Desde hace décadas se han desarrollado nuevas intervenciones para el tratamiento de las afecciones mentales más graves como la psicosis. Sin embargo, una de las problemáticas inherentes a los abordajes para la psicosis es la tardía atención una vez desarrollado el cuadro clínico. De igual manera, se apunta cada vez a la prevención y detección temprana dados los altos índices poblacionales que no reciben tratamiento. Convivir con dicha afección, sin acceso a servicios de salud, conlleva extensos periodos de sufrimiento y empeoramiento para la persona hasta que recibe tratamiento adecuado. La presente nota pretende dar cuenta de la importancia de las intervenciones tempranas para el tratamiento de la psicosis, explicitando los hallazgos relativos al efecto de estos abordajes.
¿Qué es la psicosis?
Bajo la denominación de psicosis se entiende a un conjunto de patologías mentales severas. El común denominador reside en la presencia de cuadros de ruptura con la realidad, repercusión en distintas áreas del funcionamiento y presencia de síntomas psicóticos que incluyen delirios y alucinaciones.
En adición, se encuentran alteraciones formales del pensamiento, la afectividad y signos motores. Además, como dato, el término psicosis, para ciertas corrientes psicológicas, describe un tipo de estructura psíquica y no solamente un conjunto de cuadros.
Por otro lado, tomando en cuenta la clasificación estadounidense, dentro del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) encontramos al espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos, definidos por la presencia de una serie de síntomas: delirios, alucinaciones, pensamiento desorganizado, comportamiento motor muy desorganizado y sintomatología negativa.
Las fases de la psicosis
Al tratarse de cuadros sumamente complejos, las psicosis presentan distintas fases, lo que supone diversos abordajes y enfoques preventivos en cada una de ellas. Además, el pasaje entre fase activa, remisión y recaída puede ser regresivo y, por tanto, bidireccional (Guizar et al., 2012):
- Fase premórbida: Implica la presencia de rasgos esquizoides o paranoides de personalidad que son constitutivos de la persona hasta la emergencia de síntomas prodrómicos. Se destaca el desarrollo de ideas y conductas extrañas, aislamiento social, pérdida de intereses y/o problemas en lo educativo/laboral.
- Fase prodrómica: Se caracteriza por el desarrollo lento y gradual de síntomas psicóticos manifestados en forma atenuada (pródromos), síntomas inespecíficos y cambios emocionales y conductuales. Dicha fase culmina con la aparición del primer episodio psicótico con sintomatología evidente.
- Fase activa: Tras el primer episodio se instaura el cuadro clínico, según los criterios diagnósticos presentándose manifestaciones sintomáticas tanto positivas (delirios, alucinaciones, etc.) como negativas (pensamiento desorganizado, apatía, etc.).
- Remisión: Implica el cese o disminución de la fase activa, tanto por una atenuación parcial o completa de los síntomas, desaparición de los mismos y avances en las distintas intervenciones (farmacológicas, psicosociales, inclusión, etc.)
- Recaída: Reaparición de los síntomas independientemente del período transcurrido desde la anterior fase activa.
Períodos DUI-DUP e intervenciones tempranas
Se denominan bajo estas siglas a los períodos de tiempo entre distintas fases de la enfermedad en relación al inicio del tratamiento. El período DUI (Duration of Untreated Illnes, en inglés) transcurre desde el inicio de la fase prodrómica hasta el inicio de tratamiento para síntomas psicóticos.
Por otro lado, el período de la psicosis no tratada (Duration of Untreated Psychosis, DUP, en inglés) toma en cuenta el período transcurrido desde el primer episodio psicótico hasta el inicio del tratamiento para los síntomas psicóticos.
Existe consenso en torno a que los 2-3 años posteriores al primer episodio psicótico son fundamentales en relación al desarrollo posterior de la enfermedad, buscando a través de programas de intervenciones tempranas para el tratamiento de la psicosis favorecer la adhesión, reducir el tiempo de espera y potencialmente el deterioro a largo plazo de la patología (Puntis et al., 2020).
Predicción y evolución de los períodos DUI-DUP
Ambos períodos tienen una enorme importancia para el pronostico y evolución de la enfermedad en el campo de intervenciones tempranas en psicosis. Así, lo que se apunta con programas de intervención temprana es a reducir la duración de los períodos DUI-DUP.
Como resultado, se traduce en un rápido acceso a la atención desde un enfoque de prevención primaria y secundaria. Algunos autores señalan que una tardía detección y tratamiento se asocia a una recuperación menor y más lenta sumado a un mayor índice de recaídas, por lo que los programas ITP han demostrado resultados para la prevención o retraso de la enfermedad (Arango et al., 2017).
¿Qué objetivos tienen las intervenciones tempranas?
Como mencionamos, las intervenciones tempranas están enfocadas a detectar la psicosis, a la rápida asistencia, disminución de factores de riesgo y fortalecimiento de la persona y su entorno. Por tanto, las intervenciones psicológicas en las fases iniciales de la psicosis movilizan recursos psicoeducativos y comunitarios, buscando la integración de la persona en su propio proceso de recuperación a través de los siguientes objetivos (Vallina, 2006):
- Desarrollar una alianza de terapéutica.
- Proporcionar apoyo emocional ante las inquietantes experiencias subjetivas de la psicosis y el estigma.
