La teoría de la argumentación abarca un campo amplio enriquecido de diferentes disciplinas. La argumentación, que engloba distintas esferas en nuestra vida, se torna compleja requiriendo atención y esfuerzo intelectual para que los fenómenos argumentativos se asienten sobre una base que evite caer en una mala argumentación. Con ello, es necesario pensar, buscar información, analizar, llegar a una conclusión y no conformarse con ser emisor o receptor pasivo de la información. A continuación, profundicemos en el concepto de las falacias, especialmente, en la llamada falacia del hombre de paja o el espantapájaros.
¿Qué son las falacias?
Podemos pensar en una falacia como una creencia errónea, argumento inválido o razonamiento defectuoso. En términos de heurística cognitiva, según la definición de Tversky y Kahneman (1974), son formas de razonamiento simplificadas y eficientes que son cognitivamente atractivas.
Y es que, muchas veces funcionan, mientras fallan en algunas situaciones complejas. Por ello, se tiende a pensar que el razonamiento aparentemente es válido.
Max Black (1946) fue el primer filósofo en utilizar la expresión critical thinking (pensamiento crítico) como título de un libro de lógica, asignándole una gran importancia a las falacias dentro del discurso argumentativo.
Como decía el gran científico Carl Sagan, el pensamiento crítico conllevaría construir, y comprender, un argumento razonado y, así mismo, reconocer un argumento falaz o fraudulento. Este y el pensamiento científico precisan el empleo de la lógica. Sin embargo, no bastaría solo con eso, habría que ir un poco más allá (Portillo, 2018).
¿Qué es la falacia del hombre de paja o la falacia del espantapájaros?
Un espantapájaros es un muñeco con apariencia humana que se coloca en los cultivos para ahuyentar a los pájaros. Podríamos decir que es una copia de una persona. Sin embargo, aunque pudiera parecernos así vista desde lejos, una vez que nos acercásemos veríamos que se trata de un maniquí vestido con harapos.
De alguna forma u otra, un engaño. Del mismo modo que los caballeros mejoraban sus habilidades de lucha entrenando contra muñecos de madera o paja. Sin lugar a duda, es más fácil atacar a un muñeco que a una persona en un combate. Extrapolemos esto a las falacias.
La falacia del hombre de paja o del espantapájaros (straw man) conlleva la tergiversación de un argumento para que sea más fácil de atacar. O en otras palabras, se tergiversa la posición real de la otra persona como una más débil que puede ser atacada más fácilmente.
Tipos de la falacia del hombre de paja o el espantapájaros
Aiken y Casey (2011) establecen tres formas de la falacia del hombre de paja, una que se concibe como una versión más simple y sutil, el hombre débil y el hombre hueco.
- En la versión simple, el oponente distorsiona la posición del emisor y atribuye una posición menos defendible para este. Por lo tanto, el oponente critica dicha posición menos defendible y concluye que su argumento es incorrecto. En otra versión más sutil, el oponente, en lugar de atacar al argumento directamente, ataca tergiversando algunos argumentos que la persona ha utilizado para apoyar su posición.
- Esta segunda llamada hombre débil se produce cuando la persona presenta varios argumentos para apoyar su posición y la otra elige el más débil para refutar el argumento original.
- En el hombre hueco lo que se ataca no guarda relación con ningún punto de vista expresado en la discusión.
Un ejemplo de la falacia del hombre de paja
Según los principios pragmáticos, esta falacia viola una regla básica para una discusión crítica: El ataque de un punto de vista debe relacionarse con el punto de vista que ha sido propuesto por la otra parte. La falacia del hombre de paja puede implicar tanto la exageración como otras formas de distorsión de la posición de un oponente. Veamos un ejemplo de ello.
La cerveza y el vino
Ciudadano preocupado: Sería una buena idea prohibir la publicidad de la cerveza y el vino en radio y televisión. Estos anuncios animan a los adolescentes a beber y puede conllevar consecuencias desastrosas.
