El tabaco constituye una de las sustancias psicoactivas más utilizadas en el mundo. Asimismo, algunos estudios sugieren que el consumo de tabaco, alcohol y cannabis es más prevalente en personas que conviven con trastornos mentales, a pesar de que estas sustancias interfieren con sus tratamientos. Con esto, su consumo suele tener la finalidad de afrontar el malestar de sus afecciones o efectos secundarios de sus tratamientos. ¿Cómo se relaciona el consumo de tabaco y el malestar emocional? ¿Existe alguna relación entre el acto de fumar y los momentos de ansiedad?

Consumo de tabaco y malestar emocional: Síntomas depresivos y ansiosos

El consumo de tabaco tiene diversos efectos psicológicos que pueden afectar tanto el estado de ánimo como el bienestar emocional general de una persona. Por ejemplo, la nicotina presente en el tabaco actúa como un estimulante que puede generar sensaciones de relajación y placer. Debido a esto, las personas suelen fumar más en momentos donde se experimente ansiedad.

Sin embargo, estos efectos positivos son de corta duración y, a largo plazo, el consumo de tabaco puede contribuir al desarrollo de afecciones emocionales. De esta manera, si bien no es una relación determinante, el tabaquismo se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar depresión y ansiedad (Barros et al., 2021).

consumo de tabaco y malestar emocional

¿Por qué sucede esto?

Lo cierto es que las las sustancias químicas presentes en el tabaco pueden afectar los niveles de neurotransmisores en el cerebro. Específicamente, aquellas relativas a los centros de dopamina.

La dopamina influye en el estado de ánimo, las conductas y la regulación de la respuesta placentera.

Así, la afectación de los centros dopaminérgicos puede alterar el equilibrio emocional y contribuir al desarrollo de síntomas depresivos y ansiosos, contribuyendo a la relación entre consumo de tabaco y malestar emocional (Sánchez-Villegas et al., 2021).

¿Afecta la calidad de sueño?

Además de los síntomas mencionados, producto de la alteración de las centrales dopaminérgicas, fumar tabaco se ha relacionado con una disminución en la calidad del sueño (Carrillo-Mora et al., 2013).

Como se sabe, la disminución de la calidad del sueño puede tener un impacto negativo en el estado de ánimo y la salud mental en general, dando lugar a mayor irritabilidad, menor tolerancia, fatiga, falta de energía y mayor reactividad emocional. Por ello, los resultados de estas investigaciones nos acercan a la posibilidad de relacionar el consumo de tabaco y el malestar emocional, más allá de las afectaciones directas (Boehm et al., 2016).

Nicotina: Una sustancia altamente adictiva

Al mencionar el consumo de tabaco y malestar emocional, ha de considerarse que un factor decisivo del consumo de tabaco es su relación con la dependencia y adicción. Mismamente, la nicotina presente en el tabaco es altamente adictiva y puede generar una fuerte compulsión por fumar. Esto puede llevar a una sensación de pérdida de control sobre el consumo de tabaco y dificultar los intentos de dejar de fumar.

En este sentido, la cesación de tabaco se ve afectada de forma drástica por la abstinencia de nicotina. De esta manera, el porcentaje de éxito de abandono del hábito de fumar suele posicionarse alrededor del 30%, generando sentimientos de frustración, culpa y ansiedad relacionados con la dependencia (Barros et al., 2021).

Consumo de tabaco y malestar emocional: ¿Un mecanismo de afrontamiento?

fumar y ansiedad

Si bien el consumo de tabaco es una práctica popularizada, las personas que conviven con afecciones mentales suelen ser quienes tienen mayor prevalencia de consumo (Scherer et al., 2012).

Así, en comparación con la población general, quienes conviven con algún trastorno de salud mental, suelen consumir más tabaco y presentan una menor tasa de éxito en la cesación del consumo.

¿A qué se debe este fenómeno?

En este sentido, muchas personas con afecciones mentales manifiestan que el consumo de tabaco alivia algunos de los síntomas, ya sean los provocados por el trastorno como por el tratamiento del mismo. Este es el caso de quienes suelen fumar más en momentos de ansiedad o nerviosismo.

De esta manera, el consumo de tabaco y el malestar emocional se intersectan, siendo el primero utilizado como método de afrontamiento ante los síntomas no deseados. Así, se priorizan los resultados de alivio a corto plazo que ofrece el tabaco frente al malestar asociado a las afecciones mentales y su tratamiento farmacológico.

Una estrategia integral de tratamiento

En el estudio realizado por Ronzani et al. (2020) se exploró la prevalencia de consumo de tabaco y el malestar emocional. Reportaron que las personas que acudían por tratamientos diarios presentaron mayor prevalencia de consumo que aquellos que lo hacían de forma esporádica. Sin embargo, la gran mayoría manifestó el deseo de dejar de fumar. En este sentido, cuando se consultó sobre la tasa de éxito, la población informó no obtener los resultados deseados.

Algunas recomendaciones

En parte, los investigadores hipotetizaron que podría tener relación con la distancia entre el tratamiento psiquiátrico y el de cesación de tabaquismo.

Así, el tratamiento ofrecido a las personas en relación a su afección mental no contemplaba la dependencia al tabaco. Esto resulta importante a considerar, ya que el consumo afecta y condiciona el abordaje medicamentoso de base de sus afecciones mentales diagnosticadas. Además, existe una relación entre ambas problemáticas.

Conclusión

El consumo de tabaco y el malestar emocional se relacionan de forma directa. Quizás por ello, se tiende a fumar más en momentos de ansiedad, tristeza, nerviosismo o preocupación. Ahora, la sintomatología característica de determinadas afecciones psiquiátricas puede verse beneficiada de la atención en el sistema de salud. Por ello, es necesario abordar ambas problemáticas de forma integral. Esto implica el aprendizaje e interiorización de estrategias de afrontamiento que no impliquen un mayor riesgo para las personas que conviven con ambas problemáticas.

Referencias bibliográficas

  • Barros, M., Llambí, L., Parodi, C., Núñez, V., Minacapilli, M., González, V. y Bernardi, R. (2021). Evaluación de la personalidad y resultados en cesación tabáquica. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 11(3), 7-39. Doi: http://dx.doi.org/10.26864/PCS.v11.n3.1
  • Boehm, M. A., Lei, Q., Lloyd, R. M. y Prichard, J. R. (2016). Depression, anxiety, and tobacco use: Overlapping impediments to sleep in a national sample of college students. Journal of American College Health64(7), 565-574. https://doi.org/10.1080/07448481.2016.1205073
  • Carrillo-Mora, P., Ramírez-Peris, J. y Magaña-Vázquez, K. (2013). Neurobiología del sueño y su importancia: antología para el estudiante universitario. Revista de la Facultad de Medicina UNAM56(4), 5-15. https://biblat.unam.mx/es/revista/revista-de-la-facultad-de-medicina-unam/articulo/neurobiologia-del-sueno-y-su-importancia-antologia-para-el-estudiante-universitario
  • Ronzani, T. M., De Andrade, B. A. B. B., Gomide, H. P. y Colugnati, F. A. B. (2020). Prevalence and Treatment of Tobacco Use among Patients Being Treated for Mental Disorders. Psicología, Conocimiento y Sociedad, 10(9), 69-84. https://doi.org/10.26864/pcs.v10.n2.5
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