Los desafíos del embarazo y el posparto son innegables. En este sentido, los cambios físicos, hormonales, emocionales y sociales pueden ser abrumadores. Por ello, se torna fundamental reconocer que esta experiencia es normal y temporal. Sin embargo, la necesidad de apoyo en salud mental durante dicho período no debe subestimarse. En él, las mujeres necesitarán comprensión, empatía y recursos para enfrentar tales desafíos. Uno de ellos puede ser el fenómeno conocido como baby blues, caracterizado por cambios emocionales afrontados por las mujeres que han dado a luz de forma reciente. ¿De qué trata el baby blues? ¿Cuáles son sus causas?
Baby blues: Un fenómeno del estado del ánimo
El puerperio, período posterior al parto, se caracteriza por ser un tiempo de gran vulnerabilidad para la mujer. Pues está marcado por profundos cambios tanto físicos como emocionales. Así, durante dicha etapa, algunas mujeres pueden experimentar lo que se conoce como maternity blues, también denominado baby blues, postnatal blues o post-partum blues.
Este fenómeno se manifiesta a través de un estado de ánimo decaído, sensaciones de tristeza y síntomas depresivos leves. Entre ellos, la sensación de llanto sin razón aparente, irritabilidad, fatiga extrema y ansiedad.
Un cuadro generalmente transitorio
A menudo, quienes viven el baby blues pueden sentirse abrumadas por dichos sentimientos, sin comprender completamente lo que están experimentando. No obstante, estos generalmente son transitorios y autolimitados, manifestándose en los primeros días posteriores al parto.
Sea como fuere y, a pesar de la temporalidad de los síntomas, la identificación precisa de tal condición resulta desafiante. Y es que, no existe una definición uniforme ni herramientas de diagnóstico completamente establecidas (Degner, 2017).
Su prevalencia y desarrollo
A nivel mundial, la prevalencia del mencionado fenómeno muestra una notable heterogeneidad. Así, existen estudios informando una prevalencia general que oscila entre el 13.7% y el 76%, variando en función de los contextos culturales y geográficos. En relación a su etiopatogenia, en términos generales, numerosos estudios han arrojado luz sobre la misma.
Especialmente, sobre la posible relación entre el baby blues y la compleja desregulación de las respuestas cerebrales en mujeres susceptibles a los drásticos cambios hormonales que caracterizan el período periparto y posparto. A propósito de ello, se ha observado que los síntomas alcanzan su punto máximo en un momento clave. Esto es, coinciden con los cambios hormonales más significativos, como la disminución de la progesterona, los niveles más bajos de estradiol y el aumento de la prolactina (Tosto et al., 2023).
Cerebro y baby blues: ¿Qué sabemos?
Un aspecto intrigante de esta investigación se centra en el papel de la allopregnanolona. Metabolito de la progesterona y un neuroesteroide, es decir, una hormona esteroide que actúa en el sistema nervioso.
Se ha descubierto que los niveles de allopregnanolona son significativamente más bajos en las mujeres que experimentan el baby blues, en comparación con aquellas que mantienen un estado de ánimo estable. Por otro lado, se ha investigado la sensibilidad de los receptores GABA-A en el cerebro de las mujeres que han dado a luz.
El papel de GABA
El GABA (ácido gamma-aminobutírico) es un neurotransmisor inhibidor clave en el cerebro. La rápida disminución de los niveles de tetrahidroprogesterona y tetrahidrodeoxicorticosterona después del parto, junto con la reducción en la densidad de los receptores GABA-A, podría contribuir a la aparición de un síndrome de abstinencia con síntomas característicos del baby blues.
En otras palabras, cuando los niveles de estas sustancias disminuyen rápidamente después del parto, puede afectar la actividad del sistema GABA-A en el cerebro. A su vez, influye en los síntomas característicos de este cuadro, como la sensación de tristeza y ansiedad (Tosto et al., 2023).
¿Estrés?
Además, se ha sugerido que la experiencia del baby blues podría estar relacionada con un aumento en la secreción de péptidos hipotalámicos que estimulan la hormona adrenocorticotropa. Esto tiene efectos en la glándula pituitaria, que luego estimula la liberación de cortisol en el cuerpo y, por tanto, el aumento de la sensación de estrés.
El aumento en la producción de adrenocorticotropa se debe a la inhibición de retroalimentación negativa en el hipotálamo de la mujer, causada por la disminución de la hormona liberadora de corticotrofina placentaria. La anterior, normalmente, se encuentra en niveles elevados durante el embarazo. Así, se cree que algunos síntomas del cuadro podrían aparecer como consecuencia del incremento en la actividad de la vía del estrés.
Oxitocina, baby blues y… ¿Parto?
La oxitocina también se ha determinado que está involucrada en la salud mental, como en la depresión posparto y el baby blues. En esta línea, se han realizado diversos estudios previos que muestran la asociación entre los niveles de oxitocina plasmática y la depresión posparto utilizando la Escala de Depresión Posnatal de Edimburgo (Edinburgh Postnatal Depression Scale, PDS, en inglés) desde el embarazo hasta el período posparto.
En adición a la depresión posparto, el baby blues también podría estar asociado con los niveles de oxitocina, que, asimismo, difiere dependiendo del método de nacimiento del bebé. La oxitocina es una hormona clave en el proceso del parto y la lactancia, y se ha investigado extensamente en mujeres que han tenido partos vaginales.
Se requiere mayor investigación
Sin embargo, hasta la fecha, la relación entre los niveles de dicha hormona y el baby blues o la fatiga posparto en mujeres que han experimentado una cesárea de emergencia permanece poco clara.
Se ha observado que la incidencia del baby blues es más alta en mujeres que han tenido cesáreas de emergencia en comparación con aquellas que han tenido partos vaginales, lo que sugiere la importancia de seguir investigando en esta área. Además, se ha destacado que el parto natural parece ofrecer factores protectores contra el cuadro mencionado, hipotéticamente relacionado a la oxitocina (Shishido y Horiuchi, 2023).
Conclusión
Si bien el baby blues se trata de un fenómeno mayormente pasajero, reviste gran importancia clínica. Y es que, se ha demostrado que se alza como un factor de riesgo establecido para la evolución hacia trastornos del estado de ánimo más graves en el posparto, como la depresión posparto y la psicosis posparto. Por tanto, es crucial para los profesionales de la salud reconocer la necesidad de una identificación temprana para proporcionar apoyo adecuado a las mujeres y prevenir la progresión hacia trastornos más serios en dicho período de vulnerabilidad.
Referencias bibliográficas
- Degner, D. (2017). Differentiating between “baby blues,” severe depression, and psychosis. BMJ, j4692. https://doi.org/10.1136/bmj.j4692
- Rezaie-Keikhaie, K., Arbabshastan, M. E., Rafiemanesh, H., Amirshahi, M., Ostadkelayeh, S. M. y Arbabisarjou, A. (2020). Systematic Review and Meta-Analysis of the Prevalence of the Maternity Blues in the Postpartum Period. Journal of obstetric, gynecologic, and neonatal nursing: JOGNN, 49(2), 127-136. https://doi.org/10.1016/j.jogn.2020.01.001
- Shishido, E. y Horiuchi, S. (2023). Oxytocin changes in women with emergency cesarean section: Association with maternal blues by delivery mode. Heliyon, 9(4), e15405. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2023.e15405
- Tosto, V., Ceccobelli, M., Lucarini, E., Tortorella, A., Gerli, S., Parazzini, F. y Favilli, A. (2023). Maternity Blues: A Narrative Review. Journal of personalized medicine, 13(1), 154. https://doi.org/10.3390/jpm13010154