¿Creatividad y cerebro? Entendemos la creatividad como un constructo definido que refiere a la capacidad de las personas para producir ideas nuevas, originales e innovadoras de acuerdo a su contexto. Sin duda, esta capacidad requiere de la interacción de nuestras aptitudes y procesos. De igual manera, es importante que el ambiente sea estimulante para desarrollarla. Ahora, la creatividad no debe ser ligada exclusivamente a lo artístico, sino también como elemento integral en los distintos ámbitos cotidianos. En esta nota, indagaremos en las áreas cerebrales implicadas en el proceso creativo que es, con toda seguridad, maravilloso

El proceso creativo

La creatividad puede surgir cuando nos encontramos con una necesidad insatisfecha o un problema que aún no hemos resuelto. En estos casos, la insatisfacción actúa como un detonante, provocando una respuesta interna que lleva al individuo a buscar una solución. Este proceso creativo se inicia con la determinación de enfrentar el desafío, seguido de la búsqueda activa de información que pueda ayudar a resolver el problema planteado.

A lo largo de este proceso, la creatividad no ocurre de manera instantánea, sino que avanza en distintas etapas que interactúan con varias funciones cerebrales. Los estudios a lo largo de la historia han profundizado en la forma en que estas fases se despliegan, ofreciendo una comprensión más clara de cómo el cerebro contribuye a la creatividad.

Fases del proceso creativo

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El psicólogo Graham Wallas (1926), con apoyo de investigaciones actuales, detalló cuatro fases clave en el proceso creativo. Cada una de estas resulta fundamental para que el proceso de generación de ideas ocurra de manera eficiente y productiva.

Fase de preparación

El primer paso dentro del proceso creativo es la fase de preparación. Durante esta etapa, las funciones cognitivas como la percepción, la atención selectiva y la sensación juegan un papel crucial. Aquí, el individuo se enfrenta al problema y busca comprenderlo profundamente. Para ello, se recopila información utilizando los sentidos, y se activan recuerdos o experiencias pasadas que puedan ser útiles en la solución del problema.

Del mismo modo, en esta fase inicial el cerebro también comienza a definir el problema de manera más clara. Los elementos percibidos no sólo se recogen de manera pasiva, sino que son evaluados y organizados para estructurar un plan de acción inicial.

Fase de incubación

La segunda fase es la incubación, una etapa crucial para el desarrollo creativo, aunque menos visible. Aquí, el individuo se desconecta conscientemente del problema, apartándolo temporalmente de su foco de atención. Si bien tal desconexión puede parecer un descanso, el cerebro sigue trabajando en un segundo plano.

Durante la incubación, el pensamiento consciente se centra en otras actividades, mientras que el subconsciente sigue procesando el problema. En este punto, las redes neuronales responsables de la memoria a corto y largo plazo, así como la red por defecto del cerebro, se activan. Esta última ayuda a realizar un olvido selectivo que permite que ideas o soluciones novedosas emerjan sin las limitaciones impuestas por el pensamiento lineal o racional.

Fase de iluminación

Se refiere al momento en que la solución aparece de manera repentina en la mente. Este fenómeno es lo que comúnmente se describe como el momento eureka, y es el resultado de la acumulación de ideas y posibles soluciones que se han ido formando en las fases previas.

La corteza cingulada anterior, junto con la memoria de trabajo, desempeña un papel importante en esta fase, ya que facilita la conexión entre diferentes ideas, permitiendo que se produzca la tan esperada respuesta creativa. Aunque esta fase parece ser espontánea, es el producto de un proceso estructurado y continuo de búsqueda de soluciones.

Fase de verificación

Finalmente, la cuarta fase del proceso creativo es la verificación. En esta, el individuo evalúa la solución obtenida, comprobando si efectivamente resuelve el problema planteado. Dicha fase involucra un análisis más detallado, donde el cerebro utiliza funciones ejecutivas, el lenguaje, las áreas motoras y los órganos sensoriales para validar la idea.

La verificación no solo asegura que la solución sea funcional, sino que también permite afinar detalles y ajustar ciertos aspectos si es necesario. Es un momento de reflexión y crítica que garantiza que el producto final esté alineado con las expectativas o necesidades iniciales.

Cerebro y creatividad: Habilidades cognitivas y no cognitivas relacionadas con la creatividad

Ciertamente, la creatividad es un constructo aplicado a los diferentes ámbitos de vida de una persona. Se presenta en la forma de ser, pensar y actuar. Por ende, requiere de distintas habilidades cognitivas y no cognitivas. Veamos, a continuación, un poco más sobre lo que implica en el cerebro la creatividad.

