La tartamudez en la infancia, también llamada disfemia, es un trastorno de la fluidez verbal que suele aparecer en edades tempranas. El lenguaje es un proceso de aprendizaje que engloba aspectos cognitivos, neurológicos y emocionales, y lo utilizamos para comunicarnos y expresar nuestros pensamientos y necesidades. Este proceso requiere que los órganos del aparato fonoarticulatorio estén sincronizados para el correcto funcionamiento del habla. Sin embargo, cuando empiezan a presentarse dificultades es importante determinar si estas son propias del proceso de aprendizaje y mejorarán con práctica, o si requieren de intervención. A continuación, indagaremos en la tartamudez en la infancia, sus características y tratamiento.

Tartamudez en la infancia

La tartamudez o disfemia es un trastorno del habla y del ritmo bastante común, caracterizada por una alteración involuntaria de la fluidez verbal. Suele evidenciarse por la repetición de sonidos, sílabas, palabras o frases cortas, bloqueos al hablar o pausas prolongadas entre sonidos y palabras. En ocasiones, puede estar acompañada de movimientos corporales involuntarios como tics, parpadeos o conductas motoras que demuestran tensión (Fernández-Martín et al., 2016).

Etiología de la disfemia

Este trastorno suele iniciarse en la etapa preescolar y, en ocasiones, puede permanecer en la edad adulta. Su etiología es multicausal y entre los diversos factores que influyen encontramos (Fernández y de León, 2011):

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  • Genéticos: Estudios descartan que sea hereditaria, no obstante, puede haber predisposición para adquirirla.
  • Lingüísticos: Relacionados a un retraso en el lenguaje y dificultades en su procesamiento. Por lo que las herramientas y estrategias de estimulación en el niño son muy importantes.
  • Fisiológicos: Cuando se produce el habla, diferentes órganos del aparato fonoarticulatorio (boca, lengua, labios y cuerdas vocales, entre otros) están trabajando para coordinar la fluidez verbal. Cuando no están sincronizados correctamente se produce el tartamudeo.
  • Psicosociales: El contexto puede ser un medio que cronifica el problema. Por lo tanto, la estimulación ambiental, el papel del adulto con el que se relaciona el niño y, en sí, el ambiente que le rodea, pueden resultar negativos en estos casos. Adicionalmente, la inhibición que puede experimentar el menor frente a situaciones o personas nuevas puede contribuir a la aparición de dicho problema. Un ejemplo de ello es el nivel de exigencia de los padres en que el niño hable correctamente.

Tipos de tartamudez en la infancia

Existen dos tipos principales de disfemia. La disfemia del desarrollo o evolutiva, que es la más común, aparece en niños que están en proceso de adquirir el lenguaje y se considera funcional. Los estudios muestran que, en la mayoría de los casos, la recuperación de este tipo de tartamudez es completa y ocurre de manera espontánea. Aun así, es importante realizar un seguimiento adecuado para asegurar un desarrollo óptimo del habla en el niño.

Por otro lado, la tartamudez sintomática es un trastorno secundario que surge como consecuencia de problemas orgánicos, como traumas vasculares o infecciones. Dentro de esta categoría, se reconocen tres tipos: la clónica, caracterizada por contracciones breves y repetidas de los músculos que generan una repetición involuntaria de sonidos o sílabas al inicio de las palabras; la tónica, en la que se produce una contracción prolongada de los músculos, alargando innecesariamente ciertos sonidos, sobre todo al comenzar las palabras; y la mixta, que combina espasmos clónicos y tónicos, siendo esta última la más frecuente.

¿Cómo se diagnostica una disfemia?

Para la realización de un diagnóstico adecuado, la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association, APA, en inglés) en su última edición del Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés) describió los elementos que se deben considerar y, así, dar pautas de sus formas de intervención:

  1. Alteraciones de la fluidez y la organización temporal normales del habla que son inadecuadas para la edad del individuo y las habilidades de lenguaje, persisten con el tiempo y se caracterizan por la aparición frecuente y notable de uno (o más) de los siguientes factores:
    1. Repetición de sonidos y sílabas.
    2. Prolongación de sonido de consonantes y vocales.
    3. Palabras fragmentadas (p. ej., pausas en medio de una palabra).
    4. Bloqueo audible o silencios (pausas en el habla, llenas o vacías).
    5. Circunloquios (sustitución de palabras para evitar palabras problemáticas).
    6. Palabras producidas con exceso de tensión física.
    7. Repetición de palabras completas monosilábicas (p. ej., “Yo-Yo-Yo-Yo lo veo”).
  2. La alteración causa ansiedad al hablar o limitaciones en la comunicación eficaz, la participación social, el rendimiento académico o laboral de forma individual o en cualquier combinación.
  3. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del período de desarrollo.

Es importante considerar que dichos criterios no siempre se manifiestan en todo momento. Hay circunstancias en las que puede existir mayor o menor fluidez verbal, por lo que es importante identificar los factores que inciden en ello. Finalmente, es fundamental detectar los primeros signos de tartamudez en el niño para poder intervenir a tiempo.

