¿Cómo aprendemos? A partir de los sistemas educativos tradicionales surgieron movimientos y pedagogías que buscaban dar al estudiante un papel más activo y dinámico. Así, se dieron ciertas propuestas de renovación pedagógica en las que se empezó a enfatizar en el empoderamiento del estudiante y cómo su aprendizaje puede contribuir a un bien común. A continuación, te presentamos algunas teorías que le dieron al sistema educativo una nueva perspectiva de lo que la sociedad necesitaba, y necesita, en esta área.
Renovación pedagógica: Pedagogía progresista y su influencia en el aprendizaje
John Dewey (1859-1952)
En el siglo XX propuso una idea de renovación pedagógica en el sistema educativo. Su teoría se desarrolló principalmente en Estados Unidos (EE. UU.).
Gracias a su fuerte influencia filosófica, epistemológica y antropológica, Dewey estaba convencido de que la educación tenía que dejar de ser un proceso de observación.
Para responder a la interrogante sobre ¿cómo aprendemos? el aprendizaje debía convertirse en algo más experimental y activo.
Su planteamiento intentaba igualar a la democracia con la educación. Con bases científicas para brindar al conocimiento de las personas, por supuesto.
Por consiguiente, la experiencia en el aprendizaje es fundamental para Dewey, quien lo manifiesta como dinámico y de intercambio entre el profesor y el estudiante. Así, el educador adopta el papel de orientador y guía en el proceso educativo de sus alumnos.
Junto a lo anterior, Dewey estaba convencido de que el método educativo tenía que derivarse del método científico con todas las adaptaciones que fuesen necesarias (González-Monteagudo, 2001).
La escuela de Decroly: Teoría global del aprendizaje
Ovide Decroly (1871-1932)
Fue un médico y psicólogo belga que propuso una “educación por la acción”. Por ello, advertía que la escuela debe educar para la vida. Esto es, la necesidad de preparar para integrarse en la sociedad, comprometiendo a la población en la construcción de una mejor (Dubreucq-Choprix y Fortuny, 1988).
Todo esto, entendiendo que cada participante es consciente de su aporte en la sociedad. Y, no solo eso, sino que debe responsabilizarse sobre sus acciones en favor de la comunidad y cómo aprendemos.
Es por ello que el profesor tiene que adoptar un rol de organizador. Y, además, delegar obligaciones de manera democrática. Produciendo, por ende, el ejercicio activo de cada uno de los estudiantes.
¿Cómo aprendemos? Movimiento, juego y actividad
A partir de esta renovación pedagógica se promueven las actividades de juego y movimiento logrando así una pedagogía activa. En la que las asambleas y reuniones de intercambio de opiniones son importantes, introduciendo “centros de interés” para movilizar y motivar a los alumnos.
De este modo, el profesor ha de conocer en qué momentos y qué técnicas usar para lograrlo y, generalmente, buscará crear experiencias multisensoriales.
Método Montessori
María Montessori (1870-1952)
La doctora y educadora estableció, a finales del siglo XIX y principios del XX, un método educativo basado en las teorías del desarrollo del niño.
Resulta ser un método alternativo a los tradicionales al poner especial énfasis en la actividad dirigida por el menor y potenciar cómo aprendemos.
Además, está acompañada de la observación del profesor, que tendrá como objetivo adaptar el entorno en el que se desenvuelve el pequeño.
¿El fin? Que puede producirse un mejor aprendizaje.
El objetivo de esta renovación pedagógica es promover, dentro de un ambiente estructurado, el potencial del estudiante para que busque su propio desarrollo.
Lo logrará adaptando el aula de trabajo con estructuras apegadas a las de la vida cotidiana pero especialmente diseñadas para niños.
Como resultado, se busca orden, organización y la convivencia con los pares. Y, de esta manera, poder dar un ejemplo de lo que implicaría la convivencia en una sociedad.
Las bases de la educación Montessori (Stoll, 2015):
- Pensamiento y movimiento a favor del aprendizaje.
- Los niños deben tener la libertad de elegir lo que quieren con independencia, responsabilidad y su propia motivación.
- Cuando existe interés hay mayor concentración en lo que está haciendo el niño y, por ende, el aprendizaje se desarrollará mejor.
- Para una buena autoestima, sentido de responsabilidad y pensamiento crítico, la recompensa y el error se tienen que vivir interna e individualmente.
- Se puede aprender compartiendo con los pares los aprendizajes, por lo que promover el respeto, la tolerancia y la solidaridad es básico.
- El contexto ayuda mucho ya que se vuelve significativo y más profundo.
- La interacción entre profesor y estudiante es de acompañamiento por parte del adulto, quien tiene que acompañar y observar lo que hace el niño, ayudándolo a desarrollar confianza y disciplina interior.
- Mientras más ordenado y organizado esté el ambiente, mejor forma de trabajo existirá y mayor beneficio del uso de materiales por parte del menor. Adicionalmente, se promueve la planificación, concentración y claridad de pensamiento.
Pedagogía Waldorf
Rudolf Steiner (1861-1925)
Planteó que la educación de los niños y jóvenes tiene que apuntar hacia la libertad, dentro de un sistema de continua renovación pedagógica en la sociedad.
