El abuso de sustancias neurotóxicas, como el alcohol, tiene efectos múltiples en el cerebro. Una de estas posibilidades implica el blackout, fenómeno que se caracteriza por no retener recuerdos durante un número variable de horas. Así, muchas personas han experimentado, al menos una vez, no tener memorias acerca de una noche en la que consumieron demasiado alcohol. En ocasiones, y cuando esto se da de forma crónica o repetida en el tiempo, puede estar asociado a momentos de mayor vulnerabilidad emocional, donde hay quienes utilizan este tipo de sustancias como mecanismos compensatorios al malestar. ¿Qué implica el blackout? ¿Qué mecanismos cerebrales están involucrados?

Alcohol y cerebro: ¿Cuáles son sus efectos?

El alcohol es una sustancia psicoactiva que ha sido consumida por los humanos durante siglos, dados sus efectos eufóricos y relajantes. Y es que, el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Esto significa que ralentiza la actividad cerebral y reduce la capacidad de procesar información, pues uno de los neurotransmisores más afectados por el alcohol es el ácido gamma-aminobutírico (GABA), que tiene un efecto inhibidor en el cerebro, ralentizando la actividad neuronal.

consumo de alcohol

Asimismo, inhibe el glutamato, un neurotransmisor excitatorio cuya función es promover la actividad cerebral. Como resultado, las funciones cognitivas se ven afectadas, incluyendo la inhibición conductual que puede ponernos nerviosos en situaciones sociales.

Una cascada de consecuencias

Además, lo anterior lleva a una disminución en la coordinación motora y en la capacidad de toma de decisiones racionales. Por otro lado, las personas también pueden experimentar euforia debido a la liberación de dopamina, dificultades en el habla, problemas de concentración y somnolencia. Sin embargo, los efectos del alcohol varían dependiendo de la edad, sexo, peso, altura, tolerancia a la sustancia, sustancia que se consume, cantidad, entre otros (Abrahao et al., 2017).

La depresión del sistema de memoria

En ocasiones, las personas pueden consumir altas cantidades de alcohol en un corto período de tiempo. Como consecuencia, además de las funciones ejecutivas, cognitivas y motoras, puede ocurrir que dicha sustancia afecte mecanismos más profundos en el cerebro, como el circuito hipocampal.

Esto produce el fenómeno conocido como blackout, diferente de la pérdida de la conciencia, pues en estos casos permanece intacta. Así, la mayoría de las definiciones del mismo hacen referencia a una interrupción en la transferencia de información de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo.

De esta forma, ocurre mientras las habilidades de memoria inmediata (muy breve plazo) y memoria remota (a largo plazo; formada antes de la intoxicación) permanecen intactas. Más específicamente, un blackout anterógrado lleva a la incapacidad para formar nuevas memorias explícitas, es decir, hechos y eventos ocurridos a partir de la intoxicación por alcohol. Una amnesia anterógrada que sucede a pesar de que la persona continúa participando en eventos que luego no recordará (Hermens y Lagopoulos, 2018).

Blackout y experiencias sociales

Aunque anteriormente se creía que los blackouts inducidos por el alcohol solo ocurrían en sujetos con dependencia al alcohol, ahora sabemos que son bastante comunes entre adultos jóvenes sanos. De hecho, aproximadamente el 50% de los estudiantes universitarios que consumen alcohol informan haber experimentado al menos un episodio en el pasado.

blackout

Algunas diferencias importantes

No obstante, a pesar de su alta prevalencia y riesgos asociados a no recordar la noche anterior, no existe evidencia objetiva que permita determinar si una persona está experimentando dicha situación. Y es que, como se ha mencionado anteriormente, la memoria a corto plazo permanece intacta y las personas continúan participando de la actividad.

A diferencia de los comas etílicos o la pérdida de conciencia o desmayo, el fenómeno es inobservable. Al respecto, algunos autores lo comparan al hecho de que no saber si otra persona tiene dolor de cabeza.

Esto se debe a que la experiencia ocurre dentro del cerebro de esa persona, sin índices claros. Sin embargo, cuando los sujetos consumen rápidamente grandes cantidades con el estómago vacío, aumentan considerablemente las probabilidades de afectar su memoria (Wetherill y Fromme, 2016).

