La ansiedad, un visitante indeseado en la mente de muchos, puede convertirse en un obstáculo abrumador en la vida diaria. Afortunadamente, existen enfoques terapéuticos eficaces para hacerle frente. Uno de los más destacados es la terapia cognitivo conductual (cognitive behavioral therapy, en inglés), una técnica innovadora que ha demostrado su eficacia en la gestión de la ansiedad. ¿Pero cómo funciona exactamente la terapia cognitivo conductual y qué la hace tan efectiva contra la ansiedad? Te invitamos a que sigas leyendo para descubrirlo y, si te interesa, profundizar en este tema a través de nuestro curso sobre ansiedad y cerebro.

¿Qué es la terapia cognitivo conductual?

La terapia cognitivo conductual (TCC) es una de las formas más estudiadas de psicoterapia aplicada a una amplia variedad de problemas psicológicos. Originalmente, desarrollada por Beck y Ellis, la TCC se basaba en el principio de que los trastornos mentales y el malestar psicológico son mantenidos por factores cognitivos. Así, la terapia se centraba en cambiar cogniciones maladaptativas, lo que llevaba a cambios en el malestar emocional y los comportamientos problemáticos.

Una terapia de largo alcance

La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es una de las formas más estudiadas de psicoterapia

Sabemos que existen diferencias entre, por ejemplo, la utilización de la terapia cognitivo conductual en niños y, la utilización de esta misma terapia para tratar la depresión en adultos. Históricamente, la TCC ha evolucionado para abordar específicamente diversos trastornos y problemas, adaptando sus técnicas a las necesidades particulares de cada caso. En este sentido, todas las afecciones que se traten desde esta perspectiva comparten un modelo central y un enfoque general de tratamiento que incluye la participación activa de la persona en un proceso de resolución de problemas colaborativo.

En términos de eficacia general, la TCC ha demostrado ser efectiva para una amplia gama de trastornos y problemas psicológicos. Concretamente, los estudios y metaanálisis han mostrado consistentemente que la TCC es particularmente útil para tratar trastornos de ansiedad, somatoformes, bulimia, problemas de control de la ira y estrés general.

Además, la terapia presenta tasas de respuesta más altas en comparación con otras condiciones de tratamiento en varios estudios y revisiones. Sin embargo, aún se necesitan estudios de alta calidad para examinar su eficacia en algunos problemas específicos y mejorar todavía más las estrategias utilizadas (Hofmann et al., 2012).

Trastorno de ansiedad generalizada: Un problema común

El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) se caracteriza por una preocupación crónica y persistente que, a menudo, es excesiva y difícil de controlar. En consecuencia, las personas con TAG pueden preocuparse por una variedad de temas, como las finanzas, la salud y el futuro, entre otros.

Además, esta preocupación suele ir acompañada de síntomas físicos y psicológicos inespecíficos y, aunque el término ansiedad generalizada puede sugerir que los síntomas son completamente inespecíficos, en realidad hay características definitorias de dicha afección. Por esta razón, su gestión requiere una atención cuidadosa a una variedad de síntomas psicológicos y físicos que pueden reforzarse mutuamente.

Otras características

El TAG es más prevalente entre las mujeres y puede comenzar en cualquier momento de la vida, desde la infancia hasta la edad adulta. Es una condición crónica, y muchas personas experimentan síntomas durante años antes de buscar tratamiento. Adicionalmente, este cuadro es común en entornos de atención primaria, pues suele reflejarse a través de síntomas físicos como dolores de cabeza o malestar gastrointestinal, en lugar de preocupación. Lo que puede llevar a un diagnóstico inadecuado o tardío.

Con lo anterior, quienes presentan un TAG también tienen mayor riesgo de convivir con otras condiciones de salud mental y física. Por ejemplo, síndromes de dolor crónico y trastornos respiratorios.

El Trastorno de Ansiedad Generalizada (Generalized Anxiety Disorder, en inglés) se caracteriza por una preocupación crónica y persistente, que a menudo es excesiva y difícil de controlar

Por si fuera poco, aproximadamente, un tercio de las personas con TAG se automedican con alcohol y drogas para reducir los síntomas de ansiedad, lo que puede contribuir a un mayor riesgo de problemas relacionados con el abuso de sustancias (Stein y Sareen, 2015).

TCC y ansiedad: ¿Sirve?

Lo cierto, es que la TCC ha demostrado ser un enfoque efectivo para tratar el TAG. Es así que, los estudios indican que este tipo de terapia, al enfocarse en modificar pensamientos (por ejemplo, los pensamientos intrusivos) y comportamientos maladaptativos relacionados con la ansiedad, ofrece una herramienta terapéutica significativa. Pues ayuda a identificar y cuestionar creencias irracionales y desarrollar estrategias para enfrentar y reducir la ansiedad en situaciones cotidianas.

