Si bien nunca robarías un DVD de una tienda, es posible que te sientas libre de descargar una película sin pagar por ella. En la era de Internet, el anonimato se posiciona como una característica fundamental. Y, encaminado a las redes sociales, proporciona un entorno en el que las personas pueden expresar sus opiniones sin temor a la presión pública o la represión regulatoria, fomentando así el debate sobre temas controvertidos. Al ocultar el cuerpo detrás de la pantalla, la forma en que las personas se expresan han encontrado una nueva dimensión. Pero… ¿Cómo afecta esta dinámica al intercambio de ideas y la formación de opiniones en línea? ¿Da paso más fácilmente al ciberacoso? ¿Por qué se es más valiente tras la pantalla?

El anonimato y sus funciones

El anonimato se refiere a no ser identificado, y donde la identidad de un individuo permanece desconocida incluso después de la interacción social. Aunque, como inciso, nunca seremos completamente anónimos en el ciberespacio. Ahora, ser anónimo no significa simplemente ocultar la identidad en internet, también se puede tratar de ocultar lo que se está haciendo y lo que se quiere ser. 

Puede darse dentro de un contexto social grande, como una multitud, o en un contexto más pequeño, como las comunicaciones de dos personas a través de Internet. Y, ojo, cada persona puede diferir en su anonimato percibido.

Cumple diversas funciones psicosociales, como la función de recuperación, donde se experimenta una sensación de control sobre los límites personales; de catarsis, que permite expresar pensamientos y sentimientos sin temor al juicio; y de autonomía, que propicia actuar libremente sin preocuparse por las consecuencias sociales.

Ahora, si bien el anonimato en las redes sociales puede mejorar el bienestar psicológico de las personas al aumentar su sentido de control sobre la privacidad y límites personales, en el lado oscuro, sin embargo, dicho anonimato reduce el costo del comportamiento inmoral y, por tanto, dificulta frenar la ciberagresión (Pan et al., 2023).

Más anonimato, más tendencia a ciberagresión

No es nada nuevo que, según la evidencia empírica, el anonimato percibido exacerbe la conformidad y deshumanización en las redes sociales y, a su vez, fomente la violencia en línea. Podría decirse que el anonimato del entorno virtual permite a las personas expresar un verdadero yo negativo, aludiendo al concepto de Rogers, con menos miedo a la evaluación social negativa y desaprobación de los demás.

Al fin y al cabo, en comparación con el mundo físico, revelar el verdadero yo negativo en el mundo anónimo en línea puede conducir a menos costos reales (como juicios negativos de otros y daños a las relaciones). Por tanto, el verdadero yo (especialmente el verdadero yo negativo) es más probable que esté activo cuando los individuos reconstruyen su identidad en el entorno virtual que en el mundo físico.

Movimiento en espacios diferentes

Las personas a menudo se presentan de manera diferente en diferentes situaciones. Así, como propuso la teoría de la transición espacial, los seres humanos se comportan de forma distinta cuando se mueven de un espacio a otro. Por ejemplo, las personas pueden comportarse en el mundo físico debido a su estado y posición. Pero… cuando se mudan al ciberespacio, pueden actuar de manera diferente, expresando ese verdadero yo negativo o incluso cometiendo delitos cibernéticos. Así es cuando pueden emerger diferentes facetas, entre ellas, la de mostrarse más valiente o dispuesto tras la pantalla (Hu et al., 2017).

ciberacoso

¿Por qué ocurre esto?

Primero, ¿cuál es el motivo por el que se usan las redes sociales? Quizás por las interacciones sociales, por la búsqueda de información, el paso del tiempo, el entretenimiento, la relajación, la utilidad comunicativa o la conveniencia. Y ello, ligado a la idea de algunas personas de que, psicológicamente hablando, ser anónimo reduce la responsabilidad de las acciones y otorga un falso sentido de poder, podría proporcionar la respuesta.

Un modelo que explica lo que hay detrás

Uno de los marcos teóricos por excelencia, entre muchos otros, es el Modelo de Ciberacoso de Barlett y Gentile (The Barlett and Gentile Cyberbullying Model, BGCM, en inglés, 2012) que busca explicar cómo el ciberacoso o ciberbullying se desarrolla y persiste en entornos en línea. Un modelo que se basa en la teoría de aprendizaje social y en la investigación previa sobre el acoso tradicional. Y es que, la investigación ha demostrado que es probable que los matones cibernéticos también sean matones tradicionales. Veamos un poco más de los factores que influyen en que alguien sea más valiente tras la pantalla (Barlett et al., 2017).

