La autoestima ha sido reconocida como un factor importante en el desarrollo de un niño. Si bien, la autoestima o la sensación de autoestima es una emoción indispensable para que las personas se adapten a la sociedad y vivan sus vidas. Y es que, la autoestima regula, de alguna forma, la interacción entre el pequeño y el medio ambiente. Por su parte, la familia es el entorno más directo e importante para el crecimiento y la socialización individual. Y, por supuesto, tiene una gran influencia. Así pues… ¿Cómo pueden trabajar la autoestima los padres en el niño para asegurar su sano desarrollo? Aquí están algunas sugerencias.

La importancia de la familia

Construir la autoestima lleva tiempo, no hay varita mágica. Pero siempre hay esperanza. Puede que a veces no lo sienta, pero siempre hay esperanza de que las cosas mejoren (Sarah, madre).

Podría decirse que la autoestima es un asunto de la estructura familiar. Pues, aunque influyen muchos más factores, como la escuela, los amigos y la personalidad, es en la familia primero donde el infante decide quién es y donde acontece la evolución física, psicológica y social de este. Por tanto, los padres (y otros cuidadores primarios) son ejemplos poderosos en el desarrollo de la alta autoestima, ese rasgo tan importante del yo con una gran influencia positiva en la salud mental y el desarrollo de la personalidad del individuo (Rezaei-Dehaghani et al., 2015).

Feedbacks que impactan

La lucha de los niños por alcanzar una alta autoestima se basa en cuánto se condenan o elogian las voces que llevan dentro a medida que crecen hasta la edad adulta. Y es que, el feedback, es decir las palabras y acciones que reciban de sus personas de referencia, pueden tener un impacto significativo en la percepción que tienen de sí mismos y su autoestima.

Además, hay que tener en cuenta que las expectativas de los padres influirán en la autoestima y el concepto de sí mismo del menor. De modo que la familia se vuelve un elemento prometedor para proteger la salud mental de la descendencia mediante el trabajo de la autoestima en el niño.

Cuidar las palabras

La necesidad de los niños de obtener la aprobación y aceptación de los progenitores es tan fuerte que se esfuerzan mucho en lograr aquello que los padres esperan de ellos. En consecuencia, las respuestas negativas de estos harán más propicio que el pequeño desarrolle una imagen negativa de sí mismo y baja autoestima. Respuestas que incluyen verbalizaciones como insultos o etiquetas, (“Eres tonto”), una falta de explicación clara o pautas sobre cómo debe actuar el niño, rechazo (“No me gustas”), amenazas (“Si no dejas de ser malo, te daré una cachetada”), generalizaciones (“Nunca haces lo que te digo”), desinterés (“No me molestes, estoy viendo televisión”), silencio después de la pregunta de un niño y violencia o castigo físico.

Entonces… ¿Cómo no se educa con la autoestima?

Cuídate y modela un buen cuidado personal. Evita frases como “he sido bueno para poder tener esto” o “he sido malo, así que no puedo tener eso”. Solo sé, y no lo bases en recompensas y en negarte a uno mismo. Puedes darte un capricho sin ninguna razón. Y tu hijo también. Eres digno.

Nuestros hijos están captando, absorbiendo y copiando nuestros comportamientos, ¡incluso inconscientemente! Así que tenemos que ser conscientes de nuestro modelaje. Construir nuestra propia autoestima ayudará en última instancia a construir la de nuestros hijos (Abiola, padre).

Mensajes que dañan la autoestima

  • Ser llamado por etiquetas o nombres como “bobo”, “perezoso”, “vago”, “malo” o “raro”.
  • Ser criticado al cometer errores.
  • Ser puesto bajo demasiada presión para tener éxito o hacer todo bien, o solo ser elogiado cuando se logra algo.
  • Recibir muchos mensajes sobre cómo se ve una persona “guapa” o “atractiva”, cuando esta persona se ve diferente a uno.
  • Recalcar cuando se tienen problemas con las tareas escolares.

Educar en autoestima: Una inversión a futuro

Trabajar la autoestima en el niño puede afectar el resultado a largo plazo tanto de los síntomas de ansiedad/depresión como de los problemas de atención. De hecho, se ha demostrado que los adolescentes evaluados clínicamente con alta autoestima sufren menos síntomas de ansiedad/depresión y problemas de atención con el tiempo, lo que indica que la autoestima actúa como un factor de resiliencia contra dichos síntomas.

