Las clasificaciones internacionales, en materia de salud, aportan diversos marcos conceptuales, metodológicos y operativos. En consecuencia, permiten el diálogo común entre distintas disciplinas y países sobre los abordajes, programas e investigaciones que comparten una misma clasificación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto la Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF), la cual ha sido adoptada en la mayor parte del mundo. Esto expone un nuevo modelo de medición de salud y discapacidad mediante una perspectiva menos centrada en el déficit e integrando factores ambientales. Por ello, te invitamos a conocer un poco más acerca de la CIF y sus aspectos centrales.

La CIF: ¿Qué es?

Como mencionamos, la CIF, es una clasificación adoptada por los Estados miembros de la OMS. Se utiliza por cantidad de países en todo el mundo como guía, evaluación e investigación de nuevas prácticas en atención en salud.

Funcionamiento, CIF, Discapacidad

Dicha clasificación tiene su base en el abandono del diagnóstico nosológico como guía del tratamiento y pronósticos establecidos sobre una entidad clínica fija, asentándose sobre un modelo biopsicosocial. Al respecto, la CIF propone al funcionamiento como una interacción compleja entre los estados de salud y los factores contextuales.

Mirada integral

De esta manera, ofrece una mirada que integra la singularidad del sujeto y su entorno. Asimismo, en base al estado de salud resultante por dicha relación se establecen los abordajes posibles tomando en cuenta las necesidades de apoyo requeridas por la persona en ese dominio particular (Ayuso et al., 2006).

Componentes de la CIF

La CIF pone el foco en la relación entre sujeto y ambiente. En consonancia, propone una estructura para el análisis integral en dos grandes partes: Funcionamiento y discapacidad y factores contextuales. A su vez, cada una de estas partes consta de dos componentes, los cuales pueden ser expresados tanto positiva como negativamente. Cada componente tiene diversos dominios con constructos de clasificación (OMS, 2001).

Funcionamiento y discapacidad

Funciones y estructuras corporales

Las funciones y estructuras corporales son un componente del funcionamiento y discapacidad. Refieren tanto a las funciones fisiológicas/psicológicas de los sistemas del organismo como a las estructuras anatómicas que los integran. Cabe mencionar que dicha separación responde a fines teóricos, ya que ambos componentes están integrados.

Ejemplo de lo anterior son las funciones musculares y funciones sensoriales, como también las estructuras del sistema nervioso o aquellas relacionadas con el movimiento. Su expresión positiva está dada por la integralidad funcional y estructural, mientras que su aspecto negativo se manifiesta a través de deficiencias por profunda alteración o ausencia.

Actividades y participación

Las actividades y participación constituyen el segundo componente del funcionamiento y discapacidad. Estas consisten en la amplitud de áreas vitales pasando por distintos niveles de complejidad, pasando desde el aprendizaje básico hasta la actividad laboral.

Las actividades consisten en la realización de una tarea o acción individual por parte de un sujeto y, por le contrario, la participación refiere al acto de involucrarse en una situación vital. Asimismo, se evalúa la capacidad como el máximo nivel posible de funcionamiento para determinada tarea en un entorno uniforme.

Por otra parte, el constructo del desempeño implica la realización la tarea en un entorno real. La actividad se expresa negativamente a través de limitaciones para la realización de tareas, mientras que la participación mediante restricciones al involucramiento en situaciones vitales.

Factores contextuales

Factores ambientales

Los factores ambientales están ubicados como un componente de los factores contextuales, implicando las influencias externas sobre el funcionamiento y la discapacidad. Los mismos constituyen el ambiente físico, social y actitudinal en el que viven las personas a lo largo de sus vidas.

Son planteados por la CIF como factores externos al sujeto, pudiendo influenciar de manera positiva o negativa al desempeño del sujeto en sociedad, como también las capacidades del individuo en sus estructuras y funciones corporales. De esta manera, los factores ambientales pueden favorecer el funcionamiento a través de facilitadores, o perjudicarlo mediante barreras y obstáculos.

Factores personales

Los factores personales, a diferencia de los ambientales, contemplan aquellas influencias internas sobre el funcionamiento y la discapacidad. Estos constituyen el trasfondo particular de la vida de un individuo y de su estilo de vida, y están compuestos por características del individuo que no provienen de una condición o estados de salud. Ejemplos de ello son el sexo, edad, raza, hábitos, etc.

