El vaginismo es una contracción involuntaria y persistente de los músculos que rodean la vagina, lo cual dificulta o imposibilita la penetración vaginal. Este cuadro puede causar angustia, problemas de relación y también infertilidad. Por ello, se han probado muchos tratamientos, incluyendo terapia sexual, educación y tratamientos farmacológicos. A continuación, desarrollaremos algunas de las características de esta afección y cómo afecta a las personas que viven con ella.
Vaginismo: Más que un simple dolor
El vaginismo se caracteriza por una contracción involuntaria y espástica de los músculos que rodean la parte externa de la vagina. Aunque el dolor vulvar y el miedo al dolor o a la penetración vaginal caracterizan a la mayoría de las mujeres diagnosticadas actualmente con vaginismo (Lahaie et al., 2010).
Esta contracción, en principio, se produce tanto en respuesta a intentos reales como imaginados de penetración vaginal. Así, se trata de uno de los problemas psicosexuales más comunes en las mujeres que tanto a nivel físico como emocional, y puede generar angustia, frustración y dificultades en las relaciones íntimas (Melnik et al., 2012).
Dos tipos diferentes
El vaginismo puede clasificarse en:
Primario: cuando la mujer nunca ha podido tener relaciones sexuales penetrativas debido a la contracción muscular involuntaria. ¿Sabías que también recibe el nombre de “matrimonio no consumado”?
Secundario: Cuando una mujer que previamente ha tenido relaciones sexuales se vuelve incapaz de ser penetrada debido a los espasmos musculares. Este puede estar asociado con dispareunia, es decir, dolor durante el acto sexual, aunque en muchos estudios no se proporciona ninguna descripción de las características del dolor, como la ubicación, la calidad, la intensidad y la duración.
Síntomas del vaginismo
El vaginismo se caracteriza por la presencia de síntomas físicos y emocionales que afectan la vida sexual y la calidad de vida de las mujeres que lo padecen. Los síntomas físicos incluyen la contracción involuntaria y persistente de los músculos del suelo pélvico, lo que dificulta o imposibilita la penetración vaginal. Esta contracción muscular puede generar sensaciones de ardor, dolor intenso o sensación de bloqueo durante los intentos de tener relaciones sexuales.
Además, las mujeres con vaginismo suelen experimentar ansiedad, miedo o pánico ante la idea o el intento de la penetración vaginal, lo que puede dar paso a la evitación de cualquier actividad sexual. Síntomas que pueden afectar negativamente la autoestima, intimidad de la pareja y satisfacción sexual en general (Anğın et al., 2020).
¿Cuáles son sus causas?
El vaginismo puede tener diversas causas y, aunque su origen no está completamente esclarecido, se han identificado algunos factores que pueden contribuir a su desarrollo:
- Factores físicos: Como infecciones vaginales recurrentes, enfermedades ginecológicas o traumatismos en la zona genital, que pueden generar dolor y tensión en los músculos del suelo pélvico.
- Factores psicológicos y emocionales: Véase experiencias traumáticas previas, ansiedad y miedo al dolor o a la intimidad sexual que pueden desencadenar respuestas de protección y defensa en forma de espasmos musculares involuntarios. En cuanto al miedo, uno de los componentes principales, prácticamente, es como si quienes presentan vaginismo compartieran una serie de características con aquellos que manifiestan una fobia específica.
- Condicionamientos culturales: Creencias negativas sobre la sexualidad o una educación sexual restrictiva también pueden influir en el desarrollo del vaginismo.
Es importante destacar que el vaginismo es una condición compleja y multifactorial, y su origen puede variar de una persona a otra. En consecuencia, un enfoque integral que aborde tanto los aspectos físicos como los psicológicos es fundamental para un tratamiento efectivo (Topdagi et al., 2020).
¿Cómo tratarlo?
El diagnóstico del vaginismo se basa en la presencia de síntomas característicos, como la contracción involuntaria de los músculos de la tercera parte externa de la vagina, que dificulta o impide la penetración vaginal, así como la presencia de malestar y dificultades interpersonales relacionadas.
Por ello, es fundamental descartar causas físicas y otros trastornos psiquiátricos que puedan estar contribuyendo a los síntomas del vaginismo.
De este modo, para realizar el diagnóstico, se requiere una evaluación clínica completa, que puede incluir una entrevista exhaustiva con la paciente donde se realice una evaluación física y ginecológica, así como la exploración de posibles factores psicológicos y emocionales que puedan estar influyendo en la condición del vaginismo (Özdel et al., 2012).
Diagnóstico diferencial
Al realizar el diagnóstico de vaginismo, es importante llevar a cabo un proceso de diagnóstico diferencial para descartar otras condiciones que puedan presentar síntomas similares. Algunas de estas condiciones pueden incluir la dispareunia (dolor durante el coito), la vulvodinia (dolor crónico en la vulva) y la vestibulodinia (dolor en la entrada de la vagina). Además, es esencial descartar cualquier causa médica subyacente, como infecciones o anomalías estructurales. Un diagnóstico diferencial preciso ayuda a garantizar un enfoque adecuado y personalizado.