Representante de la industria del alcohol: No se puede hacer que la gente deje de beber, es algo que se ha estado haciendo durante miles de años.
Si se tuviera que extraer una conclusión del primer argumento, desde luego no sería que los adolescentes o la gente dejara de beber.
A pesar de ello, la respuesta de la persona que representa a la industria del alcohol expone un argumento que pretende mostrar que el ciudadano preocupado aboga por la abstinencia total (Walton, 2013).
Se trata de un movimiento argumentativo irrazonable. Y es que, el uso falaz de un argumento conduce a una confusión que puede explicar la aparente validez de un argumento falaz.
Ahora bien, la falacia del hombre de paja puede resultar exitosa cuando genera que el destinatario considere erróneamente su contenido ajustándolo al interés del emisor. O lo que es lo mismo, que pase desapercibida (Lewiński, 2013).
¿Por qué caemos en las falacias?
Como indicamos al principio, no hay que conformarse con ser un emisor y receptor pasivo de la información. Al contrario, hay, de alguna manera, que molestarse en pensar, en dudar y ser “crítico”.
Lo cierto es que las falacias en la argumentación pueden ser producto del error o el resultado de la ignorancia de cómo argumentar correctamente. Sin embargo, otras veces se usan a conciencia, al ser fruto de razonamientos sesgados por motivos políticos, religiosos, personales o pseudocientíficos.
Así pues, detectar el error en una argumentación no es tarea sencilla. A veces la cultura o ideología conduce al error y, en muchas ocasiones, lo que comprobamos es que hay personas muy hábiles tergiversando la información. Por ello, es importante poner atención para detectarlas (Borgoñoz, 2017).
Conclusión
La falacia del hombre de paja o el espantapájaros es uno de los tantos movimientos argumentativos irrazonables. Se hace necesario una mayor comprensión de los modelos cognitivos de procesamiento de información.
Aspecto que resaltamos en otras notas cuando hablamos de sesgos cognitivos y heurísticos. Una de las formas en las que se podría detectar esto sería comparar minuciosamente la idea original con la versión que la otra persona pretende endosar al emisor.
Referencias bibliográficas
- Aikin, Scott J. y Casey, J. (2011). Straw men, weak men, and hollow men. Argumentation, 25(1), 87-105. Doi: 10.1007/s10503-010-9199-y
- Blanco-López, Á., España-Ramos, E. y Franco-Mariscal, A. J. (2017). Estrategias didácticas para el desarrollo del pensamiento crítico en el aula de ciencias. Ápice. Revista de Educación Científica, 1(1), 107. https://doi.org/10.17979/arec.2017.1.1.2004
- Borgoñoz, A. L. (2017). Sagan y el pensamiento crítico: Lógica, falacias e inferencias. ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. El escéptico, 8, 18-19.
- Portillo Fernández, J. (2018). El uso de falacias en la comunicación absurda. Logos: Revista de Lingüística, Filosofía y Literatura, 28(2), 443-458. https://doi.org/10.15443/RL2832
- Lewiński, M. (2013). When and how do we deal with straw men? A normative and cognitive pragmatic account. Journal of Pragmatics, 59, 164-177. Doi: 10.1016/J.PRAGMA.2013.05.001
- Walton, D. (2013). Methods of Argumentation. Cambridge University press. https://doi.org/10.1017/CBO9781139600187
Me parece de una actualidad impresionante, sobre todo en el mundo político. No se reflexiona ni se analiza desde la objetividad. Se trata de atacar como sea al contrario dejando a la población fuera de juego y cansados de tanta mediocridad. Algún día aprenderán que no hay que temer a la competencia sino a la incompetencia.
¡Hola Juan! Me alegro mucho que te haya gustado la nota. Es un gusto leer tus palabras. Espero que las próximas también sean de tu interés. Saludos.