Durante los últimos años, la comprensión de este cuadro ha evolucionado más allá de la imagen simplificada de arrogancia o egoísmo con la que suele asociarse. En el ámbito clínico, el trastorno narcisista de la personalidad se describe como un patrón persistente de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Sin embargo, no todas las personas con estos rasgos presentan las mismas características. Hoy se reconoce que dicho rasgo adopta distintas formas y que sus raíces podrían rastrearse en los primeros vínculos afectivos. En la siguiente nota, abordaremos un nuevo metaanálisis que examina la relación entre los estilos de apego en la adultez y estas dos principales manifestaciones del trastorno narcisista.
Dos caras del narcisismo y sus raíces vinculares

La literatura distingue dos maneras principales de narcisismo: el grandioso, ligado a la extraversión, el dominio y una confianza aparente, y el vulnerable, caracterizado por inseguridad, hipersensibilidad y una autoestima frágil. Ambas expresiones reflejan diferentes modos de sostener el sentido del yo y de relacionarse con los demás.
Desde la teoría del apego, se plantea que las experiencias tempranas con los cuidadores moldean cómo las personas perciben el afecto y la cercanía. Un estilo seguro promueve una autoimagen estable, mientras que los inseguros —preocupado, temeroso o evitativo— se asocian con mayor dependencia emocional.
Si bien varios trabajos anteriores habían explorado la conexión entre el apego y el trastorno narcisista, los resultados resultaban algo inconsistentes. En ese contexto, surge una revisión sistemática para aclarar el vínculo entre ambos fenómenos.
Revisando la evidencia disponible
El metaanálisis integró 33 estudios internacionales publicados entre 1998 y 2023, con un total de 10,675 adultos. En ellos, se incluyeron tanto poblaciones comunitarias como universitarias. Con respecto a los estilos de apego, se evaluaron mediante instrumentos validados, como el Cuestionario de Experiencias en Relaciones Cercanas (Experiences in Close Relationships, ECR, en inglés) y el Cuestionario de Estilos de Apego (Relationship Questionnaire, RQ, en inglés).

Por otro lado, las medidas para el trastorno de la personalidad abarcaron distintos enfoques, entre ellos el Inventario de Narcisismo Patológico (Pathological Narcissism Inventory, PNI, en inglés) y el Inventario de Personalidad Narcisista (Narcissistic Personality Inventory, NPI, en inglés). Lo anterior permitió distinguir entre las dimensiones del narcisismo vulnerable y grandioso. Ahora bien, ¿cuáles fueron los principales resultados?
Raíz emocional del narcisismo
A través de este análisis, se evidenció que el narcisismo vulnerable se asocia con los estilos inseguros. Las correlaciones más altas aparecieron con el apego preocupado y el temeroso, seguidos del evitativo. En cambio, con el apego seguro, la correlación fue negativa. Tales datos sugieren que los vínculos tempranos inconsistentes podrían favorecer una autoimagen frágil y una fuerte dependencia de la validación externa.
Desde una mirada clínica, esto respalda la idea de que la vulnerabilidad narcisista actúa como defensa frente a sentimientos de inseguridad o miedo al rechazo. Así pues, la hipersensibilidad a la crítica y la necesidad de reconocimiento se entienden como intentos de proteger una autoestima inestable.
Narcisismo grandioso: La fortaleza que oculta distancia emocional
En contraste, el narcisismo grandioso no mostró relación relevante con los estilos de apego inseguros. Las asociaciones fueron débiles o inexistentes tanto con el evitativo como con el preocupado. Incluso se observó una ligera relación positiva con el estilo seguro, aunque de escasa magnitud.
Lo mencionado alude a que podría deberse a otros factores, como la sobrevaloración parental o el refuerzo excesivo de la autoconfianza durante la infancia. En esos casos, la sensación de superioridad y autosuficiencia podría funcionar como un mecanismo de defensa destinado a mantener el control emocional y la distancia afectiva.
Diferencias entre los estilos y su impacto emocional
El metaanálisis también identificó diferencias significativas en cómo cada tipo de apego se asocia con los rasgos narcisistas. Las personas con apego preocupado mostraron mayor sensibilidad a la crítica y una fuerte tendencia a buscar validación externa. Por su parte, el estilo temeroso se vinculó con una mezcla de deseo de cercanía y miedo al rechazo, un patrón que suele expresarse en relaciones interpersonales intensas pero inestables.
En cambio, quienes presentan el apego evitativo tienden a manifestar un distanciamiento emocional que, aunque reduce la ansiedad relacional, refuerza rasgos de frialdad y autosuficiencia. De manera conjunta, los resultados sugieren que los estilos no solo influyen en la manera en que se construye el yo, sino también en cómo se regula la autoestima y la conexión emocional con los demás.
Luces y sombras del metaanálisis

Primeramente, la mayoría de los análisis se basó en muestras no clínicas y occidentales, reduciendo la posibilidad de generalizar los resultados. Aún más, el uso de autoinformes podría haber introducido sesgos en las respuestas, especialmente en personas con rasgos grandiosos.
Por otro lado, el diseño transversal impide establecer relaciones causales. A futuro, se requieren estudios longitudinales y clínicos que integren variables como historia de apego, trauma y contexto familiar, para comprender mejor cómo se forman y mantienen dichos rasgos a lo largo del tiempo.
Implicaciones clínicas y futuras líneas
En resumen, los hallazgos aportan evidencia sólida de que las experiencias de apego inseguro, especialmente aquellas marcadas por la ansiedad o el miedo al abandono, constituyen un terreno fértil para el desarrollo del trastorno narcisista vulnerable. En la práctica clínica, abordar las heridas vinculares tempranas podría reducir la reactividad ante la crítica, la necesidad de aprobación y la dependencia emocional.
Asimismo, el análisis destaca la importancia de fomentar apegos seguros desde la infancia, a través de prácticas parentales sensibles y consistentes. A futuro, los autores sugieren ampliar la investigación mediante diseños longitudinales y transculturales. Comprender cómo las experiencias tempranas, los estilos de crianza y el contexto social contribuyen al desarrollo de los diversos cuadros psicológicos permitirá diseñar estrategias preventivas más eficaces.
Referencia bibliográfica
- Mohay, J., Cheng, K., de la Piedad Garcia, X. y Willis, M. L. (2025). The relationship between attachment styles and narcissism: A systematic and meta-analytic review. Personality and Individual Differences, 236, 113255. https://doi.org/10.1016/j.paid.2025.113255





















