El uso problemático de metanfetaminas es un problema de salud pública que ha aumentado significativamente en los últimos años. Para abordar esta problemática, se ha hecho uso de tratamientos psicosociales como la terapia cognitivo-conductual y la terapia de aceptación y compromiso. Veamos la comparación en cuanto a la eficacia en el tratamiento del uso problemático de metanfetaminas de ambos modelos psicosociales.
¿Qué son las metanfetaminas?
Las metanfetaminas son drogas sintéticas altamente adictivas que afectan el sistema nervioso central. A menudo, estas sustancias se consumen por inhalación, inyección, cigarrillos o ingestión. Los síntomas de la adicción a las metanfetaminas incluyen ansiedad, cambios de humor, alucinaciones, paranoia y comportamiento violento. Asimismo, el consumo tiene efectos en la integridad física de las personas y la adicción a estas puede tener efectos devastadores en el cuerpo humano (Krasnova y Cadet, 2009).
Efectos difusos en el cuerpo
Las metanfetaminas pueden aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco o derrame cerebral. Además, la adicción a las metanfetaminas puede causar la degradación de los tejidos musculares, lo que lleva a una disminución de la masa muscular, debilidad y fatiga.
Una sustancia peligrosa
Por si lo anterior no fuera poco, también puede dar paso a deterioros considerables en dientes y encías, consecuencia conocida como “boca de metanfetamina”.
Asimismo, la adicción a las metanfetaminas puede causar convulsiones, problemas respiratorios, problemas gastrointestinales y daño cerebral irreversible.
Además de los riesgos que conlleva la sustancia, usualmente, la droga se produce en laboratorios clandestinos. Lugares que carecen de parámetros de seguridad estándar o controles sanitarios (Smout et al., 2010).
¿Se puede tratar el consumo problemático de metanfetaminas?
El consumo de metanfetaminas conlleva riesgos significativos para la salud. Asimismo, los usuarios pueden desarrollar dependencia física y psicológica de la droga, pudiendo generar problemas de salud graves y problemas sociales, laborales y familiares (Krasnova y Cadet, 2009).
El tratamiento para el trastorno por uso de metanfetamina puede incluir una variedad de intervenciones, como la terapia cognitivo-conductual, terapia de aceptación y compromiso, farmacoterapia y grupos de apoyo.
Terapia cognitivo-conductual y aceptación del compromiso como referentes
Existen dos modelos de preferencia que se han puesto a prueba para tratar el uso problemático de metanfetaminas. Así, se han llevado a cabo estudios comparativos de eficacia entre la terapia cognitivo-conductual y la terapia de aceptación y compromiso. Veamos si existen diferencias significativas que puedan predecir un mejor resultado.
¿Qué es la terapia cognitivo-conductual (TCC)?
Este tipo de tratamiento psicológico se basa en la idea de que los pensamientos, emociones y comportamientos están interconectados y pueden influenciarse mutuamente.
Tomando el modelo de procesamiento de la información, la TCC postula que la percepción del mundo depende de cómo se interprete la información que llega de los sentidos (Rothbaum et al., 2000).
¿Cómo se trabaja?
Durante las sesiones de terapia se trabaja con el terapeuta para identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que pueden estar contribuyendo a los problemas.
La TCC es una forma eficaz de tratamiento para muchas personas, y se ha demostrado que produce resultados positivos a largo plazo. En este sentido, se ha utilizado en el tratamiento del uso problemático de metanfetaminas y ha mostrado ser eficaz (Smout et al., 2010).
¿Y la terapia de aceptación y compromiso?
La terapia de aceptación y compromiso (Acceptance and Commitment Therapy, ACT, en inglés) es una forma de tratamiento psicológico que se centra en ayudar a las personas a aceptar sus pensamientos y emociones en lugar de tratar de controlarlos. A diferencia de la TCC, La ACT se basa en la idea de que intentar controlar los pensamientos y emociones puede llevar a un mayor sufrimiento emocional.
¿Qué implica el trabajo con ACT?
Durante las sesiones de terapia, los pacientes trabajan con un terapeuta para identificar sus pensamientos y problemas y aceptarlos. Asimismo, incluyen estrategias para aprender habilidades de afrontamiento y mindfulness para ayudarlos a vivir más plenamente. Esta terapia ha demostrado ser efectiva en la reducción de la compulsión de consumo en personas con adicción, dada la flexibilidad cognitiva del modelo (Ghujur et al., 2020).
TCC o ACT: ¿Resultados para el tratamiento del uso problemático de metanfetaminas?
El estudio incluyó a participantes con problemáticas por uso de metanfetaminas y para la asignación de los modelos terapéuticos, fueron asignados de forma aleatoria a uno de los dos grupos de tratamiento: TCC o ACT. A partir de la experiencia, se evaluó el consumo de metanfetaminas, la calidad de vida y satisfacción del tratamiento (Smout et al., 2010).
Los resultados sugirieron que el abordaje con terapia cognitivo-conductual y terapia de aceptación y compromiso pueden ser efectivas en el tratamiento del uso problemático de metanfetaminas.
Los participantes mostraron una reducción significativa en el uso de la sustancia y una mejora considerable en síntomas de depresión y ansiedad.
De esta manera, ambos modelos terapéuticos mostraron ser efectivos, sin deferencias considerables entre uno u otro.
Estos resultados coinciden con el de otros estudios similares, concluyendo que tales modalidades terapéuticas son especialmente efectivas en el tratamiento de los síntomas de abstinencia o craving.
Conclusión
Ambos modelos produjeron resultados similares en términos de reducción del consumo y alivio de síntomas emocionales. Estos resultados sugieren que tanto la TCC como la ACT pueden ser abordajes eficaces en el tratamiento del uso problemático de metanfetaminas. Por otro lado, los autores destacan la necesidad de continuar investigando estas líneas de tratamiento. Es importante continuar pensando opciones viables para la optimización de la calidad de vida de personas que conviven con esta problemática.
Referencias bibliográficas
- Krasnova, I. N. y Cadet, J. L. (2009). Methamphetamine toxicity and messengers of death. Brain Research Reviews, 60(2), 379 407. https://doi.org/10.1016/j.brainresrev.2009.03.002
- Ghujur, K. A., Mahmood-Aliloo, M., Khanjani, Z. y Bakhshipour, A. (2020). Effectiveness of Acceptance and Commitment Therapy in Reduction of Craving and lapse in Methamphetamine Addict Patients. Hospital Pharmacy, 8(32), 41-56. https://doi.org/10.30473/hpj.2020.42661.4173
- Harris, R. (2006). Embracing your demons: An overview of acceptance and commitment therapy. Psychotherapy in Australia, 12(4), 70-6.
- Rothbaum, B. O., Meadows, E. A., Resick, P. y Foy, D. W. (2000). Cognitive-behavioral therapy. En E. B. Foa, T. M. Keane, & M. J. Friedman (Eds.), Effective treatments for PTSD: Practice guidelines from the International Society for Traumatic Stress Studies (pp. 320-325). The Guilford Press.
- Smout, M., Longo, M., Harrison, S., Minniti, R., Wickes, W. y White, J. C. (2010). Psychosocial Treatment for Methamphetamine Use Disorders: A Preliminary Randomized Controlled Trial of Cognitive Behavior Therapy and Acceptance and Commitment Therapy. Substance Abuse, 31(2), 98-107. https://doi.org/10.1080/08897071003641578