La adolescencia es una etapa vital en la que los chicos, por lo general, no muestran miedo y no miden las consecuencias de sus acciones. Los adultos, ante tales conductas intrépidas, suelen culparlos de su accionar y mencionar la poca consciencia frente a los hechos. ¿Es real esta falta de riesgo? Varios científicos explican la incidencia del desarrollo de las funciones ejecutivas en la adolescencia. ¿Cuál será la relación? A continuación, discutiremos sobre la relación entre las funciones ejecutivas y la adolescencia.

Funciones ejecutivas: ¿Qué son?

Las funciones ejecutivas (FE) son habilidades cognitivas complejas que ayudan a regular la actividad cognitiva, emocional y motora, permitiendo el comportamiento dirigido a metas. Son muy importantes porque conllevan procesos cognitivos de alto nivel que controlan procesos de nivel inferior (Theodoraki et al., 2019).

Características de las FE

  • Están asociadas con actividades como la planificación, resolución de problemas, control de atención y autorregulación.
  • Tienen un desarrollo prolongado a lo largo de la infancia y la adolescencia, con mejoras graduales cuantitativas.
  • Su desarrollo se relaciona con el desarrollo estructural del córtex prefrontal y las vías de materia blanca que conectan con otras partes del cerebro (Goddings et al., 2021).

¿Qué hay del modelo tripartito?

Varios autores proponen la existencia de un modelo tripartito de las FE que puede utilizarse en la adolescencia. El mismo, establece que estas funciones están compuestas por tres componentes fundamentales (Theodoraki et al., 2019):

  • Inhibición: Capacidad de suprimir o frenar una respuesta automática para poder llevar a cabo una acción más apropiada en determinado contexto.
  • Flexibilidad cognitiva: Capacidad de adaptarse y cambiar de manera flexible la atención, el enfoque y las estrategias cognitivas según las demandas del entorno.
  • Actualización de la memoria de trabajo: Capacidad de mantener y manipular información relevante en la mente.

Acercándonos al concepto de adolescencia y FE

La adolescencia es un período crítico de maduración cerebral que tiene implicaciones importantes en las áreas afectiva, social y cognitiva. También se caracteriza por una elevada actividad hormonal, maduración sexual y variabilidad en la dinámica intelectual, emocional y social (Perez, 2015).

Asimismo, durante esta etapa hay una mayor búsqueda de sensaciones novedosas, un aumento en las relaciones con los pares y conflictos con los padres. Sumado a esto, suele caracterizarse por una constante exposición a situaciones de riesgo, que se atribuye principalmente a dificultades en el autocontrol.

Y su relación

Los adolescentes se involucran en una cantidad desproporcionada de comportamientos de riesgo en comparación con los niños y los adultos. Estas conductas se caracterizan por romper normas, como por ejemplo, beber alcohol siendo menores de edad, consumo de sustancias o actividad sexual temprana. En consecuencia, podría decirse que la adolescencia se caracteriza por una mayor sensibilidad a la recompensa e enmadurez del control cognitivo y la autorregulación (Ogilvie et al., 2020).

Por tanto, esto cuadra con que la búsqueda de sensaciones aumente durante la adolescencia, alcanzando su punto máximo alrededor de los 19 años. Asimismo, la capacidad de autorregulación aumenta constantemente desde la preadolescencia hasta la adultez temprana, estabilizándose en la mediados de los 20 años. Esto, en tanto, explicaría el aumento de las conductas de riesgo en la adolescencia y las FE como mediadoras.

Neuropsicología: Entendiendo las conductas de riesgo

FE y adolescencia

Las FE, generalmente, alcanzan la madurez funcional a mediados de la adolescencia. Por lo cual, los cambios más significativos y rápidos ocurren en la infancia y continúan a un ritmo más lento en la adolescencia y la adultez temprana (Ogilvie et al. 2020).

Así, estudios longitudinales han sugerido que un desarrollo microestructural más rápido de la materia blanca durante la adolescencia temprana se asocia con un mejor control inhibitorio.

