La inmovilidad tónica se manifiesta en diversas situaciones y contextos clínicos, englobando un fenómeno motor vinculado a diversas psicopatologías. Este fenómeno se caracteriza por la rigidez muscular sostenida y la dificultad para realizar movimientos voluntarios, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida de los individuos afectados. En la práctica médica, la inmovilidad tónica se ha asociado principalmente con trastornos del espectro esquizofrénico, trastorno bipolar y trastornos de ansiedad. En esta nota, exploraremos su presencia en estos cuadros clínicos específicos, analizando cómo afecta a la movilidad y destacando ejemplos de su aparición en la práctica médica.
Inmovilidad tónica: Una especie de paralización
La inmovilidad tónica es una respuesta involuntaria que se produce en algunos animales y humanos cuando se enfrentan a una amenaza extrema. Los correlatos fisiológicos incluyen disminuciones en la frecuencia cardíaca y el cuerpo, la temperatura, aumento de la frecuencia respiratoria y patrones electroencefalográficos alterados.
Así, es el último recurso defensivo cuando la vida está en riesgo extremo. De ese modo, es considerada como una respuesta fisiológica que se caracteriza por parálisis temporal del cuerpo, entre otros signos (Hoagland, 1928).
En los animales no humanos, por ejemplo, esta respuesta se entiende como una estrategia de supervivencia para evitar ser detectados por los depredadores. Por su parte, en los humanos, se ha encontrado que la inmovilidad tónica está asociada a algunos cuadros clínicos específicos.
¿Quiénes pueden padecer este síntoma?
Desde hace décadas ha sido objeto de estudio, y se ha encontrado que puede ocurrir en cualquier persona, independientemente de su género o del tipo de evento traumático que hayan experimentado. No obstante, se la ha relacionado particularmente con experiencias traumáticas relacionadas con violencia física o sexual (Gbahabo y Duma, 2021).
En ese sentido, se plantearía como un mecanismo de defensa que se activaría cuando la persona se sintiera incapaz de luchar o huir de la situación traumática. En esto, es conocida la teoría polivagal, que sostiene que las reacciones físicas peritraumáticas son indicativas de cambios neurobiológicos relacionados con la activación del sistema nervioso autónomo, cuando un individuo se enfrenta al impacto del estrés.
¿Con qué cuadros clínicos se ha asociado?
La inmovilidad tónica se ha asociado, especialmente, con el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otros trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y los ataques de pánico. Por otro lado, también se ha encontrado que está relacionada con la depresión y trastornos disociativos.
Además, se ha demostrado que la exposición a imágenes relacionadas con la situación traumática podría provocar una respuesta de inmovilidad tónica. Esto, en general, sucede en personas que han experimentado una respuesta defensiva intensa durante dicho evento. Por ello, se la entiende como un fenómeno complejo que esta relacionado con una variedad de problemas de salud mental. Y en ese sentido, se necesita más investigación para comprender completamente su relación con estos cuadros clínicos (Volchan et al., 2011).
Presentación clínica de la inmovilidad tónica
La presentación clínica, usualmente, varía según la persona y la situación traumática que esta haya experimentado. No obstante, se la caracteriza por una parálisis temporal del cuerpo, disminución de la frecuencia cardíaca y la respiración, y reducción de la respuesta emocional.
Así pues, durante la inmovilidad tónica, la persona puede sentirse desconectada de su cuerpo y de la realidad. E incluso, a veces, puede presentar dificultades para recordar detalles específicos del evento traumático y manifestar sensaciones de impotencia y desesperanza (de Kleine et al., 2018).
Evaluación y diagnóstico
Se han informado con éxito indicadores biológicos que utilizan registros de posturografía y electrocardiografía. Con esto, los instrumentos de autoinforme actualmente disponibles para la inmovilidad tónica se han centrado exclusivamente en la agresión sexual en adultos y niños, por ejemplo, la escala de inmovilidad tónica (The Tonic Immobility Scale, TIS, en inglés) y el cuestionario de inmovilidad tónica (Tonic Immobility Questionnaire, TIQ, en inglés), para una amplia gama de situaciones traumáticas.
Es importante comprender que la inmovilidad tónica es, en muchos casos, una respuesta normal y adaptativa a una situación traumática. No obstante, si persiste después del evento, puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos de salud mental, como el TEPT (Lima et al., 2010).
Ahora, también hay que tener en cuenta que, en algunos casos, la inmovilidad tónica llega a ser confundida con otras respuestas defensivas o cuadros clínicos, como la disociación o el shock. Por lo tanto, es importante que los profesionales de la salud mental estén capacitados para identificarla y diferenciarla de otras de cara a poder proporcionar un tratamiento adecuado.
¿Cuáles son algunos de sus tratamientos?: Dos terapias claves
Como no puede ser de otro modo, su abordaje y tratamiento también varían según el cuadro clínico y la situación especifica del consultante. En general, se recomienda un enfoque multidisciplinario que implique atención médica para abordar cualquier problema físico relacionado con la respuesta de inmovilidad tónica.
