Los diferentes tipos de trastornos específicos del aprendizaje se producen cuando el rendimiento académico de la persona en lectura, escritura o cálculo es significativamente inferior de lo esperado. A través de la evaluación con pruebas estandarizadas, se comparará si el nivel del niño es adecuado para su edad, escolaridad o capacidad intelectual. Generalmente, estos trastornos son detectados y diagnosticados en la infancia o adolescencia. Por lo que es importante empezar con una distinción entre algunos términos relacionados como las dificultades en el aprendizaje, alteraciones y trastornos específicos. Veamos un poco más.
Dificultades en el aprendizaje
Son errores específicos, simples pero persistentes, cuando la persona tiene que realizar tareas relacionadas con la lectura, escritura y cálculo. Ahora, dichos errores no interfieren en su desempeño diario, ni afectan significativamente el aprendizaje, manejo y/o comprensión de contenidos.
Así pues, estas dificultades se desarrollan debido a la obtención de un aprendizaje incorrecto y, por ello, su adquisición ocurre como resultado de un método de enseñanza. Con la intervención adecuada, se puede modificar y reeducar esta información.
Alteraciones del aprendizaje
Son de carácter específico, no global, y provocan dificultades en los procesos básicos de aprendizaje. Por ende, puede dar lugar a un problema significativo en el momento de aplicar estos conocimientos en la vida diaria.
Según Ríos-Flórez y López-Gutiérrez (2017), tienen una base biológica-estructural subsecuente a daños cerebrales en la gestación, período de desarrollo o posterior al proceso de funcionamiento. Así, las redes sinápticas que dan soporte al aprendizaje incorporan de forma inadecuada la información (de la Peña y Bernabéu, 2018).
Es un tema relacionado al funcionamiento interno y ligeramente influenciado por medidas escolares o contextuales de la persona. Ahora, estas alteraciones no son incapacitantes en la adquisición del contenido académico ni limitan totalmente a la persona.
Trastornos específicos del aprendizaje
Los trastornos del neurodesarrollo son de origen biológico, lo que afecta al nivel cognitivo. Su etiología está relacionada a factores genéticos y ambientales. Y, como resultado, la persona tiene dificultades para percibir y/o procesar de forma precisa la información verbal o no verbal.
Con esto, en comparación con las alteraciones del aprendizaje, debido a la localización, extensión o magnitud del problema estructural (sea del desarrollo o adquirida), compromete errores mayores en la configuración de las redes neuronales que consolidan el aprendizaje específico. Por ello, las tareas de la vida cotidiana se ven comprometidas notablemente. Además, los trastornos específicos del aprendizaje tienen como característica principal la comorbilidad, es decir, la existencia de otro tipo de alteración (Ardila et al., 2005).
Categorización de los tipos de trastornos específicos del aprendizaje
Los trastornos específicos del aprendizaje están divididos en tres categorías dependiendo del tipo de dificultad que presenta la persona. De acuerdo con el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, Fifth Edition, en inglés) serían los siguientes:
- Lectura: Puede producirse con respecto a la fluidez lectora, precisión con la que se realiza la tarea y comprensión.
- Escritura: Se presenta cuando hay dificultades para corregir ortografía, gramática y puntuación. Asimismo, se evidencia en la claridad y organización de las ideas escritas.
- Matemáticas: Se produce por problemas de procesamiento de la información numérica, aprendizaje de las operaciones aritméticas y falta de cálculo correcto o fluido.
Diagnóstico de los trastornos específicos del aprendizaje
Para poder diagnosticar, el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales indica que deben existir los siguientes criterios:
A. Los síntomas deben estar presentes y persistir por lo menos 6 meses a pesar de haber recibido apoyo escolar. Deben ser enfocados en las siguientes áreas:
1. Lectura de palabras imprecisa o lenta y con esfuerzo (p. e., lee palabras sueltas en voz alta incorrectamente o con lentitud y vacilación, con frecuencia adivina palabras, dificultad para expresar bien las palabras). |
2. Dificultad para comprender el significado de lo que lee. |
3. Dificultades ortográficas (p. e., puede añadir, omitir o sustituir vocales o consonantes). |
4. Problemas con la expresión escrita (comete varios errores gramaticales o de puntuación, organiza mal la información, la expresión escrita de ideas no es clara). |
5. Dificultades para dominar el sentido numérico, los datos numéricos o el cálculo (p. e., comprende mal los números, su magnitud y sus relaciones, cuenta con los dedos para sumar números de un solo dígito en lugar de recordar la operación matemática, se pierde en el cálculo aritmético y puede intercambiar los procedimientos). |
6. Dificultades con el razonamiento matemático (p. e., tiene gran dificultad para aplicar los conceptos, hechos u operaciones matemáticas para resolver problemas cuantitativos). |
B. Las aptitudes académicas están significativamente por debajo de lo esperado para la edad cronológica del niño. En consecuencia, interfiere con el rendimiento laboral o académico y sus actividades diarias.