Tratamiento del vaginismo
Existen diferentes enfoques terapéuticos que han demostrado ser efectivos en el tratamiento del vaginismo. A pesar de que ha habido mucha controversia sobre el tratamiento de elección, lejos quedó la intervención quirúrgica que consistía en la extirpación del himen, la incisión del orificio vaginal y la posterior dilatación. A continuación, algunos de los más utilizados hoy en día:
- Psicoterapia: Se enfoca en identificar y cambiar los pensamientos negativos y los patrones de comportamiento asociados al vaginismo, así como técnicas de relajación y ejercicios de enfoque sensorial, entre otros.
- Dilatación vaginal progresiva: Implica el uso gradual de dilatadores para desensibilizar la vagina y reducir el espasmo muscular.
- Terapia de pareja: Se utiliza desde una perspectiva en la que pueda ser beneficiosa para abordar cualquier tensión o dificultad en la relación que pueda ser un factor para esta afección. Así, el tratamiento tiende a centrarse en la historia sexual de la pareja y cualquier otro problema que pueda estar ocurriendo en la relación.
- Uso de medicamentos: En algunos casos, se puede considerar el uso de inyecciones de bótox para relajar los músculos vaginales
La importancia de un abordaje multimodal
El vaginismo, caracterizado por la contracción espástica involuntaria de los músculos que rodean la parte externa de la vagina, provoca miedo, ansiedad y dolor en los intentos de penetración.
Como resultado se han realizado investigaciones recientes, que han demostrado que el vaginismo es un trastorno multifactorial, y el modelo biopsicosocial se considera uno de los mejores enfoques para comprender este problema sexual.
Una intervención para el vaginismo que deberá considerar la tensión muscular, el dolor genital y el miedo para lograr una alta tasa de éxito (Banaei et al., 2023).
Así, esto último, se ha confirmado en programas de tratamiento integral multimodal, cuyos resultados mostraron que el 71% de las pacientes lograron tener relaciones sexuales sin dolor cuando se tiene un enfoque multidisciplinario en este tipo de afecciones vaginales (Pacik y Geletta, 2017).
Conclusión
El vaginismo puede afectar la calidad de vida y las relaciones de quien lo padece. Sin embargo, existen opciones de tratamiento efectivas disponibles. Así, la combinación de enfoques terapéuticos ha demostrado ser prometedora, siendo fundamental buscar el apoyo de profesionales de la salud especializados en salud sexual para recibir un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado para el vaginismo.
Referencias bibliográficas
- Anğın, A. D., Gün, İ., Sakin, Ö., Çıkman, M. S., Eserdağ, S. y Anğın, P. (2020). Effects of predisposing factors on the success and treatment period in vaginismus. JBRA assisted reproduction, 24(2), 180-188. https://doi.org/10.5935/1518-0557.20200018
- Banaei, M., Kariman, N., Ozgoli, G., Nasiri, M., Roozbeh, N. y Zare, F. (2023). Sexual function among women with vaginismus: a biopsychosocial approach. The journal of sexual medicine, 20(3), 298-312. https://doi.org/10.1093/jsxmed/qdac049
- Harish, T., Muliyala, K. y Murthy, P. (2011). Successful management of vaginismus: An eclectic approach. Indian journal of psychiatry, 53(2), 154-155. https://doi.org/10.4103/0019-5545.82548
- Melnik, T., Hawton, K. y McGuire, H. (2012). Interventions for vaginismus. The Cochrane database of systematic reviews, 12(12), CD001760. https://doi.org/10.1002/14651858.CD001760.pub2
- Lahaie, M. A., Boyer, S. C., Amsel, R., Khalifé, S. y Binik, Y. M. (2010). Vaginismus: a review of the literature on the classification/diagnosis, etiology and treatment. Women’s health (London, England), 6(5), 705-719. https://doi.org/10.2217/whe.10.46
- Özdel, K., Yılmaz Özpolat, A., Çeri, Ö. y Kumbasar, H. (2012). Factors that might be predictive of completion of vaginismus treatment. Turk psikiyatri dergisi = Turkish journal of psychiatry, 23(4), 248-253.
- Pacik, P. T. y Geletta, S. (2017). Vaginismus Treatment: Clinical Trials Follow Up 241 Patients. Sexual medicine, 5(2), e114-e123. https://doi.org/10.1016/j.esxm.2017.02.002
- Topdagi Yilmaz, E. P., Oral Ahiskalioglu, E., Ahiskalioglu, A., Tulgar, S., Aydin, M. E. y Kumtepe, Y. (2020). A Novel Multimodal Treatment Method and Pilot Feasibility Study for Vaginismus: Initial Experience With the Combination of Sacral Erector Spinae Plane Block and Progressive Dilatation. Cureus, 12(10), e10846. https://doi.org/10.7759/cureus.10846