Mi hija de 4 años sigue preguntando cuándo viene su abuela a visitarla. Ella sabe que su abuela murió el otoño pasado. ¿Por qué no puede aceptar eso? Actualmente, la exposición personal de los niños a la muerte ha decrecido a partir de las mejoras en la salud pública y la medicina moderna. Sin embargo, si bien la muerte es una “parte natural de la vida”, en una actitud de protección al menor se suele posponer la explicación de dicha realidad. La mayoría de los niños adquieren un concepto completo de la muerte entre los 5 y 7 años de edad, incluso muchos son capaces de comprender algunos subconceptos de la muerte con tan solo 3 años. Así pues, resulta clave hablar con los niños sobre este tema desde una edad temprana y de forma honesta e informativa. Veamos un poco más.

Entender la muerte

4 hechos biológicos y cómo explicarlos

Comprender la muerte es un proceso complejo y emocional que implica el reconocimiento de los cuatro subcomponentes de esta (Ferrer, 2022):

1. La muerte aplica a todas las entidades vivientes (universalidad) y es algo inevitable (inevitabilidad). Los niños pueden preguntar a sus cuidadores si estos morirán, incluso, si ellos mismos van a morir.

De esta forma, se ha de ser claro a la hora de responderles que sí y explicarles que todos moriremos un día aunque, sin asustarles. Dependiendo del contexto, se procura resaltar que es algo que está muy lejos y que procuramos vivir el máximo tiempo posible.

2. La muerte es permanente (irreversibilidad). Es importante que el pequeño aprenda que es un hecho permanente y una situación que no volverá atrás.

Por ello, no hay que confundirlos diciendo que la persona está de viaje, durmiendo o que Dios la necesitaba con él. Estas expresiones dejan abierta la puerta a la fantasía de que alguien vuelva a estar físicamente entre nosotros.

3. Con la muerte todas las funciones físicas y psicológicas se detienen (cese). El niño debe comprender que la muerte afecta a la parte física y que esta deja de funcionar. A su vez, que dejar de sentir, respirar, oír o tener hambre, se debe a que ya no lo necesita y, por tanto, no sufre.

4. La muerte es causada por la ruptura de los procesos corporales (causalidad). A veces, los niños se sienten protagonistas de lo que sucede a su alrededor, pudiendo sentirse culpables al pensar que la persona querida ha fallecido por algo que han hecho. Entonces, es importante explicarles que toda muerte se produce por una causa de la que no son responsables.

Estos hechos son adquiridos por el niño según su edad, capacidad cognitiva y la exposición a la muerte en su entorno.

Cuando los adultos desinforman

Las expresiones religiosas de las familias y entornos educativos, pueden moldear muchas de las explicaciones que los niños tienen de la muerte. Junto con esto, los pequeños también pueden guiarse por figuras históricas fallecidas o la representación de la muerte en los medios de comunicación, por ejemplo.

Explicar la muerte de un ser querido a un niño no es fácil y a la vez, debe tenerse presente que la forma en que se les comunique este hecho, influirá en cómo el niño discutirá o abordará la muerte posteriormente.

¿Cómo explicar la muerte a un niño?

Una de las formas en que los niños aprenden sobre la muerte es escuchando las conversaciones de los adultos.

A partir de estas, construyen su propia comprensión interna utilizando fragmentos de información.

Otra forma es cuando los niños llegan a un entendimiento basándose en su propia comprensión existencial del mundo, o su imaginación. El fin es llenar los vacíos o inventar historias para explicar lo que sucede (Longbottom y Slaughter, 2018).

Por ello, además de ser honestos y claros en lo transmitido, recurrir a asociaciones con la naturaleza puede ayudarles a comprender mejor; por ejemplo, usar la imágen de una hoja muerta en el suelo y otra viva en el árbol.

