Actualmente, el concepto de duelo es utilizado con frecuencia y definido como un proceso doloroso que surge como respuesta psicológica a la pérdida significativa o fallecimiento de un ser querido. En su forma natural, no es considerado un trastorno mental. Normalmente, el duelo se refiere al estado de sufrimiento en el que se presentan síntomas similares a los de un episodio de depresión mayor, pero con fases específicas. Sin embargo, este término se aplica también a los procesos psicosociales que aparecen por cualquier tipo de pérdida. Por ejemplo, un divorcio, el diagnóstico de una enfermedad grave o problemas económicos. ¿Cómo afecta el proceso de duelo a las personas en términos emocionales, físicos y mentales?

El duelo, luto y sentimiento de pérdida

Estos términos relacionados surgen como reacción psicológica a una pérdida significativa y suelen utilizarse como sinónimos a pesar de tener marcadas diferencias. El luto se define como un proceso a través del cual se resuelve el duelo, en el que la persona expresa su dolor socialmente mediante las prácticas posteriores a la pérdida. Por lo tanto, hablamos de luto cuando queremos referirnos a las manifestaciones socioculturales y religiosas en el proceso de duelo.

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El sentimiento de pérdida hace referencia al sentimiento de privación de esa persona. Esto es, a la ausencia desencadenada por la falta de un ser querido. Un ejemplo sencillo para poder visualizar lo que estamos exponiendo es el popular juego The Legend of Zelda: Majora’s Mask. Ahí, podemos observar cómo se expone el duelo en La Leyenda de Zelda y las distintas etapas de este que debe atravesar el personaje principal.

Etapas del proceso del duelo

El duelo psicológico normal (no patológico), puede aparecer inmediatamente después del fallecimiento o en los meses posteriores. Este tipo de duelo se identifica por una serie de signos y síntomas típicos como la tristeza, llanto, dificultad para concentrarse, irritabilidad o recuerdo recurrente de la persona fallecida, entre otros.

La duración del duelo psicológico puede variar entre seis meses y un año, siendo también variable la intensidad de los síntomas, sobre todo en sus fases más agudas. La duración e intensidad se verán influenciada por múltiples factores, como puede ser la edad de la persona fallecida, las circunstancias en las que sucedió o si se produjo de manera inesperada, por ejemplo.

En este último caso, hablaríamos de shock, incredulidad ante el suceso que provoca que el duelo aparezca con mayor intensidad y durabilidad. En cambio, cuando la pérdida se espera desde hace tiempo (duelo anticipado), la intensidad y durabilidad serán menores.

Las fases del duelo psicológico

No existe una única manera de expresar el duelo. De hecho, cada persona lo manifiesta de distinta forma, sin embargo, existen una serie de fases comunes. Bowlby (1980) planteó cuatro fases en el duelo:

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  • Fase de entumecimiento o shock: Es la fase más temprana del proceso, donde la intensidad es mayor. El signo típico es la negación, seguida de aturdimiento e irritabilidad. Su durabilidad puede ser de varios días, finalizando con el comienzo de la siguiente fase. Existe la posibilidad de que, a lo largo del proceso de luto, la persona que experimenta el duelo recaiga varias veces en esta fase.
  • Fase de anhelo y búsqueda: En dicho periodo, la negación se transforma en añoranza y búsqueda de la persona fallecida. Aparecen los pensamientos recurrentes, dando lugar a una posible rumiación o pensamientos obsesivos en forma de afrontamiento cognitivo (¿Por qué ha pasado? ¿Qué hubiera pasado si…?). Surgiendo, así, los primeros sentimientos de culpabilidad. Su duración puede ser de meses o incluso años.
  • Fase de desorganización y desesperanza: El síntoma que destaca en esta fase con gran intensidad es la desesperanza o pérdida de sentido de la vida. Comienza el proceso de aceptación de la realidad. La persona que sufre el duelo empieza a sentirse arrastrada por los acontecimientos, apática e indiferente. Puede padecer insomnio y pérdida de peso. Suelen aparecer recuerdos recurrentes sobre la persona fallecida, provocando una sensación de desconsuelo.
  • Fase de reorganización: Supone el fin de las fases agudas del duelo, dando comienzo a la remisión de los síntomas más intensos del proceso. La persona experimenta una sensación de reincorporación a la vida, recordando con una sensación combinada de tristeza y alegría a la persona fallecida.

Clasificación del duelo: Duelo patológico

Como se ha dicho al comienzo, el duelo psicológico no es considerado un trastorno mental. Sin embargo, en ocasiones, se vuelve patológico. En otras palabras, se evidencian manifestaciones comunes que nos pueden indicar este cuadro, siendo objeto de atención clínica. Son las siguientes:

  • Las reacciones emocionales son muy intensas, intercediendo en el correcto funcionamiento de la vida diaria de la persona.
  • La duración del duelo es anormalmente larga, durando más de un año.
  • Aparecen síntomas poco comunes, como ideas delirantes, de suicidio, etc.

Su clasificación dentro de los manuales estadísticos

En el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, DSM, en inglés), ha sido clasificado en la categoría de trastornos adicionales o en criterios de exclusión de patologías relacionadas con el estado de ánimo. Sin embargo, en la última versión, el DSM-V, ha sido eliminado de los criterios de exclusión de la depresión mayor, creando una gran polémica entre los expertos de la salud mental. Si te interesa aprender más sobre el abordaje de la depresión, te invitamos a nuestro curso en terapia de activación conductual.