Un mecanismo para lidiar con la ansiedad social y el estrés

El consumo excesivo de alcohol se ha estudiado con gran énfasis en jóvenes universitarios. Particularmente, suele estar relacionado con una serie de problemáticas de salud mental, incluyendo la ansiedad, el estrés y la depresión. La relación suele derivar de la presión académica y cambios significativos a partir de la nueva etapa universitaria. En concordancia con ello, las fiestas y reuniones sociales con sustancias psicoactivas son prevalentes en dicha población, y, específicamente el alcohol, a menudo se utiliza como una forma de autotratar la ansiedad social.

Esto se debe a que puede reducir temporalmente la inhibición y los sentimientos de ansiedad en situaciones sociales. Además, se ha encontrado que algunos jóvenes recurren al alcohol como una forma de hacer frente al estrés y relajarse. Ahora, si bien a corto plazo la sustancia puede proporcionar un alivio temporal, el consumo excesivo generalmente aumenta la sensación de estrés, contribuye al agotamiento físico y emocional y, especialmente los episodios de blackout, generan mayor ansiedad relacionada a la falta de recuerdos (Perera et al., 2011; Tupler et al., 2017).

¿Qué sucede a largo plazo con el consumo abusivo?

El consumo excesivo de alcohol afecta de forma negativa prácticamente a todos los sistemas de órganos, con énfasis en las regiones cerebrales responsables de la memoria, la coordinación y el procesamiento emocional. En este sentido, estudios de resonancia magnética (magnetic resonance imaging, MRI, en inglés) indican que entre las personas que consumen alcohol en exceso se observan defectos en el desarrollo de la materia blanca, así como volúmenes más delgados y reducidos en las regiones de la corteza prefrontal y el cerebelo.

Asimismo, las regiones subcorticales, incluyendo el hipocampo, el diencefalo, el cerebelo y el tronco cerebral, también muestran una disminución en su volumen entre aquellos que tienen conductas habituales de binge drinking.

Un cerebro afectado

En concordancia con lo anterior, estudios realizados con tomografías por emisión de positrones (positron emission tomography, PET, en inglés), que mide el metabolismo de la glucosa en el cerebro como un sustituto de la actividad cerebral, ha mostrado que la actividad neuronal se reduce después de la administración de alcohol, aguda y crónica.

Por otro lado, el uso excesivo de alcohol resulta en el 30% de las muertes por año en hombres de 15 a 29 años en los Estados Unidos (EE. UU.). Estas cifras concuerdan con datos a nivel global (Jacob y Wang, 2020).

Conclusión

El consumo excesivo de alcohol tiene diversas consecuencias, una de ellas es el blackout. Además de peligroso, este fenómeno puede tener de base algunas problemáticas relacionadas a mayores niveles de estrés y malestar. Por lo tanto, resulta importante brindar apoyo a quienes presentan conductas sostenidas en el tiempo relacionadas al consumo. Y es que, el alcoholismo, suele involucrar una considerable carga emocional negativa, lo que tiende a ser altamente perjudicial para las personas y su calidad de vida. Si te interesa la temática, te sugerimos acceder a nuestro curso de estrategias de prevención en adicciones.

Referencias bibliográficas

  • Abrahao, K. P., Salinas, A. G. y Lovinger, D. M. (2017). Alcohol and the Brain: Neuronal Molecular Targets, Synapses, and Circuits. Neuron96(6), 1223-1238. https://doi.org/10.1016/j.neuron.2017.10.032
  • Hermens, D. F. y Lagopoulos, J. (2018). Binge Drinking and the Young Brain: A mini review of the neurobiological underpinnings of Alcohol-Induced Blackout. Frontiers in Psychology9. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2018.00012
  • Jacob, A. y Wang, H. (2020). Alcohol Intoxication and Cognition: Implications on mechanisms and therapeutic strategies. Frontiers in Neuroscience14. https://doi.org/10.3389/fnins.2020.00102
  • Perera, B., Torabi, M. R. y Kay, N. S. (2011). Alcohol use, related problems and psychological health in college students. International journal of adolescent medicine and health23(1). https://doi.org/10.1515/ijamh.2011.006
  • Tupler, L. A., Zapp, D., DeJong, W., Ali, M., O’Rourke, S. R., Looney, J. G. y Swartzwelder, H. S. (2017). Alcohol-Related blackouts, negative Alcohol-Related consequences, and motivations for drinking reported by newly matriculating transgender college students. Alcoholism: Clinical and Experimental Research41(5), 1012-1023. https://doi.org/10.1111/acer.13358
  • Wetherill, R. R. y Fromme, K. (2016). Alcohol-Induced Blackouts: A review of recent clinical research with practical implications and recommendations for future studies. Alcoholism: Clinical and Experimental Research40(5), 922-935. https://doi.org/10.1111/acer.13051