Efectos de la tartamudez en la infancia

Este trastorno suele venir acompañado de consecuencias en la comunicación y, también, en el ámbito emocional y social. Por consiguiente, al ser un trastorno de la fluidez, afectando a la comunicación verbal y del lenguaje. Como resultado, la disfemia puede convertirse en motivo de vergüenza debido a lo evidente que es.

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El niño puede sentir miedo o vergüenza al hablar, sobre todo, ante determinados fonemas o sonidos que sean difíciles de pronunciar. Incluso, puede haber una sensación de incomodidad que provoque frustración e inseguridades en el pequeño. Por ello, es importante considerar los factores ambientales adicionales que pueden estar afectando.

Estrategias de intervención en la disfemia

Las formas de intervención dependerán de la evaluación por parte de un profesional. Es fundamental destacar que el trabajo interdisciplinario es muy útil. Cada caso tendrá un plan individualizado cuyo objetivo será el de naturalizar la fluidez verbal de la persona a largo plazo.

  • Terapia de lenguaje o logopedia: Debido a que es un trastorno de la fluidez verbal, asistir a un profesional del desarrollo de lenguaje es un paso muy importante. Mediante la realización de una historia clínica, valoración y programación se elaborará un plan de ejercicios prácticos de repetición, vocalización, ritmo, relajación y respiración que ayudarán a la fluidez verbal. Así mismo, se darán recomendaciones para realizar en el entorno familiar y escolar.
  • Dispositivos de alteración del feedback auditivo: Dispositivos por los que, mediante la repetición de la propia voz, se escucha en coro (puede ser más o menos rápida) lo que el niño dice para que tome conciencia de su habla.
  • Ejercicios de respiración: Su objetivo es lograr que el pequeño controle y coordine la parte fono-respiratoria en el momento de hablar; mediante el control del área abdominal, diafragma y costillas.
  • Relajación de Koeppen: Técnica de relajación de distensión de los músculos inferiores para, posteriormente, ir subiendo y distensionando el cuerpo conforme se va tomando conciencia de cada parte. En el caso de los niños, se debe estimular la imaginación para que puedan entender mejor la intención de la propuesta.
  • Psicoterapia: El área emocional y psicológica puede verse afectada debido a la inseguridad que presenta el menor. Es importante verificar que no haya otros factores externos que inciden en la conducta (factores ambientales, por ejemplo) así como ayudarlo a manejar y fortalecer su autoestima.

En síntesis, las estrategias de intervencion en casos de disfemia deberán contemplar los múltiples factores externos que influyen. Resultando así en la necesidad de un enfoque interdisciplinario, junto con una perspectiva comprensiva y humanista en el tratamiento de los trastornos del habla. Respecto a ello, Wendell Johnson, destacado psicólogo y lingüista estadounidense, fue un autor pionero.

Tartamudez en la infancia: Recomendaciones para padres

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Al tratarse de un trastorno de la fluidez, es importante favorecer y estimular la comunicación del adulto con el niño en sus diferentes ámbitos. Por lo tanto, Fernández y de León (2011) recomiendan, en primer lugar, mantener la calma y esperar a que el niño termine de hablar sin interrumpirlo, hablar despacio y hacer pausas entre frases para que el niño pueda imitarlas, y usar un lenguaje sencillo y acorde a su edad.

También, prestar atención a lo que el niño expresa e interesarse en el contenido de la conversación, en lugar de concentrarse en su manera de hablar, también resulta fundamental para crear un ambiente de comunicación positivo. Asimismo, es importante evitar presionarlo para que hable de determinada manera o señalarle que está tartamudeando. Si el niño muestra signos de frustración, tranquilizarlo y recordarle que todos, en algún momento, tenemos dificultades para hablar. También es recomendable evitar hacer comentarios que distraigan del tema central de la conversación o que impliquen muchas preguntas directas, así como abstenerse de darle indicaciones sobre cómo debería hablar.

Conclusión

En resumen, la tartamudez en la infancia es un trastorno de la fluidez verbal que, en la mayoría de los casos, suele desaparecer de forma espontánea. No obstante, es importante que, ante cualquier signo de alteración en el desarrollo del lenguaje o trastorno de la fluidez, acudamos a un especialista que pueda recomendarnos cómo intervenir adecuadamente. 

Un ambiente libre de estrés ayuda a quien lo padece, pues es un trastorno que suele producir mucha inseguridad. Por lo tanto, el apoyo del entorno familiar, la correcta estimulación, el fortalecimiento de la autoestima y el trabajo en equipo, son los mejores elementos de intervención.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
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  • el Kadaoui, M., Molina, M. A. y Gómez, D. (2015). Enfoque y manejo de la tartamudez. Pediatría Atención Primaria, 17(65), e49-e51. https://doi.org/10.4321/S1139-76322015000100011
  • Fernández-Martín, M., Calet, N. y González, J. A. (2016). New technologies for the intervention of stuttering: A review. Revista de Investigación en Logopedia, 6(2), 88-106. https://doi.org/10.5209/rlog.58544
  • Fernández, A. y de León, M. (2011). Basic concepts and approach to stuttering. FMC Formación Medica Continuada en Atención Primaria, 18(4), 193-199. https://doi.org/10.1016/S1134-2072(11)70081-0