Con respecto a su eficacia…

Varios estudios reportan resultados positivos, evidenciando que la TCC puede reducir eficazmente los síntomas de la ansiedad generalizada. Sin embargo, es importante señalar que los resultados pueden variar entre personas y se necesitan más investigaciones para entender completamente su efectividad en diversos contextos y poblaciones.

En el ámbito de la efectividad, la TCC también se ha aplicado en entornos naturalistas, mostrando resultados alentadores en la práctica clínica. Con lo que se subraya que la terapia no solo es útil en condiciones de investigación controladas, sino que igualmente se traduce efectivamente en beneficios reales para las personas en contextos más variados y menos controlados. De esta manera, se refuerza la versatilidad y aplicabilidad de la TCC como tratamiento para el TAG (Otte, 2011).

Un ejemplo de su aplicación

  1. Identificación de pensamientos irracionales: La TCC implica trabajar con el individuo para identificar y desafiar los patrones de pensamiento irracionales o negativos que contribuyen a la ansiedad, lo que puede incluir la tendencia a anticipar lo peor, preocuparse excesivamente y tener pensamientos catastróficos.
  2. Reestructuración cognitiva: Una vez identificados estos patrones de pensamiento, se trabaja en cambiarlos a través de técnicas de reestructuración cognitiva. Es decir, cuestionar la validez de los pensamientos ansiosos y reemplazarlos por pensamientos más realistas y equilibrados.
  3. Técnicas de relajación: No hay que olvidar que esta terapia, a menudo, incorpora técnicas de relajación para ayudar a reducir la respuesta física asociada con la ansiedad, como la tensión muscular y la respiración rápida. ¿Cómo? Con entrenamiento en respiración diafragmática, relajación muscular progresiva u otras estrategias similares.
  4. Exposición gradual: Pues la exposición es una parte fundamental que supone enfrentar gradualmente las situaciones o pensamientos temidos, permitiendo que la ansiedad disminuya con el tiempo.
  5. Desarrollo de habilidades de afrontamiento: La terapia se centra en enseñar habilidades prácticas para manejar la ansiedad de manera efectiva gracias a enseñanza en la resolución de problemas, la toma de decisiones y estrategias para manejar la incertidumbre.
  6. Establecimiento de metas y planificación: Finalmente, este enfoque puede involucrar la definición de metas realistas y la planificación de actividades diarias para fomentar un sentido de logro y reducir la inactividad asociada con la ansiedad.
Un estudio reciente investigó la efectividad de la TCC remota en el tratamiento del trastorno de ansiedad generalizada.

¿Funciona la terapia a distancia?

Al parecer, los hallazgos revelan que la TCC remota tiene un impacto significativo en la reducción de los síntomas del TAG, evidenciando grandes tamaños de efecto tanto en intervenciones de baja como de alta intensidad.

A su vez, aquellos programas con menor intensidad (sesiones más breves o menos frecuentes) como los de mayor intensidad (sesiones más largas o frecuentes) muestran resultados efectivos en el tratamiento del TAG. Indicando que diferentes tipos de programas de TCC, ya sean más o menos intensos, pueden ser igualmente beneficiosos. Una flexibilidad que ofrece más opciones para adaptar la terapia a las necesidades individuales de cada persona (Basile et al., 2022).

Conclusión

La terapia cognitivo conductual, en cuanto al abordaje de la ansiedad, nos recuerda que la mente y las emociones están profundamente entrelazadas. Esta terapia va más allá de solo combatir la ansiedad; es una invitación a reflexionar sobre cómo los pensamientos y percepciones moldean nuestro bienestar. En definitiva, una modalidad, la terapia cognitivo conductual, que enseña la importancia de enfrentar los desafíos mentales que conlleva la ansiedad con estrategias adaptativas y personalizadas, destacando que el cambio positivo es alcanzable con el enfoque correcto.

Referencias bibliográficas

  • Basile, V. T., Newton‐John, T. y Wootton, B. M. (2022). Remote Cognitive‐behavioral therapy for Generalized Anxiety Disorder: A Preliminary Meta‐analysis. Journal of Clinical Psychology, 78(12), 2381-2395. https://doi.org/10.1002/jclp.23360
  • Hofmann, S., Asnaani, A., Vonk, I. J. J., Sawyer, A. T. y Fang, A. (2012). The Efficacy of Cognitive Behavioral therapy: A review of Meta-analyses. Cognitive Therapy and Research, 36(5), 427-440. https://doi.org/10.1007/s10608-012-9476-1
  • Otte, C. (2011). Cognitive Behavioral therapy in Anxiety Disorders: Current State of the evidence. Dialogues in Clinical Neuroscience, 13(4), 413-421. https://doi.org/10.31887/dcns.2011.13.4/cotte
  • Stein, M. B. y Sareen, J. (2015). Generalized Anxiety Disorder. The New England Journal of Medicine, 373(21), 2059-2068. https://doi.org/10.1056/nejmcp1502514