En el año 2020, el suicidio se posicionó como la duodécima causa de muerte más común entre los adultos en los Estados Unidos (EE. UU.). Asimismo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 700.000 personas mueren al año por esta causa, posicionándose como cuarta causa de muerte más prevalente entre jóvenes de entre 15 a 29 años. Si bien el el suicidio es un fenómeno complejo y multifactorial, y las causas pueden ser diversas, investigaciones recientes han demostrado que una situación común que precipita el suicidio en adultos es enfrentar problemas con la pareja íntima. Por ejemplo, el divorcio, la separación, rupturas románticas, discusiones, conflictos y violencia por parte de la pareja. Entonces… ¿Cómo se relaciona el suicidio y los problemas de pareja? ¿Se puede prevenir?

El fenómeno del suicidio: Un problema público y social

El suicidio es un problema grave de salud pública en todo el mundo. Y, según la OMS, por cada suicidio consumado hay muchas tentativas de suicidio. De hecho, en promedio, una persona muere por suicidio cada 40 segundos. Además, por cada persona que fallece ante esto, se estima que hay otras 20 que intentaron suicidarse (OMS, 2021).

suicidio en adultos

Es importante destacar que el suicidio es un fenómeno complicado que responde a una multiplicidad de factores, y las causas pueden ser diversas.

Estas incluyen problemas de salud mental, factores sociales, económicos y culturales, entre otros. Sin embargo, no se trata de un problema individual, sino contextualizado.

Por esta razón, es fundamental abordar el tema desde una perspectiva integral. Promoviendo la concienciación, prevención, acceso a servicios de salud mental y apoyo a aquellos que cuentan con factores de riesgo precipitantes.

¿Problemas de pareja como precipitante del suicidio?

Si bien la problemática que engloba al suicidio es multifactorial, debemos considerar que existen factores de riesgo que influyen considerablemente. Así, algunos estudios han relacionado los problemas de pareja y la violencia, entre estas, como un factor predisponente de ideación suicida y conductas autoagresivas.

Un porcentaje preocupante

De esta forma, en 2022, un estudio analizó los datos del Sistema Nacional de Informes sobre Muertes Violentas de Adultos en 48 estados y 2 territorios entre 2003 y 2020 de EE. UU. De los 402.391 suicidios analizados, el 20% se encontraban relacionados con problemas en la relación de pareja.

Además, las circunstancias que aumentaron significativamente las probabilidades de suicidios relacionados con esta temática incluyeron antecedentes de pensamientos e intentos suicidas, así como problemáticas de salud mental (estado de ánimo deprimido, problemas con el alcohol o diagnósticos de salud mental). Otros factores influyentes fueron los estresantes de vida cotidiana (violencia interpersonal, discusiones, problemas financieros, laborales, familiares) y problemas legales recientes (Stanley et al., 2023).

Ideación suicida y violencia de pareja

problemas de pareja y suicidio

Asimismo, la violencia en la pareja ha sido señalada como un aspecto notoriamente influyente en los cuadros depresivos e ideación suicida. De esta forma, también hay datos que indican que la violencia de pareja es muy probablemente un factor que contribuye a la aparición de depresión e ideación suicida.

Dos factores unidos

Por un lado, se ha observado que la frecuencia de depresión e ideación suicida en quienes han sido receptores de violencia de pareja es significativamente mayor que en aquellos que no han sido expuestos a dicha violencia. Así, la frecuencia de ideación suicida es casi seis veces mayor en los casos de violencia de pareja en comparación con quienes no viven estas situaciones (Martínez y Wasser, 2019).

Además, cabe resaltar que en la mayor parte de los casos clínicamente severos de depresión analizados se encontraron entre la población expuesta a violencia de pareja. Asociándose también el estado depresivo con la ideación suicida (Vásquez, 2007).

¿Cómo se puede manifestar la violencia de pareja?

La violencia de pareja se refiere a cualquier forma de abuso físico, emocional o sexual que ocurre dentro de una relación íntima. A menudo, este tipo de violencia se caracteriza por un desequilibrio de poder, donde una de las partes ejerce control y dominio sobre la otra. Esta desigualdad se materializa en violencia física directa, coerción sexual, abuso emocional o psicológico, y control financiero, entre otros.

Sobra decir que la violencia de pareja tiene un impacto significativo en la salud mental y emocional de quienes la experimentan. Lo que conlleva una variedad de consecuencias psicológicas, como depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático (TEPT) o baja autoestima. Además, suelen ser prevalentes los sentimientos de culpa, vergüenza y las dificultades en el establecimiento de relaciones saludables en el futuro.

Es fundamental comprender que las secuelas emocionales de la violencia de pareja pueden persistir incluso después de que la relación haya terminado. Así, el riesgo de suicidio no desaparece de forma inmediata. Sin embargo, esto puede prevenirse.

Prevención de suicidio: Pedir ayuda es el paso más importante

Una cosa ha de quedar clara, e suicidio es un fenómeno que se puede prevenir. En este sentido, un elemento esencial en ello es el fortalecimiento del apoyo social y comunitario. De esta forma, las conexiones sociales y el apoyo emocional desempeñan un papel crucial.

Y es que, al fortalecer los lazos sociales y promover una red de apoyo sólida, se puede ayudar a las personas en riesgo a sentirse comprendidas y respaldadas.

Además, estas redes de apoyo son especialmente relevantes en los casos de violencia de pareja y otros problemas graves de relacionamiento. De tal manera que contar con el apoyo de personas de confianza puede animar a pedir ayuda.

El estigma como una barrera

El estigma puede dificultar que las personas busquen ayuda y se abran sobre sus luchas emocionales. Por ello, al educar y sensibilizar a la población sobre el suicidio, la violencia de pareja y el sufrimiento emocional, se puede cambiar la percepción negativa y promover la empatía y la comprensión. De esta forma, se torna necesario fomentar un ambiente de apoyo en el que las personas se sientan seguras al hablar sobre sus problemas.

Esto implica buscar ayuda sin temor al juicio o la discriminación. Además, el acceso a servicios de calidad en salud mental resultan centrales en la promoción de búsqueda de soluciones más saludables.

Conclusión

En nuestra búsqueda por construir sociedades más compasivas y saludables, debemos reconocer la estrecha relación que existe entre el suicidio y la violencia de pareja. Ambos fenómenos comparten la desesperación y el sufrimiento silenciado que pueden llevar a situaciones extremas.

Como solución, promover una cultura preventiva es fundamental abordar los factores de riesgo y fortalecer el apoyo emocional y las redes de contención. Así, al enfrentar estos desafíos de manera integral, pueden cultivarse relaciones basadas en el respeto y la empatía, brindando esperanza y salvaguardando la vida.

Referencias bibliográficas

  • Martínez, S. y Wasser, A. C. (2019). Depresión e ideación suicida en mujeres víctimas de violencia de pareja. Psicología, Conocimiento y Sociedad9(1). https://doi.org/10.26864/pcs.v9.n1.1
  • Organización Mundial de la Salud (2021, 17 junio). Suicidio . Recuperado 18 de julio de 2023 de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/suicide
  • Stanley, A., Aguilar, T., Holland, K. y Orpinas, P. (2023). Precipitating circumstances associated with intimate Partner Problem–Related suicides. American Journal of Preventive Medicine. S0749-3797(23)00135-6. Advance online publication.  https://doi.org/10.1016/j.amepre.2023.03.011
  • Vásquez Machado, A. (2007). Relación entre violencia y depresión en mujeres. Revista de Neuro-Psiquiatría70(1-4) 88-95. Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/3720/372039390004.pdf