Ponernos en los zapatos de otros implica aprender a tener una mirada empática. ¿Por qué? Porque el comprender que las otras personas tienen sus propias circunstancias, tal y como las tenemos nosotros, nos permite entender la importancia de respetar las sensaciones de los demás, acompañar y apoyar de forma positiva. Además, implica alejarnos de prejuicios, no dar espacio a la violencia e intentar buscar el bienestar propio y común. Ahora, a nivel educativo, ¿cómo educar en empatía?
Hablemos de empatía y la importancia a nivel educativo
La naturaleza social del ser humano ha sido un tema que hemos trabajado en varias notas anteriores. Hemos indagado en la perspectiva neurobiológica de la empatía, gracias a las neuronas espejo, así como la parte psicoemocional de esta y cómo mejorarla.
Pero, en esta ocasión, nos centraremos en la perspectiva educativa, pues la empatía es considerada una de las soft skills necesarias en el desarrollo integral de los estudiantes.
Esto implica comprender e integrar el aprendizaje de la empatía como una pieza clave para lograr una inclusión educativa verdadera, la erradicación de la violencia en el aula y, a modo general, promover una comunidad que conviva en armonía.
Como resultado, hablaríamos del desarrollo de acciones para la empatía (UNICEF Ecuador, 2018):
- Comprender y respetar las necesidades propias y ajenas.
- Respetar y actuar frente a las emociones de los demás.
- No ser indiferente ante las dificultades de los otros.
- Esforzarse por entender las circunstancias de los que nos rodean.
- Actuar entendiendo que convivimos con otras personas que también sienten y pueden verse afectadas por nuestras acciones.
Beneficios de educar en empatía
Así, la habilidad de comprender las necesidades y sentimientos de otros se convierte en la base de una comunidad segura, sensible e incluyente.
De hecho, el estudio de Jones et al. (2014) reporta que los estudiantes con un mayor nivel de empatía presentan un alto compromiso en la clase, mejor rendimiento académico y habilidades de comunicación.
No solo esto, a nivel global en el aula, encontramos que permite:
- Reducción de violencia en las aulas: Clave para la minimización de problemas importantes como el bullying. Y es que, aunque no es sinónimo de amistad, sí hablamos respeto y la capacidad de posicionarse ante una situación que pueda generar sufrimiento físico o psicológico.
- Mejora el entorno educativo: Permite promover un entorno pacífico, respetuoso y tolerante.
- Promueve una buena relación profesor-estudiante: Fomentar la empatía permite construir relaciones basadas en la confianza, generando un ambiente seguro.
- Mayor facilidad para trabajar en equipo: Contribuye a una mayor comprensión sobre el otro, mejor relacionamiento y resolución de conflictos.
El rol del docente al educar en empatía
Nos referimos, más que nunca, a la congruencia entre decir, hacer y ser empáticos. Por tanto, es necesario que el docente tenga la capacidad de actuar con el ejemplo. Así, hablaríamos de fomentar la empatía hacia los estudiantes y entre los estudiantes.
Para ello, el docente debe considerar ciertas acciones que deben incorporarse como parte de la rutina diaria:
- Trabajar en la resolución de conflictos, la importancia de la escucha activa y la comunicación como base fundamental del respeto y las relaciones interpersonales.
- Estimular a los estudiantes para que propongan respuestas creativas ante las problemáticas.
- Ser un referente para los estudiantes.
- Instar a la reflexión y el análisis crítico de lo que sucede.
- Promover actividades que permitan el intercambio social.
- Dar valor a las diferencias individuales y grupales, resaltando la validez y el respeto que nos distingue.
Una educación en empatía
A pesar de que no existe una fórmula única, sí existen premisas que debemos tener en cuenta cuando hablamos de educar en empatía. Estas son:
- Entender la empatía como un proceso: Se trata de un aprendizaje continuo que se debe trabajar constantemente.
- Transversalidad: Esto implica que la educación ha de ser abordada por los diferentes profesores, sin importar la asignatura, pues es necesario reforzar y aplicar este concepto en diferentes contextos.
- Basado en experiencias: El aprendizaje significativo es el que mejor se consolida e impacta, de mejor manera, cuando implica a las emociones.
- Generar hábitos: Implica que los estudiantes incorporen este concepto en su vida diaria, a través de la práctica, reforzada por el feedback del docente.
- Promoviendo una cultura de respeto: Como aspecto clave hay que evitar cualquier falta de respeto, por lo que es imprescindible establecer claramente los límites que no se pueden traspasar. Siendo enfáticos en la prohibición de cualquier situación de violencia.
- El liderazgo educativo: Desde el ejemplo que da el profesor, hasta la importancia del relacionamiento positivo entre este y sus estudiantes.