Por lo tanto, desarrolló las bases metodológicas y didácticas para lograr una pedagogía que parte de un conocimiento profundo de la naturaleza humana.
Y, además, que debe adaptarse a las distintas fases evolutivas del ser humano (Moreno, 2010).
Resulta que, cuando los niños relacionan lo aprendido con su propia experiencia, se interesan y motivan para así transformar lo aprendido en algo propio.
En este método se trabajan las conductas de serenidad, capacidad de reacción, imaginación, sensibilidad artística, solidaridad y tolerancia.
Se destaca el arte, las lenguas extranjeras y la gramática a partir de cuentos de hadas, fábulas, leyendas populares o poesías, con las que el niño va adquiriendo la formación.
El juego como medio de aprendizaje
En cuanto a libros, no son utilizados en los primeros años de escolaridad. Los estudiantes producen sus propios libros, recopilando experiencias y aprendizajes de la vida cotidiana.
Desde muy pequeños introducen el alfabeto en una forma pictórica, deletreando, recitando y representando los símbolos.
Y es que, el juego es el medio para que el niño domine el movimiento corporal, construya su equilibrio, defina un tacto delicado y un impulso lleno de fuerza. De esta manera, nace la experiencia consciente de sí mismo.
Así, los profesores tienen la tarea de fomentar un aprendizaje libre, profundo y que motive a los infantes a desarrollarse de manera autónoma e integral.
Pedagogía crítica y su impacto en el aprendizaje
José Martí (1853-1895) y Paulo Freire (1921-1997) son los dos grandes referentes de este tipo de pedagogía. Manifestaron su interés por lograr una pedagogía que desarrollara el pensamiento crítico, liberador y humanista.
Ahora, la pedagogía crítica no se limita a la transmisión de conocimientos sino que se construye a partir del análisis social de los problemas éticos que enfrentamos. Sobre todo, a partir del diálogo.
De hecho, cuestiona las relaciones de poder que existe en la educación tradicional, reconociendo las diferencias, valorando la diversidad y buscando construir un mundo mejor sin desigualdades (Alvarado, 2007).
José Martí
En cuanto a Martí, planteó que la educación debe comprender el contexto social en el que se desenvuelve. A través de la libertad se puede contribuir a un verdadero cambio en la sociedad.
Martí no se centra solamente en la educación formal de los centros educativos, sino que también busca un espacio para la educación informal y que esta sea un agente de cambio social de libre acceso para toda la población.
La pedagogía y didáctica que promueve va dirigida justamente a un diseño de currículum escolar que garantice los medios metodológicos, teóricos y prácticos para los estudiantes (Fallas, 2004).
Paulo Freire
En el caso de Freire, su planteamiento está dirigido a la práctica social como base del conocimiento, convirtiéndola en su metodología de trabajo.
Es decir, el profesor se centra en sus estudiantes, cuestiona y plantea situaciones en las que puedan reflexionar y dialogar sobre cómo aportar para lograr un cambio positivo, entendiendo su realidad.
“La pedagogía del oprimido” permite salir de los enfoques tradicionales para buscar la libertad de expresión. De esta forma, el profesor y sus alumnos deben entender que tienen que escuchar, respetar la autonomía de los otros y predicar con el ejemplo.
Conclusión
El reto al que el educador se enfrenta diariamente es el de responder a un sistema que necesita que cada participante en la sociedad (sin importar la edad) busque construir un mundo mejor.
Es fundamental confiar en las capacidades de los alumnos, incentivarlos, motivarlos a enfrentarse a las problemáticas sociales actuales pero, sobre todo, darles herramientas para que puedan actuar frente a ellos.
La renovación pedagógica que hemos vivido a lo largo de los años seguirá en constante cambio para dar paso a espacios de reflexión y pensamiento con mayor libertad.
Referencias bibliográficas
- Alvarado, M. (2007). José Martí y Paulo Freire: aproximaciones para una lectura de la pedagogía crítica. Revista electrónica de investigación educativa, 9(1), 1-19. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_abstract&pid=S1607-40412007000100004&lng=es&nrm=iso&tlng=es
- Dubreucq-Choprix, F. y Fortuny, M. (1988). La escuela Decroly de Bruselas. Cuadernos de Pedagogía, (163), 13-18. https://www.ugr.es/~fjjrios/pce/media/7-LaEscuelaDECROLY.pdf
- Fallas, J. G. (2004). El proyecto educativo de José Martí: una lectura desde la pedagogía crítica. Revista Educación, 28(1), 11-26. https://doi.org/10.15517/revedu.v28i1.2816
- González-Monteagudo, J. (Capítulo de libro, publicado en español, en: J. Trilla (Coord.) (2001). El legado pedagógico del siglo XX para la escuela del siglo XXI. Graò.
- Moreno, M. M. (2010). Pedagogía Waldorf. Arteterapia. Papeles de arteterapia y educación artística para la inclusión social, 5, 203-209. https://revistas.ucm.es/index.php/ARTE/article/view/ARTE1010110203A