Actualmente, muchos niños son diagnosticados de Trastorno por Déficit Atencional con o sin Hiperactividad (TDAH/TDA), un cuadro que incide notablemente en la escuela. Estos alumnos suelen caracterizarse por presentar dificultades en sostener la atención y, fundamentalmente, en un comportamiento inquieto que suele observarse en el aula. Sin embargo, hay muchos otros aspectos que no son tenidos en cuenta. Por ejemplo… ¿Qué sucede con el rendimiento académico? ¿Y las relaciones sociales? ¿Requieren de necesidades especiales?

¿Qué es el TDAH?

El TDAH es un trastorno neurobiológico caracterizado por un patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el funcionamiento o el desarrollo de una persona. Según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés), dichos síntomas deben estar presentes antes de los 12 años de edad y deben manifestarse en dos o más entornos diferentes (por ejemplo, en casa, en la escuela o en el trabajo).

Tres formas de manifestación

Por este motivo, el TDAH suele diagnosticarse en la infancia, donde es más notorio, especialmente en la escuela. Manifestándose de tres formas diferentes:

TDAH en la escuela: Un diagnóstico común
  1. Presentación predominantemente de inatención: Se caracteriza por dificultad para prestar atención como, por ejemplo, cometer errores por descuido, falta de organización y dificultad para seguir instrucciones.
  2. Presentación predominantemente hiperactiva-impulsiva: Donde destaca la inquietud en exceso, reflejándose en la dificultad para mantenerse quieto, hablar en exceso, dificultad para esperar el turno y actuar sin pensar, mismamente.
  3. Presentación combinada: Determinada por la presencia tanto de síntomas de inatención como de hiperactividad-impulsividad.

Estas características suelen manifestarse desde el inicio de la escolaridad, con cambios frecuentes en la atención y excesiva actividad motora. Por lo anterior, si no se realiza una intervención específica, dichos indicadores tienden a persistir a lo largo de la escolaridad. Aunque pueden atenuarse con la edad, especialmente en la adolescencia (Manzano, 2009).

Hablemos de la prevalencia del TDAH

La prevalencia internacional del TDAH oscila entre un 3 a 5% según el DSM-V (2013). En algunos países la tasa es incluso más alta, como por ejemplo Chile, cuya prevalencia asciende al 10,3% (Peña et al., 2015).

Pero… ¿Por qué tan alta?

La alta prevalencia no puede ser explicada por un único factor, sino por una combinación de varios (Balbuena, 2016):

  1. La existencia de distintos instrumentos y criterios diagnósticos. Hay debates sobre si se debe diagnosticar solo cuando se manifiesta en un contexto específico, como por ejemplo en la escuela, o si también debe manifestarse en otros entornos.
  2. La alta comorbilidad con otros trastornos, fundamentalmente con los trastornos de conducta. Esto implica una dificultad a la hora de establecer el diagnóstico, especialmente porque el menor presenta determinadas conductas agresivas o desafiantes. Por ello, es necesario realizar un adecuado diagnóstico diferencial teniendo en cuenta la personalidad, inteligencia y ambiente socio-familiar del niño. Y es que, tales conductas pueden estar motivadas por problemas en esas áreas.
  3. La influencia de la industria farmacéutica. Hay medicación, como el metilfenidato, que es recetada en TDAH debido a la dificultad para sostener la atención en clase.

¿Qué pasa con un niño con TDAH en la escuela?

En la escuela, los niños con TDAH suelen presentar algunas conductas por las que llaman la atención, tanto de sus compañeros como de adultos. Entre varias conductas observables se encuentran (Manzano, 2009):

  • Dificultad para sostener la atención.
  • Hiperactividad o exceso de movimiento.
  • Impulsividad o dificultades en el control de los impulsos.
  • Retrasos en habilidades cognitivas.
  • Deficiencia en el control de las emociones.
  • Torpeza motriz.
  • Dificultades en la memorización.
  • Variabilidad o inconsistencia en el rendimiento.
  • Problemas de rendimiento académico.
  • Problemas de adaptación social.

Todo lo anterior puede ir aparejado con otros problemas, como déficits de autoconcepto, baja autoestima o una pobre percepción, entre otros problemas de índole emocional.

