En los últimos años, el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) ha cobrado mayor visibilidad en la adultez. A la par, las redes sociales se han consolidado como fuente de información y autorreferencia sobre salud mental. Pero, ¿qué sucede cuando adultos no diagnosticados entran en contacto con publicaciones sobre la sintomatología? Ese consumo, ¿aumenta la conciencia o genera más confusión? A continuación, analizaremos un estudio reciente que explora la intersección entre los videos y publicaciones sobre el cuadro, y la percepción que los jóvenes adultos tienen de sí mismos.

TDAH en la adultez: Un cuadro relevante

Se trata de una condición del neurodesarrollo que se manifiesta a través de dificultades persistentes en la atención, impulsividad e hiperactividad. Aunque suele detectarse en la infancia, en muchos casos los síntomas continúan en la adultez, interfiriendo en el ámbito académico, laboral y social.

Redes sociales y TDAH en adultos

En la etapa adulta, el diagnóstico es más complejo, ya que los rasgos se presentan de forma menos evidente. Incluso confundiéndose con estrés o desorganización. Tal sutileza contribuye a que muchas personas no reciban un diagnóstico oportuno ni accedan a tratamientos adecuados. En los últimos años, el contenido online ha comenzado a ejercer una influencia significativa en la forma en que las personas interpretan y se identifican con estos síntomas.

Del scroll a la sospecha clínica

Publicaciones en plataformas como TikTok, Instagram o YouTube han llevado a que muchas personas se planteen la posibilidad de tener TDAH. Si bien este accionar cumple con un valor psicoeducativo, igualmente conlleva riesgos importantes. La simplificación de la información, el énfasis en testimonios individuales y la falta de supervisión profesional, en conjunto, suelen promover autodiagnósticos inadecuados.

A pesar del creciente interés en el impacto de las plataformas sociales sobre la salud mental, son escasas las investigaciones que abordan específicamente cómo influyen en la percepción del cuadro en adultos jóvenes sin diagnóstico clínico. Para profundizar en dicho fenómeno, un equipo de investigadores diseñó un análisis focalizado en personas con alta exposición a contenido digital sobre el trastorno.

¿Cómo se diseñó el estudio?

Redes sociales y TDAH en adultos

La investigación publicada en 2025 reunió a 478 estudiantes universitarios sin diagnóstico clínico previo. Los participantes completaron cuestionarios que evaluaban su exposición a redes sociales, sus niveles de identificación con las características del cuadro y su disposición a buscar diagnóstico profesional.

Aún más, analizó la frecuencia con la que veían información sobre el cuadro y cómo esto afectaba su autopercepción. El trabajo utilizó herramientas estadísticas para examinar la relación entre estas variables, controlando por factores como género y nivel de estrés académico.

Un espejo digital que influye en la identidad

Los resultados fueron claros: a mayor exposición a posts sobre TDAH en redes sociales, mayor fue la identificación de los adultos con la sintomatología. Esto sugiere que el consumo frecuente de este tipo de contenido podría actuar como un espejo en el que los jóvenes se reconocen. En particular, quienes veían videos cortos con testimonios o descripciones de los criterios diagnósticos manifestaban niveles más altos de autopercepción de dificultades atencionales, impulsividad y desorganización.

Otro hallazgo importante fue que dicho consumo se asoció con una mayor disposición a buscar evaluación clínica. Sin embargo, el efecto fue más fuerte entre quienes ya sentían que sus dificultades interferían con su vida diaria. Es decir, las redes no necesariamente crean síntomas, pero sí amplifican la percepción de los ya existentes y actuar como disparador para consultar con un profesional.

De esta manera, es posible afirmar que tiene un efecto ambivalente. Por un lado, aumenta la conciencia y motiva la búsqueda de ayuda profesional. Pero también tiene el potencial de llevar a la sobregeneralización o a interpretaciones erróneas de comportamientos cotidianos, especialmente en contextos de estrés o sobrecarga.

La autopercepción no siempre coincide con los criterios clínicos

Un hallazgo particularmente relevante del trabajo fue la discrepancia entre la percepción subjetiva de síntomas y la evaluación formal. Aunque muchos participantes indicaron sentirse identificados con las descripciones vistas en redes, sus niveles en escalas clínicas estandarizadas no siempre alcanzaban los umbrales para un diagnóstico de TDAH.

Asimismo, quienes consumían contenido con lenguaje más emocional o anecdótico —por ejemplo, “si haces esto, seguro tienes TDAH”— tendían a puntuar más alto en ítems relacionados con distracción o procrastinación, pero no necesariamente en dimensiones nucleares del trastorno, como la interferencia funcional o el inicio temprano de los síntomas. Lo anterior, refuerza la idea de que muchos usuarios podrían confundir rasgos comunes de la vida moderna con criterios psicopatológicos, en parte por el estilo de comunicación que predomina online.

Lo que faltó medir (y por qué importa)

Redes sociales y TDAH en adultos

Entre las principales limitaciones del análisis se encuentra su diseño transversal, impidiendo establecer relaciones causales. El estudio no puede afirmar con certeza si estas publicaciones en las redes sociales influyen en la percepción del TDAH de los adultos, o si quienes ya sospechan tenerlo buscan más ese tipo de información. Además, la muestra se centró en estudiantes universitarios, limitando la generalización a otros grupos etarios o contextos socioculturales.

Tampoco se analizaron en profundidad los tipos de contenido (educativo, anecdótico, humorístico) ni su calidad, lo que aportaría mayor precisión a futuros análisis. Adicionalmente, no se incorporaron entrevistas clínicas que confirmaran o descartaran un diagnóstico formal. Finalmente, el uso de autoinformes como única fuente de información podría haber introducido sesgos en la medición.

¿Una nueva frontera en salud mental?

En resumen, el estudio abre la puerta a nuevas formas de pensar la relación entre redes sociales y TDAH en adultos. Lejos de demonizar las publicaciones, los hallazgos invitan a reconocer su potencial para acercar a muchas personas a la ayuda profesional. Sin embargo, también evidencian los riesgos del autodiagnóstico sin respaldo clínico.

Frente a este escenario, se vuelve urgente promover contenido riguroso y accesible, así como reforzar la alfabetización en salud mental. La identificación es un primer paso, pero el acompañamiento profesional sigue siendo esencial. Comprender cómo los adultos jóvenes interpretan su experiencia a través de las plataformas podría ser clave para diseñar estrategias de prevención e intervención más ajustadas a sus realidades.

Referencia bibliográfica

  • Schiros, A. y Antshel, K. M. (2025). Scrolling Through ADHD: College Students’ Engagement with ADHD Digital Media. Journal of Technology in Behavioral Science. https://doi.org/10.1007/s41347-025-00538-7