El síndrome de Kleine-Levin, también conocido como “síndrome de la bella durmiente”, es una extraña enfermedad neurológica que sumerge a quienes la padecen en un profundo y prolongado sueño. Este trastorno poco común, aunque fascinante, ha desconcertado a la comunidad médica durante décadas. En esta nota, exploraremos en detalle las características del síndrome de Kleine-Levin y su impacto en la vida de quienes lo experimentan. Además de uno de sus síntomas principales, los episodios de hipersomnia.
Generalidades del síndrome de Kleine-Levin
El síndrome de Kleine-Levin se caracteriza por episodios recurrentes de sueño excesivo, que pueden durar desde varios días hasta semanas. Durante estos episodios, las personas afectadas pueden dormir entre 15 y 22 horas al día, despertando solo para satisfacer necesidades básicas, como comer o ir al baño.
Además del sueño prolongado, se pueden experimentar cambios significativos en su comportamiento y estado de ánimo, como irritabilidad, desinhibición sexual, alimentación compulsiva, desorientación, alucinaciones y agresividad repentina (Arnulf et al., 2012).
Alteraciones en el cerebro
Aunque las causas exactas del síndrome de Kleine-Levin aún no se comprenden por completo, se cree que pueden estar relacionadas con alteraciones en el funcionamiento del hipotálamo y otras áreas del cerebro que controlan el sueño y el comportamiento.
Además, se ha observado que ciertos factores desencadenantes, como infecciones virales o traumas cerebrales, pueden provocar la aparición de los episodios (Smolík y Roth, 1988).
¿Cuáles son los síntomas?
El síntoma más prominente del síndrome de Kleine-Levin es la reiteración de episodios de hipersomnia, o exceso de sueño. Durante los episodios agudos, las personas pueden experimentar un sueño excesivo y prolongado, durmiendo hasta 22 horas al día durante varios días. En este tiempo, quienes lo presentan tienen dificultades para mantenerse despiertos y participar en actividades cotidianas.
Además de la hipersomnia…
El síndrome de Kleine-Levin también se caracteriza por alteraciones en el comportamiento y el estado de ánimo. Durante los episodios, se suelen mostrar cambios significativos en la personalidad, como irritabilidad, desinhibición sexual y alimenticia y una marcada disminución de la capacidad de concentración (Gadoth y Oksenberg, 2017).
Así, los episodios de síndrome de Kleine-Levin también suelen estar acompañados de síntomas cognitivos. Por ello, pueden aparecer dificultades en la memoria, atención y en el procesamiento información. Asimismo, algunas personas presentan experiencias alucinatorias.
Por otro lado, hay que considerar que los episodios de síndrome de Kleine-Levin son intermitentes y recurrentes. Después de un episodio agudo, pueden existir períodos de remisión en los que se experimenta una mejora significativa de los síntomas y es posible llevar una vida relativamente normal. Sin embargo, estos períodos son temporales, y los episodios pueden volver a ocurrir en el futuro, sin una causa aparente.
¿Cuáles son las causas del síndrome de Kleine-Levin?
El síndrome de Kleine-Levin es una rara enfermedad neurológica que aún presenta muchos enigmas en cuanto a sus causas y factores desencadenantes. Sin embargo, se cree que puede estar relacionado con disfunciones en el hipotálamo y otras áreas del cerebro que controlan el sueño y el comportamiento.
Disfunciones neurológicas y desencandenantes
Estas disfunciones podrían provocar alteraciones en los ritmos circadianos y los procesos de regulación del sueño, lo que contribuiría a la aparición de los episodios de hipersomnia característicos de la enfermedad.
Otros autores han hallado problemas en el metabolismo de la glucosa y en la respuestas dependientes de oxígeno en la corteza prefrontal y el tálamo (Engström et al., 2018).
Por otro lado, también existen algunos factores desencadenantes que se han asociado con el síndrome de Kleine-Levin.
Uno de ellos es la presencia de infecciones virales, como el virus de Epstein-Barr, que puede desencadenar la aparición de los episodios agudos de la enfermedad. Además, los traumas cerebrales, como golpes en la cabeza o lesiones cerebrales, también se han identificado como posibles factores desencadenantes (Afolabi-Brown y Mason, 2016).
