¿Sabías que en 76 países, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo aún son penalizadas con multas, encarcelamiento prolongado e incluso la pena de muerte, según el Programa de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (United Nations Programme on HIV/AIDS, UNAIDS, 2013)? El término LGBTQ (también conocido como LGBTQAP+, LGBTQA, GLBTIQ, LGBT, LGBTQ y otras variantes) es una expresión general que engloba a lesbianas, gays, bisexuales, personas transgénero, intersexuales y aquellos que se identifican como queer o están explorando su identidad sexual o de género. La historia de discriminación y la vergüenza asociada con respecto a las identidades es algo que se ha hecho latente a lo largo del tiempo. Veamos cómo se reporta la salud mental en la comunidad LGBT.

Echar la vista atrás

El acrónimo LGBTQ se originó a partir del término más corto, LGBT, que reúne a una diversa comunidad de personas que a menudo se unen en esfuerzos para obtener mayor visibilidad y apoyo político. Donde cada letra representa una amplia gama de personas de diferentes razas, clases, edades, estado socioeconómico e identidades. Por otro lado, aunque el término LGBT es limitado y no abarca todas las identidades y orientaciones sexuales posibles, aquí se empleará como una forma inclusiva de referirse a todas las personas que forman parte de las minorías sexuales y de género.

Un caso real

Los padres de una niña de 14 años están solicitando una evaluación psiquiátrica para su hija. Viven en los suburbios a 2 horas fuera de una gran ciudad y han sido referidos por el consejero de la escuela secundaria. Quien les dijo que su hija fue encontrada en el baño de la escuela cortándose el antebrazo con un cortador de cajas. Los cortes son superficiales y no requieren atención médica. Cuando se evalúa inicialmente, la adolescente informa que este comportamiento ha continuado durante la mayor parte de su primer año de secundaria.

La comunidad LGBT en el punto de mira de la salud mental

Dice que todos los amigos cercanos que tenía desde la escuela primaria han dejado de hablarla, “porque todos se enteraron de que me gustan las chicas”. Pasa la mayor parte de su tiempo después de la escuela en su habitación, hablando con amigos en línea que viven en otras partes del país. Refiere que son los únicos que la entienden. Y que no tiene a nadie más con quien hablar sobre su orientación sexual. Comentando: “Si hablara de cómo me siento en la vida real, mis padres se asustarían, no puedo decirles nada”.

Revela que se siente cada vez más deprimida desde que salió con un compañero en la escuela y piensa que si sus padres descubren que es lesbiana, entonces la “reenegarán”. Dice: “no conocen a ningún gay, y los he oído decir cosas homofóbicas” (Lothwell et al., 2020).

Salud mental, tarea pendiente

La causa de la mayor prevalencia de trastornos en salud mental entre las personas de la comunidad LGBT es que el estigma, los prejuicios y la discriminación crean un entorno social estresante. Lo que puede conducir a tales problemas en quienes pertenecen a grupos minoritarios estigmatizados. Algo más conocido por el estrés de las minorías. Marmor (1980) en una discusión temprana dijo:

La cuestión básica… no es si se puede encontrar que algunos o muchos homosexuales están perturbados neuróticamente. En una sociedad como la nuestra, donde los homosexuales son tratados de manera uniforme con desprecio, por no hablar de la hostilidad absoluta, sería sorprendente que un número sustancial de ellos no sufrieran de una imagen alterada y algún grado de infelicidad con su estado estigmatizado. … Sin embargo, es manifiestamente injustificado e inexacto atribuir tal neuroticismo, cuando existe, a aspectos intrínsecos de la homosexualidad misma. (p. 400)

Así pues, plantea la pregunta: ¿Será que son los determinantes sociales y estructurales los que contribuyen a las disparidades de salud mental en este colectivo, en lugar de la opinión de que pertenecer a este como tal causa una mala salud mental?

La comunidad LGBT en el punto de mira

Ahora, dentro de esta población heterogénea, la experiencia de cada miembro individual de la comunidad LGBT varía ampliamente dependiendo de numerosos factores potencialmente interseccionales. Incluyendo la edad, sexo, género, grupo etnorracial, nacionalidad, religión, estatus socioeconómico, ubicación geográfica y otros factores. Sin embargo, lo que es común a las minorías sexuales y de género, es que las experiencias de opresión individual y sistémica (estrés de la minoría) a menudo pueden amenazar su salud y bienestar.

Así, no es nada nuevo que las personas LGBT se encuentran con diversos desafíos al buscar atención médica de calidad y experimentan resultados de salud y salud mental más desfavorables en comparación con las personas heterosexuales y cisgénero. Pues han de hacer frente a estigmas como la no aceptación familiar; el acoso entre pares; la discriminación en el empleo o la vivienda; la criminalización del comportamiento del mismo sexo o transgénero; la ocultación de identidad basada en la realidad y la anticipación del rechazo; y la exposición a leyes, políticas y normas sociales discriminatorias.