En cambio, la baja autoestima está relacionada con, por ejemplo, problemas emocionales, abuso de sustancias y trastornos de la conducta alimentaria. Además, las amenazas a la autoestima inducen ansiedad y activan estrategias con el fin de defender o restaurar la autoestima dañada. En otras palabras, la alta autoestima parece desempeñar un papel protector en el desarrollo de una mala salud mental (Henriksen et al., 2017).

Formas de ayudar a los niños a desarrollar una autoestima alta

Como se ha reiterado a lo largo de la nota, trabajar la autoestima en el niño es uno de los factores más esenciales para el crecimiento óptimo de la personalidad. Así, es importante considerar métodos educativos efectivos para la capacitación de dicho sentimiento con el fin de promover la salud mental, tomando acción al tener en cuenta el impacto familiar en la autoestima.

Algunas recomendaciones para padres

Trabajar la autoestima en el niño: ¿Qué pueden hacer los padres?
  • Establecer un fuerte vínculo de amor y confianza en una etapa temprana.
  • Aprender acerca de los comportamientos infantiles normales para que se pueda
    tener una mejor comprensión y expectativas realistas de las capacidades del niño en diferentes edades.
  • Proporcionar una relación emocional afectuosa, enriquecedora y un entorno físico seguro.
  • Establecer límites al comportamiento a través de la enseñanza y modelado de roles. Cuando se castiga, ha de hacerse siempre en privado, porque la humillación ante los demás puede dañar profundamente la autoestima de una persona.
  • El método más eficaz para desarrollar la conducta más deseable es elogiar el buen comportamiento, no castigar el malo.
  • Estar disponible para escuchar. Ayudar al niño a reconocer sentimientos (ira, tristeza, ansiedad, miedo). Si este dice “lo odio” en respuesta a que le rompan un juguete, es posible que como adulto se desee responder: “No odias a tu hermano, lo quieres”. Pero el pequeño siente odio en ese momento, y entonces se le estarían negando sentimientos. Así, lo que se le transmite es: “Tus sentimientos están mal, no cuentan”. Por ello, es mejor animarle a expresar esos sentimientos (“Estás enfadado porque tu juguete está roto”), mientras se le enseña a no actuar de forma manera dañina o destructiva.
  • Elogiar, animar y agradecer al niño, incluso por los pasos más pequeños de mejora. Recordando que las afirmaciones y la “disciplina positiva” superan la disciplina punitiva o “negativa”. Por lo que es recomendable evitar las críticas duras y humillaciones.
  • Escuchar con interés y atención total cuando el niño plantee negociaciones. Es importante dedicar unos momentos de total atención cada día.
  • Evaluar de manera realista los puntos buenos del niño y fortalezas, ayudándole a que las vea. En esto, es crucial evitar comparaciones con otros niños, especialmente los hermanos (Lingren, 1991).

Conclusión

No cabe duda, el entorno familiar, el funcionamiento familiar y los patrones de los padres afectan a la salud física y mental de los más pequeños. Si la familia, como institución social, desempeña sus funciones con precisión, no solo proporciona a la sociedad individuos sanos, sino que también tiene el mayor impacto positivo en otras instituciones sociales como la educación, el gobierno, sistema legal y economía.

El desarrollo de la autoestima está relacionado con el entorno de vida y los antecedentes culturales de los individuos. Y, dado que los infantes son activos de la sociedad y su salud mental y física garantiza la salud futura de las próximas generaciones, es importante trabajar la autoestima en el niño desde dentro. Para profundizar en aspectos claves del desarrollo emocional en la niñez, te invitamos a nuestro curso en inteligencia emocional.

Referencias bibliográficas

  • Henriksen, I. O., Ranøyen, I., Indredavik, M. S. y Stenseng, F. (2017). The role of self-esteem in the development of psychiatric problems: a three-year prospective study in a clinical sample of adolescents. Child and adolescent psychiatry and mental health11, 68. https://doi.org/10.1186/s13034-017-0207-y
  • Lingren, H. G. (1991). Self-Esteem in Children. Children and Family. College of Tropical Agriculture and Human Resources (CTAHR).
  • Rezaei-Dehaghani, A., Paki, S. y Keshvari, M. (2015). The relationship between family functioning and self-esteem in female high school students of Isfahan, Iran, in 2013-2014. Iranian journal of nursing and midwifery research20(3), 371-377.
  • YoungMinds (2023). A guide for parents and carers: Self-esteem. https://www.youngminds.org.uk/parent/parents-a-z-mental-health-guide/self-esteem/