Posibles vías, a través de la neuropsicología, para explicar las conductas sin filtro por parte de los adolescentes (Goddings et al., 2021).

Más aún, se ha planteado que los modelos contemporáneos de desarrollo adolescente proponen que los comportamiento de riesgo en los adolescentes se deben a un desequilibrio entre una mayor sensibilidad a la recompensa y sistemas de control inhibitorio/autorregulación inmaduros.

Todo tiene que ver con el riesgo

Un estudio, en el que compararon las funciones ejecutivas de adolescentes que muestran comportamientos impulsivos con aquellos que no los muestran, encontró diferencias significativas entre ambos grupos en cuanto a las funciones ejecutivas. Lo que daba paso a comportamientos socialmente inapropiados, incapacidad para planificar acciones, de resolver problemas y un aumento de la agresividad y de los comportamientos impulsivos (Reynaga et al., 2020).

Sumado a estos resultados, profundizar en la inhibición, cambio y memoria de trabajo durante las etapas finales de la adolescencia, ha desvelado concretamente la presencia de cambios notables en el rendimiento en tareas de inhibición (Theodoraki et al., 2019).

Un cambio a largo de la vida

Al parecer, se ha constatado que el control inhibitorio y la capacidad de memoria de trabajo son mayores en la adultez temprana en comparación con la adolescencia. Además, hay un declive en el control inhibitorio a partir de los 35 años y en la capacidad de memoria de trabajo a partir de los 30 años.

Por otro lado, la capacidad de planificación es mayor en la adultez temprana en comparación con la adolescencia. En así, como parecería que existe una relación entre las FE en la adolescencia y los comportamientos impulsivos, caracterizados por una conducta inadecuada y mal planificada que pone a la persona en riesgo.

Conclusión

Es notorio que, a medida que los jóvenes entran en la adolescencia, tiendan a tener conductas en las que no miden las consecuencias de sus actos. Esto conlleva que actúen de forma impulsiva y, en ocasiones, con conductas de riesgo.

La neuropsicología ha propuesto el concepto de las funciones ejecutivas están, que se desarrollan medida que la persona crece; estando aún en proceso en la adolescencia. Las mismas, son las que permiten controlar el accionar, inhibir las conductas impulsivas y planificar las respuestas. Es por esto, que la ciencia alude a que las conductas de riesgo de la adolescencia se deben a que aún las funciones ejecutivas están en desarrollo.

Referencias bibliográficas

  • Ferguson, H., Brunsdon, V. y Bradford, E. (2021). The developmental trajectories of executive function from adolescence to old age. Scientific Reports, 11. https://doi.org/10.1038/s41598-020-80866-1
  • Goddings, A., Roalf, D., Lebel, C. y Tamnes, C. (2021). Development of white matter microstructure and executive functions during childhood and adolescence: a review of diffusion MRI studies. Developmental Cognitive Neuroscience, 51. https://doi.org/10.1016/j.dcn.2021.101008
  • Ogilvie, J. M., Shum, D. H. K. y Stewart, A. (2020). Executive Functions in Late Adolescence and Early Adulthood and Their Relationship with Risk-Taking Behavior. Developmental neuropsychology45(7-8), 446-468. https://doi.org/10.1080/87565641.2020.1833885
  • Perez, Y. (2015). Modelo de desbalance del desarrollo cerebral: Nuevo enfoque teórico en la comprensión de conductas de riesgo en la adolescencia. Revista cubana de Neurología y Neurocirugía,5(1), 38-44. https://revneuro.sld.cu/index.php/neu/article/view/184
  • Reynaga, L., Aldana, G., Bonilla, J. y Rabago, B. (2020). Relationship between executive functions and impulsive behavior in adolescents: Comparative study. Salud Mental, 43(4), 175-181. https://psycnet.apa.org/doi/10.17711/SM.0185-3325.2020.024
  • Theodoraki, T., McGeown, S., Rhodes, S. y MacPherson, S. (2019). Developmental changes in executive functions during adolescence: A study of inhibition, shifting, and working memory. British Journal of Developmental Psychology, 38(1), 74-89. https://doi.org/10.1111/bjdp.12307