La relación entre experiencias adversas y salud mental ha sido un tema debatido. A pesar de la evidencia en modelos animales, los estudios en humanos han sido inconclusos. Recientemente, se publicó un artículo científico que exploró de manera integral la relación entre experiencias adversas y salud mental. Al emplear datos de 83 estudios con resonancia magnética funcional (functional magnetic resonance imaging, fMRI, en inglés), los investigadores identificaron asociaciones significativas entre la exposición a adversidades y alteraciones en algunas zonas cerebrales. Sigue leyendo para conocer los resultados en profundidad.

Adversidad y cerebro: Más de lo que crees

Las adversidades de la vida, que abarcan desde el abuso infantil hasta la discriminación y la enfermedad mental familiar, entre otras, ejercen una influencia profunda en la salud mental. Estos eventos estresantes inciden de manera significativa en el desarrollo cognitivo y emocional, contribuyendo a la vulnerabilidad psicológica.

Un campo inexplorado

Las adversidades de la vida, que abarcan desde el abuso infantil hasta la discriminación y la enfermedad mental familiar, ejercen una influencia profunda en la salud mental.

Sin embargo, y a pesar de su impacto innegable, la investigación sobre cómo estas experiencias dan forma a la función cerebral ha enfrentado desafíos notables, subrayando la imperante necesidad de enfoques analíticos más precisos y robustos.

Aunque estudios en animales respaldan esta noción, la evidencia en humanos muestra inconsistencias. Para abordar estas limitaciones, el presente estudio propuso un metaanálisis empleando el análisis de densidad de kernel a nivel múltiple (multilevel kernel density analyses, MKDA, en inglés) en neuroimagen humana.

Un método que, al considerar variabilidades metodológicas y tamaños de muestra, brinda una comprensión más sólida. Adicionalmente, el estudio tuvo como objetivo identificar patrones coherentes de actividad cerebral vinculados con la exposición previa a adversidades, analizando subtipos y dominios de tareas específicos.

Sobre las hipótesis a investigar: Las experiencias adversas

La investigación se basó en la hipótesis de que la exposición previa a experiencias adversas en la vida está vinculada a cambios en la reactividad cerebral en adultos frente a diversos desafíos. Así, se centró especialmente en regiones cerebrales clave, como la corteza prefrontal, la amígdala, el hipocampo y partes de la red de saliencia, que evalúan amenazas y desencadenan respuestas conductuales y fisiológicas de afrontamiento.

Esta asociación se indagó concretamente en cuatro dominios específicos: procesamiento emocional, procesamiento de la memoria, control inhibitorio y procesamiento de la recompensa. Además, se exploraron posibles moderadores, como el tipo y la gravedad de la adversidad, así como factores metodológicos que podrían influir en los resultados.

La adversidad impacta el cerebro, y mucho

Los hallazgos obtenidos en el estudio revelaron una conexión significativa entre la exposición previa a experiencias adversas y una mayor reactividad cerebral en regiones específicas encargadas de detectar amenazas. Este fenómeno sugiere que las personas que han enfrentado situaciones adversas tienden a mostrar una respuesta cerebral más pronunciada ante estímulos percibidos como amenazantes.

Además, se observó otro aspecto relevante en la investigación, ya que la exposición a estas experiencias adversas también mostró una asociación con reducciones en áreas cerebrales encargadas del control cognitivo-emocional. Este hallazgo implica que aquellos individuos que han enfrentado adversidades pueden experimentar dificultades en la regulación de sus respuestas emocionales y cognitivas, lo cual podría influir en su capacidad para manejar situaciones estresantes o desafiantes.

Áreas afectadas

Este hallazgo sugiere posibles dificultades en el manejo del estrés y una mayor vulnerabilidad a problemas de salud mental.

Específicamente, se encontró que personas con un historial de adversidad presentaron mayor reactividad de la amígdala. Adicionalmente, se encontró también una disminución en la reactividad de la corteza prefrontal. Lo que sugiere posibles dificultades en el manejo del estrés y mayor vulnerabilidad a problemas de salud mental.

Los hallazgos resaltan la falta de consistencia entre estudios, sugiriendo que factores como la definición de adversidad y consideraciones metodológicas podrían influir en los resultados. Además, el estudio no identificó conglomerados confiables en datos de adolescentes, señalando la necesidad de investigaciones específicas en este grupo demográfico sobre la exposición a la adversidad.

Sobre las limitaciones del estudio

El estudio, como no puede ser de otro modo, presentó diversas limitaciones. La literatura que investiga la relación entre la privación y la función cerebral utiliza datos de regiones específicas en lugar de abordar coordenadas en todo el cerebro. Esto impide su inclusión en el análisis actual.

A su vez, la clasificación de los tipos de adversidad se llevó a cabo según los criterios de trauma del tipo A del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) aunque no pudieron confirmar con certeza la presencia o ausencia de estos traumas.

Adicionalmente, la exposición a la adversidad está vinculada al uso de sustancias, que podría actuar como una variable mediadora. Dado que los estudios en el metaanálisis no controlaron el uso de sustancias, se requiere una investigación adicional para abordar este aspecto.

En cuanto a futuras consideraciones, los autores sugieren la necesidad de más estudios para comprender los mecanismos detrás de la relación entre adversidad y función cerebral.

Sugerencias y consideraciones

En cuanto a futuras consideraciones, los autores sugieren la necesidad de más estudios para comprender los mecanismos detrás del nexo entre adversidad y función cerebral. A su vez, para identificar intervenciones potenciales.

También, se necesitan más investigaciones para explorar cómo diferentes tipos de adversidad afectan la función cerebral de manera única. De esta forma, se podrá determinar la reversibilidad de sus efectos.

Además, según lo expuesto, es importante que se realicen más estudios que controlen el uso de sustancias. En adición, estudios que tengan en cuenta factores que puedan influir en la relación entre adversidad y función cerebral.

Relevancia de los hallazgos

Los hallazgos tienen relevancia para la comprensión de cómo la exposición a las experiencias de vida adversas afecta la función cerebral. Tal información puede ser fundamental para el desarrollo de intervenciones efectivas destinadas a abordar los impactos negativos de las experiencias adversas en la salud mental. En última instancia, ofrece una base para diseñar estrategias preventivas y terapéuticas que ayuden a mitigar los efectos duraderos de la adversidad en la función cerebral y la salud mental.

Referencia bibiliográfica

  • Hosseini-Kamkar, N., Farahani, M. V., Nikolic, M., Stewart, K. A., Goldsmith, S. F., Soltaninejad, M., Rajabli, R., Lowe, C. J., Nicholson, A. A., Morton, J. B. y Leyton, M. (2023). Adverse life experiences and brain function. JAMA network open, 6(11), e2340018. https://doi.org/10.1001/jamanetworkopen.2023.40018