- Promover comprensión sobre la psicosis, participación activa en el tratamiento y adherencia a la medicación.
- Abordar específicamente los síntomas individuales, comorbilidades y esquemas desadaptativos.
- Mejorar el funcionamiento cognitivo.
- Promover la recuperación laboral, vincular o educativa.
- Reducir el riesgo de suicidio y la agresividad.
- Reducir el riesgo de transición desde estados de ultra riesgo a la psicosis como también el consumo comórbido de sustancias.
Niveles de prevención: ¿Cuáles son?
Las prácticas preventivas apuntan tanto a la detección temprana como a la rápida acción en fases tempranas de la patología o en población con factores de riesgo. De esta manera, se busca contener los avances de la enfermedad, fortaleciendo a su vez tanto a la persona como a su entorno con diversas herramientas para afrontar el malestar.
Resultantes de dicha interacción entre factores de riesgo y factores de protección, son los cambios en los estados de salud de la persona desde una situación de vulnerabilidad a una condición más saludable o viceversa (Irarrázaval et al., 2016).
Ahora bien, existen distintos niveles de prevención según las fases en que se encuentre la patología.
- La prevención primaria busca atenuar la incidencia de la enfermedad disminuyendo los factores de riesgo, por lo que son intervenciones cruciales previas al primer episodio psicótico.
- Por otro lado, la prevención secundaria implica la rápida detección, freno y disminución de la gravedad de la enfermedad durante la etapa bisagra tras el episodio.
- Por último, la prevención terciaria busca reducir el grado de discapacidad, prevenir recaídas y generar procesos de rehabilitación una vez instaurada la afección mental.
Perfiles de riesgo e intervenciones tempranas
Los perfiles de riesgo se definen tomando en cuenta los factores mentales (déficits neuropsicológicos, síntomas atenuados, rasgos esquizoides o paranoides, etc.), aquellas situaciones de riesgo en que se haya la persona (pobreza, aislamiento social, abuso y maltrato, dificultades en el apego, etc.) y sus estilos de vida (alimentación, ejercicio físico, toma de decisiones, etc.). Desde este enfoque se busca incidir sobre los determinantes sociales de la salud a través de la atención anticipada al desarrollo de la enfermedad.
Sin embargo, existen ciertas críticas en tanto que las intervenciones tempranas en psicosis dan por sentado ciertos conceptos sin someterlos a revisión. Por ejemplo, el primer episodio psicótico como entidad natural y la predictibilidad de la etapa DUP.
¿Una visión estigmatizante?
En esta línea, se cuestiona que la creación de perfiles de riesgo, junto a la búsqueda de revertir la discapacidad a partir de intervenciones clínicas, conllevaría a una visión biomédica y estigmatizante de la enfermedad. Lo que daría paso a una excesiva patologización de manifestaciones subjetivas de las personas durante una etapa de transformación como es la adolescencia-adultez joven (Ibáñez, 2018).
Conclusión
Tanto el tratamiento farmacológico como las intervenciones psicosociales han demostrado sus aportes a la mejoría y reducción del impacto de la enfermedad. Sin embargo, las investigaciones presentan sus limitaciones debido la baja evidencia del impacto a largo plazo de los programas de intervenciones tempranas para el tratamiento de la psicosis. También persisten debates en torno a los conceptos que sostienen los modelos de intervención.
En definitiva, el desafío está en lograr una concepción integral de la persona desde los distintos servicios del sistema de salud. Buscando, para esta finalidad, acciones preventivas y facilitando las vías de acceso a quienes podrían beneficiarse de una rápida y efectiva atención.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Arango, C., Bernardo, M., Bonet, P., Cabrera, A., Crespo-Facorro, B., Cuesta, M., González, N., Parraberra, S., Sanjuan, J., Serrano, A., Vieta, E., Lennox, B. y Melau, M. (2017). Cuando la asistencia no sigue a la evidencia: el caso de la falta de programas de intervención temprana en psicosis en España. Revista de Psiquiatría y Salud Mental, 10(2), 78-86. https://doi.org/10.1016/j.rpsm.2017.01.001.
- Guízar, D., Saracco, R. y Fresán, A. (2012). Rasgos de personalidad en pacientes con esquizofrenia. Salud mental, 35(4), 339-344. Recuperado en 10 de septiembre de 2023, de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-33252012000400009&lng=es&tlng=es.
- Ibáñez Rojo, V. (2018). La intervención temprana en psicosis. Revista de la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 38(133). https://dx.doi.org/10.4321/s0211-57352018000100001
- Irarrázaval, M., Prieto, F. y Armijo, J. (2016). Prevención e intervenciones tempranas en salud mental: una perspectiva internacional. Acta bioethica, 22(1), 37-50. https://dx.doi.org/10.4067/S1726-569X2016000100005
- Puntis, S., Minichino, A., De Crescenzo, F., Cipriani, A., Lennox, B. y Harrison, R. (2020). Specialised early intervention teams (extended time) for recent-onset psychosis. The Cochrane library, 2021(2). https://doi.org/10.1002/14651858.cd013287.pub2
- Vallina, O., Lemos, S. y Fernández, P. (2006). Estado actual de la detección e intervención temprana en psicosis. Apuntes de Psicología, 24 (1-3), 185-221.