Actualmente, las consecuencias y el impacto del estrés se han convertido en un problema muy importante en la sociedad. Esto se debe a la afectación que genera a nivel físico, cognitivo y emocional. Como resultado, se ha ampliado el interés por su estudio en diferentes ámbitos y la manera de controlarlo. Es decir, se han tratado de encontrar las causas, el desarrollo y cómo se puede gestionar o manejar. Ahora, ¿qué es el estrés y cómo afecta en nuestras vidas? ¿Qué tipos de estrés existen? ¿Cómo puede gestionarse el estrés? A continuación.

El estrés: Una respuesta más común de lo que pensamos

En primer lugar, la pregunta que surge es… ¿Qué es? Lo podemos definir como una tensión mental o física dada por una alteración en el equilibrio regular de las condiciones que rodean a una persona que acaba generando un impacto en su vida. El llamado estrés positivo, también conocido como eustrés, puede ser beneficioso ya que puede motivarnos y ayudarnos a enfrentar desafíos. Por otro lado, el estrés negativo, o distrés, puede tener efectos adversos en nuestra salud física y mental si no se maneja adecuadamente.

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¿Por qué aparece? El impacto del estrés es producto de una desproporción entre los recursos individuales y las demandas ambientales. O, en otras palabras, una situación externa en la que la persona no tiene la preparación o recursos físicos y/o psicológicos para controlarla. Por lo que se vuelve clave que la persona se enfoque en la gestión del estrés (Aguirre et al., 2016).

Estrés en el cuerpo

En el momento que la persona siente un desequilibrio por no tener respuesta a un estímulo el cuerpo comienza a reaccionar. En dicha reacción están involucrados, específicamente, dos sistemas hormonales, los cuales se activan ante el estrés en la vida.

Es importante aclarar que estos procesos se producen en respuesta al estrés agudo, lo que nos ayuda a la supervivencia y superación de obstáculos diarios. Ahora, se crea una dificultad cuando la exposición a esta reacción es crónica y prolongada, ya que puede perjudicar de manera negativa al organismo.

El sistema sináptico adrenérgico en el impacto del estrés

En primer lugar, nos encontramos el sistema sináptico-adrenérgico. Un sistema que se encarga de la síntesis, almacenamiento y liberación de las catecolaminas, especialmente de la adrenalina. Y es que, esta última hormona es vital para el desarrollo de la respuesta ante el estrés y el impacto que tiene en la vida. Así, la respuesta hormonal ante tal desequilibrio se produce, concretamente, en las glándulas suprarrenales. 

Asimismo, dicha hormona prepara los sistemas fisiológicos para dar respuesta ante una situación de estrés. Es decir, cumple un papel importante en la alteración del flujo sanguíneo, activación del sistema parasimpático y movilización de las reservas de energía. Todo esto, con el fin de reaccionar ante una situación determinada, relacionándose así con todos los tipos de estrés (Brandan et al., 2010).

Eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA)

En segundo lugar, el eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HPA). Su funcionamiento implica una excitación excesiva de las partes que conforman dicho eje haciendo que se produzca la liberación de la hormona liberadora de la corticotropina en el hipotálamo. 

Eje hipotalamo-hipofisis-adrenal y regulación por cortisol. (+) indica estimulación y (-) indica inhibición. Imagen obtenida de Guerrero (2017).

En su lugar, la corticotropina crea un efecto sobre la hipófisis y hace que se libere la hormona adrenocorticotropa (ACTH). Esta última, activa las glándulas adrenales, que hacen que se libere la hormona corticoesteroidea, característica del estrés (Pinto-Dussán et al., 2010). 

Por esta razón, el eje se encarga de iniciar, regular y terminar la respuesta del estrés. En consecuencia, la respuesta es una movilización de la energía que activa la reacción inmune, mejora la memoria y pone en alerta el sistema nervioso central.

Tipos de estrés

El estrés es necesario para reaccionar de manera adecuada a situaciones cotidianas. No obstante, en el momento en que esta exposición es extensa o de gran intensidad, empiezan los problemas y es crucial parar a enfocarse en la gestión del estrés. Pues estos problemas pueden llegar a ser perjudiciales y tener consecuencias a largo plazo. Actualmente, existen tres tipos de estrés:

  • Positivo: Es una respuesta al estrés necesaria para el desarrollo de las actividades cotidianas. Es vital aprender a controlarlo, ya que ayuda a desarrollar aspectos como la autorregulación. De esta forma, se convierte en un factor protector que forma parte de la memoria y hace que la persona aprenda de la experiencia.
  • Tolerable: Se refiere a la respuesta al estrés que puede afectar la arquitectura del cerebro, pero generalmente, ocurre por breves períodos de tiempo (Martínez y García, 2011, p. 540). Suele asociarse a experiencias de mayor adversidad o amenaza. Un ejemplo de este tipo de estrés es la muerte de un familiar. Si se le da un adecuado manejo y control, las alteraciones disminuyen notablemente a largo plazo.
  • Tóxico: Hace referencia a una activación prolongada, fuerte y frecuente de los sistemas implicados en el estrés. Por ello, el estrés se convierte en una respuesta peligrosa. Sobre todo porque suele suceder como consecuencia de la presencia de eventos crónicos, convirtiéndose en una respuesta poco funcional y dañina para la persona, siendo importante en este punto evitar y aprender a gestionarlo.

