La utilización de la ketamina en el tratamiento de la depresión representa un avance de gran importancia. Inicialmente utilizada como un fármaco anestésico, la ketamina vio ampliado su uso a lo largo del tiempo. Así, comenzó a abarcar aplicaciones terapéuticas adicionales, como la analgesia y la lucha contra la adicción. No obstante, el abuso de la ketamina con fines recreativos ha suscitado preocupaciones. A pesar de ello, su empleo como un antidepresivo de acción rápida en personas resistentes a otros tratamientos ha despertado un notable interés, especialmente en el campo pediátrico. ¿Cuál es el mecanismo de acción de la ketamina? ¿Qué nos dice la evidencia sobre su uso en pediatría?

Breve historia de la ketamina

La ketamina fue sintetizada como un derivado de la fenciclidina y se aprobó como un fármaco anestésico en la década de 1970. Con el tiempo, su uso se amplió a la analgesia para el dolor agudo, crónico y el dolor relacionado con el cáncer. Adicionalmente, se ha usado en el tratamiento de las adicciones.

Además, la ketamina es un broncodilatador y se prescribe especialmente para personas propensas a sufrir broncoespasmos. Sin embargo, pronto se convirtió en objeto de abuso como droga ilegal recreativa.

Efectos no esperados

Paralelamente, su distintivo efecto disociativo en personas con indicación médica y usuarios clandestinos motivó a los científicos a explorar su complejo mecanismo de acción e influencia en el sistema nervioso central. Pues, este compuesto también induce amnesia y estados hipnóticos y puede ocasionar movimientos espontáneos de las extremidades.

ketamina

En un aspecto relacionado, la ketamina puede interactuar con el sistema opioide. De esta forma, reduciendo el desarrollo de tolerancia causado por el uso prolongado de la morfina (Carboni et al., 2021).

Su uso en estados depresivos

Desde 1999, se ha demostrado que la ketamina posee efectos que se superponen con los del imipramina en modelos animales con depresión. El primer informe que demostró el efecto antidepresivo rápido de la ketamina se remonta al año 2000.

En particular, los investigadores informaron una mejora significativa en los síntomas depresivos en un plazo de 72 horas después de la infusión de ketamina. Lo anterior no fue observado en el grupo tratado con placebo.

Más tarde, fue comprobada la seguridad y eficacia de la infusión intravenosa repetida de ketamina, con énfasis en personas con depresión resistente al tratamiento. Y es que, los tradicionales antidepresivos, mayoritariamente inhibidores de monoaminas, se caracterizan por presentar un período de tiempo que oscila entre varias semanas y meses antes de que se manifieste una mejoría clínica.

En este sentido, una parte considerable de las personas con trastorno depresivo mayor no obtiene resultados positivos con el uso de inhibidores de recaptación. Serían estas las candidatas para acceder a la terapia con ketamina (Yavi et al., 2022).

¿Cómo actúa la ketamina en la depresión?

La ketamina es una sustancia que ejerce un impacto significativo en diversos sistemas de neurotransmisores. Entre ellos, los sistemas opioidérgico, monoaminérgico, glutamatérgico y muscarínico.

Adicionalmente, a lo largo de las últimas décadas, se ha profundizado en la relación entre la ketamina y el receptor NMDA (N-metil-D-aspartato, receptor de glutamato, un neurotransmisor excitatorio crucial). El mismo desempeña un papel protagonista en la regulación de procesos moleculares y celulares fundamentales para la formación de sinapsis y la neuroplasticidad.

Algunos descubrimientos

Estudios recientes revelaron que la inhibición de la actividad en ráfagas dependientes del NMDA generaba efectos similares a los de los antidepresivos en animales. Igualmente, investigaciones en neuroquímica y estudios de imágenes funcionales han respaldado su acción terapéutica.

Así, el tratamiento con ketamina tiene la capacidad de revertir parcialmente las disfunciones glutamatérgicas y gamma aminobutíricas (GABA) previamente identificadas en personas con depresión. Ahora, a pesar de su potente antagonismo sobre el receptor NMDA, el mecanismo exacto que subyace en la actividad antidepresiva de la ketamina sigue siendo un enigma y se cree que es más complejo (Ng et al., 2021).

El caso de los usuarios pediátricos en el tratamiento con ketamina

En cuanto a la estrategia pediátrica, el tratamiento de primera línea para la depresión moderada a grave implica una abordaje multimodal. La anterior, a menudo combina la psicoterapia y la farmacoterapia, utilizando inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina como parte de la terapia farmacológica.