C. Las dificultades comienzan principalmente en la edad escolar. Aunque también pueden manifestarse posteriormente.
D. No se explican como resultado de una discapacidad intelectual, trastornos visuales o auditivos no tratados, u otros trastornos neurológicos o mentales. Asimismo, no es consecuencia de un contexto de adversidad psicosocial, falta de dominio del lenguaje en el que se imparte la materia o métodos de enseñanza.
¿Cómo se identifica el Trastornos del Espectro Autista (TEA)?
Ojo, sabemos que los trastornos específicos del aprendizaje, a menudo confundidos con los TEA, se refieren a dificultades significativas en áreas específicas del aprendizaje académico, como la lectura (dislexia), la escritura (disgrafía) y las matemáticas (discalculia). Estos trastornos también son de origen biológico y pueden ser diagnosticados a través de pruebas estandarizadas que comparan el rendimiento académico del individuo con lo esperado para su edad, escolaridad y capacidad intelectual. En contextos clínicos y educativos, es fundamental diferenciar claramente entre ambos cuadros para diseñar programas de intervención específicos y efectivos.
Criterios para considerar
El DSM-5 establece criterios específicos para identificar los TEA, incluyendo dos criterios de inclusión y uno de exclusión:
- Primer criterio de inclusión: Las dificultades deben evidenciarse con un rendimiento bajo en pruebas estandarizadas. Aunque el término “bajo rendimiento” no se define específicamente, algunos autores lo interpretan como un desempeño que se sitúa entre una y dos desviaciones estándar por debajo del promedio en la prueba.
- Segundo criterio de inclusión: Las dificultades deben persistir a pesar de la intervención educativa. Lo que indica que los TEA son resultado de un trastorno con un componente genético, y no simplemente por falta de oportunidades educativas. Los modelos de Respuesta a la Intervención (RTI) son útiles para la detección temprana de dificultades a través de evaluaciones basadas en el currículo, intervenciones educativas sistemáticas y re-evaluaciones.
- Criterio de exclusión: Los TEA deben manifestarse en ausencia de déficits intelectuales, sensoriales y educativos. Esto sugiere que problemas en el aprendizaje pueden deberse a otros factores, como limitaciones socioeconómicas o déficits sensoriales, y no necesariamente a un TEA.
Además, es importante reconocer que las medidas de inteligencia tradicionales, como la discrepancia entre aptitud y capacidad intelectual, ya no se consideran efectivas para identificar TEA. Se ha observado que un bajo coeficiente intelectual no necesariamente indica problemas de aprendizaje, ya que hay estudiantes con bajo CI que muestran buen rendimiento académico.
Consideraciones finales para el diagnóstico
Para poder diagnosticar se deben presentar los cuatro criterios. Además, se pueden producir distintos tipos de dificultades y, por consiguiente, el nivel de afectación puede ser leve, moderado o grave.
Es fundamental la realización de una evaluación psicopedagógica completa. Para ello, se vuelve necesaria la aplicación de pruebas estandarizadas que puedan referir un retraso significativo (mínimo dos desviaciones típicas).
Junto con lo anterior, es clave contar con informes elaborados por parte del equipo docente para evidenciar las aptitudes y habilidades académicas del niño. Asimismo, es necesario disponer de información completa de los antecedentes familiares, médicos, del desarrollo y educativos.
Estrategias de apoyo para niños con TEA
Aunque se distingue entre TEA (como dislexia, disgrafía y discalculia) y retrasos en el aprendizaje, el enfoque de apoyo para ambos es similar, centrado en estimular y entrenar habilidades específicas. Es esencial que cualquier intervención sea directa, clara y mantenida a lo largo del tiempo. Esto implica ofrecer a los niños instrucciones precisas y consistentes.
