está presente. Por ejemplo, se pueden intentar gestionar las emociones antes de que se intensifiquen o buscar maneras de manejarlas después de que ya han surgido.
Según el modelo de regulación emocional propuesto por James Gross, existen dos momentos clave en los que se pueden intervenir en las emociones: antes de que estas se desarrollen completamente (regulación emocional centrada en antecedentes) y después de que ya se experimenta una respuesta emocional (regulación emocional centrada en la respuesta).
¿Cómo realizaron el estudio?
El estudio se enfocó en estudiantes universitarios, contando con 390 participantes, en su mayoría mujeres (70.8%). Para entender cómo se relacionan la autoestima, la regulación emocional y la resiliencia, los investigadores utilizaron cuestionarios estandarizados.
Los cuestionarios no solo evaluaron las tres variables principales, sino que también recopilaron información demográfica importante como edad, género, estado civil y lugar de residencia. Con estos datos, se realizó un análisis estadístico detallado para examinar las interacciones entre las estrategias de regulación emocional, la autoestima y la capacidad de resiliencia de los participantes.
Los resultados: Un impacto en la resiliencia
Tanto la autoestima como la regulación emocional son fundamentales para fomentar la resiliencia. Y es que, la autoestima, por su parte, actúa como un escudo protector en momentos difíciles.
Así, cuando se experimenta una sensación de valía personal y confianza en las propias capacidades, se adquiere una mayor capacidad para recuperarse de situaciones adversas. Y es esta percepción de valía y competencia la que proporciona la fortaleza necesaria para afrontar desafíos y superar obstáculos de manera más efectiva.
Por otro lado, la capacidad de regular las emociones posibilita una gestión efectiva de las respuestas ante situaciones estresantes. Esta destreza en la gestión emocional incide directamente en la forma en que nos recuperamos de experiencias negativas y en cómo nos adaptamos a los retos que se presentan.
De hecho, investigaciones señalan que la aplicación de estrategias de regulación emocional, como la reevaluación cognitiva (modificar nuestra perspectiva sobre una situación), se relaciona con un aumento de la autoestima y una mejor habilidad para mejorar el estado de ánimo durante períodos de tristeza o irritación. Y, además, contribuye significativamente a una mayor resiliencia.
Dos elementos claves
Los elementos mencionados son importantes para desarrollar resiliencia, ya que proporcionan los recursos internos necesarios para manejar el estrés y las dificultades. Ambos fomentan la adaptación emocional y cognitiva a experiencias adversas, permitiendo enfrentar y superar los desafíos de la vida.
Con esto, el estudio revela que tanto la autoestima como la regulación emocional son cruciales para la resiliencia, aunque presenta limitaciones en cuanto a representatividad y balance de género. En ello, la autoestima emerge como un recurso protector, y la regulación emocional como una herramienta clave para manejar el estrés.
Hallazgos que subrayan la importancia de fortalecer dichas habilidades para mejorar la resiliencia y el bienestar mental, sugiriendo áreas para investigaciones futuras más amplias y detalladas. Particularmente, si estás interesado en conocer más sobre técnicas de regulación, te recomendamos nuestro curso en regulación emocional y mindfulness en la infancia, donde explorarás estrategias efectivas para promover el bienestar emocional en los más pequeños.
Referencia bibliográfica
- Mouatsou, C. y Koutra, K. (2021). Emotion Regulation in relation with resilience in Emerging Adults: The Mediating role of self-esteem. Current Psychology, 42(1), 734-747. https://doi.org/10.1007/s12144-021-01427-x