¿Cómo se siente el estrés en la vida?

A pesar de que alguno de los tipos de estrés puede ser funcional y permita impulsarnos a actuar de determinadas maneras, en otros, el exceso puede tener consecuencias negativas. Estas pueden llegar a generar repercusiones tanto físicas como emocionales, afectando negativamente la vida de la persona. Algunas de las consecuencias físicas del estrés, según Zavala (2008), pueden ser:

  • Tensión muscular
  • Dolores corporales
  • Trastorno del sueño, como puede ser el bruxismo
  • Mareos y temblores
  • Enfermedades como alergias o problemas intestinales
  • Disminución o aumento del apetito

De igual manera, se pueden observar consecuencias emocionales. Algunas de ellas son:

El presentar varios de estos síntomas el impacto del estrés puede afectar los ámbitos familiares, sociales y laborales de la persona. En consecuencia, esto se deriva en un problema mayor que no solo afecta al individuo, sino también a su contexto. Inclusive, existen estudios que comienzan a relacionar el estrés crónico y el Alzhéimer.

¿Cómo gestionar el impacto del estrés?

A pesar de que el estrés es necesario para la adaptación, es importante gestionarlo, especialmente cuando se trata de estrés tolerable o tóxico. Existen diversas estrategias para el afrontamiento de las consecuencias del estrés.

  • La primera es la actividad física regular, pues no solo ayuda a mantener un equilibrio físico sino también mental. 
  • De igual manera, se pueden utilizar técnicas de relajación como la meditación o la respiración profunda. Así mismo, es necesario mantener el sentido del humor y socializar tanto con la familia como con los amigos.
  • Por último, se recomiendan las actividades de ocio que ayuden a distraer y salir de la rutina, consiguiendo así una mayor distensión. Entre ellas, señalamos por ejemplo el pescar, de la cual existe evidencia que apunta a que aquellos que pescan con regularidad experimentan mayor bienestar mental (Lindsay et al., 2022).
  • Si la persona, a pesar de aplicar las disposiciones anteriormente dichas, no muestra mejoría, es necesario que haga una consulta con un profesional, tanto médico como psicológico. Y, consecuentemente, identificar las causas del estrés y encontrar las mejores estrategias o herramientas para controlarlo.

Conclusión

Es importante indicar que el estrés es una herramienta necesaria para enfrentar nuevas situaciones que se presentan en la vida diaria. Esto quiere decir que es necesario para evolucionar, pero es importante saber gestionarlo. En el momento en el que pasa a ser un estrés tolerable o tóxico puede afectar la salud tanto física como mental. Y estos daños pueden conllevar consecuencias que lleguen a ser permanentes, por esto, es necesario gestionar el estrés aplicando, por ejemplo, algunas de las estrategias mencionadas, entre otras.

Referencias bibliográficas

  • Aguirre, E., Abufhele, M. y Aguirre, R. (2016). Estrés prenatal y sus efectos. Fundamentos para la intervención temprana en neuroprotección infantil. Estudios Públicos (Santiago), (144), 7-29.
  • Brandan, N., Llanos, I., Ruiz, D. y Rodríguez, A. (2010). Hormonas Catecolamínicas Adrenales. Presentado en Cátedra de Bioquímica. Facultad de Medicina, Universidad Nacional del Nordeste.
  • Lindsay, R. K., Carmichael, C., Allen, P. M., Fossey, M., Godier-McBard, L. R., Butler, L., Trott, M., Pardhan, S., Tully, M. A., Wilson, J. J., Torrance, A. y Smith, L. (2022). Fishing Participation, Motivators and Barriers among UK Anglers with Disabilities: Opportunities and Implications for Green Social Prescribing. International Journal of Environmental Research and Public Health19(8), 4730. https://doi.org/10.3390/ijerph19084730
  • Martínez, M. y García, M. C. (2011). Implicaciones de la crianza en la regulación del estrés. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 9(2), 535-545.
  • Personal Clínica Mayo (4 de abril del 2019). Síntomas de estrés: Consecuencias en tu cuerpo y en tu conducta. https://www.mayoclinic.org/es-es/healthy-lifestyle/stress-management/in-depth/stress-symptoms/art-20050987
  • Pinto-Dussán, M. C., Aguilar-Mejía, O. M. y Gomez-Rojas, J. D. (2010). Estrés psicológico materno como posible factor de riesgo prenatal para el desarrollo de dificultades cognoscitivas: Caracterización neuropsicológica de una muestra colombiana. Universitas psychologica, 9(3), 749-759.
  • Zavala, J. (2008). Estrés y burnout docente: Conceptos, causas y efectos. Educación, 17(32), 67-86. https://doi.org/10.18800/educacion.200801.004