El abordaje es personalizado
Es importante destacar que los factores desencadenantes pueden variar de una persona a otra. Por lo tanto, hay que evaluar cuidadosamente la historia médica y los factores desencadenantes individuales para un diagnóstico preciso y un enfoque de tratamiento personalizado.
Convivir con el síndrome de Kleine-Levin
El impacto del síndrome de Kleine-Levin en la vida diaria puede ser profundo. Durante los episodios agudos de hipersomnia, las personas afectadas pueden pasar la mayor parte del tiempo dormidas, lo que interfiere con el desarrollo de una vida con rutinas y horarios.
Y es que, dichos episodios pueden durar desde varios días hasta semanas, durante los cuales los pacientes tienen dificultades para cumplir con responsabilidades laborales, académicas y sociales.
El síndrome Kleine-Levin afecta cómo nos relacionamos
Además de la hipersomnia, los cambios en el comportamiento y el estado de ánimo también pueden afectar la cotidianidad. La irritabilidad, desinhibición y falta de concentración pueden dificultar las relaciones interpersonales y el rendimientoen el trabajo o los estudios. Así pues, el acercamiento empático y el entendimiento suele ser de suma importancia. Además, el aumento del apetito, especialmente por alimentos ricos en carbohidratos, suele llevar a cambios en el peso y la alimentación (Gadoth y Oksenberg, 2017).
¿Puede tratarse el síndrome?
Si bien no existe una cura definitiva, hay diferentes enfoques de tratamiento que pueden ser beneficiosos.
Con esto, el tratamiento suele centrarse en aliviar los síntomas y prevenir la recurrencia de los episodios agudos.
En tal sentido, los medicamentos estimulantes, como los anfetaminas, pueden ayudar a mantener la vigilia durante los episodios de hipersomnia, mejorando la capacidad de participar en las actividades diarias (Arnulf et al., 2012).
¿Y el estado de ánimo?
En el caso de los síntomas emocionales, algunos profesionales recetan psicofármacos, por ejemplo, litio, utilizado para controlar los cambios en el comportamiento y el estado de ánimo. Estos medicamentos pueden ayudar a reducir la irritabilidad y la desinhibición, proporcionando estabilidad emocional durante episodios agudos.
Ahora, el apoyo psicológico y la terapia también son componentes importantes del tratamiento del síndrome de Kleine-Levin. Así, el apoyo de familiares, amigos y grupos de pares con la misma afección puede ser invaluable para enfrentar los desafíos diarios.
Conclusión
Resulta necesario continuar investigando acerca de esta rara condición, especialmente considerando las dificultades diarias con las que conviven estas personas durante los episodios de hipersomnia y cambios comportamentales. Por esta razón, se ha de considerar el acompañamiento terapéutico y sostén familiar, al igual que un adecuado seguimiento médico al alcance de quien lo necesite. Solo de esta manera podrá mejorarse la calidad de vida de quienes conviven con tales dificultades.
Referencias bibliográficas
- Afolabi-Brown, O. y Mason, T. B. (2016). Kleine-Levin Syndrome. Paediatric Respiratory Reviews, 25, 9-13. https://doi.org/10.1016/j.prrv.2016.12.004
- Arnulf, I., Rico, T. J. y Mignot, E. (2012). Diagnosis, disease course, and management of patients with Kleine-Levin syndrome. Lancet Neurology, 11(10), 918-928. https://doi.org/10.1016/s1474-4422(12)70187-4
- Engström, M., Latini, F. y Landtblom, A. (2018). Neuroimaging in the Kleine-Levin Syndrome. Current Neurology and Neuroscience Reports, 18(9). https://doi.org/10.1007/s11910-018-0866-y
- Gadoth, N. y Oksenberg, A. (2017). Kleine–Levin syndrome; An update and mini-review. Brain & Development, 39(8), 665-671. https://doi.org/10.1016/j.braindev.2017.04.003
- Smolík, P., CSC. y Roth, B. (1988). Kleine-Levin syndrome ethiopathogenesis and treatment. PubMed, 128, 5-94. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/3078227