La salud mental es un aspecto fundamental de nuestro bienestar general, y la depresión uno de los trastornos más comunes que afecta a millones de personas en todo el mundo. Dentro del amplio espectro de trastornos y síntomas depresivos, la distimia, también conocida como trastorno depresivo persistente, es uno de los más prevalentes. En esta nota exploraremos en detalle la distimia. ¿Cuáles son sus síntomas? ¿Cómo se diagnostica? ¿Existen causas y factores de riesgo? ¿Cómo tratarlo? ¿Cuál es su impacto en la calidad de vida de las personas que conviven con síntomas depresivos crónicos?

¿Qué es la distimia o trastorno depresivo persistente?

Distimia: Cuando la depresión prevalece

Constituye una afección que se caracteriza por síntomas crónicos de depresión. Así, pueden transcurrir varios años con síntomas que se asemejan a los de un episodio depresivo mayor. Dichos síntomas incluyen el abatimiento del estado de ánimo, fatiga, desesperanza, dificultad para concentrarse, problemas de sueño y apetito, entre otros.

La importancia de la prevención

Sin embargo, quienes lo presentan no suelen presentar riesgo suicida ni sentimientos inapropiados de culpa, como es usual en quienes están diagnosticados con depresión mayor. Por esta razón, se suele hablar de un trastorno de depresivo leve.

Ahora, aunque la distimia, es una forma crónica de depresión de bajo grado, tiene una tasa de morbilidad tan alta como la de la depresión mayor y, además, aumenta su riesgo. De hecho, a menudo es difícil diferenciar la distimia de la depresión mayor, específicamente en pacientes con remisión parcial o respuesta parcial al tratamiento.

Las personas que conviven con distimia padecen un sufrimiento significativo que afecta su calidad de vida y que cuya sintomatología, junto con las frecuentes minimizaciones de tal afección, tiende a ser ignorada, posponiendo la intervención. Así, es usual la búsqueda de ayuda con la intensificación de los síntomas cuando ya se ha conformado un cuadro de depresión mayor (Schramm et al., 2020).

Síntomas recurrentes

El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) describe al trastorno depresivo persistente como parte de los trastornos del estado de ánimo. Este, se presenta con un estado de ánimo deprimido la mayor parte del día la mayoría de ellos.

Especificidad de la distimia

A diferencia de otros trastornos depresivos, la distimia se trata de un trastorno persistente. Lo que significa que la duración de los síntomas debe ser no menor a dos años, en los cuales se presentan síntomas depresivos que no remiten un período mayor a dos meses. Es decir, quienes lo presentan reportan síntomas característicos como fatiga, problemas para concentrarse, tristeza, desesperanza, pérdida de la motivación, indiferencia social, sensación de malestar general, entre otros durante un largo período de tiempo (Patel et al., 2021).

A la vez, para cumplir con el diagnóstico, no deben existir períodos mayores a dos meses donde no se experimentaron los síntomas. Tampoco puede cumplir los criterios para trastorno depresivo mayor. Esta particularidad implica la cronificación de los síntomas depresivos, los cuales conviven con estas personas durante períodos de tiempo significativo. En muchas ocasiones, desarrollándose por momentos amplios del ciclo vital. Debido a ello, los síntomas suelen pasar desapercibidos como rasgos de personalidad.

Convivir con la distimia: Un largo proceso

síntomas depresivos

Generalmente, la distimia tiene un comienzo temprano, como puede ser en la infancia o adolescencia. El desarrollo temprano de esta afección, es decir, antes de los 21 años, conlleva mayores riesgos de comorbilidad.

Esto quiere decir que, además del humor deprimido, quienes la presentan se encuentran en mayor riesgo de padecer síntomas de otras afecciones. Así, es común el abuso de sustancias y las patologías de la personalidad.

