¿Qué impulsa a algunos niños y adolescentes a negarse a cumplir reglas? El comportamiento desafiante y rebelde es una característica común en esta población en su búsqueda de autonomía. Sin embargo, en ciertos casos, estos comportamientos pueden ser más que simples actos de rebeldía e indicar la presencia del denominado trastorno oposicionista desafiante (TOD). En esta nota, exploraremos en profundidad las diferencias clave entre la rebeldía común y el trastorno oposicionista desafiante, destacando los criterios diagnósticos y los factores predisponentes para su aparición.

Un caso de ejemplo

La paciente A es una preadolescente que fue hospitalizada debido a una falla en múltiples órganos, lo cual se relacionó con la falta de adherencia a tratamientos previos y recomendaciones médicas. Su condición se volvió tan grave que requirió una intervención médica significativa, incluyendo un trasplante de órganos […]

[…] Sin embargo, rápidamente comenzó a exhibir comportamientos de oposición que obstaculizaban la atención del personal de enfermería. Esto incluía gritos, negativas a responder preguntas de los cuidadores y súplicas para evitar actividades como levantarse de la cama, caminar o participar en fisioterapia. En varias ocasiones, mostró comportamientos agresivos hacia las enfermeras cuando estas intentaban realizar cambios de vendajes o administrar medicamentos, y acusaba al personal de maltrato, además de proferir comentarios hirientes (Kledzik et al., 2012).

Primero… ¿Qué es el trastorno oposicionista desafiante (TOD)?

El TOD es un trastorno de conducta que afecta principalmente a niños y adolescentes, aunque también puede persistir en la adultez. Se caracteriza por un patrón continuo de comportamiento hostil, desafiante y negativista hacia figuras de autoridad, como padres, maestros u otras figuras de cuidado.

Las personas con TOD a menudo muestran una tendencia a enojarse con facilidad, discutir con adultos, desafiar las reglas y negarse a cumplir con las solicitudes o instrucciones. Asimismo, también es común encontrar una actitud de resentimiento y la tendencia a culpar a otros por sus problemas.

Por ello, basta decir que este trastorno puede interferir significativamente en las relaciones sociales y académicas. Así como en el funcionamiento general en la vida diaria.

Criterios diagnósticos

Según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, DSM-V, en inglés), un individuo debe mostrar un patrón persistente de comportamiento que cause un deterioro significativo en el funcionamiento social, académico o laboral, durante al menos seis meses. Además, debe incluir al menos cuatro de los siguientes síntomas o comportamientos:

  1. A menudo pierde la calma.
  2. A menudo discute con adultos.
  3. A menudo desafía activamente o rehúsa cumplir con las reglas o las solicitudes de los adultos.
  4. A menudo molesta deliberadamente a las personas.
  5. A menudo culpa a otros por sus errores o mal comportamiento.
  6. Es propenso a la cólera o resentimiento.
  7. A menudo es susceptible o fácilmente molestado por otros.
  8. A menudo es malicioso o vengativo al menos dos veces en los últimos seis meses.

¿Qué es entonces la rebeldía?

La rebeldía es un término generalmente utilizado para describir un comportamiento de resistencia a la autoridad, las normas o las expectativas sociales. Ahora, la rebeldía no es un trastorno ni un diagnóstico, sino más bien una característica del comportamiento que puede manifestarse en diversos contextos y grados.

rebeldía

Así, este comportamiento se considera completamente normal, pues durante la adolescencia, los jóvenes están en un período de búsqueda activa de su propia identidad y valores personales. Y, para lograrlo, a menudo cuestionan las creencias y valores que les han transmitido sus padres, buscando definir quiénes son y qué creen por sí mismos.

Diferencias claves entre el TOD y la rebeldía

En definitiva, si bien el TOD y la rebeldía poseen algunas características en común, son dos fenómenos distintos. A continuación, un breve punteo de diferencias entre ambos:

  1. Duración y persistencia: El TOD se caracteriza por patrones de comportamiento desafiante, irritabilidad y hostilidad que son persistentes y duraderos, generalmente durante al menos seis meses. En contraste, la rebeldía normal en el desarrollo es una fase transitoria que tiende a disminuir a medida que los adolescentes maduran.
  2. Severidad: Del mismo modo, el TOD involucra comportamientos desafiantes que pueden llegar a ser más graves y extremos en comparación con la rebeldía normal. Así, los individuos pueden mostrar agresión física hacia otros, destrucción de propiedades u otros comportamientos disruptivos graves.
  3. Impacto en la vida diaria: A diferencia de la rebeldía, el TOD suele tener un impacto significativo en el funcionamiento diario de la persona. La rebeldía normal, aunque es común que propicie conflictos temporales, generalmente no produce un deterioro tan significativo en la vida cotidiana.
  4. Evaluación clínica: Por su parte, el diagnóstico del TOD implica una evaluación clínica específica y se basa en criterios diagnósticos definidos. En cambio, la rebeldía normal en el desarrollo se reconoce como una fase común de la adolescencia que no suele requerir intervención clínica.
  5. Factores subyacentes: Finalmente, el TOD a menudo está asociado con factores subyacentes, como trastornos comórbidos, problemas familiares, historias de abuso o negligencia, y dificultades emocionales o de conducta más profundas. La rebeldía normal en el desarrollo, por otro lado, es una respuesta temporal que no necesariamente se vincula con los factores subyacentes mencionados.

Diagnóstico diferencial: El TOD y otros trastornos

severidad

El diagnóstico diferencial entre el TOD y otros cuadros es un proceso crucial para asegurar un tratamiento adecuado. Por ello, se deben considerar y descartar varios trastornos que pueden presentar síntomas similares, como el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y el trastorno del espectro autista (TEA), entre otros.

Para lograr un diagnóstico diferencial efectivo, los profesionales de la salud mental realizan evaluaciones exhaustivas que pueden incluir entrevistas clínicas, observaciones de comportamiento, pruebas psicométricas y la recopilación de información de múltiples fuentes, como padres, maestros y cuidadores (Riley et al., 2016).

¿Cuáles son los factores predisponentes en la aparición del TOD?

Su aparición es el resultado de una interacción compleja entre múltiples factores. Algunos de aquellos más influyentes incluyen:

  1. Factores genéticos: Existe evidencia de que la genética puede desempeñar un papel en la predisposición al TOD. Por ello, los niños con antecedentes familiares de trastornos del comportamiento pueden tener un mayor riesgo de desarrollar TOD.
  2. Factores neurobiológicos: Las alteraciones en el funcionamiento del cerebro, incluidas las áreas relacionadas con la regulación emocional y el autocontrol, contribuyen también a su desarrollo.
  3. Estilo de crianza: Como no puede ser de otro modo, los estilos parentales que son inconsistentes, punitivos o indulgentes pueden contribuir al cuadro. Y es que, la falta de disciplina efectiva y límites claros probablamente dificulte que el menor aprenda habilidades de autorregulación.
  4. Trauma: Experiencias traumáticas o abusivas en la infancia pueden aumentar el riesgo de desarrollar TOD. Pues el trauma afecta la forma en que un niño procesa y responde a las emociones.
  5. Problemas de salud mental subyacentes: A veces, los síntomas pueden ser una manifestación de un trastorno de salud mental subyacente, como TDAH o el TEA, mencionados anteriormente (Mikolajewski y Scheeringa, 2021).

Conclusiones

La comprensión de las diferencias clave entre el trastorno oposicionista desafiante y la rebeldía es esencial para una evaluación precisa y una intervención efectiva en niños y adolescentes. Si bien ambos pueden manifestarse con comportamientos desafiantes, el TOD se caracteriza por una persistencia y severidad significativas en la oposición y la hostilidad. En última instancia, el diagnóstico temprano y la intervención adecuada son cruciales para brindar apoyo a los niños y adolescentes que enfrentan el TOD, lo que puede marcar una diferencia significativa en su desarrollo y bienestar a largo plazo.

Referencias bibliográficas

  • Kledzik, A. M., Thorne, M. C., Prasad, V., Hayes, K. H. y Hines, L. (2012). Challenges in Treating Oppositional Defiant Disorder in a Pediatric Medical Setting: A Case Study. Journal of Pediatric Nursing, 27(5), 557-562. Doi: 10.1016/j.pedn.2011.06.006 
  • Mikolajewski, A. J. y Scheeringa, M. S. (2021). Links between oppositional defiant disorder dimensions, psychophysiology, and interpersonal versus non-interpersonal trauma. Journal of Psychopathology and Behavioral Assessment, 44(1), 261-275. https://doi.org/10.1007/s10862-021-09930-y
  • Riley, M., Ahmed, S. y Locke, A. (2016). Common Questions About Oppositional Defiant Disorder. American family physician93(7), 586-591.