La interpretación de los sueños varía según el contexto y disciplina. Ya sea la neurociencia, antropología, sociología, psiquiatría o pseudociencia. Desde épocas muy lejanas, se ha mantenido el interés por encontrar explicaciones a las producciones oníricas. La concepción es tan amplia y variada que lo leído en esta nota no es ni la más mínima parte. Lo que sí se intenta resaltar es la forma en la que diversas culturas han tratado de dar forma a este fenómeno. Desde la consideración de un tipo de comunicación con los antepasados, el uso del diagnóstico de los sueños para evaluar el equilibrio de los humores en los pacientes o su naturaleza profética, hasta el día de hoy, donde la neurociencia estudia las ondas eléctricas del cerebro durante el sueño y lo relaciona con la consolidación de la memoria, emoción y aprendizaje. Soñar es un enigma a lo largo de la historia.
Soñar: Más historia de la que parece
El sueño ha sido, y sigue siendo, un concepto de relevancia y permanencia. Tanto para reconocidos pensadores e investigadores científicos, como para la sociedad en general. Y, desde fechas muy lejanas en el tiempo, al menos hace más de cuatro mil años.
Este marcado interés tuvo como resultado una amplitud de distintos puntos de vista, conceptualizaciones y debates. Dando lugar a diferencias y convergencias que acabarían complementándose en teorías y pensamientos. Ahora, pese a la variedad de procedencia de los aportes, ninguno ofrece una imagen total y unitaria de los sueños.
Veamos un poco
Desde la tradición grecorromana, las ideas, (fundamentalmente religiosas) con tinte profético, instauraron la posibilidad de mensajes disfrazados simbólica o metafóricamente.
Ya fuera en forma de presagios, curación o intervención divina. Aspectos que, de algún modo, aguardaban la necesidad de traducción o interpretación. Y que, aún así, era algo difícil de corroborar o refutar.
De esta forma, filósofos clásicos de la antigüedad empezaron a interesarse y examinarlos. Con el fin de exponer una interpretación a las imágenes de los sueños.
Heráclito, Demócrito, Aristóteles o Artemidoro Daldiano, con su tratado onirocrítico, son algunos reconocidos pensadores de la antigüedad clásica que trataron de dar forma a nuevas teorías. Se comienza, así, a considerar los sueños en relación directa a la persona, su cuerpo y alma. Esto es, una mezcla de dimensiones como la social, psíquica, religiosa y filosófica.
Progresivamente, se empezaron a elaborar estudios más descriptivos. Centrados en la posible implicación de órganos internos, la interacción con estímulos externos, sistematizaciones del origen y contenido de la actividad onírica. En cuanto a psicología se refiere, Freud y Jung se posicionan como pilares claves. Proporcionando una mirada sobre la naturaleza pronóstica de los sueños.
Y, no podemos olvidar a Wilhelm Wundt, quien fundó en 1879 el primer laboratorio de psicología fisiológica; sosteniendo que la actividad onírica se derivaba de la fisiología característica del cerebro en el sueño.
La interpretación de los sueños de Freud
En 1900, Freud publica la conocida obra La interpretación de los sueños. Un escrito que se convirtió en parte fundamental del psicoanálisis en la edad moderna (cuestionado incluso por este mismo).
Plantea la primera tópica del aparato psíquico y su funcionamiento en base a la actividad onírica.
La obra marca un progreso conceptual, ubicando al comunicador de los sueños en las profundidades del yo (Hobson, 1994).
Así pues, La interpretación de los sueños fue reconocida como nueva terapéutica para el sufrimiento humano, partiendo del estudio de los sueños. Se podría decir que marca un punto de viraje en el tratamiento psicoanalítico.
Aunque para la época de dicha publicación, y en adelante, los lectores se mostraron reticentes, con el paso del tiempo logró impactar en muchos referentes de la psicología.
¿Qué lo hizo tan polémico?
Freud hace un recorrido exhaustivo, profundizando en los procesos oníricos. Tratando, de algún modo, de desvelar su sentido. Plantea como concepto principal la realización de un deseo o de varios. Habitualmente inconscientes.
Describe y elabora la procedencia de distintos tipos de deseos, las diferencias entre niños y adultos, así como el trabajo y desfiguración que acontece para llegar al sueño desde el deseo inconsciente. Todo ello, enmarcado en conceptos como pulsión, descarga, contenido manifiesto y latente o el proceso primario, entre otros. Conceptos que conformarán la base de su teoría.
Distintos autores, distintas perspectivas
Siguiendo con esta línea del tiempo, existen autores que parten de las ideas freudianas para sus trabajos, introduciendo matices nuevos o cambiando algunas posturas de modo radical.