Además, se aconseja la evaluación y el tratamiento por parte de profesionales de la salud mental, como psicólogos y psiquiatras. Por ello, algunas intervenciones que se han utilizado con éxito para tratarla incluyen la terapia cognitivo-conductual y la técnica de exposición.
Terapia cognitivo conductual e inmovilidad tónica
Este tipo de terapia abarca una intervención psicológica que se utiliza para tratar una variedad de cuadros de salud mental, incluido el TEPT. Su objetivo, en general, será ayudar a identificar y cambiar los pensamientos y comportamientos negativos asociados con la respuesta de inmovilidad tónica.
Además, se sugiere utilizar técnicas de relajación y meditación para ayudar al consultante a reducir la ansiedad y el estrés asociados con la respuesta de inmovilidad.
Por otro lado, también se ha encontrado que la educación sobre la inmovilidad tónica tiene una utilidad terapéutica muy importante. Debido a que, comúnmente, la normalización de esta respuesta puede ayudar a reducir la vergüenza y la culpa que a menudo sienten las personas que la experimentan (Bados et al., 2015).
Terapia de exposición
En la terapia de exposición, la persona se expone gradualmente a los estímulos relacionados con el trauma en un ambiente seguro y controlado. Así, su objetivo consiste en ayudar al individuo a afrontar y gestionar el miedo y la ansiedad que están relacionados con los estímulos traumáticos.
La exposición puede ser imaginaria o en vivo, dependiendo de la situación y las necesidades del consultante. No obstante, es crucial que un profesional capacitado realice estas terapias en un entorno seguro y controlado para prevenir la retraumatización del paciente. Por ultimo, es también importante tener en cuenta que este tipo de terapias puede no ser adecuada para todas las personas (Magalhaes et al., 2021).
Conclusión
Por todo esto, podemos decir que la inmovilidad tónica es una respuesta defensiva compleja que suele ocurrir debido a situaciones traumáticas específicas, aunque puede ser, en ocasiones, una respuesta normal y adaptativa. Las investigaciones actuales brindan un marco teórico rico en evidencia que sustentan diferentes abordajes terapéuticos. Por ello, es importante que las personas que la experimentan busquen ayuda profesional para recibir un diagnóstico adecuado y un tratamiento pertinente.
Referencias bibliográficas
- Bados, A., García-Grau, E. y Fusté, A. (2015). Predictores de la inmovilidad tónica ante eventos traumáticos. Anales de Psicología, 31(3), 782. https://doi.org/10.6018/analesps.31.3.178491
- de Kleine, R. A., Hagenaars, M. A. y van Minnen, A. (2018). Tonic immobility during re-experiencing the traumatic event in posttraumatic stress disorder. Psychiatry Research, 270, 1105-1109. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2018.06.051
- Gbahabo, D. D. y Duma, S. E. (2021). “I just became like a log of wood … I was paralyzed all over my body”: women’s lived experiences of tonic immobility following rape. Heliyon, 7(7), e07471. https://doi.org/10.1016/j.heliyon.2021.e07471
- Hoagland, H. (1928). On the mechanism of tonic immobility in vertebrates. The Journal of General Physiology, 11(6), 715-741. https://doi.org/10.1085/jgp.11.6.715
- Lima, A. A., Fiszman, A., Marques-Portella, C., Mendlowicz, M. V., Coutinho, E. S. F., Maia, D. C. B., Berger, W., Rocha-Rego, V., Volchan, E., Mari, J. J. y Figueira, I. (2010). The impact of tonic immobility reaction on the prognosis of posttraumatic stress disorder. Journal of Psychiatric Research, 44(4), 224-228. https://doi.org/10.1016/j.jpsychires.2009.08.005
- Magalhaes, A. A., Gama, C. M. F., Gonçalves, R. M., Portugal, L. C. L., David, I. A., Serpeloni, F., Wernersbach Pinto, L., Assis, S. G., Avanci, J. Q., Volchan, E., Figueira, I., Vilete, L. M. P., Luz, M. P., Berger, W., Erthal, F. S., Mendlowicz, M. V., Mocaiber, I., Pereira, M. G. y de Oliveira, L. (2021). Tonic immobility is associated with PTSD symptoms in traumatized adolescents. Psychology Research and Behavior Management, 14, 1359-1369. https://doi.org/10.2147/prbm.s317343
- Volchan, E., Souza, G. G., Franklin, C. M., Norte, C. E., Rocha-Rego, V., Oliveira, J. M., David, I. A., Mendlowicz, M. V., Coutinho, E. S. F., Fiszman, A., Berger, W., Marques-Portella, C. y Figueira, I. (2011). Is there tonic immobility in humans? Biological evidence from victims of traumatic stress. Biological Psychology, 88(1), 13-19. https://doi.org/10.1016/j.biopsycho.2011.06.002