Antes que nada, esta nota puede contener spoiler. El cine ha sido una plataforma poderosa para abordar y representar diversas enfermedades mentales a lo largo de los años. Sin embargo, mientras algunas películas logran desestigmatizar estos problemas de salud, otras pueden generar un mayor estigma en la sociedad. Un ejemplo destacado es la película Joker, que ha generado un intenso debate sobre su representación de la salud mental y su impacto en la percepción pública. ¿Cómo aborda la enfermedad mental y qué impacto tiene en la percepción de la sociedad sobre este tema?
Un inciso sobre el cine
A pesar de ciertos matices de verosimilitud, en muchas películas los guiones no dejan de ser estigmatizantes. Mostrando una visión distorsionada de la persona con una enfermedad mental. Tal es así que, en numerosas ocasiones, los espectadores pueden llegar a categorizar como loco/a a una persona que se espera que sea violenta, impredecible o antisocial. Así, cuando se ve confirmada esta falacia y los actores actúan de tal manera, la categorización acaba confirmándose. Es decir, el público interpreta su perspectiva como válida y explicativa al ser reforzada por el film.
¿Por qué el Joker se ríe continuamente?
Arthur Fleck (interpretado por Joaquin Phoenix) tiene múltiples problemas neuropsiquiátricos, entre ellos se encuentra uno notorio, la risa. Tal es así, que trae consigo una tarjeta en la que se indica en el anverso: Perdona mi risa: Tengo un trastorno, y en el reverso: Es una condición médica que causa una risa repentina, frecuente e incontrolable sin importar cómo te sientas. Ocurre en personas con un daño cerebral o ciertas condiciones neurológicas ¡Gracias!
Una risa que no se siente
La risa patológica es una condición neurológica. Esta se define como episodios de risa involuntarios, incontrolados y explosivos, sin ninguna alegría o sentimiento emocional apropiado.
Aunque aún es un cuadro de origen desconocido, hay estudios que postulan que puede deberse a afecciones neurológicas. Entre estas se incluye el accidente cerebrovascular, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, lesión cerebral traumática y tumores que causan compresión ventral del tronco encefálico como cordoma clival y meningioma petroclival.
Ahora, la risa patológica ha de diferenciarse de la risa que se produce en trastornos del estado de ánimo y convulsiones gelásticas causadas por un hamartoma hipotalámico (malformaciones de la sustancia gris). Una diferencia importante de conocer para brindar un tratamiento efectivo y mejorar la calidad de vida de quienes las experimentan (Gosal et al., 2020).
La pintura y el baile como señal
La apariencia del Joker fue influenciada por el papel del actor Conrad Veidt. Quien actúa como el protagonista con el rostro desfigurado de la película El hombre que ríe (1928), inspirada en la novela de Victor Hugo y publicada en 1869.
Pero, ¿qué significa la pintura de payaso? El personaje pasa del caos externo al caos en sí mismo, y viceversa. Por ello, hay quienes interpretan el aspecto de Fleck cada vez más deshumanizado. Y de ahí, el aspecto que, a medida que avanza la película, va siendo más desaliñado y extravagante.
Las escaleras del barrio de Highbridge
Por otro lado, el famoso baile en las escaleras del barrio de Highbridge, en el Bronx (New York), parece inspirado en la danza Ankoku Butoh. Creada por Kazuo Ohno y Tatsumi Hijikata (1950), quienes exponen que la razón por la que danzamos es porque existen muchas cosas que no entendemos.
Además, podría decirse que su físico ya es patologizado desde el principio de la película. Algunos de sus bailes, como indica Jürgens (2020), son el reflejo de una historia pantomímica de dolor opresivo. Y, posteriormente, de liberación. Posturas contorsionadas, bailes frenéticos y piruetas espasmódicas, una especie de actuación que parece mostrar la ruptura de las limitaciones del personaje a lo largo del film.
