¿Sabías que el 68% de los usuarios de medios digitales han estado involucrados en algún tipo de interacción sexual en tales contextos? Las interacciones sexuales a través de la tecnología digital son aquellas interacciones sexuales interpersonales mediadas por esta. Quizás nos suene el término sexting, cuando son a través del teléfono móvil, el sexo por webcam/camming, o el cibersexo, por medio del chat de texto. Estructuralmente, Internet contribuye, inevitablemente, a la naturaleza atractiva del cibersexo. Si no, fijémonos en sus tres características específicas: accesibilidad (millones de sitios sexuales constantemente accesibles), asequibilidad (gratis o precios bajos en sitios sexuales) y anonimato. Ahora, hay ciertas características de los usuarios, como la falta de la búsqueda de control y sensaciones, por ejemplo, que facilitarían un uso de riesgo. Veamos un poco más cómo influye el cibersexo en la salud sexual.
¿Qué es el cibersexo?
Utilizando una definición amplia de cibersexo, podemos considerarlo como una práctica que generalmente implica ver, descargar y operar en línea de pornografía o conectarse a salas de chat usando juegos de rol y fantasía, entre otros.
Ahora, si bien se puede encontrar erótico por el desconocimiento del usuario de saber quién está realmente en el otro extremo, también puede realizarse con una pareja.
De este modo, se crea un espacio que permite a las personas explorar e investigar sus impulsos sexuales y fantasías privadas en línea.
La investigación apunta que los hombres más jóvenes tienen mayor probabilidad de involucrarse (Döring et al., 2021).
¿Por qué el cibersexo se ha vuelto una práctica común?
3 razones
La evitación emocional (es decir, afrontamiento), curiosidad sexual, búsqueda de emoción y placer son algunos de los motivos de su uso (Franc et al., 2018). Veamos 3 razones básicas:
- Los usuarios, con frecuencia, informan sentirse emocionados, atractivos y desinhibidos cuando están en línea.
- En segundo lugar, explorar un nuevo mundo social, donde la cultura del ciberespacio ofrece aliento y aceptación incluso de las fantasías más profundas. Y es que, las personas permiten más fácilmente fantasías personales cuando no pueden afectar a alguien físicamente, lo que lleva a un sentimiento pernicioso de seguridad y desinhibición.
- Por último, una violación con la realidad seguida del olvido de las preocupaciones de la vida real en tales actividades. En esto tiene que ver la accesibilidad, asequibilidad y el anonimato de Internet, lo que facilita una mayor libertad sexual.
Consecuencias del cibersexo en la salud sexual
La interacción sexual a través de la tecnología digital tiene tanto de efectos positivos (por ejemplo, oportunidades de autoexploración sexual, placer y validación de la identidad sexual) como negativos (por ejemplo, aumento de la participación en comportamientos sexuales de riesgo) (Döring et al., 2021). Veamos un poco más.
A lo que ayuda
El cibersexo podría ser saludable y beneficioso para el desarrollo sexual. Por ejemplo, cuando los adolescentes buscan información sexual o al explorar actividades y preferencias sexuales (Ballester-Arnal et al., 2016).
De hecho, algunos participantes reportan haber aprendido nuevas técnicas sexuales que amplían su repertorio de comportamientos sexuales.
Así pues, puede mejorar las interacciones íntimas fuera de línea y la comunicación sexual con la pareja, o facilitar el encuentro de parejas románticas y sexuales reales, por ejemplo.
A lo que no
Los comportamientos del cibersexo van desde actos solitarios hasta interacciones consensuadas y contactos coercitivos.
En cuanto lo último, puede ocurrir que se violen los límites y existan comportamientos no consensuados, como la difusión o publicación de mensajes íntimos compartidos en privado contra la voluntad del participante.
¿A qué puede llevar el uso indebido de datos y la pérdida de control sobre el propio contenido sexual? Humillación, ciberacoso o acoso.
¿Cuándo se vuelve un problema para el usuario?
