El trastorno límite de personalidad en la adolescencia se manifiesta con rasgos psicopatológicos específicos (conocidos como rasgos límite de personalidad) antes de la aparición del trastorno en la adultez temprana. Y es que, en dicha etapa la personalidad continúa desarrollándose. De esta forma, se hace crucial la detección de los síntomas para poder prevenir la agravación de estos. En vista a lo infrareconocido e infratratado del trastorno y el deterioro que causa en el funcionamiento de la persona. Veamos un poco más sobre el trastorno límite de personalidad y los rasgos correspondientes en la adolescencia.
Trastorno límite de personalidad (TLP)
El trastorno límite de la personalidad (TLP) (Borderline Personality Disorder, BPD, en inglés) es un trastorno psicopatológico grave caracterizado por un patrón persistente de inestabilidad e hipersensibilidad en las relaciones interpersonales, imagen personal, fluctuaciones extremas del estado de ánimo, impulsividad, y problemas de identidad. Así pues, este cuadro conforma un trastorno de la personalidad Clúster B, que exterioriza síntomas cognitivos y afectivos manifestándose en forma de un patrón de conductas desadaptativas y dificultades en la autorregulación emocional (Fonseca et al., 2013).
Un sesgo muy común
En este contexto, el sesgo de correspondencia podría jugar un papel relevante. Las personas que presentan el cuadro tienden a atribuir de manera excesiva y automática los comportamientos de los demás a características internas y generales, incluso cuando no hay evidencia sólida que respalde estas inferencias.
De esta manera, tal sesgo puede influir en la forma en que interpretan las interacciones sociales y puede contribuir a la percepción distorsionada de la realidad que experimentan. Así, las personas con TLP crónico muestran intolerancia a la soledad realizando esfuerzos frenéticos para evitar el abandono, entre otros.
Por otro lado, la prevalencia del TLP se estima entre el 1 y el 2% en población general, entre el 11 y el 20% en pacientes ambulatorios y entre el 18 y el 32% en pacientes hospitalizados en unidades psiquiátricas. Alrededor del 75% de los pacientes con diagnóstico de TLP son mujeres (APA, 2014).
Lo cierto es que el TLP es un trastorno de personalidad relativamente extendido. Y, a esto, debe considerarse su importante gravedad y la dificultad para la recuperación total o parcial tras someterse a tratamiento.
Trastorno límite en la adolescencia
El TLP debuta a finales de la etapa de la adolescencia y, en ausencia de un tratamiento eficaz, este cuadro puede cursar con un importante deterioro, tendencia a la cronicidad y una mayor comorbilidad con frecuente presencia de depresión, alexitimia, ansiedad, abuso de sustancias y trastornos alimentarios. En caso de que quieras hacer énfasis en los trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia desde una perspectiva interdisciplinaria, te recomendamos nuestro curso de intervención en trastornos de la conducta alimentaria.
Etapas críticas
Con lo expuesto, el pronóstico es grave y complejo, pudiendo mejorar si el diagnóstico y tratamiento se instauran en fases precoces del desarrollo del trastorno. En esto, durante varias décadas, el TLP ha recibido mucha atención por parte de la investigación para mejorar su comprensión y abordaje. La realidad, es que el diagnóstico y tratamiento formal mayormente se realiza en la adultez temprana (Fernández, 2017).
No obstante, uno de los avances recientes de su estudio ha sido la aproximación al diagnóstico temprano del TLP en el ámbito clínico con población adolescente que ya ha empezado a mostrar síntomas o rasgos propios de TLP, considerados precursores del debut propio del trastorno (Cailhol, Gicquel y Raynaud, 2018; Rodríguez, 2012).
En este sentido, la aproximación al diagnóstico precoz del TLP en el ámbito clínico puede determinarse según al conjunto de rasgos presentes en la adolescencia. Y, aunque dicho diagnóstico en la adolescencia sigue siendo una controversia, aquel que refiere a rasgos límite de la personalidad (RLP) es cada vez más aceptado (Sharp, Penner y Ensink, 2020; Schmaling y Fales, 2018).
Rasgos límite de personalidad (RLP)
La característica más prominente del TLP y de sus formas previas (RLP) es la disregulación emocional. Esta tendencia a las reacciones emocionales negativas, intensas y frecuentes se acompaña además de una dificultad de afrontamiento psicológico adaptativo (Rodríguez, 2012).
En otras palabras, los rasgos límite de personalidad en la adolescencia eclosionan con las siguientes características:
- Tendencia a reacciones emocionales negativas, intensas y frecuentes.
- Dificultad de afrontamiento psicológico adaptativo.
- Somatización del malestar emocional a través de la corporalidad.