Además, se ha demostrado la efectividad de la estimulación implícita de habilidades, que incluye prácticas de alfabetización en el hogar como el acceso a materiales de lectura, tiempo compartido de lectura y fomentar las creencias positivas de los padres sobre el logro. Un ambiente enriquecedor y motivador es crucial para el desarrollo de competencias específicas en los niños.
En el ámbito escolar, es importante que los educadores y el personal de apoyo conozcan bien las fortalezas y debilidades de cada niño, con una perspectiva dinámica, para diseñar apoyos personalizados. No se pueden ofrecer recomendaciones generales aplicables a todos, ya que las dificultades de aprendizaje se manifiestan de manera única en cada individuo y requieren enfoques personalizados basados en una evaluación exhaustiva y evidencia sólida.
Con esto, es crucial que el acompañamiento terapéutico respete los derechos del niño. Cada niño debe ser informado sobre su condición, participar en las decisiones sobre su apoyo y tener acceso a información comprensible. Los menores que colaboran activamente en su proceso de aprendizaje y terapia tienen mayores probabilidades de éxito a largo plazo.
Trastornos específicos del aprendizaje más comunes
- Disfasia: Trastorno de adquisición del lenguaje.
- Discalculia: Dificultades relacionadas con las matemáticas y procesamiento aritmético.
- Dispraxia: Alteración en el aprendizaje de movimientos elaborados.
- Disfemia: Repetición de sonidos, sílabas o palabras, bloqueos al hablar.
- Dislexia: Dificultad en la precisión, fluidez o comprensión lectora.
La importancia de la intervención temprana en estos casos
La existencia de uno o más trastornos específicos del lenguaje puede desencadenar una menor flexibilidad cognitiva. Y, con esto, evolucionar en un trastorno global del aprendizaje. Evidentemente, dicho trastorno dificultaría en mayor medida el desenvolvimiento normal de la persona y la aplicación del aprendizaje en la vida diaria.
Medidas de intervención en los diferentes tipos de trastornos específicos del aprendizaje
En el caso de las alteraciones del aprendizaje, Ríos-Flórez y López-Gutiérrez (2017) proponen un programa formulado entre seis a doce meses que se adaptará en función de la magnitud del problema. De igual manera, indican la importancia del rol del neuropsicólogo en el proceso debido a las implicaciones biológicas presentes.
Es importante contar con toda la información para poder desarrollar un plan individualizado y completo. Además, este programa debe incluir a un equipo interdisciplinario que fortalezca las habilidades escolares y que trabaje en los elementos que generan dificultad.
Conclusión
El desarrollo de las habilidades neuropsicológicas básicas para el aprendizaje puede ser un predictor de las dificultades que un niño tendrá en el futuro. Por ello, es fundamental realizar un seguimiento de los estudiantes desde su inicio y a lo largo de todo el período escolar para evidenciar los progresos o evolución del rendimiento. Sumado a lo anterior, es importante realizar una evaluación completa para un diagnóstico adecuado de los trastornos específicos del aprendizaje. Así, se podrán proporcionar pautas de los procesos necesarios y el niño podrá desenvolverse con la mayor normalidad posible.
Referencias bibliográficas
- American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). https://doi.org/10.1176/appi.books.9780890425596
- Ardila, A., Roselli, M. y Matute, E. (2005). Neuropsicología de los trastornos del aprendizaje. Manual Moderno.
- de la Peña, C. y Bernabéu, E. (2018). Dislexia y discalculia: una revisión sistemática actual desde la neurogenética. Universitas Psychologica, 17(3), 1-11. https://doi.org/10.11144/Javeriana.upsy 17-3.ddrs
- El Kadaoui Calvo, M., Molina Gutiérrez, M. A. y Gómez Andrés, D. (2015). Enfoque y manejo de la tartamudez. Pediatría Atención Primaria, 17(65), 49-51. https://doi.org/10.4321/S1139-76322015000100011
- Ríos-Flórez, J. y López-Gutiérrez, C. (2017). Neurobiología de los trastornos del aprendizaje y sus implicaciones en el desarrollo infantil: propuesta de una nueva perspectiva conceptual. Revista Psicoespacios, 11(19). https://doi.org/10.25057/issn.2145-2776