Lo que hay que evitar al explicar la muerte de un ser querido a un niño

  • Eufemismos al referirse al difunto como por ejemplo: Está durmiendo o se fue.
  • Minimizar el hecho a partir de declaraciones como solo era tu bisabuela (o perro, vecino, etc.).
  • Predecir un plazo para completar el proceso de duelo como por ejemplo: Ha pasado un mes, deberías superar esto o el dolor desaparecerá pronto.
  • Identificación en exceso. Es importante recordar que el dolor es personal y debe evitarse decirles lo que uno cree que deberían sentir, por ejemplo, no te preocupes o no estés triste.
  • No hablar de la persona que falleció o tratar de olvidarla, pues el proceso de duelo no es sinónimo de olvidar al ser querido.
  • Intentar ocultar el dolor. No es inadecuado llorar delante del niño; de hecho, puede ser un momento idóneo para explicar que la gente llora con el fin de expresar su dolor o tristeza.

Lo que se debe hacer

  • Explicar lo que sucederá tras el fallecimiento, pues algunos niños pueden encontrar útil categorizar qué va a ocurrir.
  • Permitir que los niños asistan al acto conmemorativo en caso de que así lo deseen o incluso ver a la persona que ha muerto. Al fin y al cabo, es una forma de afrontar el duelo que, si no se resuelve adecuadamente, puede conducir a problemas en la edad adulta.
  • Mantener las rutinas con la mayor normalidad posible.
  • Formular preguntas para determinar la comprensión que el niño tiene del evento y su estado emocional, etiquetando algunos de los propios sentimientos para que les sea más fácil expresarlos. Esto puede darnos una idea de cuál es su proceso de pensamiento al respecto.
  • Darle permiso para llorar y, como adultos, validar sus reacciones. Debe hacérseles saber que los sentimientos que tienen al respecto, están bien, incluidos aquellos por los que pueden sentirse mal, como el alivio de que la persona haya fallecido (National Association of School Psychologists [NASP], 2015).

Conclusión

La responsabilidad de informar a los niños sobre el diagnóstico de muerte o la misma muerte se ha dejado principalmente a los padres, quienes a menudo no tienen orientación sobre cómo y cuándo se debe informar al niño. Esto hace que muchas veces pueda ser útil el asesoramiento de expertos y clínicos en duelo.

Por su parte, el miedo, evitación y malentendidos hacen que conceptos como morir y duelo sean evitados, abordándose únicamente cuando ha ocurrido un evento trágico o traumático, como la muerte de un pariente cercano, amigo o mascota.

No hemos de olvidar que aunque para ellos sea algo cognitivamente complejo de entender, retener esta información no es algo que realmente los proteja e incluso, impide un apoyo adecuado al niño.

Referencias bibliográficas

  • Ferrer, I. (noviembre de 2022)¿Cómo explicar la muerte a los niños? [Vídeo adjunto] [Publicación]. LinkedIn. https://www.linkedin.com/posts/inma-ferrer_muchas-veces-hay-padres-y-madres-que-me-comentan-activity-6995714054472261633-k4RM/?utm_source=share&utm_medium=member_ios
  • Longbottom, S. y Slaughter, V. (2018). Sources of children’s knowledge about death and dying. Philosophical transactions of the Royal Society of London. Series B, Biological sciences373(1754), 20170267. https://doi.org/10.1098/rstb.2017.0267
  • Marie Curie. (31 de marzo de 2020). Talking to children about death. https://www.mariecurie.org.uk/help/support/bereaved-family-friends/supporting-grieving-child/talking-to-children-about-death
  • NASP School Safety and Crisis Response Committee. (2015). Addressing Grief: Brief Facts and Tips. National Association of School Psychologists. https://www.nasponline.org
  • Panagiotaki, G., Hopkins, M., Nobes, G., Ward, E. y Griffiths, D. (2018). Children’s and adults’ understanding of death: Cognitive, parental, and experiential influences. Journal of experimental child psychology166, 96-115. https://doi.org/10.1016/j.jecp.2017.07.014
  • Stuber, M. L. y Mesrkhani, V. H. (2001). “What do we tell the children?”: understanding childhood grief. The Western journal of medicine174(3), 187-191. https://doi.org/10.1136/ewjm.174.3.187