Algunos ejemplos
Por ejemplo, en Jung, cuyas teorías llegan a diferir al punto de romper su amistad con Freud en 1913. Y es que, ambos otorgaban significados diferentes a los conceptos y métodos del otro.
Lewin (1946), presentó la hipótesis de que los sueños se proyectaban sobre una pantalla, como en el cine.
Esta representaría la intención de dormir y las imágenes, que son proyectadas, los deseos que perturban el descanso.
Por su parte, Adler (1975), manifestó que el sueño no era una contradicción a la vida en estado de vigilia.
De tal modo que, si durante el día nos sentimos preocupados por algo, en la noche el mismo problema sigue persistiendo.
La interpretación de Seligman (1987), por ejemplo, es que los sueños conforman una elaboración cognitiva que intenta dar coherencia a los estímulos caóticos.
Más adelante, Humphrey (1983) expuso que así como aprendemos de la experiencia diurna, de la misma manera deberíamos aprender y tomar lección de los sueños. Convirtiéndose en una oportunidad de ensayo. Roberton (2002), por su parte, explica que en todas las especies, los recién nacidos sueñan mucho más que los adultos, con el fin de aprender sobre futuras conductas.
Y teorías
Desde la teoría cognitiva, se empieza a hace una reevaluación de su importancia. Habiendo dos posiciones. Por un lado, la objetivista, representada por autores como Freeman, White, o Doweiko. Quienes utilizan los sueños como expresiones temáticas de las cogniciones de los pacientes.
Y, por otro, la formulación constructivista-narrativa de la terapia cognitiva. Cuyos autores destacados serían Barret, Gonçalves y Barbosa o Hill. Para quienes el soñar es una característica tanto biológica como psicológica (Méndez e Iceta, 2002).
Y, desde la Gestalt y las terapias experienciales, por ejemplo, los sueños se utilizan para decodificar el inconsciente. Como no podía ser de otro modo, uno de los máximos representantes sería Fritz Perls.
Enfoque neuropsicológico en el sueño
Nos adentramos en las conocidas fases del sueño, aspecto abordado mayormente desde la neurología y neuropsicología. Importantes conceptualizaciones continúan surgiendo en esta línea de tiempo de los sueños.
De hecho, un momento clave para la ciencia del sueño fue el descubrimiento del sueño de movimientos oculares rápidos (en inglés, rapid eye movement, REM) por Kleitman y Aserinsky en 1953. El análisis de las ondas cerebrales permitió descubrir las 5 etapas en el sueño y que, era precisamente en la etapa REM cuando se producían estos.
El estudio continúa
Para un estudio completo, continuo y simultáneo se utiliza el análisis polisomnográfico.
Una técnica que consiste en el registro de la actividad cerebral, respiración, ritmo cardíaco, actividad muscular y niveles de oxígeno en sangre mientras se duerme.
Dicho estudio, es realizado mediante técnicas de neuroimagen. Donde se puede encontrar el electroencefalograma, electrooculograma y el electromiograma.
Gracias a su uso, se reconoce en el hombre, como en el resto de los mamíferos (además de la vigilia), dos estados comportamentales de sueño; el sueño de ondas lentas o no REM (NREM) y el sueño de movimientos oculares rápidos (REM).
La actividad neurológica durante el dormir presenta entonces, distintas fases o etapas de sueño según la profundidad del estado. A las primeras cuatro se les denomina de sueño NREM; y a la quinta, de sueño REM (también conocido como sueño paradójico o activado).
Se obtiene y evidencia, de esta manera, la localización de los sueños a nivel fisiológico y de forma dinámica en seis regiones fundamentales del cerebro. Un hallazgo todavía de gran valor.
Conclusión
El sueño es un fenómeno natural que ocurre ante cambios neurofisiológios, experiencias intensas y personales que reflejan la estructura cognitiva y mnemotécnica, experiencias pasadas y emociones de la persona. Una teoría completa del sueño, requerirá de una cuidadosa investigación de su base neuronal, fuentes cognitivas y mnemotécnicas.
Los avances tecnológicos han supuesto grandes progresos para el estudio de la actividad onírica. Así mismo, se debe destacar la importancia de la integración de distintos autores y líneas de estudio. Un aspecto que conllevaría un mayor conocimiento y coherencia.
Así pues, los sueños están constituidos por una colectividad de teorías e hipótesis (no aisladas) que forman parte de la complejidad multidimensional que abarca este concepto. Sin duda, soñar es un enigma a lo largo de la historia que aún está por resolver.
Es cierto que a pesar de las muchas investigaciones publicadas en los últimos años, en mi opinión sólo se ha levantado una punta del iceberg. Pero lo que vamos sabiendo es fascinante.
(Gómez, 2005)
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