Todos los deportes conllevan un alto riesgo en la salud física, especialmente en los atletas de alto rendimiento. Estos suelen estar más expuestos a sufrir daños que abarcan desde fracturas, desgarres, hasta lesiones que pueden ser permanentes o incluso mortales. Nos adentraremos en el complejo deporte del boxeo. Deporte que requiere de una alta preparación física y mental por parte de los atletas que ponen en riesgo su vida cada vez que suben al cuadrilátero. No obstante, el riesgo continúa cuando bajan de este. Es, precisamente, en dicho punto en el que nos enfocaremos. Analizaremos hoy las repercusiones neurológicas del boxeo.

Historia breve del boxeo

A lo largo de la historia, se ha documentado que el boxeo se remonta hacia el año 4.000 A. C. en el norte de África. Sin embargo, no hay evidencias formales que sustenten esta información. Por otro lado, se sabe que se comenzó a practicar como deporte olímpico en la Antigua Grecia, donde los atletas peleaban con las manos vendadas.

Posteriormente, este deporte llegó a Inglaterra en el año 1681, en el que se produjo el primer combate oficial en la Edad Moderna. En ese entonces, se peleaba por dinero y de manera legítima, sin que esto pareciera una riña, como se podría pensar en dichos momentos.

Asentando reglas

No fue hasta el año 1743, cuando el primer campeón de pesos pesados, John Broughton y un conjunto de colaboradores, comenzaron a diseñar de manera formal las reglas del boxeo. Y, en el año 1865, se implementaron de manera oficial cada una de las reglas.

Estas incluyeron aspectos como la protección de las manos con guantes acolchados, duración de los combates, número de rounds a disputar o un conteo de 10 segundos para el contrincante derribado, entre otros detalles. Tales reglas se han mantenido hasta la actualidad.

Por otra parte, estas constituyeron un acierto para cada uno de los pugilistas o boxeadores. Así, la Asociación Internacional de Boxeo Amateur (AIBA) empezó a regular, revisar y modificar el reglamento para poder salvaguardar a los deportistas (CONADE, 2008).

¿Por qué hablar de boxeo?

Antes que nada, hablar de boxeo es un tema relevante en el aspecto de la salud deportiva, neurológica y de la salud mental. Comúnmente, los deportistas se preparan físicamente mediante rutinas especializadas que se centran en la fuerza, reflejos, velocidad y resistencia física.

Las rutinas de gimnasio, el uso de pesas y otros elementos, ayudan a trabajar ciertos grupos musculares como por ejemplo los brazos, pecho, cuello, abdomen y piernas. Así, estos ejercicios ayudan al atleta a tener fuerza y velocidad, factores determinantes en el momento de combatir. Si bien es complicado registrar la fuerza estándar de cada golpe… ¿Cómo podemos conocer la fuerza y velocidad de los golpes

Un experimento curioso

epercusiones neurológicas del boxeo

En el año 2009, un grupo de científicos realizaron un programa de televisión sobre ciencia y deporte conocido como Sport Science. En este, un boxeador olímpico y siete boxeadores de diferentes categorías fueron estudiados. Se tomaron en cuenta aspectos como el peso, índice de masa corporal y el tipo de guante.

De esta manera, se pudo medir tanto la fuerza y velocidad de impacto, como la repercusión que esto conllevaba en los atletas.

Los resultados señalaron que el boxeador invitado, que tenía un peso de 65 kg, generaba una fuerza de 319 kg por golpe, lo cual indicaría un peso 5 veces mayor al peso original del atleta.

Por lo que, en otros boxeadores que oscilan desde el peso ligero de 51 kg hasta el peso pesado de 91 kg, la fuerza que se produce por golpe puede llegar a ser desde los 201 kg hasta los 479 kg. Con esto, se confirma que los valores obtenidos por golpe son 5 veces mayores al peso del boxeador (Brenkus, 2010). 

¿Cuáles son las repercusiones neurológicas del boxeo?

Al inicio de esta nota se comentó, brevemente, sobre la historia del boxeo así como la fuerza que imprimen los boxeadores a sus contrincantes. En consecuencia, se evidencia el riesgo mortal que puede derivarse para cada uno de los atletas al dejar secuelas neurológicas permanentes.

Actualmente, estudios neurológicos señalan que la gran mayoría de los boxeadores desarrollan algo conocido como encefalopatía traumática crónica (ETC). Una degradación cerebral provocada por golpes craneales reiterados. A largo plazo, puede evolucionar en un tipo de taupatía que puede llegar a causar enfermedades como alzhéimer y párkinson (Mckee et al., 2018).

Valorar el riesgo mortal

De manera similar, se han llevado a cabo algunos análisis clínicos en boxeadores que presentaron un diagnostico de ETC. A partir de estos, se pudo conocer la gravedad de los golpes recibidos. En cada uno de los deportistas se tomaron muestras de:

boxeo
  1. Neuroimagen
  2. Electrofisiología
  3. Evaluaciones neuroquímicas
  4. Evaluaciones neuropsicológicas
  5. Evaluación sintomatológica

En los resultados, se pudo comprobar que al recibir el impacto de los golpes, el cerebro de los atletas se altera de manera sistémica por las conmociones. A largo plazo, estos daños suelen tener repercusiones neurológicas letales por la fuerza del impacto pudiendo llegar a causar la muerte (Ling et al., 2015). 