Competencias necesarias para el desarrollo de la empatía
Para poder poner en práctica la empatía, los estudiantes tienen que desarrollar ciertas competencias previas que permitan que puedan hacerlo (Borba, 2018):
- Alfabetización emocional: Aprender a leer las emociones propias y de otros, sobre todo a partir de la interacción cara a cara. Hablando abiertamente sobre las sensaciones que les producen las experiencias de aprendizaje.
- Identidad moral: Aprender a identificarse a sí mismos y sistema de valores, modelando conductas que los promuevan. Por ejemplo: “En esta clase nos ayudamos los unos a los otros”.
- Toma de perspectiva: Desde lo cognitivo o literal, se trata de ponerse en el lugar del otro, planteando ejemplos como: “¿Cómo te sentirías si…?”
- Imaginación moral: A partir de estímulos como historias, libros, películas o cuentos, se puede enseñar a los niños a comprender las diferentes perspectivas planteadas por diversos autores. Explorando, así, otras creencias y experiencias.
- Autorregulación emocional: Permite controlar las emociones propias, comprender las de los demás, sentir empatía y ayudar a otros.
- Practicar la amabilidad: Sintonizar con los sentimientos y necesidades de otros, confiar más y volverse orientados hacia “nosotros” y menos orientados hacia “mí”. Desde usar palabras agradables, saludar, ofrecer ayuda, etc.
- Colaboración: Pensar en un equipo, por lo que se deben compartir objetivos de trabajo en común a partir de experiencias cooperativas.
- Valor moral: Hablamos de la fuerza interior que motiva a los niños a actuar según sus impulsos empáticos y ayudar a los demás a pesar de las posibles consecuencias. Clave para evitar cualquier situación de violencia en las aulas. Esto, por ejemplo, a partir de experiencias donde hayan intercambios de opiniones o discusiones, como debates. O incluso hablando de la vida de grandes personajes de la historia que han demostrado cualidades de dicho tipo.
- Agentes de cambio: Alentar a los estudiantes a que se vean a sí mismos con el potencial de cambiar las realidades injustas a través de sus acciones. Desde pequeños proyectos escolares hasta comunitarios en los que se puedan ayudar a terceros.
Consejos prácticos para educar en empatía
Para empezar, hablaremos de la empatía entre los estudiantes. Esto implica el fortalecimiento de las relaciones entre pares.
Algunas premisas útiles a compartir con los estudiantes son (UNICEF Ecuador, 2018):
- Ante la llegada de una persona nueva al grupo, intentar integrarlo y hacer que participe en las actividades recreativas y escolares.
- Si se observa que alguien está triste, acercarse a hablar y a saber cómo se encuentra, pues muchas veces basta con escuchar. En caso de tratarse de una situación compleja, acudir al profesor.
- Frente a cualquier situación de maltrato, no apoyar ni ser indiferente, denunciar dichas manifestaciones ante los adultos.
- Las creencias, culturas, nacionalidades o etnias son indiferentes a la persona, por lo que nadie es superior a los demás y todos tenemos los mismos derechos universales.
Ahora, a nivel del docente, es importante considerar lo siguiente:
- Cuando hay nuevos estudiantes, es positivo identificar a los estudiantes que presentan mejores habilidades sociales o de liderazgo para que puedan acompañar a los nuevos compañeros y enseñarles el centro educativo, lugares, rutinas, organización, etc.
- Hablar abiertamente de lo que son los prejuicios, sus consecuencias e implicaciones y la importancia de prevenirlos.
- Realizar dinámicas de grupo en las que se puedan trabajar valores e integrar a los estudiantes nuevos y trabajar la inclusión.
- Mostrar tolerancia cero ante las situaciones de abuso o violencia.
- Instaurar el sentimiento de pertenencia al grupo, la conformación de una comunidad en la que todos los que la conforman son importantes.
Conclusión
Educar en empatía es fundamental para la construcción de un entorno sin prejuicios, discriminación o violencia. Por supuesto, esta educación no solo implica al centro educativo, debe ser promovida desde el hogar, donde los padres tienen un rol fundamental en la crianza de sus hijos.
Comprender que este es un proceso continuo y que debe empezar a temprana edad permite establecer los cimientos que posteriormente edificarán un mundo mucho más respetuoso, justo y tolerante.
Referencias bibliográficas
- Borba, M. (2018). Nine Competencies for Teaching Empathy. Educational Leadership, 76(2), 22-28. https://www.ascd.org/el/articles/nine-competencies-for-teaching-empathy
- Jones, S. M., Weissbourd, R., Bouffard, S., Kahn, J. y Ross, T. (2014). How to build empathy and strengthen your school community. Harvard Graduate School of Education.
- UNICEF Ecuador (2019). Seamos amigos en la escuela. Una guía para promover la empatía y la inclusión. https://www.unicef.org/ecuador/informes/gu%C3%ADa-para-promover-la-inclusi%C3%B3n-y-la-empat%C3%ADa-en-las-escuelas