Un experimento sobre el estigma de la salud mental en el Joker
Scarf et al. (2020) realizaron un estudio en el que los participantes asistieron a una sala de cine en Dunedin, Nueva Zelanda, fueron asignados al azar para ver Joker o Terminator: Dark Fate. El propósito era investigar las asociaciones que se podrían hacer de la película Joker con los prejuicios hacia las personas con enfermedades mentales. Los participantes completaron 28 ítems de una escala que mide el prejuicio hacia personas con enfermedades mentales (Prejudice Toward People With Mental Illness, PPMI, en inglés) antes y después de ver la película asignada.
¿El resultado?
Un total de 164 voluntarios participaron en el estudio, divididos para ver Joker (84 [51,2%]) y Terminator: Dark Fate (80 [48,8%]). Las muestras fueron similares en términos de edad, sexo y etnia.
Los participantes que vieron Joker tuvieron una puntuación media de 2,99 (0,66) antes de la película y 3,20 (0,78) después de la película. Aquellos que vieron Terminator: Dark Fate tenían una puntuación en la escala de 2,91 (0,61) antes de la película y 2,88 (0,70) después de verla.
En otras palabras, ver la película del Joker se asoció con un aumento de 0.37 en la puntuación de prejuicio hacia personas con enfermedades mentales. ¿Todavía no pensamos que Joker es un guiño al estigma de la salud mental?
Una realidad más allá del cine
La psiquiatra Fanny Mcpherson Lugo (2019) escribió una opinión en La Prensa sobre el Joker y la salud mental:
[ … ] Uno de los velos, es la negación de la enfermedad mental. Arthur Fleck se quejaba de que las personas actuaban como si su padecimiento no existiera, por ende, los síntomas, conductas y limitaciones derivadas de su enfermedad mental no eran validados. La moralización de la enfermedad mental, velo muy frecuente. Es decir, la persona con enfermedad mental es débil, no quiere “poner de su parte”, es manipuladora o hasta perversa; escoge estar mal y es culpable. Por último, el más antiguo de los velos, es la espiritualización de la enfermedad mental.
Aunque exime parcialmente de culpa a quienes la padecen por ubicar las causas en fuerzas espirituales ajenas a la persona, impide la aceptación del diagnóstico y tratamiento. Y al final, produce desesperanza y estigma porque las personas con padecimientos mentales que son tratadas como “poseídas” o “embrujadas” no mejoran su condición a pesar de múltiples rituales a las que son sometidas.
He visto que llegan a sentirse abandonadas por Dios, porque no son “liberadas”. Lamentablemente, la espiritualización de la enfermedad mental no fortalece la fe de quienes la padecen, la deteriora [ … ].
Pero, ¿por qué ocurre este estigma hacia la salud mental?
Muy brevemente. Un estigma es una condición, atributo, rasgo o comportamiento que hace que una persona sea incluida en una categoría social hacia la cual se refleja una visión negativa. Ahora, el estigma hacia la salud mental se refiere a las actitudes negativas sobre las personas con enfermedades mentales. Es crucial destacar que todas las personas, independientemente de su experiencia o capacitación en el ámbito de la salud, pueden desarrollar estigmas sobre la salud mental, incluidos los estudiantes de enfermería y profesionales en ejercicio.A continuación, un detalle más del Joker y el estigma de la salud mental.
Un ejemplo que quizás nos suene, la creencia de que las personas con esquizofrenia son más peligrosas que la población general o que aquellos con síntomas clínicos de depresión son de carácter débil. Veamos otro más, las atribuciones que se hacen sobre la aparición de enfermedades mentales. Y es que, las enfermedades mentales se consideran más controlables y estables (por parte de quien las presenta) que las enfermedades físicas.
El último ejemplo de estigma hacia la salud mental, los juicios de responsabilidad personal. Esto es, considerar que una persona que tenga una enfermedad mental es responsable de la aparición de esta (Foster y O’Mealey, 2021).