Y es que, es frecuente que los pequeños sean llamados la atención continuamente debido a sus conductas, siendo rezongados de manera constante e incluso por presentar bajos logros académicos. Asimismo, dada la dificultad en la autorregulación, pueden aparecer dificultades en relación a las habilidades sociales, afectando la interacción del niño con el entorno (Barbosa y dos Santos, 2021).

TDAH en el ámbito educativo

Debido a los avances de la ciencia, en la actualidad, muchos docentes tienen como desafío atender a niños con distintas necesidades, entre ellos aquellos que conviven con déficit atencional. Al fin y al cabo, si bien el TDAH existe desde hace tiempo, la prevalencia del mismo ha aumentado notoriamente y esto genera otras demandas en la escuela (Manzano, 2009).

En consecuencia, el educador se vuelve un protagonista fundamental del aprendizaje que, con ayuda de equipos multidisciplinarios, debe ser capaz de identificar y abordar las necesidades educativas de los alumnos con TDAH. Para esto, el profesor debe estar atento con el fin de detectar y permitir que la familia consulte con otros profesionales especializados que puedan brindar las estrategias necesarias para ayudar al niño (Manzano, 2009).

La escuela como factor protector en niños con TDAH

Es importante ser cautelosos y confidentes con el diagnóstico debido a que el niño con TDAH en la escuela puede sufrir estigmatización. Así, el diagnóstico podría usarse para responsabilizarlo de determinados episodios o problemáticas en tal entorno.

Por otra parte, hay que considerar que existen necesidades educativas diferentes debido a sus patrones de comportamiento. Por ejemplo, dificultades en las relaciones interpersonales y bajo rendimiento académico, lo cual puede llevar a riesgos de exclusión escolar (Barbosa y dos Santos, 2021).

Finalmente, es necesaria la disponibilidad de los docentes para apoyar y realizar las adaptaciones académicas que pueden ser beneficiosas para los estudiantes con TDAH.

Estas adaptaciones pueden incluir tiempo adicional en exámenes, acceso a recursos de apoyo y estrategias de estudio personalizadas (Sépulveda y Espina, 2021).

Y la familia…

Asimismo, el trabajo en conjunto junto con la familia es fundamental. Los recursos familiares son un factor protector en los niños con TDAH debido a las ayudas que esta también puede brindarle. Por ello, resulta fundamental el intercambio constante con la familia.

Conclusión

El TDAH es un trastorno neurobiológico que en la escuela tiene gran implicancia debido a que presenta conductas claramente observables con gran impacto en la experiencia de aprendizaje de quien lo padece. Asimismo, internamente el niño tiene sus emociones y percepción de sí mismo que, posiblemente, tenga relación con la mirada que los demás tengan de él. Por esto, resulta un reto interesante para los docentes el que puedan tener más conocimiento sobre este trastorno y, de esta manera, poder recurrir a las ayudas necesarias para lograr un aprendizaje significativo y una experiencia enriquecedora en el desarrollo del menor.

Referencias bibliográficas

  • American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
  • Balbuena, F. (2016). La elevada prevalencia del TDAH: posibles causas y repercusiones socioeducativas. Psicología Educativa, 22(2), 81-85. https://doi.org/10.1016/j.pse.2015.12.002
  • Barbosa, A. y dos Santos, C. (2021). Students with ADHD: Social Skills, Behavioral Problems, Academic Performance, and Family Resources. Psico-USF, 26(3). https://doi.org/10.1590/1413-82712021260312
  • Manzano, J. (2009). Intervención Psicoeducativa en el Aula con TDAH. Psicología Educativa. Revista de los Psicólogos de la Educación, 15(2), 87-106. https://www.redalyc.org/pdf/6137/613765490002.pdf
  • Peña, M., Rojas, P. y Rojas, S. (2015). ¿Cómo diagnosticar a un niño? Diagnóstico del Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad desde una perspectiva discursiva crítica. Athenea Digital, 15(1), 91-110. https://doi.org/10.5565/rev/athenea.1304
  • Sépulveda, V. y Espina, V. (2021). Desempeño académico en estudiantes de educación superior con Trastorno por Déficit de Atención. Estudios pedagógicos, 47(1). http://dx.doi.org/10.4067/S0718-07052021000100091