En la última versión de la Clasificación Internacional de Enfermedades (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems, CIE, en inglés), el duelo se encuentra dentro de la clasificación de trastornos adaptativos, siendo diagnosticado como patológico cuando la persona manifieste reacciones anormales.

Duelo y depresión

El duelo psicológico y la depresión, aunque compartan una gran variedad de síntomas como llanto, tristeza, apatía o trastornos del sueño, no son lo mismo:

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  • En la depresión, la alteración del humor no remite, es persistente y constante. No existe gran variabilidad en el estado de ánimo.
  • En el duelo, la persona no sufre de forma constante y rígida, las fluctuaciones del humor son normales, pudiéndose producir momentos de felicidad durante el proceso.
  • Los sentimientos de culpa en la depresión son frecuentes, sin motivo aparente la persona manifiesta sentimientos de inutilidad o desprecio hacia sí misma.
  • Durante el proceso de duelo, el sentimiento de culpa está motivado por la impotencia que siente la persona al pensar que no ha hecho lo suficiente por el fallecido, pero no son comunes los sentimientos de inutilidad o desprecio.
  • La depresión no sigue una temporalidad establecida, la persona que la sufre se siente desesperanzada al no poder imaginar el final de la patología.
  • El duelo normal tiene una temporalidad relativamente marcada y la persona es consciente de ello.

Evaluación y tratamiento del duelo psicológico

En la mayoría de los casos de duelo, siempre que la persona que lo sufre disponga de mecanismos y recursos adecuados para hacerle frente, no se requiere intervención psicológica ni psicofármacos. Sin embargo, en el caso de que esta solicitara atención psicológica, no existe un patrón fijo para su evaluación y tratamiento. Habría que atender a las diferencias individuales y necesidades.

Con el fin de facilitar el proceso, asegurándonos de proteger la naturalidad del duelo, es importante, dependiendo del momento en el que se encuentre de este, prevenir futuras patologías y complicaciones. Diferenciando por su temporalidad:

  • Antes del fallecimiento: Cuando estamos ante un duelo anticipado, o lo que es lo mismo, el proceso de duelo tiene su comienzo antes del fallecimiento, el objetivo principal será el de prevenir la aparición de los síntomas del duelo patológico, facilitando una correcta elaboración futura del duelo.
  • Después del fallecimiento: Una vez que se ha producido la pérdida, el fin principal será la adaptación a la nueva situación, continuando con la prevención de síntomas del duelo patológico. La atención se dirige a aquellas personas que soliciten ayuda psicológica y a los que presenten factores de riesgo que puedan dificultar el proceso.

Técnicas y estrategias de manejo en el duelo psicológico

Existe una gran variedad de técnicas que resultarían útiles en el proceso de duelo psicológico. A continuación, se citan una serie de posibles estrategias:

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  • Elaboración de herramientas que posibiliten a la persona expresar sus emociones, dando significado a la experiencia de pérdida, como es la elaboración de un diario, escritura de cartas, poesía, etc.
  • Estimular los recuerdos y emociones a través de la música, pintura o visualización de fotografías.
  • Role playing: La representación de diferentes situaciones facilita el aprendizaje de habilidades y estrategias de afrontamiento.
  • Técnicas gestálticas, como la “Silla vacía”, recreando en la imaginación escenas en las que aparezca la persona fallecida, pudiendo la persona expresarle sus sentimientos, reconciliarse si fuera necesario o despedirse de ella.
  • Reestructuración cognitiva, que consiste en la modificación de pensamientos negativos y de culpabilidad que se manifieste en la presencia del duelo patológico.
  • Adquisición de habilidades y capacidades positivas basadas en autorrefuerzos para afrontar la situación, acentuando las conductas adaptativas.
  • Es de gran importancia tratar la toma de decisiones con el fin de que la persona asimile y se adapte a la nueva situación.
  • Gestión de pensamientos negativos que produzcan ansiedad y retrasen el proceso natural del duelo.
  • Técnicas de relajación destinadas a disminuir el estado de ansiedad e irritabilidad.
  • Planificación y búsqueda de nuevas motivaciones que ayuden a la persona a reconstruir su situación actual.

Conclusión

El duelo, con sus fases, es un proceso natural que, en un primer momento y si la persona no lo solicita, no requiere de atención psicológica. Sin embargo, en el caso de que esta lo demandara, es importante centrarse en las diferencias individuales. Hay que huir de patrones establecidos de actuación, ya que el sufrimiento de cada persona es diferente y, en caso contrario, podría dar lugar a la equivocación, pudiendo interpretarse manifestaciones normales como patológicas.

Referencias bibliográficas

  • Bowlby, J. (1980)Attachment and loss: Loss, sadness, and depression. Basic Books.
  • Echeburúa, E. y Herrán Bolx, A. (2007). ¿Cuándo el duelo es patológico y cómo hay que tratarlo? Análisis y Modificación de Conducta, 33(147), 31-50. https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2388069
  • Flórez, S. D. (2002). Duelo. Anales del sistema sanitario de Navarra, 25(3), 77-85. https://doi.org/10.23938/ASSN.0843
  • Gil-Juliá, B., Bellver, A. y Ballester, R. (2008). Duelo: Evaluación, diagnóstico y tratamiento. Psicooncología, 5(1), 103-116. https://revistas.ucm.es/index.php/PSIC/article/view/PSIC0808130103A
  • Kübler-Ross, E. (1969). On death and dying. The Macmillan Company.
  • William Worden, J. (2004). El tratamiento del duelo: Asesoramiento psicológico y terapia. Paidos Ibérica.