Una respuesta en el estigma hacia la comunidad LGBT

El estigma interrumpe/inhibe el acceso a recursos estructurales, interpersonales y psicológicos que de otro modo podrían utilizarse para evitar o minimizar la mala salud. Las personas lesbianas, gays, bisexuales y transgénero difieren de las minorías tradicionales en dos aspectos. (1) No son necesariamente reconocibles a través de las características físicas. (2) Todavía se perciben en muchos contextos como que actúan en contra de los procesos naturales.

Consecuencias del estigma

El colectivo LGBT se enfrenta a un conjunto común de desafíos para acceder a servicios de salud mental competentes y lograr el más alto nivel posible de salud. Y no solo con eso, la homofobia, el miedo y odio irracional de las personas que se sienten atraídas por el mismo sexo, y la transfobia, lo mismo pero hacia las personas que no se ajustan a las identidades de género binarias, conducen a la exclusión social, experiencias de discriminación y estigma, y, en el peor de los casos, la violencia dirigida contra aquellos cuya orientación sexual real o percibida e identidad de género no se ajusta a las normas heterosexuales estrictamente definidas (Müller, 2017).

Con lo anterior, la discriminación (abuso e insultos públicos, el sistema de salud y la exclusión social) basada en el estigma, el heterosexismo, heteronormatividad, homofobia y transfobia resultan en lo siguiente (Moagi et al., 2021):

  • Miedo al estigma y la discriminación.
  • No acceder a los servicios de salud mental preventivos o receptivos, o retrasar el acceso.
  • Hasta 14 veces más intentos suicidas entre las personas LGBTI, tasas de depresión más de cinco veces más altas entre las personas trans y 3,5 veces más altas entre las personas LGBT que en la población general.
  • La discriminación (social, religiosa, de empleo y de atención médica) y la violencia desempeñan un papel importante en la salud mental; son más vulnerables a los problemas de salud mental que las personas heterosexuales y de género cisgénero.

¿Cómo se perpetúa el estigma? Cuando se expresa abiertamente o cuando se promulga en forma de comportamientos explícitos. Mismamente, como el etiquetado, la discriminación y violencia que se dirigen a las personas debido a la percepción de no conformidad de género.

Conclusión

Si en el colectivo LGBT las tasas más altas de necesidades insatisfechas y problemas de salud mental, como la depresión no tratada, se explican en parte por las diferencias en los factores sociales, incluidas las experiencias de discriminación, los niveles más bajos de apoyo social y exclusión sistémica de la atención médica… ¿Qué hacemos como sociedad?

De hecho, es la estigmatización, discriminación y victimización los que surgen como determinantes más evidentes de los problemas de salud mental. ¿Podemos entonces concluir que no es tanto la orientación sexual en sí misma la que causa problemas de salud mental, sino más bien los determinantes sociales y estructurales que contribuyen a las disparidades de salud mental basadas en la orientación sexual?

Referencias bibliográficas

  • Marmor, J. (1980). Epilogue: Homosexuality and the issue of mental illness. En: J. Marmor, (Ed.). Homosexual behavior: A modern reappraisal. Basic Books; pp. 391-401.
  • Moagi, M. M., van Der Wath, A. E., Jiyane, P. M. y Rikhotso, R. S. (2021). Mental health challenges of lesbian, gay, bisexual and transgender people: An integrated literature review. Health SA = SA Gesondheid26, 1487. https://doi.org/10.4102/hsag.v26i0.1487
  • Müller, A. (2017). Scrambling for access: availability, accessibility, acceptability and quality of healthcare for lesbian, gay, bisexual and transgender people in South Africa. BMC international health and human rights17(1), 16. https://doi.org/10.1186/s12914-017-0124-4
  • Lothwell, L. E., Libby, N. y Adelson, S. L. (2020). Mental Health Care for LGBT Youths. Focus (American Psychiatric Publishing)18(3), 268-276. https://doi.org/10.1176/appi.focus.20200018
  • United Nations Programme on HIV/AIDS (UNAIDS). (2013). Meeting the HIV treatment and health needs of gay men and other men who have sex with men, Meeting Report from UNAIDS Policy and Strategy Consultation, Geneva.
  • Veltman, A., Rose, T. y Chaimowitz, G. (2024). Mental Health Care for People Who Identify as Two Spirit, Lesbian, Gay, Bisexual, Transgender, and (or) Queer (2SLGBTQ+). Canadian journal of psychiatry. Revue canadienne de psychiatrie69(2), 140–155. https://doi.org/10.1177/07067437231195727