¿Cómo contemplar el funcionamiento?

Tras revisar los componentes de la CIF, podemos aproximarnos a la forma en que los mismos interactúan para evaluar el funcionamiento de la persona en determinado contexto. El mismo, implica la utilización de funciones y estructuras del organismo para la actividad y participación en diversas áreas vitales a través de tareas y acciones.

En esta línea, los factores contextuales pueden jugar el papel de facilitadores provenientes del ambiente para potenciar el funcionamiento. Por consiguiente, la estructura que plantea la CIF para la evaluación del funcionamiento está en consonancia con el modelo biopsicosocial. Esto se debe al abordaje integral del sujeto relacionando los componentes del funcionamiento a través de un sistema circular de influencias recíprocas entre el plano funcional, corporal, práctico y contextual (Chaná y Alburquerque, 2006).

La clasificación antecesora

Para comprender los desarrollos de la CIF es menester entender acerca de su antecesora, la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM). Dicha clasificación estuvo vigente hasta el año 2001, aunque el proceso de revisión que dio origen a la CIF comenzó en 1987.

La clasificación anterior se posicionaba desde el modelo biomédico, donde el eje principal era la condición deficitaria del individuo. Como consecuencia, la discapacidad era entendida como un hecho individual fijo e invariable. Pues, sus tres categorías, deficiencia, discapacidad y minusvalía, no indicaban relaciones entre sí, junto a una carente preocupación por factores contextuales (Herrera-Castanedo et al., 2008).

La concepción de discapacidad en la CIF

A través del modelo conceptual de la CIF, la discapacidad es ahora entendida como relacional y contextual. De esta manera, surge el concepto de grado de discapacidad, como un fenómeno variable en relación a distintos contextos y áreas vitales.

En consecuencia, una deficiencia similar, expresada en dos personas distintas en la misma función o estructura corporal, podría reflejar grados de discapacidad muy diferentes. Lo que se debe a las diversas formas en que dicha deficiencia interactúa en la realización de actividades o en la participación.

Cuando el contexto importa

El grado de discapacidad está compuesto también por los facilitadores y barreras del ambiente. Por ejemplo, para una persona en silla de ruedas, una rampa accesible disminuye el grado de discapacidad. Por el contrario, una escalera empinada lo aumentaría. Tanto deficiencia y acción son iguales, sin embargo al cambiar el contexto también se transforma el grado de discapacidad (Fernández et al., 2009).

Conclusión

El foco puesto sobre el funcionamiento implica también cambios profundos en la forma en que es entendida la discapacidad. Evaluar lo que una persona puede hacer en un momento y contexto determinado, conlleva considerar la posibilidad de transformación y las mejorías en el desempeño como algo alcanzable. Asimismo, aporta positivamente a la relación entre usuario-profesional para la consecución de objetivos terapéuticos mediante la creación de planes de apoyo individualizados en dominios distintos.

Referencias bibliográficas

  • Ayuso J., Nieto, M., Sánchez, J. y Vázquez, J. (2006). Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF): aplicabilidad y utilidad en la práctica clínica. Medicina clínica (Barcelona), 126(12), 461-466.
  • Chaná, P. y Alburquerque, D. (2006). La clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF) y la práctica neurológica. Revista chilena de neuro-psiquiatría44(2), 89-97. https://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272006000200002
  • Herrera-Castanedo, S., Vázquez‐Barquero, J. L. y Gaite, L. (2008). La Clasificación Internacional del Funcionamiento, de la Discapacidad y de la Salud (CIF). Rehabilitación42(6), 269-275. https://doi.org/10.1016/s0048-7120(08)75662-7
  • Fernández, J., Fernández, M., Geoffrey, R., Stucki, G. y Cieza, A. (2009). Funcionamiento y discapacidad: la clasificación internacional del funcionamiento (CIF). Revista Española de Salud Pública83(6), 775-783. Recuperado en 12 de octubre de 2023, de http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1135-57272009000600002&lng=es&tlng=es.
  • World Health Organization. (2001)Clasificación internacional del funcionamiento de la discapacidad y de la salud: CIF. Organización Mundial de la Salud.