El trastorno del espectro autista (TEA) abarca una diversidad de desafíos en el desarrollo, afectando a las personas de manera única. En esto, la intervención temprana emerge como un pilar fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes lo experimentan. Así, estrategias personalizadas, terapias especializadas y apoyo emocional contribuyen a maximizar el potencial de las personas con autismo. Este enfoque precoz no solo favorece el desarrollo cognitivo y social, sino que también desempeña un papel crucial en la preservación de la salud mental, promoviendo una adaptación positiva y sostenible en el transcurso de la vida. En este sentido, en 2022, se llevó adelante una revisión sistemática que nos aporta insight sobre la temática. ¿Qué sabemos al respecto?
Algunas aproximaciones iniciales
¿Qué es TEA? El trastorno del espectro autista es una condición del neurodesarrollo heterogénea. No obstante, se caracteriza por diferencias en la comunicación social y patrones de intereses o comportamientos restringidos y repetitivos. Además, sus síntomas aparecen en la infancia. Debido a ello, las preocupaciones del desarrollo temprano de personas que luego reciben un diagnóstico de TEA se registran cada vez más en historias clínicas por profesionales médicos.
Asimismo, estudios en América del Norte, Europa y Asia informaron tasas de prevalencia entre el 1% y el 2.6%. La prevalencia del TEA ha aumentado significativamente en las últimas décadas, en parte debido al uso más extendido de herramientas de detección y diagnóstico temprano.
La intervención temprana en TEA
La intervención temprana para niños pequeños con diferencias en el desarrollo, incluido el TEA, se basa en la idea de que el apoyo temprano en la vida conduce a mejores resultados a largo plazo. Teniendo en cuenta que, en los servicios de intervención temprana, la participación activa de los cuidadores en el tratamiento se considera fundamental. Y es que, ayuda a facilitar la generalización de habilidades infantiles en diferentes entornos.
Globalmente, hay tendencias crecientes hacia la prestación de servicios de intervención temprana centrados en la familia. Así, se han desarrollado políticas públicas en países de ingresos altos. Y, también, se han registrado políticas emergentes en países con recursos más limitados. Las mismas, a través de un modelo de prevención y promoción, fomenta la identificación temprana y los servicios de intervención para niños con desafíos en el desarrollo (Fran et al., 2022).
En este sentido, se han desarrollado múltiples estrategias de intervención temprana. Un ejemplo es la terapia basada en LEGO®, reconocida para el desarrollo de habilidades sociales. Pero, ¿qué respaldo científico tienen tales intervenciones? Veámos más sobre ello a continuación.
Metodología: ¿Cómo se investigó la intervención temprana?
Para llevar adelante la investigación, Franz y colaboradores (2022) se plantearon los objetivos de la revisión, criterios de inclusión y métodos de estudio de antemano. Los criterios de inclusión del manuscrito fueron, en primer lugar, niños con TEA o aquellos con alta probabilidad de TEA.
En adición, los participantes debían tener la edad de 36 meses o menos en el momento de la intervención. Asimismo, la intervención debía ser terapéutica o educativa.
Con la ayuda de un equipo de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (National Institutes of Health, NIH, en inglés), se realizó una búsqueda exhaustiva en múltiples bases de datos. Entre ellas, Embase, PubMed, Scopus y Web of Science. Los términos de búsqueda incluyeron encabezados de materias específicos de la base de datos y variantes de palabras clave para TEA e intervención temprana.
La búsqueda se limitó a artículos publicados en inglés. Y, en cuanto al período de búsqueda de publicaciones, fue del 1 de enero de 2009 al 10 de diciembre de 2020 para resumir la evidencia más actualizada.
¿Limitaciones?
En el proceso se evidenciaron limitaciones significativas en la calidad de la evidencia y la heterogeneidad de los estudios incluidos. En primer lugar, hay evidencia limitada para respaldar recomendaciones de intervenciones muy intensivas (25-40 horas por semana) en niños pequeños con TEA. De hecho, hasta la fecha, el único ensayo controlado aleatorio de intensidades de intervención sugirió beneficios diferenciales, variando de 15 a 25 horas por semana.
Los resultados: ¿Intervención temprana en TEA?
Se analizaron 63 estudios con una amplia gama de diseños de estudio y una considerable diversidad en enfoques de intervención y grupos de control. Los resultados variaron ampliamente entre los estudios en cuanto a su enfoque de contenido, proximidad de resultados y limitaciones. Además, hubo una variación significativa en la dosis de intervención, agente de entrega y entorno de intervención entre los estudios primarios.
Dicha heterogeneidad en el diseño del estudio, la intervención y la medición tuvo un impacto en cómo se informaron los resultados. En este sentido, una revisión incluyó un metaanálisis de 34 estudios primarios y reportó un mejor desarrollo y comportamiento infantil a través de varias intervenciones conductuales, sensoriales y basadas en tecnología, mientras que otras fueron inconclusas.
Un campo prometedor
Las intervenciones conductuales y de desarrollo naturalístico, así como las terapias con niños centradas en el desarrollo y conductuales, emergen como estrategias claves para mejorar consistentemente los resultados en niños con TEA. Pues tales enfoques han demostrado un impacto positivo en diversos aspectos del desarrollo infantil, abordando las complejidades y desafíos únicos asociados con el trastorno.
En consecuencia, es esencial destacar que los mayores impactos de estas intervenciones se centran en resultados próximos y específicos de la intervención, indicando una respuesta positiva a los enfoques personalizados y orientados a objetivos. Teniendo en cuenta la necesidad de reconocer que, al evaluar el éxito de una intervención, es beneficioso observar no solo los resultados inmediatos, sino también los resultados a largo plazo y su impacto más amplio en el contexto.
¿Qué nos deja el estudio? Aún falta evidencia
No obstante a lo relatado anteriormente, la revisión mencionada también revela deficiencias en la calidad de la base de evidencia para las intervenciones tempranas en el TEA. Tales limitaciones subrayan la necesidad de una investigación más rigurosa. En ellas, incluyendo la consideración de variables como la duración y la intensidad de las intervenciones, así como la diversidad en las características singulares de los niños con TEA.
Un enfoque más refinado en el desarrollo e implementación de estrategias de intervención efectivas es esencial para abordar dichas deficiencias y avanzar hacia prácticas más fundamentadas y personalizadas en el tratamiento del TEA en la infancia. Por último, para profundizar en el diagnóstico y abordaje del TEA, te recomendamos nuestro curso en autismo.
Referencia bibliográfica
- Franz, L., Goodwin, C. D., Rieder, A., Matheis, M. y Damiano, D. L. (2022). Early intervention for very young children with or at high likelihood for autism spectrum disorder: An overview of reviews. Developmental medicine and child neurology, 64(9), 1063-1076. https://doi.org/10.1111/dmcn.15258