El deporte y la discapacidad son conceptos teóricos que han ido cambiando a nivel socio histórico y cultural. Y, aunque su vinculación parezca casi nula, recientemente han ido adquiriendo mayor visibilidad e importancia a nivel mundial. Al menos en lo concerniente a la concepción de salud integral del ser humano. Veamos con mayor profundidad los avances en materia de la relación entre el ejercicio físico y la discapacidad.

Origen de los conceptos

Una larga evolución del deporte y la discapacidad

Deporte y discapacidad: Una cuestión de salud

El concepto de deporte se remonta a la Antigua Grecia, en la cual, se relacionaba con la salud, el intelecto y las cualidades morales. Sin embargo, durante la Edad Media fue un concepto invisibilizado por ir en contra de los principios de la Iglesia.

Durante la Época de Industrialización, volvería a adquirir relevancia en clubes y medios de comunicación. Por otra parte, el concepto de discapacidad se remonta a la Edad Media, en la que se asociaba con cuestiones vinculadas a los demonios.

Continuando con el análisis de la historicidad, durante el SXVII, fue entendido como una condición vinculada con la hechicería, como un castigo divino. De ahí que no existía forma de curarla y la Iglesia adquirió mayor relevancia.

En cuanto a los siglos XIX y XX, la evolución dio cuenta de una institucionalización del concepto, frente a lo cual, comenzaron a construirse centros de reclusión, acompañados de protocolos de intervención, medicación específica y personal capacitado para tratar a las personas concebidas como anormales, si se las comparaba con el resto de la población (Roncancio et al., 2022).

¿Qué es el deporte?

El deporte puede definirse como actividad física, en la medida en que implica movimiento corporal y por ello gasto energético. Asimismo, debe incluirse para la mayor distinción del concepto, el hecho de que cuenta con normas particulares y con cierta competitividad (Rosero, 2022). Así, en distintas etapas históricas ha producido diferentes espacios vinculados con el ocio, la disciplina, integración y socialización.

Considerado un derecho humano

Por otra parte, según el Comité Olímpico Internacional [COI, 2020] es un derecho humano, por lo que todas las personas deberían poder practicarlo, sin importar su contexto (Rosero, 2022). Sin embargo, la realidad nos demuestra que esto no sucede, por lo que asistimos a una vulneración de este derecho, dado que no existen garantías que puedan sustentar su verdadera realización.

¿Y la discapacidad?

Para definir esta noción han sido utilizados diferentes conceptos en distintas épocas, tales como, enajenado, retrasado, incapaz, inválido, deficiente, minusválido o discapacitado. Repitiéndose estos en distintas textos nacionales e internacionales, pero no para reflejar necesariamente la misma realidad (Gallejo y Salinas-Arango, 2019).

Una definición más respetuosa

La discapacidad es conceptualizada según la Organización Mundial de la Salud [OMS, 2001], como una pérdida de la normalidad, de manera temporal o permanente, a nivel psicológico, fisiológico o anatómico. Y que, además, supone limitaciones funcionales que impactan en la vida cotidiana de las personas.

Sin embargo, este concepto ha presentado modificaciones, en la medida en que, al cambiar el enfoque de la persona a las situaciones, puede observarse que en realidad el dilema está en las estructuras de las sociedades. Pues son estas las que no contemplan las necesidades de las personas en situación de discapacidad.

Al respecto, la Convención Internacional por los Derechos de las Personas con Discapacidad de las Naciones Unidas (2006), plantea que la interacción entre personas con deficiencias y las barreras del contexto, son las que en definitiva evitan su participación en las mismas condiciones que el resto de la población (Rosero, 2022). En este sentido, la OMS ha propuesto un nuevo modelo de medición de salud y discapacidad mediante una perspectiva menos centrada en el déficit e integrando factores ambientales, llamada Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF).

Beneficios del deporte para personas en situación de discapacidad

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia [UNICEF, 2001] plantea que el deporte es una herramienta para promover la igualdad, en la medida en que la población con discapacidad (específicamente en la etapa infantil) puede mejorar su autoconfianza en esta área, extendiéndola posteriormente a otros ámbitos de su vida. Es así que, uno de los mayores aportes se orienta a superar barreras de tipo psicológicas. Por otro lado, el deporte también contribuye a la educación de la población en general, en la medida en que posibilita la prevención de problemáticas vinculadas con la discapacidad.

Un abanico de valores

No puede dejar de mencionarse, que el ejercicio físico posibilita una formación personal en valores y principios, para establecer posteriores relaciones interpersonales. Así, el deporte funciona como una adecuada estrategia de integración, sobre todo para personas en situación de discapacidad que frecuentemente se ven excluidas a nivel social. Entonces, puede afirmarse que su importancia radica en la preservación y mejora de la salud integral, ofreciendo una mejor calidad de vida (Roncancio et al, 2022).  

Y de disciplina

En este sentido, la motivación resulta ser un factor clave, por ser un motor para la realización de tal tipo de actividades más allá de las limitaciones concretas que puedan presentarse. Al mismo tiempo, una vez iniciada la actividad deportiva, tanto un ambiente favorable como estructurado, podrá facilitar la permanencia en este tipo de prácticas.

Vale destacar, que el desarrollo de la comunicación es importante durante la práctica deportiva, extendiéndose posteriormente a otros ámbitos de la vida. En la medida en que fomenta una comunicación asertiva, tanto a nivel verbal como no verbal.

Por otra parte, el ejercicio físico posibilita la resiliencia en este tipo de población, a través de la cual pueden interpretar su realidad y resignificarla. Una persona consigue ser resiliente en la medida en que, a través de la adversidad, logra construir nuevos significados y modos de superarla, generando una nueva realidad a partir de situaciones dolorosas.

Conclusión

Está comprobado que el ejercicio físico tiene gran impacto en el desarrollo evolutivo de las personas y los beneficios de su realización son evidentes. Estos resultan ser variados y para toda la población, pero tienen un impacto particular en la población en situación de discapacidad, en la medida en que se posibilita su inclusión en la sociedad, rompiendo ciertas barreras preexistentes.

Entre los beneficios con mayor repercusión, por su proyección a futuro, podrían mencionarse los asociados con una mejora en la calidad de vida y en la salud biopsicosocial, mediados en muchos casos por la resiliencia. Sin dudas, queda mucho camino por recorrer en materia de ejercicio físico y discapacidad, pero lo más importante es pensar estas nociones en el marco de la diversidad poblacional. Por último, si te interesa acceder a una formación en el área clínica con casos reales, te recomendamos nuestro curso en trastornos del neurodesarrollo.

Referencias bibliográficas

  • Gallego, M. y Salinas, N. (2019). El deporte como mecanismo de resiliencia para deportistas en situación de discapacidad. Revista de Psicología Universidad de Antioquia, 11(1), 117- 135. https://doi.org/10.17533/ udea.rp.v11n1a05
  • Roncancio, J., Rodríguez, Y., Aguilar, Y. y Molina, C. (2022). Estado de la producción investigativa en torno al deporte y la discapacidad en Colombia. Revista de Investigación Cuerpo, Cultura y Movimiento, 12(1). https://doi.org/10.15332/2422474X.7060
  • Rosero, M. (2022). Concepciones sobre la motivación para la práctica de actividades físico-deportivas en personas con discapacidad física. DeporVida. Revista especializada en ciencias de la cultura física y del deporte, 19(2), 156-178. https://deporvida.uho.edu.cu/index.php/deporvida/article/view/840