Por otro lado, la distimia puede tener un impacto no solo en la salud mental, sino también en la salud física. La falta de energía y el deterioro del estado de ánimo pueden conducir a una disminución de la actividad física, hábitos alimentarios poco saludables y problemas de sueño. Además, las personas con distimia pueden experimentar dificultades en las relaciones personales, el trabajo y cumplimiento de responsabilidades diarias, lo que afecta su bienestar general (Melrose, 2017).

¿La distimia de puede tratar?

El mejor tratamiento parece ser una combinación de psicoterapia y medicación. Es fundamental abordar la distimia de manera adecuada para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Por ello, los tratamientos cognitivos como por ejemplo, el diálogo socrático o la terapia de reestructuración cognitiva, son una opción efectiva para abordarla y disminuir los síntomas de quienes conviven con ella.

De esta manera, la terapia cognitiva de Beck, en particular, se ha mostrado prometedora en el tratamiento de dicho trastorno del estado de ánimo crónico. Una herramienta centrada en las disfunciones del pensamiento, emociones y comportamiento, los cuales crean círculos viciosos de retroalimentación de los síntomas depresivos (Melrose, 2017).

Asimismo, otros profesionales de la salud mental han recomendado y probado la eficacia de la psicofarmacología. Un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) es la primera línea que normalmente se da la eficacia general y la tolerabilidad de la clase. Mientras que otras clases como los inhibidores de la recaptación de serotonina-norepinefrina (IRSN) y los antidepresivos atípicos también han resultado útiles en la remisión de algunos síntomas (Carta et al., 2019).

La combinación de abordajes

El trastorno depresivo pesistente o distimia es una problemática compleja que requiere de diversas perspectivas de abordaje. Así, la combinación de acercamientos puede resultar más efectiva que la singularidad de cada disciplina. De esta manera, la psicoterapia puede verse beneficiada de la disminución de los síntomas de fatiga y desmotivación que aportan los psicofármacos antidepresivos.

Asimismo, la exclusividad de los fármacos no logra abordar en su totalidad la problemática de la distimia. En este sentido, y según los abordajes cognitivos, las personas con trastornos depresivos suelen presentar creencias disfuncionales de incapacidad, inseguridad e insuficiencia, las cuales no son abordadas por la medicación psiquiátrica. Por ello, el trabajo conjunto entre médico psiquiatra y profesionales de la psicología puede resultar en el mayor beneficio de la persona que consulta.

Conclusión

Convivir con distimia o trastorno depresivo persistente puede ser un desafío considerable, especialmente debido al desconocimiento de su existencia y prevalencia. Sin embargo, se han realizado diversas investigaciones que arrojan resultados esperanzadores.

Tanto las terapias cognitivas basadas en el modelo de Beck como la farmacología, y ambas en combinación, son dos modelos que han probado mejorar la calidad de vida. Así pues resulta necesario continuar creando conciencia sobre esta afección, especialmente por la naturaleza crónica de la sintomatología. Buscar ayuda debe ser el primer paso, sin esperar a que los síntomas se agraven y disminuya la calidad de vida de quienes conviven con distimia. Si te interesa aprender más sobre el abordaje de la depresión, te invitamos a nuestro curso en terapia de activación conductual.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
  • Carta, M. G., Paribello, P., Nardi, A. E. y Preti, A. (2019). Current pharmacotherapeutic approaches for dysthymic disorder and persistent depressive disorder. Expert Opinion on Pharmacotherapy, 20(14), 1743-1754. https://doi.org/10.1080/14656566.2019.1637419
  • Melrose, S. (2017). Persistent Depressive Disorder or Dysthymia: An Overview of Assessment and Treatment Approaches. Open journal of depression, 06(01), 1-13. https://doi.org/10.4236/ojd.2017.61001
  • Schramm, E., Klein, D. N., Elsaesser, M., Furukawa, T. A. y Domschke, K. (2020). Review of dysthymia and persistent depressive disorder: history, correlates, and clinical implications. The Lancet Psychiatry, 7(9), 801-812. https://doi.org/10.1016/s2215-0366(20)30099-7
  • Patel, R. K. y Rose, G. M. (2021). Persistent Depressive Disorder. StatPearls Publishing.