Lamentablemente, los tratamientos efectivos para la depresión y la ansiedad en adultos suelen tener una tasa de éxito limitada o no son adecuados para su uso en niños. Las tasas de respuesta en la depresión pediátrica a la monoterapia con antidepresivos estándar varían del 60% al 70%, en el mejor de los casos.

Esto ha generado una necesidad no satisfecha de nuevos tratamientos para la depresión pediátrica. Por lo que se ha comenzado a investigar el uso de ketamina en el abordaje de esta problemática, pues induce reducciones rápidas y significativas en los síntomas depresivos, además de mejorar las ideas suicidas en sujetos con trastorno depresivo mayor (Meshkat et al., 2022).

tratamiento para la depresión pediátrica

¿Qué dice la evidencia?

A partir del análisis de múltiples investigaciones, Meshkat y colaboradores (2022) sintetizaron algunos hallazgos sobre este enfoque terapéutico en niños.

Inicialmente, los participantes que recibieron dosis repetidas y más altas de ketamina mostraron respuestas más positivas, concordando con investigaciones previas sobre la relación entre la ketamina y la depresión en adultos. Además, cabe destacar que la ketamina fue bien tolerada, sin eventos adversos graves.

Por otro lado, la mayoría de los efectos adversos se resolvieron en un corto período de tiempo, lo que respalda su perfil de seguridad en el tratamiento de la depresión en jóvenes. Sin embargo, es importante señalar que algunos estudios en animales han indicado cierta neurotoxicidad en dosis elevadas en cerebros en desarrollo, lo que plantea interrogantes sobre los riesgos potenciales de exposiciones múltiples en este grupo de población.

Una opción prometedora

Actualmente, existe una creciente cantidad de investigaciones que examinan el uso de la ketamina en el tratamiento de la depresión pediátrica. Los datos son alentadores y sugieren que la administración de ketamina puede reducir sustancialmente los síntomas y la gravedad de la depresión sin implicar efectos adversos duraderos.

Por otro lado, las propiedades antisuicidas de la ketamina observadas en poblaciones adultas son especialmente relevantes para la depresión en jóvenes, agravadas aún más por el aumento en las tasas de pensamientos y comportamientos en torno al suicidio en esta población (Meshkat et al., 2022).

Conclusión

La oportunidad que brinda la ketamina en el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo en usuarios pediátricos se presenta en medio de preocupaciones relacionadas con la seguridad de los antidepresivos convencionales. Así como la prioridad de lograr una rápida mejoría en los síntomas.

Por tanto, saber si dicho abordaje resulta seguro a largo plazo en niños que reciben tratamiento con ketamina es una necesidad urgente, tal como lo ha sido en adultos. De esta forma, se destaca la importancia de investigar y desarrollar terapias efectivas y seguras para abordar la depresión en jóvenes, con el objetivo de reducir el riesgo de suicidio y mejorar la calidad de vida de quienes conviven con esta afección.

Referencias bibliográficas

  • Carboni, E., Carta, A. R., Carboni, E. y Novelli, A. (2021). Repurposing Ketamine in Depression and Related Disorders: Can This Enigmatic Drug Achieve Success?. Frontiers in neuroscience15, 657714. https://doi.org/10.3389/fnins.2021.657714
  • Meshkat, S., Rosenblat, J. D., Ho, R. C., Rhee, T. G., Cao, B., Ceban, F., Danayan, K., Chisamore, N., Vincenzo, J. D. D. y McIntyre, R. S. (2022). Ketamine use in pediatric depression: A systematic review. Psychiatry research317, 114911. https://doi.org/10.1016/j.psychres.2022.114911
  • Ng, J., Rosenblat, J. D., Lui, L. M. W., Teopiz, K. M., Lee, Y., Lipsitz, O., Mansur, R. B., Rodrigues, N. B., Nasri, F., Gill, H., Cha, D. S., Subramaniapillai, M., Ho, R. C., Cao, B. y McIntyre, R. S. (2021). Efficacy of ketamine and esketamine on functional outcomes in treatment-resistant depression: A systematic review. Journal of affective disorders293, 285–294. https://doi.org/10.1016/j.jad.2021.06.032
  • Yavi, M., Lee, H., Henter, I. D., Park, L. T. y Zarate, C. A., Jr (2022). Ketamine treatment for depression: a review. Discover mental health2(1), 9. https://doi.org/10.1007/s44192-022-00012-3