En cuanto al primer punto, esta especie de ineficacia en la regulación emocional que manifiestan los adolescentes con RLP se asocia a trastornos del estado de ánimo y reacciones emocionales inestables. El segundo refiere que los RLP se relacionan con mecanismos de afrontamiento psicológico deficientes. Y, por último, en el TLP hay una tendencia a metabolizar el malestar emocional a través somatizaciones corporales (Gunderson et al., 2018; Romero et al., 2015).
Es por esto que, algunos autores, han hipotetizado que dicha dificultad para gestionar las emociones en las personas con TLP esta intrínsecamente relacionada con la somatización de tales emociones. Así, se explicaría que la corporalidad sea un denominador común en muchos de los síntomas conductuales.
Tendencia a somatizar en los adolescentes con RLP
En el TLP existe cierta predisposición a metabolizar o drenar el malestar emocional a través del cuerpo, mediante conductas como el abuso de drogas, promiscuidad sexual, heteroagresión o autolesiones (Ibáñez, 2017). Según lo anterior, es posible considerar que los adolescentes con RLP podrían presentar una mayor tendencia a somatizar su emociones debido a la falta de habilidades para afrontar situaciones que causan malestar emocional (Raffagnato et al., 2020).
De hecho, algunos estudios científicos en adultos con TLP han confirmado que existe una mayor tendencia a la somatización, aspecto que varía según el grupo de edad, siendo los adultos jóvenes los que manifiestan mayores síntomas de ello.
- En cuanto al primer punto, esta especie de ineficacia en la regulación emocional que manifiestan los adolescentes con RLP se asocia a trastornos del estado de ánimo y reacciones emocionales inestables.
- El segundo refiere a que los RLP se asocian a mecanismos de afrontamiento psicológico deficientes.
- Y, por último, en el TLP hay una tendencia a ‘metabolizar’ el malestar emocional a través somatizaciones corporales.
En este sentido, hay que reconocer que las investigaciones sobre la asociación entre la somatización y TLP en la adultez son escasas. Y, además, existe una carencia de estos estudios en estadios más precoces del trastorno.
Comorbilidades y somatización en los RLP
Sin duda, el TLP debuta a finales de la adolescencia y, en ausencia de un tratamiento eficaz, las personas cursan con un importante deterioro, tendencia a la cronicidad y mayor comorbilidad. Como resultado, si se asocia el malestar emocional como principal síntoma en los RLP, en sus síntomas de somatizaciones los adolescentes pueden manifestar:
- Migrañas
- Dolores corporales
- Alexitimia
- Autolesiones
- Promiscuidad sexual
- Abuso de sustancias
Incluso, parece haber cierta relación entre TLP y ciclo menstrual. Con respecto a ello, estudios recientes destacan un empeoramiento de los síntomas en al menos un 30 % durante la fase perimenstrual, siendo algo a considerar.
Conclusión
En definitiva, estas comorbilidades hacen todavía más complejo el diagnóstico, tratamiento y pronóstico del TLP en edades tempranas. Sobre todo, durante la eclosión de los RLP en la adolescencia. Por lo tanto, sería interesante que se publique una mayor cantidad de investigaciones sobre las formas más tempranas del TLP para poder comprender la etiopatogenia del trastorno, para, de esta forma, mejorar la detección temprana y prevención de los síntomas más severos.
Referencias bibliográficas
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- Fernández, M. (2017). Los confusos límites del trastorno límite. 37(132), 399-413. https://doi.org/10.4321/S0211-57352017000200005
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- Ibáñez, C. (2017). Claves psicopatológicas de las conductas autoagresivas en la adolescencia. Revista de Psicología Clínica Con Niños y Adolescentes, 4, 65-70. https://www.revistapcna.com/sites/default/files/16-07.pdf
- Raffagnato, A., Angelico, C., Valentini, P., Miscioscia, M. y Gatta, M. (2020). Using the Body When There Are No Words for Feelings: Alexithymia and Somatization in Self-Harming Adolescents. Frontiers in Psychiatry, 11, 1-10. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2020.00262
- Rodríguez, A. (2012). Trastorno límite de la personalidad en la adolescencia. Borderline Personality Disorders in Adolescence, 19, 35-44.
- Romero, K., Canals, J., Hernández, C., Penelo, E., Zolog, T. C. y Domènech, E. (2015). Age and gender differences of somatic symptoms in children and adolescents. 8237. https://doi.org/10.3109/09638237.2012.734655
- Schmaling, K. B. y Fales, J. L. (2018). The association between borderline personality disorder and somatoform disorders: A systematic review and meta-analysis. Clinical Psychology: Science and Practice, 25(2). https://doi.org/10.1111/cpsp.12244
- Sharp, C., Penner, F. y Ensink, K. (2020). Reflective function and borderline traits in adolescents. Journal of Personality Disorders, 34, 1-16. https://doi.org/10.1521/pedi_2019_33_416