Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía en 2002, es un destacado psicólogo y economista reconocido por sus investigaciones pioneras en el campo de la economía del comportamiento. De hecho, su trabajo ha revolucionado la forma en que entendemos la toma de decisiones humanas y ha desafiado las premisas tradicionales de la economía clásica. En esta nota, exploraremos el legado de Daniel Kahneman, así como su influencia en el desarrollo de la economía del comportamiento. Además, examinaremos algunas de las controversias y críticas que ha enfrentado su enfoque innovador.
Hacia la economía del comportamiento
Daniel Kahneman nació en Tel Aviv, Israel, en 1934, y desde temprana edad mostró un gran interés en la mente humana y cómo las personas toman decisiones. Su camino hacia la economía del comportamiento comenzó cuando estudió psicología en la Universidad Hebrea de Jerusalén y, posteriormente, obtuvo su doctorado en la Universidad de California, Berkeley.

Concretamente, Kahneman destacó en la investigación sobre la toma de decisiones bajo incertidumbre, lo que lo llevó a colaborar con Amos Tversky, otro influyente psicólogo.
Amos Tversky: La teoría de la perspectiva
El viaje de Kahneman hacia la economía del comportamiento comenzó en la década de 1970 cuando se unió a Amos Tversky, destacado psicólogo, para formar una colaboración intelectual icónica.
Juntos, se embarcaron en una serie de investigaciones innovadoras que desafiaron los principios tradicionales de la economía clásica. Su trabajo más influyente fue la creación de la llamada teoría de la perspectiva, que presentaron en 1979.
La teoría de la perspectiva revolucionó el campo al ofrecer una visión alternativa sobre cómo las personas evalúan y toman decisiones en situaciones de incertidumbre. A diferencia de la economía tradicional, que asumía que las personas son racionales y siempre buscan maximizar la utilidad, Kahneman y Tversky demostraron que las decisiones humanas están influenciadas por sesgos cognitivos y emocionales.
Así, la teoría sugiere que las personas son más sensibles a las pérdidas que a las ganancias. Lo que puede llevar a tomar decisiones irracionales desde el punto de vista económico (Kahneman y Tversky, 2013).
Pensar rápido, pensar despacio: Un hito en la economía del comportamiento
En 2011, Kahneman publicó su libro Pensar rápido, pensar despacio (Thinking, Fast and Slow, en inglés), que se convirtió en un hito en la economía del comportamiento. Una obra donde Kahneman resume décadas de investigación y presenta conceptos clave como el Sistema 1 (pensamiento rápido e intuitivo) y el Sistema 2 (pensamiento lento y reflexivo). Con esto, el libro expone cómo ambos sistemas interactúan para influir en las decisiones y cómo los sesgos cognitivos pueden llevarnos a tomar atajos mentales que no siempre conducen a elecciones racionales.

Así fue como Pensar rápido, pensar despacio capturó la atención del público y académicos de diversas disciplinas. Pues el libro no solo proporcionó una valiosa visión de la economía del comportamiento, sino que también tuvo un impacto significativo en la psicología, la toma de decisiones y la política.
De esta forma, con dicha obra y otras aportaciones, Kahneman se convirtió en una figura influyente cuyos conocimientos fueron solicitados en todo el mundo.
Sistema 1 y Sistema 2
Otro concepto fundamental desarrollado por Kahneman es la distinción entre el denominado Sistema 1 y Sistema 2 en el proceso de toma de decisiones. El Sistema 1 es rápido, intuitivo y automático, mientras que el Sistema 2 es lento, reflexivo y deliberativo.
Con esto, Kahneman argumenta que muchas de nuestras decisiones cotidianas se toman a través del Sistema 1, lo que puede llevar a sesgos y errores cognitivos. Así, comprender esta distinción es crucial para abordar las limitaciones humanas en la toma de decisiones y mejorar la toma de decisiones en contextos económicos (Kahneman, 2011).
Las heurísticas y los sesgos
Según Daniel Kahneman y la economía del comportamiento, las heurísticas y los sesgos son conceptos fundamentales que describen patrones sistemáticos de pensamiento y toma de decisiones en los seres humanos.
- Las heurísticas son atajos mentales o reglas aproximadas que utilizamos para simplificar y agilizar el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, estas reglas simplificadas también pueden llevarnos a cometer errores sistemáticos y sesgos cognitivos. Un ejemplo común de una heurística es la disponibilidad, donde se tiende a basar las decisiones en ejemplos o información que se vienen rápidamente a la mente. Esto puede llevar a subestimar o ignorar información relevante que no es tan fácilmente accesible en nuestra memoria.
- Los sesgos cognitivos, por otro lado, son desviaciones sistemáticas de la lógica y el razonamiento objetivo que influyen en las decisiones y juicios. En consecuencia, estos sesgos pueden distorsionar la percepción de la realidad y afectar negativamente las elecciones. Mismamente, un ejemplo de sesgo cognitivo es el sesgo de confirmación, donde se busca o interpreta información de manera que confirme las propias creencias preexistentes, ignorando o minimizando datos que contradicen tales creencias.
Algunas críticas a la economía del comportamiento

A pesar de sus contribuciones significativas, el enfoque de Kahneman y la economía del comportamiento también han enfrentado ciertas controversias y críticas.
Uno de los argumentos es que su trabajo puede conducir a una visión pesimista de la racionalidad humana, al sugerir que las personas están inherentemente sesgadas en sus decisiones. Con esto, algunos economistas clásicos argumentan que dicha perspectiva subestima la capacidad de las personas para tomar decisiones informadas y racionales en contextos económicos (Thaler, 2015).
Además, críticos han señalado que los hallazgos de Kahneman y Tversky pueden no aplicarse universalmente en todos los contextos culturales y económicos. Y es que, la mayoría de sus investigaciones se basaron en muestras de países occidentales, lo que plantea preguntas sobre la generalización de sus resultados a otras culturas (Henrich et al., 2010).
Conclusión
Sin lugar a dudas, el trabajo de Daniel Kahneman ha dejado una marca indeleble en la forma en que comprendemos la toma de decisiones humanas en el campo de la economía del comportamiento. Su enfoque innovador y sus hallazgos han desafiado las concepciones tradicionales de la economía clásica y han abierto nuevas vías para explorar cómo las personas toman decisiones en contextos económicos.
Ahora, aunque su trabajo ha sido objeto de controversia, no se puede negar su impacto significativo en el campo de la economía y la psicología. La economía del comportamiento continúa evolucionando y ampliando nuestras perspectivas sobre la naturaleza humana y cómo interactuamos con el mundo económico que nos rodea.
Referencias bibliográficas
- Henrich, J., Heine, S. y Norenzayan, A. (2010). The weirdest people in the world? Behavioral and Brain Sciences, 33(2-3), 61-83. https://doi.org/10.1017/s0140525x0999152x
- Kahneman, D. (2011). Thinking, fast and slow. Penguin UK.
- Kahneman, D. y Tversky, A. (2013). Prospect Theory: An Analysis of Decision under Risk. En: MacLean, L. C. y Ziemba, W. T. (Eds.), Handbook of the Fundamentals of Financial Decision Making: Part I, World Scientific Publishing, Hackensack, 99-127.
https://doi.org/10.1142/9789814417358_0006 - Thaler, R. H. (2015). Misbehaving: the making of behavioral economics. First edition. W. W. Norton & Company.
- Tversky, A. y Kahneman, D. (1974). Judgment under uncertainty: Heuristics and biases. Science, 185(4157), 1124-1131. https://doi.org/10.1126/science.185.4157.1124