Conclusión
Lo cierto es que la película de Phillips, como resalta Gavlovski, es un llamado a entender que la gestión humana influye en el desarrollo sostenible de una sociedad funcional y que, en cierta forma, somos responsables del malestar de la cultura. Algo que, además, se observa de manera clara en muchos servicios ineficientes de salud mental. Para finalizar, un pequeño fragmento de uno de los diálogos entre la trabajadora social, Debra Kane, y Arthur Fleck. Sin duda, el Joker es un guiño al estigma de la salud mental.
– Escuché esta canción en la radio el otro día y el tipo cantaba que se llamaba Carnaval.
– Arthur…
– Lo que es una locura porque ese es mi nombre de payaso en el trabajo. Y hasta hace poco era como si nadie me viera nunca. Ni siquiera yo sabía si en realidad existía.
– Arthur, tengo malas noticias.
– No me escucha, ¿verdad? Creo que nunca lo hace. Hace las mismas preguntas cada semana. “¿Cómo va tu trabajo?”. “¿Has tenido pensamientos negativos?”. Todo lo que tengo son pensamientos negativos pero usted no escucha. Dije que en toda mi vida ni siquiera yo sabía si en realidad existía. Pero sí, existo. Y la gente está empezando a notarlo.
– Recortaron nuestro presupuesto. Cerraremos nuestras oficinas la próxima semana. La ciudad está recortando muchos presupuestos. Servicios sociales es uno. Esta es la última vez que nos reuniremos.
– De acuerdo.
– No les importa una mierda la gente como tú, Arthur. Y en realidad tampoco les importa una mierda la gente como yo. Maldita sea.
– ¿Y ahora cómo conseguiré mis medicamentos? ¿Con quién hablaré?
– Lo siento, Arthur.
Referencias bibliográficas
- Camp, M. E., Webster, C. R., Coverdale, T. R., Coverdale, J. H. y Nairn, R. (2010). The Joker: A Dark Night for Depictions of Mental Illness. Academic Psychiatry, 34(2), 145-149. https://doi.org/10.1176/appi.ap.34.2.145
- Foster, S. y O’Mealey, M. (2021). Socioeconomic status and mental illness stigma: The impact of mental illness controllability attributions and personal responsibility judgments. Journal of Mental Health, 1-8. https://doi.org/10.1080/09638237.2021.1875416
- Gavlovski, J. (2020). Joker, o la salvación de los desechos. Revista de Comunicación de la SEECI, 63, 69-81. https://doi.org/10.15198/seeci.2020.53.69-81
- Gosal, J. S., Khatri, D., Panda, S., Bhaskar, S. y Das, K. K. (2020). Letter to the Editor: ‘The Laughing Disease’: From Kuru to the Joker’s Sinister Laugh and Madness. World Neurosurgery, 140, 453-454. https://doi.org/10.1016/j.wneu.2020.05.134
- Jürgens, A.-S. (2020). The Pathology of Joker’s Dance: The Origins of Arthur Fleck’s Body Aesthetics in Todd Phillips’s 2019 Joker Film. Dance Chronicle, 43(3), 321-337. https://doi.org/10.1080/01472526.2020.1816740
- Mcpherson, F. (21 de octubre de 2019). El sufrimiento de los enfermos mentales. La prensa. https://www.prensa.com/opinion/sufrimiento-enfermos-mentales_0_5423457658.html
- Rodríguez, M. (2014). Physiognomy and Freakery: The Joker on Film Americana. The Journal of American Popular Culture, 1900 to Present, 13(2). https://www.academia.edu/30222233/Physiognomy_and_Freakery_The_Joker_on_Film
- Rodríguez-Leyva, I. y Abud-Mendoza, C. (2021). Joker in real life. Revista Mexicana de Neurociencia, 21(2), 3695. https://doi.org/10.24875/RMN.M20000074
- Scarf, D., Zimmerman, H., Winter, T., Boden, H., Graham, S., Riordan, B. C. y Hunter, J. A. (2020). Association of Viewing the Films Joker or Terminator: Dark Fate With Prejudice Toward Individuals With Mental Illness. JAMA Network Open, 3(4), e203423. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2020.3423