Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la leche materna es el alimento perfecto para el bebé, ya que aporta nutrientes esenciales y es un agente protector en el desarrollo. Además, durante la lactancia, se va generando un vínculo entre madre-hijo que durará toda la vida, y es al que llamamos vínculo de apego. En la presente nota hablaremos acerca de los beneficios de la lactancia materna, tanto para la madre como para el bebé, así como de este lazo tan importante que se conforma entre ambos. Además, se resaltará la importancia de que todas las madres dispongan de información, un adecuado sistema de salud y, fundamentalmente, el apoyo de su familia para poder llevar a cabo esta práctica. Veamos los beneficios de la lactancia materna.

Lactancia materna: Va más allá

La definición de lactancia materna va a depender mucho de las ideologías y creencias, así como también, la historia de vida y el contexto en el que se desarrolla la madre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se evidencia que este proceso es un acto que está ligado a la supervivencia de la especie humana. Podemos decir que:

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La lactancia materna es fundamental para los seres humanos, tanto en sus primeras horas de vida como en los meses subsiguientes. Su oferta temprana y exclusiva, garantiza a la madre la estimulación requerida para una óptima producción de leche, y la mejor oferta inmunológica, nutricional y psicoafectiva para el bebé (Borre et al. 2014, p. 724).

Una especie de primera vacuna

A pesar de lo anterior, la práctica de amamantar ha ido desapareciendo a lo largo de los años. De hecho, a nivel mundial, los datos obtenidos por la OMS (2017), reportan que solo el 40% de los lactantes menores a 6 meses reciben leche materna como alimentación exclusiva.

Floripes y García (2011) señalan que llama mucho la atención el abandono de dicha práctica, la cual ha ido decayendo con el tiempo. Muchos plantean que el avance de la tecnología en las fórmulas de leches para bebés ha librado a la mujer de esta ardua tarea. El biberón, así, se ha convertido en sinónimo de una alimentación mejor y moderna.

Sin embargo, como se comentaba anteriormente, hasta ahora, la mejor alimentación es la leche materna ya que su composición es específica para cada bebé y, además de brindarle lo que necesita, lo protege contra enfermedades. Conlleva tantos beneficios que podría decirse que es la primera vacuna que recibe el niño.

Beneficios

Hemos mencionado, brevemente, que la lactancia materna conlleva innumerables ganancias de las que no solo se beneficia el bebé, sino también la madre. Veamos cuáles son algunos de estos beneficios de la lactancia materna y por qué la recomiendan entidades como la OMS o UNICEF:

Para el bebé:

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  • Al contener anticuerpos, protege de enfermedades frecuentes, como son la diarrea y neumonía.
  • Reduce la morbimortalidad.
  • Alimento accesible que esta disponible siempre que lo necesita.
  • Aporta beneficios a largo plazo.
  • Favorece un correcto desarrollo de los músculos faciales.
  • Propicia una buena salud durante toda la vida.
  • Facilita el vínculo madre-hijo.

Para la madre:

Algunos datos de la OMS (2017) confirman que los adultos que fueron amamantados de bebés tienen menos probabilidad de sufrir sobrepeso, obesidad diabetes tipo 2, así como también, obtienen mejores resultados en las pruebas de inteligencia.

¿Por qué es tan importante el vínculo madre-hijo?

Evidenciando los beneficios que conlleva la lactancia, hagamos hincapié en el último punto. Es importante destacar que tener un hijo lo cambia todo y es una cuestión de adaptación constante, por parte de ambos.

La madre tiene la tarea continua de ir decodificando las necesidades del niño. Distinguir si una necesidad es hambre, sueño, cambio de pañales o simplemente estar cerca de ella, y actuar en consonancia. Esto, al principio, será tal vez complicado o confuso pero a medida que ambos se van conociendo se genera, a su vez, un vínculo al que llamamos apego.

John Bowlby, psicoanalista inglés, fue el primer autor que describió dicho concepto y desarrolló la conocida teoría del apego. Según esta, el vínculo es un lazo afectivo establecido entre dos personas (en este caso, madre e hijo) que le generará seguridad al bebé y le permitirá desenvolverse en el mundo exterior.

¿Qué tiene que ver la lactancia con el vínculo de apego?

La lactancia favorece dicho vínculo ya que, además de satisfacer las necesidades primarias del niño (hambre, seguridad, afecto y descanso, entre otros), los bebés en las primeras etapas del desarrollo necesitan del contacto piel a piel para poder volver a un estado de calma después de que alguna situación le haya generado inseguridad o displacer. Podríamos decir que, ante estas situaciones, el pecho es la primera herramienta para calmar al niño.

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Por otra parte, en dicho proceso no nos podemos olvidar de la influencia de las hormonas. Por ejemplo, la secreción de la prolactina, implicada en la producción de leche, y la oxitocina, también conocida como la “hormona del amor”, cuya función es la eyección de la leche.

Además, es osmorreguladora (mantiene la homeostasis de los líquidos del cuerpo) y neurotransmisora, proporcionando una regulación autónoma y fortaleciendo el comportamiento maternal.

Así mismo, en este importante proceso también nos encontramos con la producción de endorfinas, que favorecen el establecimiento de un vínculo seguro. Con esto último, se podría decir que cuando se hace referencia al vínculo, inevitablemente, lleva a pensar en las palabras de seguridad y afecto.

Conclusión

Se podría pensar que en todo este proceso mencionado anteriormente, inclusive ya desde el embarazo, se va generando un vínculo que se irá haciendo cada vez más fuerte. Si bien el amor entre madre-hijo es inmediato, el vínculo de apego tiene que ser fomentado, por medio de la respuesta a las necesidades del niño y el afecto, entre otros.

Sin dudas, la lactancia materna es uno de los favorecedores del mismo. En dicha práctica el vínculo se  estrecha, se podrá estar piel con piel, se intercambiarán miradas, caricias y respuestas verbales. Es un momento de intimidad para la madre y el bebé, en el que se fortalecerán lazos afectivos que durarán toda la vida. Y es que, la misma promueve un especial vínculo afectivo entre madre e hijo, consiguiendo beneficios físicos y emocionales para ambos.

Referencias bibliográficas

  • Borre, Y. M., Cortina, C. y González, G. (2014). Lactancia materna exclusiva: ¿La conocen las madres realmente? Revista CUIDARTE, 5(2), 723-30. Doi: http://dx.doi.org/10.15649/cuidarte.v5i2.84
  • Floripes Baños, G. y García, J. M. (2011). Lactancia materna. aspectos generales. Revista Información Científica, 71(3), 1-18. https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=5517/551757296035
  • Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (2019). Lactancia materna, más que un alimento. Consejos para amamantar con confianza. https://www.unicef.org/uruguay/lactancia-materna-mas-que-un-alimento
  • Organización Mundial de la Salud (2017). 10 datos sobre la lactancia materna. https://www.who.int/features/factfiles/breastfeeding/es/