Repercusiones neurológicas del boxeo: Daños neuronales permanentes por traumatismo 

A lo largo del tiempo, los boxeadores comienzan a presentar enfermedades por ETC. Esto afecta a grupos de células nerviosas que funcionan en forma de sistema. Las neuronas quedan afectadas desde los axones y vasos sanguíneos. De igual manera, se ven alteradas las células gliales (encargadas de comunicar e integrar redes neuronales). Y, a partir de dicha afectación, suelen existir alteraciones químicas y eléctricas. Por tanto, las funciones corticales como el lenguaje, motricidad, memoria y juicio son las primeras en ser dañadas.

Algunas de estas alteraciones neuronales se ven reflejadas en:

  1. Hiperfosforilación por TAU: Cuando se habla de TAU e hiperfosforilación queremos decir que el transporte de proteínas a la neurona se altera o deja de funcionar. Asimismo, se asocia con enfermedades neurodegenerativas como las demencias y el párkinson. 
  2. Enfermedades causadas por proteínas beta-amiloide (AB): Comúnmente, la proteína AB se asocia con enfermedades como el párkinson y alzhéimer. Esto se debe a que regula la transmisión y actividad neuronal. 

Enfermedades neuropatológicas a largo plazo

Algunas de las enfermedades que se desarrollan a largo plazo por ETC son: 

Inmunustoquímica: Se aprecian en las flechas blancas los depósitos de Beta-Amiloide en ovillos neuronales (D); Ovillos de TAU en hebras en la formación del hipocampo (H). Imagen obtenida de Ling et al., 2015)
  1. Alzhéimer: Esta patología está sujeta a la magnitud de la ETC, por lo que la fuerza de los impactos en la neurodegeneración será determinante en la hiperfosforilación por TAU. Cuando sucede esto, se generan ovillos neurofibrilares (cúmulos anormales de proteínas que comúnmente se alojan en el hipocampo).
  2. Párkinson: En principio, se debe determinar la magnitud del daño mediante imagen. Las células nerviosas comienzan a desarrollar malformaciones por lo que las proteínas AB no solo actúan directamente en el alzhéimer. Las proteínas y péptidos AB, se han asociado con la pérdida considerada de neuronas dopaminérgicas (las cuales se sitúan en el mesencéfalo), causando temblores involuntarios, rigidez o disminución de movimiento, como es el caso del párkinson (Roberts et al., 1990). 
  3. Síndrome del segundo impacto: Se caracteriza por un golpe de alto riesgo que, cuando no está recuperado por completo, sufre de un segundo golpe de igual gravedad. De este modo, el cerebro desarrollará una inflamación masiva que se va agravando pudiendo desembocar en un estado de coma.
  4. Síndrome posconmocional: Se describe como una enfermedad compleja en la que existen múltiples síntomas que pueden ir desde cefaleas, mareos, vómito y espasmos violentos. Generalmente, se presenta en la primera semana de la ETC y puede durar días, meses o años, dependiendo del daño en el cerebro. Es un efecto directo de la neurodegeneración, así como de las alteraciones químicas y eléctricas de las neuronas afectadas por las conmociones recibidas durante el boxeo. 
  5. Trastornos de comprensión y lenguaje: Se ha relacionado que los boxeadores tienen alteraciones en las áreas de Wernicke y Broca. Debido a las diversas contusiones pueden aparecer alteraciones en la manera de percibir el mensaje del emisor. Un ejemplo de lo anterior sería una mala ejecución motriz al momento del habla. 

Conclusión

A lo largo de esta nota se han analizado las repercusiones neurológicas del boxeo y que sufre un atleta de alto rendimiento. En este caso, un boxeador. Así, hemos visto el nivel de riesgo que tiene cada vez que sube a un cuadrilátero y se enfrenta a su contrincante. No obstante, este no es su único rival, a ello le sumamos la posibilidad de adquirir una enfermedad neurológica.

Con lo anterior, es pertinente mencionar que el boxeo no solo deja secuelas en la salud física y mental del deportista sino que existe, simultáneamente, el impacto psicológico de la familia a partir de cualquier daño que pueda producirse. Para finalizar, actualmente, la AIBA está en constante búsqueda de medidas que ayuden a salvaguardar la vida de estos guerreros mediante la ciencia y la medicina, con el fin de mejorar las reglas y condiciones de dicho deporte.

Referencias bibliográficas

  • Brenkus, J. (2010). The Perfection Point: Sport Science Predicts the Fastest Man, the Highest Jump, and the Limits of Athletic Performance (1ed.). Harper.
  • ESPN. (2 de diciembre de 2009). Sports Science: Hits like a Girl, Part 2 [Vídeo]. Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=_mfn5As4G5o
  • Ling, H., Hardy, J. y Zetterberg, H. (2015). Neurological consequences of traumatic brain injuries in sports. Molecular and cellular neurosciences, 66, 114-122. https://doi.org/10.1016/j.mcn.2015.03.012
  • Mckee, A. C., Abdolmohammadi, B. y Stein, T. D. (2018). The neuropathology of chronic traumatic encephalopathy. Handbook of clinical neurology, 158, 297-307. https://doi.org/10.1016/B978-0-444-63954-7.00028-8
  • Roberts, G. W., Allsop, D. y Bruton, C. (1990). The occult aftermath of boxing. Journal of neurology, neurosurgery, and psychiatry, 53(5), 373-378. https://doi.org/10.1136/jnnp.53.5.373
  • Secretaría de Educación Pública. (2008). Boxeo, donde se combate con los puños. SEP.