Factores que influyen en el comportamiento de ciberacoso

  1. Factores de predisposición individual: Estos incluyen atributos personales, como la personalidad, las habilidades sociales y el nivel de empatía. Por ejemplo, un individuo con una baja empatía podría ser más propenso a participar en comportamientos de ciberacoso, mientras que otro con un alto nivel de empatía podría ser menos inclinado.
  2. Factores de contexto familiar y social: Aborda el entorno social más amplio en el que se desarrolla el individuo, incluyendo la dinámica familiar, las normas culturales y las relaciones escolares. Así, un entorno familiar conflictivo o una cultura escolar que no desaliente el acoso es más probable que facilite la aparición del ciberacoso entre los jóvenes.
  3. Factores de interacción: Que son las relaciones entre personas, tanto en línea como fuera de línea. Mismamente, la dinámica de grupo y la exclusión social pueden influir en la participación en el ciberacoso, como cuando un grupo de compañeros se une para hostigar a un estudiante en línea.
  4. Factores de proceso cognitivo: Examina los procesos mentales que subyacen al comportamiento de ciberacoso, como la percepción distorsionada de las situaciones sociales o la falta de empatía hacia quien recibe el acoso. Un ejemplo muy básico es cuando la persona que perpetra el ciberacoso justifica sus acciones minimizando el impacto emocional que causan en quien lo recibe.
  5. Factores de resultados: Explora las consecuencias del ciberacoso para las partes involucradas, incluidos los espectadores. Por ejemplo, el ciberacoso puede provocar efectos emocionales negativos en las víctimas, como depresión o ansiedad, y puede generar respuestas institucionales, como políticas escolares contra el acoso en línea.

No todo es negativo en el anonimato en redes

anonimato en redes

El anonimato en redes y la ausencia de sincronía en los intercambios ofrecen la posibilidad de ajustar mejor su forma de responder, de presentarse, características que facilitan la autoexpresión y creación de vínculos fuertes. Además, el anonimato percibido en las redes sociales puede mejorar el coraje moral en las condiciones adecuadas. De este modo, puede conllevar un estado transformador que ofrezca libertades sin precedentes para las voces marginadas y disidentes. Pudiendo mostrarse uno más valiente tras la pantalla, esta vez desde lo positivo.

Las personas también pueden comportarse de acuerdo con su verdadero yo (el yo que presenta lo que uno piensa y cree intrínsecamente no negativo), expresando personalidades intrínsecas, creencias y conciencia que están ocultas en el mundo físico. Con esto, aquellos que disfrutan de la libertad de expresarse a sí mismos tienen motivaciones más autoorientadas para publicar, y estas publicaciones revelan más contenido personal y emocional.

Conclusión

El anonimato en las redes se presenta como un evento alquímico de la era de Internet. Proporciona a las personas un entorno único para comportarse de manera más libre y abierta con menos moderación de la palabra real. Con lo que no se contaba es que el efecto que el anonimato tiene en algunos puede ser extremo. Y es que, las limitaciones sociales que mantienen bajo control su conducta y sus acciones no existen, y esto puede hacer que se actúe de manera diferente y asuman riesgos que normalmente no se tomarían. Entre ellos, mostrarse más valiente tras la pantalla ante ciertas cosas.

Sin embargo, en eso de ser valiente tras la pantalla, no hay que olvidar que existen reglas de comportamiento para cualquier situación social, incluido el mundo cibernético. Y que, por supuesto, el precio del anonimato es la responsabilidad. Siendo un deber considerar que lo que se dice/hace en línea puede afectar a otra persona detrás de su aplicación. Finalmente, en caso de que quieras aprender más sobre el impacto neuropsicológico de la tecnología, te recomendamos nuestro curso en neuropsicología y telepantallas.

Referencias bibliográficas

  • Barlett, C., Chamberlin, K. y Witkower, Z. (2017). Predicting cyberbullying perpetration in emerging adults: A theoretical test of the Barlett Gentile Cyberbullying Model. Aggressive behavior43(2), 147-154. https://doi.org/10.1002/ab.21670
  • Barlett, C. P., DeWitt, C. C., Maronna, B. y Johnson, K. (2018). Social media use as a tool to facilitate or reduce cyberbullying perpetration: A review focusing on anonymous and nonanonymous social media platforms. Violence and Gender, 5(3), 147-152. https://doi.org/10.1089/vio.2017.0057
  • Hu, C., Kumar, S., Huang, J. y Ratnavelu, K. (2017). Disinhibition of negative true self for identity reconstructions in cyberspace: Advancing self-discrepancy theory for virtual setting. PloS one12(4), e0175623. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0175623
  • Paech, V. (2012). The inevitable exile: a missing link in online community discourse. Digital Dialogues and Community 2.0. After Avatars, Trolls and Puppets, 11-41. https://doi.org/10.1016/B978-1-84334-695-1.50001-7
  • Pan, X., Hou, Y. y Wang, Q. (2023). Are we braver in cyberspace? Social media anonymity enhances moral courage. Computers in Human Behavior, 148, 1-9. https://doi.org/10.1016/j.chb.2023.107880
  • Sammons, J. y Cross, M. (2016). Beyond technology: Dealing with people. En The Basics of Cyber Safety. Computer and Mobile Device Safety Made Easy (pp. 179-200). Syngress.