Habilidades no cognitivas en la creatividad

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En este caso, consideramos al estado anímico, personalidad y estilo de trabajo de la persona. En un inicio, el proceso creativo empieza con la asociación de elementos que la rodean. Como consecuencia, la persona conceptualiza los conocimientos propios y del mundo.

Tales conocimientos se asociaran con emociones, imágenes y sensaciones. Y, posteriormente, esto dará paso al desarrollo de ideas según la motivación, talento y habilidades personales. Finalmente, la idea puede concretarse y ser compartida con los demás (Escobar y Gómez, 2006). Por tanto, podemos decir que las variables estado anímico, estilo de trabajo, personalidad y creatividad se relacionan entre sí. Afectando así, a los procesos creativos.

Habilidades cognitivas en la creatividad

A nivel cognitivo, el proceso creativo requiere del trabajo simultáneo de algunas áreas cerebrales debido a las funciones complejas que conlleva. Se ha encontrado que la base estructural implicada con mayor relevancia es el córtex parietal, regiones frontales y estructuras occipitales. Además, existen estudios que indican una relación entre la madurez neuropsicológica, el desarrollo de las funciones cognitivas y el nivel de creatividad de la persona.

Áreas cerebrales implicadas en el proceso creativo

El proceso creativo tiene implicaciones en diferentes funciones cognitivas como la memoria, atención, lenguaje y funciones ejecutivas. Es por ello que una de las regiones que se activa es el córtex prefrontal. Esta zona se encarga de la activación de los centros de control para lograr un pensamiento divergente. En consecuencia, está implicada la fluidez y la flexibilidad de pensamiento para la resolución de problemas. Un proceso cuyo fin es lograr la integración de lo racional y afectivo.

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En el área parietal encontramos una conexión clave entre las representaciones mentales del cerebro y la capacidad de comprensión, lo que la convierte en un integrador sensorial fundamental para la creación de ideas nuevas. Esta zona del cerebro facilita no solo la recepción de información, sino también su interpretación y uso creativo.

Otras áreas que intervienen…

De manera similar, el giro temporal superior izquierdo también interviene en la generación de ideas creativas. Mientras que, el sistema límbico, contribuye a moldear las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales (Klimenko, 2017).

En síntesis, todas las áreas mencionadas anteriormente trabajan en conjunto para permitir que el cerebro no solo reciba y analice información, sino también la compare y transforme en nuevas ideas. En definitiva, el proceso creativo es el resultado de la integración de diversas estructuras cerebrales que permiten a la persona explorar y desarrollar nuevas ideas de manera eficiente y original.

La creatividad como estrategia de aprendizaje

A nivel educativo es importante considerar la creatividad como elemento de estimulación, pues permite a la persona encontrar nuevas vías de resolución. De esta forma, se desarrolla la capacidad de inventiva y expansión de ideas. Y es que, gracias a la activación cognitiva, será mucho más fácil que el alumno mejore su capacidad de tomar decisiones.

Por tanto, se convierte en una herramienta que permite solucionar conflictos con originalidad y pertinencia. De este modo, el estudiante canalizará mejor los recursos disponibles.

Conclusión

A lo largo de la nota hemos podido evidenciar las diferentes áreas del cerebro implicadas en la creatividad. Y es que, los procesos creativos conforman un elemento fundamental en la vida de todos. Siendo útil no sólo para nuestra supervivencia, sino también para lograr una mejor adaptación a nuevas situaciones.

En el ámbito educativo es importante considerar estos hallazgos a nivel neuropsicológico y complementarlos, diariamente, en las actividades escolares para lograr una adecuada estimulación. Asimismo, es fundamental potenciarla mediante pedagogías de trabajo dinámicas. 

Referencias bibliográficas

  • Castillo, M., Ezquerro, A., Llamas, F. y López, V. (2017). Estudio neuropsicológico basado en la creatividad, las inteligencias múltiples y la función ejecutiva en el ámbito educativo. Enseñanza & Teaching, 36(2), 123-143. https://doi.org/10.14201/et2018362123143
  • Coral, A. (2014). Desarrollo de habilidades de pensamiento y creatividad como potenciadores de aprendizaje. Revista UNIMAR30(1). http://ojseditorialumariana.com/index.php/unimar/article/view/232
  • Escobar, A. y Gómez, B. (2006). Creatividad y función cerebral. Revista Mexicana de Neurociencia, 7(5), 391-399. https://www.imbiomed.com.mx/articulo.php?id=39133
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  • López-Fernández, V. y Llamas-Salguero, F. (2018). Neuropsicología del proceso creativo. Un enfoque educativo. Revista Complutense de Educación, 29(1), 113-127. http://dx.doi.org/10.5209/RCED.52103