Si bien el cibersexo no es un problema para la mayoría de los usuarios, un manejo excesivo y mal controlado de las actividades sexuales basadas en Internet, puede conducir a problemas o deterioro funcional asociado con síntomas de adicción.
Así, un uso adictivo del cibersexo está asociado con el deseo sexual, el estado de ánimo depresivo, un estilo de apego evitativo y el género masculino. Teniendo en cuenta, en todo esto, variables que cubren factores sociodemográficos, sexuales y psicológicos (Varfi et al., 2019).
Uno de los aspectos que puede influir en el desarrollo y mantenimiento de problemas asociados con el cibersexo es el uso del sexo para hacer frente a estados afectivos aversivos y estresantes.
Otro factor puede encontrarse cuando existen problemas de apego, donde esta práctica permite evitar la intimidad por medio de relaciones virtuales en las que no se requiere calidez, afecto y compromiso.
Asimismo, si bien una característica atractiva del cibersexo es que no hay ningún requisito de realizar el acto sexual cara a cara para que uno no tema la ansiedad por el rendimiento, esto a la larga puede volverse una estrategia de afrontamiento disfuncional (Studer et al., 2019).
Es importante considerar conjuntamente tanto el valor de refuerzo positivo (como la gratificación sexual) y el valor de refuerzo negativo (es decir, la reducción de las emociones o estados aversivos) de aquellas actividades relacionadas con el cibersexo (Wéry y Billieux, 2017).
Conclusión
Hoy en día, la tecnología ha llevado a un cambio cultural en la sexualidad en todo el mundo. Si bien hay un planteamiento polarizado al respecto sobre los beneficios y riesgos en la salud sexual, este tipo de actividades en línea han llegado para quedarse.
Por otro lado, las consecuencias, de haberlas, son diferentes según si las interacciones sexuales ocurren a través de los medios digitales o con los medios digitales.
Hay que tener en cuenta algo importante, si bien el cibersexo influye en la salud sexual, la mayoría de su práctica no está asociada con deterioro funcional o consecuencias negativas tangibles a nivel personal, profesional o social.
Creer que su uso lleva innegablemente a ello, puede dar lugar a la sobrepatologización de un comportamiento potencialmente transitorio y problemático innecesario.
Referencias bibliográficas
- Ballester-Arnal, R., Giménez-García, C., Gil-Llario, M. D. y Castro-Calvo, J. (2016). Cybersex in the “Net generation”: Online sexual activities among Spanish adolescents. Computers in Human Behavior, 57, 261-266. https://doi.org/10.1016/j.chb.2015.12.036
- Döring, N., Krämer, N., Mikhailova, V., Brand, M., Krüger, T. y Vowe, G. (2021). Sexual Interaction in Digital Contexts and Its Implications for Sexual Health: A Conceptual Analysis. Frontiers in psychology, 12, 769732. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.769732
- Franc, E., Khazaal, Y., Jasiowka, K., Lepers, T., Bianchi-Demicheli, F. y Rothen, S. (2018). Factor structure of the Cybersex Motives Questionnaire. Journal of behavioral addictions, 7(3), 601-609. https://doi.org/10.1556/2006.7.2018.67
- Studer, J., Marmet, S., Wicki, M. y Gmel, G. (2019). Cybersex use and problematic cybersex use among young Swiss men: Associations with sociodemographic, sexual, and psychological factors. Journal of behavioral addictions, 8(4), 794-803. https://doi.org/10.1556/2006.8.2019.69
- Varfi, N., Rothen, S., Jasiowka, K., Lepers, T., Bianchi-Demicheli, F. y Khazaal, Y. (2019). Sexual Desire, Mood, Attachment Style, Impulsivity, and Self-Esteem as Predictive Factors for Addictive Cybersex. JMIR mental health, 6(1), e9978. https://doi.org/10.2196/mental.9978
- Wéry, A. y Billieux, J. (2017). Problematic cybersex: Conceptualization, assessment, and treatment. Addictive Behaviors, 64, 238-246. https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2015.11.007